Einstein, Tagore y la música | Nitin Sawhney y Nicki Wells | TEDxSalford

Una manera muy objetiva de percibir a la música se puede calificar como rareza cuántica. Un músico solo es un medio al que recurrimos cuando tocamos, improvisamos o trabajamos.

Nitin Sawhney es una de las voces musicales y culturales más singulares, versátiles e importantes del Reino Unido. Es un músico asombroso de talla mundial, productor, compositor, pinchadiscos, instrumentalista múltiple, compositor orquestal y pionero cultural.

Nicki Wells es una cantante, compositora y productora que, hace poco, se graduó con honores en música, ha estado trabajando en su primer álbum como solista, así como en varios proyectos de colaboración con distintos artistas y productores, entre ellos, el reconocido Nitin Sawhney.

Esta charla es de un evento TEDx, organizado de manera independiente de las conferencias TED. Más información en: http://ted.com/tedx

Muchas gracias.

Por cierto, también
me acompaña Nicki Wells.

Démosle un aplauso.

(Aplausos)

Pues hoy les voy a hablar

sobre algo que considero muy interesante
y que espero que aparezca en esa pantalla.

Me sorprendí al enterarme
de que hubo dos personas

que se reunieron en Berlín
en 1930 para unas charlas.

Uno de ellos era Albert Einstein
y el otro Rabindranath Tagore.

No podía creerlo porque los dos
tenían orígenes muy diferentes

y al encontrarse, hablaron
de todo lo relacionado

con la física, la filosofía, el arte,
la música y el existencialismo.

Pero, fundamentalmente, voy a hablar
de la relación que tenían con la música.

Les daré algunos datos.

Rabindranath Tagore fue
un renacentista bengalí.

Fue muy conocido por ser
un maravilloso erudito de Oriente.

Era un erudito indio, poeta prolífico,
dramaturgo, compositor y pintor.

Ganó el famoso Premio Nobel
de Literatura en 1913

por su conjunto de poemas
llamado "Gitánjali".

Después de eso, también fue nombrado
Caballero por Jorge V en 1915

y posteriormente, renunció al título
tras la masacre de Amritsar en 1919.

Son solo algunos datos
sobre Rabindranath Tagore.

Seguramente, el otro protagonista
es más conocido a nivel mundial.

Se llama Albert Einstein.

Sin duda, fue el ingenioso autor alemán
de la teoría de la relatividad.

Estaba buscando la ecuación final
y quería conocer la mente de Dios.

Creía de veras que podía entender

las características y el funcionamiento
del universo.

Él, más que ningún otro ser humano
probablemente del siglo XX y XXI,

definió el concepto de genio
sin ayuda de nadie.

También trató de averiguar

cómo unir las teorías existentes
en ese momento y explicar así el universo.

¿Y qué creen que se dijeron la primera vez

que estos dos colosos de Oriente
y Occidente se conocieron?

Bueno, pues puede que no sea
exactamente como se lo imaginan.

De hecho, el primero en hablar
fue Rabindranath Tagore,

que se dirigió a Albert Einstein
con una frase interesante

para iniciar la conversación:

"Hoy hablaba con el Doctor Mendel
de los nuevos descubrimientos matemáticos,

que indican que, en el ámbito
de los átomos infinitesimales,

el azar entra en juego;

que el drama de la existencia
no es de naturaleza preestablecida..."

Probablemente,
habría sido toda una sorpresa

escuchar a alguien decir
esto, nada más entrar.

Y bueno, Einstein se habría concentrado
especialmente en estas cinco palabras:

"El azar entra en juego".

Se habría centrado en esto

porque pensaba que el azar
era equiparable con la teoría cuántica

y, en especial, con la incertidumbre.

Los físicos sabrán

que el principio de incertidumbre
de Heisenberg, el físico cuántico,

decía que la posición
y la velocidad de una partícula

no podían determinarse simultáneamente.

Así que se sentía
muy incómodo con esa idea

y con la física cuántica en su conjunto.

Como bien dijo:
"Dios no juega a los dados".

Él no creía ni en el azar
ni en la rareza cuántica.

Para él, no tenían sentido.

Bien podría haberse
dedicado a otro trabajo.

Retomando el hilo,

Einstein postuló la idea
de un universo elegante

en el que podría explicarse
absolutamente todo

e intentó hacerlo
únicamente con ecuaciones.

Eso sí, se le ocurrió la ecuación
más célebre de todos los tiempos,

en la que equiparó
la energía del universo

con la masa por la velocidad
de la luz al cuadrado.

Creía en la idea de verdades universales,
que era lo que buscaba en las ecuaciones,

una verdad universal
que pudiera explicarlo todo.

Si ahora nos vamos con Tagore

y nos fijamos en su concepto
de la verdad universal,

su planteamiento era muy diferente.

No voy a leer el texto entero, pero dijo:

"La verdad, que es una
con el Ser Universal,

debe ser esencialmente humana".

Él era un humanista.

Así como el Renacimiento italiano
fue un movimiento humanista,

también lo fue el Renacimiento bengalí.

Dijo: "Si no, lo que los individuos
conciben como verdadero

no puede llamarse verdad".

Básicamente, a lo que se refería

era a la subjetividad basada
en la antigua filosofía oriental.

En cambio Einstein,
en esta conversación con Tagore,

habló de una mesa hipotética
en una casa y dijo:

"Si nadie estuviera en esta casa,
esta mesa existiría igual,

pero esto ya está ilegitimado
por su punto de vista,

porque no podemos explicar
que la mesa esté allí

independientemente de nosotros".

Aquí, Einstein habla de la objetividad
según el modelo occidental.

¿Y qué tiene que ver
todo esto con la música?

Pues es muy interesante
porque, en principio, yo desconocía

hasta hace unos años que Einstein
era un violinista clásico excelente

y que había estudiado violín
desde los cinco años.

Y de hecho, más tarde,

llegó a ser vicepresidente
de la Orquesta Sinfónica de Princeton

entre 1952 y 1955.

Así que fue un músico bastante consumado
que hizo numerosas actuaciones.

Se decía que "Einstein
disfrutaba con Mozart

señalando que era como
si el maravilloso Wolfgang Amadeus

no hubiese 'creado'
esa música tan maravillosa,

sino que la hubiese descubierto ya hecha.

Este punto de vista puede compararse
notablemente con los de Einstein

sobre la suprema simplicidad
de la naturaleza y su explicación

mediante expresiones
matemáticas sencillas".

Eso se puede desglosar
en dos ideas distintas.

La primera es que consideraba la música
como una finalidad estética

que existía más allá de la percepción
humana, algo que no fue 'creado".

Y la segunda, que tenía
sencillez matemática.

Tenía una estructura, se podía
ordenar y era cognoscible.

En realidad, la primera
idea coincidía mucho

con la manera de Tagore
de ver el universo.

Él creía en el espíritu universal

y en la existencia de algo superior a
nosotros con lo que nos podemos conectar.

Si tomamos esa primera
idea y la analizamos,

convendría que nos fijáramos
en el matemático Johannes Kepler,

un matemático de los siglos XVI y XVII
que siguió los pasos de Pitágoras,

autor de "La armonía de las esferas".

Kepler escribió luego "Harmonices Mundi",

donde decía que la resonancia
armónica de los planetas en órbita

es intrínsecamente musical.

Él pensaba que existía
una musicalidad universal

y que era inherente a la forma
en la que todo funcionaba.

La persona que están viendo es
el difunto gran Pandit Ravi Shankar,

que murió el año pasado

y a quien tuve el privilegio de conocer.

Una vez, me dijo que un músico es la vía
por la que se manifiesta el raga.

Eso me parece muy interesante,

pues introduce la idea de que uno
no es el que crea la música.

Uno no la toca,

sino que es algo que usamos
y la exponemos paulatinamente.

Explicaré brevemente lo que es el raga.

El raga es un conjunto de notas,
que llega hasta siete.

Explora la música, el esquema melódico,
y puede representar los momentos del día,

las estaciones, distintos
estados de ánimo y colores.

Los ragas son muy variables
y, en cierto modo, se pueden asociar

a modalidades de la música occidental,
pero se diferencian de muchas formas.

De Tagore, a quien conoció una vez,
también dijo que era como el sol.

Tagore fue un músico prolífico.

En toda su vida, escribió 2000 canciones,

algunas de ellas también
con influencia de la música celta.

Un conjunto de obras fantástico

y muchas de esas canciones aún se tocan
hoy día en la India y en todo el mundo.

Una de las hermosas frases que dijo fue:

"La música llena
el infinito entre dos almas".

Si nos fijamos en Albert Einstein,

veremos que su opinión
de la música es muy objetiva.

En efecto, no comparte
la idea de la creatividad.

(Problemas con el micrófono)
¡Vaya! No sabía que pudiera hacer eso.

(Risas)

Increíble.

De algún modo, creía
que la música ya estaba allí

para ser disfrutada... Disculpen
los problemas con el micrófono...

Tagore era muy intuitivo,
y creía en la idea

de que había que ver la música
de una manera mucho más subjetiva.

Dos personas a quienes
yo admiro de verdad,

que trabajaron juntas
y que colaboraron en el siglo XX,

cada una de orígenes distintos,
son Yehudi Menuhin,

como casi todos saben,
un excelente violinista clásico,

y también, uno de mis héroes,
el gran Pandit Ravi Shankar.

Los dos lograron hacer un buen trabajo.

Consiguieron unir dos tradiciones
y fue una especie de...

-- no voy a usar la palabra "fusión"
porque no me agrada demasiado--,

pero había una gran sinergia entre ambos.

Veamos las diferencias entre la música
clásica occidental y la de la India.

La música clásica occidental
es de tradición escrita.

Tiene armonías y melodías elaboradas,
y el ritmo es más simple.

Usa los compases 4/4, 6/8 y 3/4,
que son los más utilizados.

Y es objetiva, tiene
una estructura determinada,

una construcción fija
y una gran dosis de certeza.

Incluso la dinámica de las partituras
está establecida,

y la interpretación de la música
está dictada por la partitura.

La música clásica de la India
procede de la tradición oral.

La armonía es más simple.

Su melodía y su ritmo son muy elaborados.

Abundan los compases

de 11 tiempos, de 17 tiempos,
de 12 tiempos y así sucesivamente.

Puede complicarse bastante.

Es subjetiva y también usa bastante
las matemáticas al definir el ritmo.

Ah, gracias. En todo este tiempo,
nadie me escuchaba.

(Risas)

Bueno, ¿empiezo otra vez?

Es mucho más subjetiva.

Ahora puedo oírme. ¡Genial!

Su estructura es mucho más interpretativa
y predomina la creatividad espontánea.

Se basa mayormente en la improvisación
y es bastante impredecible.

Es muy parecida a este micrófono.

Es impredecible, en concreto,
porque cada vez que se toca

una pieza de música clásica india,
se hace de forma diferente y varía mucho.

Para hacerles una demostración
de estas dos cosas,

tenemos aquí a la persona a la que estoy
tapando por completo, Nicki Wells.

En primer lugar, nos va a cantar
'Panis Angelicus' y a continuación,

un raga clásico hindú [Purvi].

(Cantando) Panis angelicus

Fit panis hominum

Dat panis coelicus

Figuris terminum

O res mirabilis

Manducat dominum

Pauper, pauper

Servus et humilis

(Cantando un raga clásico hindú)

Nitin Sawhney: Nicki Wells.

(Aplausos)

Trato de pulsar esto [inaudible].
(Aplausos)

Ah, bien. (Risas)

Perdón, desconecto esto. Muy bien.

Volvamos con Einstein.

Él dijo que la música, tal
y como la conocemos,

es, al igual que el universo,
un rompecabezas para resolver,

que es, en líneas generales,
su forma de abordarlo todo.

De hecho, hablando con Tagore, dijo:

"Queremos saber si la música
occidental es un sentimiento humano

convencional o fundamental;

si sentir consonancia
o disonancia es algo natural,

o es una convención que hemos aceptado".

Tagore pensaba de una forma muy diferente.

No creía que la música fuese
un rompecabezas que había que resolver.

La veía como si fuera un pintor,

y que la música debía
expresarse como la pintura.

Dijo: "La melodía y la armonía son como
las líneas y los colores de los cuadros.

Una mera pintura lineal
puede ser muy hermosa;

la introducción del color
la puede volver vaga e insignificante,

pero el color combinado con las líneas
puede crear grandes obras maestras".

Tenemos aquí dos visiones
muy diferentes de la música.

La de Tagore era muy poética,
lo cual es una lástima,

porque Einstein detestaba la poesía.

Detestaba la parte creativa del arte,

e incluso no le gustaba mucho
Beethoven por razones similares.

Creía que era demasiado
creativo e impredecible.

Por eso, quizá pensaba lo mismo
de la creatividad de Heisenberg,

y que su principio
de la incertidumbre no era gran cosa.

Seguramente lo veía de esa forma.

En parte, creo que esto
se debe que vivió en Berlín,

dos años antes de que la escuela
Bauhaus se instalara allí.

Antes de eso, la Bauhaus estuvo
en Weimar y después en Dessau

y se trataba de un movimiento
de pensamiento estructurado.

Era muy ordenado y eso se reflejó
en la arquitectura, el arte

y el diseño de este movimiento.

Esa fue la época en que Einstein
se instaló en Berlín,

y eso seguramente influyó
en su manera de ver las cosas.

Tagore era una persona
mucho más intuitiva.

Él dijo, y esto huele
a un amor no correspondido,

lo siguiente: "Mis días se me han ido
afinando las cuerdas de mi instrumento,

y la canción que vine a cantar,
no ha sido aún cantada".

Respecto al amor no correspondido,
pasó mucho tiempo escribiendo canciones,

obsesionado con los fantasmas
de una mujer que se suicidó por él.

Se trataba de su cuñada.

Cuando él se casó, dos meses
después ella se quitó la vida

y él se obsesionó con ella
el resto de su vida.

Otra faceta suya era que,
aunque odiaba lo nacional,

parece ser que Tagore escribió sin saberlo
el himno nacional no oficial de la India,

que se hizo oficial tras su muerte.

(Cantando) Jana Gana Mana

Adhinayaka jaya hey

Bharata bhagyavidhata

Punjaba, Sindhu, Gujarata, Maratha

Dravida, Utkala, Banga

Vindhya, Himachala, Yamuna, Ganga

Uchchala jaladhi taranga

NS: Gracias.

(Aplausos)

Volviendo a aquellas palabras
que Tagore le dijo a Einstein,

parecen algo extremas y un poco alocadas,

pero, en realidad, no hay duda
de que se refieren a la física cuántica.

Probablemente Tagore sabía
bastante de física cuántica,

no solo por el amigo
que tenían en común, el Dr. Mendel,

sino también por otro miembro
del Renacimiento bengalí,

miembro de ese movimiento,

cuyo nombre era Satyendra Bose.

Él, junto con Einstein, creó
"el condensado de Bose-Einstein"

y, en su honor, se reconoce
al bosón con ese nombre.

De nuevo las cinco palabras,
"El azar entra en juego",

es una frase que me interesó como músico

porque siempre he pensado que es al revés.

La daré vuelta:

en la música, "El juego fomenta el azar".

Solo por poner un ejemplo:

Hace unos años,

--es raro porque hubo muchas coincidencias
en mi vida y en mi carrera como músico--

bueno, hace mucho tiempo,
vivía en una casa compartida.

Tenía tres compañeros de piso:
uno se llamaba Iqbal, otro Hitesh

y el otro se llamaba Sanj.

Recuerdo que estaba buscando
a un ejecutante de tabla,

que es un instrumento
de percusión clásico indio.

Buscaba a un ejecutante para actuar
conmigo la semana siguiente

y no encontraba ninguno.

Recuerdo que llamé a mi madre
y le pregunté por un niño

con el que había tocado casa una vez.

Él tenía unos 11 años y era fantástico.

Yo tenía unos 17 y toqué
la guitarra flamenca con él

y él tocaba la tabla de maravilla.

Me pregunté que había sido de él.
Aún debe ser muy bueno.

Entonces mi madre fue
a ver si podía encontrarlo.

Hasta que me mandó una carta sin abrir,

simplemente me la reenvió.

Así que la abrí en el salón
delante de mis compañeros de piso

y me sorprendí al ver que la dirección
que había dentro era la mía,

entonces me di la vuelta
y le dije a Iqbal:

"Así que cuando tenías 11 años,
¿tocaste la tabla con un chico

mientras tocaba la guitarra?".

Él dijo: "¿Eras tú?".

La verdad...

He vivido muchas situaciones
como esta pero, en definitiva,

creo que esta es bastante rara.

Supongo que quizás eso es
a lo que se han estado refiriendo hoy

en algunas de las charlas
sobre la rareza cuántica.

Reflexionando sobre la conversación
entre Einstein y Tagore,

a fin de cuentas, estoy
de acuerdo con Albert Einstein

en que existe algo superior

y creo que Tagore también
estaba de acuerdo con eso,

algo a lo que acceden los músicos cuando
están tocando, improvisando o trabajando.

Pero con respecto a Tagore,

considero que el azar está presente
en la forma en que todo funciona

y esto no ocurre solamente
en el mundo cuántico.

En cierto modo, creo que ocurre
también en el mundo de la música.

Cuanto más toco, más coincidencias
encuentro en mi vida.

Bien, muchas gracias por eso.

Gracias, Nicki Wells.

(Aplausos)