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El Consumo Colaborativo.
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¿Qué puede esconderse detrás
de estas dos grandes palabras?
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El consumo, por un lado, que nos pone
de mal humor ultimamente.
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Y del otro, colaborativo.
Del verbo "colaborar".
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No muy "cool" en Francia.
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Entonces, ¿qué es?
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Bueno, el consumo colaborativo incluye
todas las nuevas formas de compartir,
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intercambiar y alquilar permitidas por los sitios web
que conectan a los particulares entre sí.
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Okay, ¿y entonces?
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Entonces, ¡el hombre a cambiado!
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Su planeta también, por cierto.
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Una verdadera conciencia ecológica
y social nace cada día,
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y poco a poco salimos de este siglo 20
de consumo ostentoso y posesión bulímica.
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Además, no nos mintamos.
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[???]
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De todos modos,
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el consumo colaborativo no le propone
poner en común o compartir todo.
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No le pide tampoco cantar La Internacional.
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Es mucho menos utópico.
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El consumo colaborativo permite darle
una segunda vida a una serie de productos,
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intercambiar servicios, continuar viviendo
como antes, pero más barato.
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Por cierto, ¿se acuerda
de Napster, eMule y Kazaa?
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Bueno, son los precursores
del consumo colaborativo.
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Estos sitios fueron prohibidos,
pero ya compartíamos.
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Y tanto la industria musical como la cinematográfica
se han visto obligadas a adaptarse.
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Pronto sucederá lo mismo con el resto.
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Desde los fabricantes de automóviles a las compañías
de seguros, pasando por las grandes empresas de distribución.
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Todos evalúan la magnitud del camino
por delante, y este fenómeno es mundial.
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De todas maneras, usted ya está allí.
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Si todavía no compartió automóvil,
ya compró en Ebay.
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Este concepto de compartir va más allá
de la "quatre-heure" en el patio del recreo.
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Compartir se vuelve un medio de construirse
frente a los miembros de su comunidad.
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Es mediante el intercambio
de música, videos y consejos
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que nos definimos
ante nuestros allegados.
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De ahora en más usted existe
dentro de estas comunidades.
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Los sistemas de reputación
de los sitios colaborativos son eficaces,
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y los participantes
de su comunidad lo califican.
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La confianza entre particulares
se instala cada vez más,
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y los usuarios muy habituales de facebook
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generan tres veces más confianza a los desconocidos
que aquellos que no poseen ninguna red social.
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Financiero, humano o ecológico, usted tiene
forzosamente algún interés en compartir.
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Viva una experiencia auténtica de turismo
durmiendo en casa de un lugareño.
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Ahorre compartiendo automóvil
y conozca gente nueva.
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O no, por otra parte.
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Financie algún proyecto que le guste.
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Reúnase y favorezca la agricultura local.
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Alquile su automóvil por el fin de semana,
o quédese en París, ¡maldita sea!
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Su automóvil permanece parado
un 92% del tiempo.
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¿Y qué hace su taladro
cuando usted no lo utiliza?
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¡Duerme!
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¡Usted lo utiliza 12 minutos
en total en su vida!
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¡Y no es lo único que duerme!
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También está su dinero,
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su segunda vivienda,
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y el DVD de esa película
que jamás volverá a ver.
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¿Colecciona carritos de bebé, o qué?
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Bueno, que me enojo.
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Y usted hará lo que se le antoje.
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Quizás es un poco "bobo" (burgués bohemio),
pero tome conciencia de la fuerza de internet,
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de las comunidades a las que usted se adhiere,
y del ahorro que puede hacer.
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Mire su poder de compra y compárelo
con su voluntad de acceso.
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Si el siglo 20 fue el siglo de la posesión,
el siglo 21 es el siglo del acceso y del compartir.
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Bah, ¿por qué esto no funciona?
