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Cuando el matemático francés
Laurent Schwartz estaba en la secundaria,
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le preocupaba no ser tan inteligente
como para resolver problemas matemáticos.
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Quizá has sentido eso.
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En un examen de matemáticas,
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sientes que el corazón te late más rápido
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y te traspiran las manos.
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Sientes mariposas en el estómago,
y no puedes concentrarte.
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Este fenómeno se llama
miedo a las matemáticas,
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y si te pasa, no es solo a ti.
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Los investigadores piensan que
le pasa al 20 % de la población.
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Algunos psicólogos incluso la consideran
una enfermedad diagnosticable.
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Pero el miedo a las matemáticas no implica
que uno sea malo en matemáticas,
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ni por asomo.
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Laurent Schwartz ganó la Medalla Fields,
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el premio más alto en matemáticas.
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Podríamos pensar que tenemos miedo a las
matemáticas porque somos malos en eso,
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pero a menudo es al revés.
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Nos va mal en matemáticas porque
tenemos miedo a las matemáticas.
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Algunos psicólogos piensan que se debe
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a que el miedo a las matemáticas
disminuye un recurso cognitivo
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llamado memoria de trabajo.
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Es el sistema de memoria de corto plazo
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que ayuda a organizar la información
que necesitamos para terminar la tarea.
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Preocuparse por poder resolver
problemas matemáticos,
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o por no hacer bien un examen,
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consume memoria de trabajo,
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dejando menos memoria disponible
para abordar la matemática en sí.
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De repente, puede costar incluso
resolver un cálculo elemental,
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como la aritmética, algo que
de otro modo ya se dominaba.
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El miedo académico ciertamente
no se limita a las matemáticas,
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pero parece ocurrir allí
con mucha más frecuencia,
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y causar mucho más daño.
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¿Por qué podría ser?
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Los investigadores aún no están seguros,
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pero algunos estudios sugieren
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que la forma en que padres y profesores
exponen a los niños a las matemáticas,
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incide sustancialmente.
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Si los padres hablan de las matemáticas
como algo desafiante y desconocido,
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los niños pueden internalizar eso.
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Profesores que temen a las matemáticas
quizá difundan el temor a sus estudiantes.
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La presión por resolver rápidamente
problemas, aumenta el estrés.
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Ser bueno en matemáticas, en algunas
culturas es señal de inteligencia general.
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Cuando las expectativas son tan altas,
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no sorprende que los estudiantes
tengan miedo.
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Incluso Maryam Mirzakhani,
una matemática influyente,
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la primera mujer en ganar
la Medalla Fields,
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sintió falta de confianza y perdió
el interés por las matemáticas
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porque su profesor de matemáticas de
secundaria pensaba que no tenía talento.
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Entonces, si temes las matemáticas,
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¿qué puedes hacer?
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Técnicas de relajación, como
ejercicios de respiración corta,
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han mejorado el rendimiento en exámenes
en casos de miedo a las matemáticas.
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Escribir las preocupaciones
también puede ayudar.
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Esa estrategia puede darte la posibilidad
de reevaluar una experiencia estresante,
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liberando memoria de trabajo.
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Y si tienes la oportunidad,
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la actividad física, como un paseo
enérgico, profundiza la respiración
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y ayuda a aliviar la tensión muscular,
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evitando que aparezca el miedo.
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También puedes usar
el conocimiento sobre el cerebro
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para cambiar tu mentalidad.
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El cerebro es flexible,
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Y las áreas asociadas a las matemáticas
siempre pueden crecer y desarrollarse.
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Este es un principio psicológico
llamado mentalidad de crecimiento.
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Pensarte uno como alguien
que puede crecer y mejorar
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puede ayudarte a crecer y mejorar.
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Si eres profesor o padre
de niños pequeños,
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trata de jugar con las matemáticas
y centrarte en los aspectos creativos.
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Eso puede crear la habilidad numérica
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que más tarde ayudará al estudiante
a acercarse con confianza a ellas.
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Más importante aún, deberías darle
a los niños el tiempo y el espacio
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para elaborar sus respuestas.
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Y si eres director,
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asegúrate de que tus profesores
tengan la actitud positiva
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y la confianza matemática necesaria
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para inspirar confianza
en todos sus estudiantes.
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Además, no permitas
que se difunda el mito
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de que los niños son de nacimiento
mejores que las niñas en matemáticas.
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Eso es completamente falso.
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Si tienes miedo a las matemáticas,
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quizá no ayude solo con saber que
existe el miedo a las matemáticas.
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O tal vez reconforta poder
ponerle nombre al problema.
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Independientemente, si echas
un vistazo alrededor,
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hay buenas probabilidades de encontrar
alguien que también las teme.
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Solo recuerda que el miedo
no es reflejo de tu capacidad,
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sino que es algo que puedes superar
con tiempo y conciencia.
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