Piratas, enfermeras y otros diseñadores rebeldes

En esta oda a los renegados del diseño, Alice Rawsthorn destaca el trabajo de héroes inverosímiles, desde Barbanegra a Florencia Nightingale. Trazando una línea desde estos pensadores audaces hasta algunos visionarios modernos tempranos como Buckminster Fuller, Rawsthorn muestra cómo los diseñadores más grandes son a menudo los más rebeldes.

El diseño es un fenómeno
resbaladizo y difícil de alcanzar,

esto ha significado cosas distintas
en momentos diferentes.

Sin embargo, todos los proyectos
de diseño de verdad inspiradores

tienen algo en común:
empezaron con un sueño.

Y cuanto más audaz es el sueño,

mayor la hazaña de diseño
necesaria para lograrlo.

Y es la razón del porqué los más
grandes diseñadores son casi siempre

los más grandes soñadores,
rebeldes y renegados.

Este ha sido el caso
a lo largo de la historia,

en toda la retrospectiva
hasta el año 300 a.C.,

cuando un niño de 13 años
se convirtió en el rey

de un remoto país asiático,
muy pobre y muy pequeño.

Soñaba con la adquisición
de tierras, riquezas y poder

a través de la conquista militar.

Y sus habilidades de diseño,

aunque suene poco probable,

fueron esenciales
para lograr que lo hiciera.

En ese momento,

todas las armas se hacían a mano
con diferentes especificaciones.

Así que si un arquero se quedaba
sin flechas durante una batalla,

no podría disparar flechas del arco

de otro arquero.

Por supuesto, esto significaba
ser menos eficaces en el combate

y muy vulnerables, también.

Ying resolvió este problema

al insistir en que todos los arcos y las
flechas se diseñaran de forma idéntica,

para que fueran intercambiables.

E hizo lo mismo con dagas,
hachas, lanzas, escudos

y todo tipo de armamento.

Su ejército formidablemente equipado
ganó batalla tras batalla

y, en 15 años,

su pequeño reino había logrado conquistar

a los vecinos más grandes,
más ricos, más poderosos,

para fundar el poderoso Imperio Chino.

Nadie, por supuesto,

habría pensado en describir a Ying Zheng
como diseñador en ese momento,

¿por qué deberían hacerlo?

Y sin embargo, sin saberlo,
usó el diseño instintivamente

pero con gran ingenio

para lograr sus fines.

Y también lo hizo otro diseñador
igualmente improbable, accidental,

también por encima de usar la violencia
para conseguir lo que quería.

Fue Edward Teach, más conocido
como el pirata británico, Barbanegra.

Fue la edad de oro de la piratería,

donde piratas como Teach
eran el terror de los mares.

El comercio colonial florecía,

y la piratería era altamente rentable.

Los piratas más inteligentes como él
vieron que para maximizar su botín,

necesitaban atacar
a sus enemigos brutalmente

para que se rindieran enseguida.

Así, en otras palabras,

tomar los barcos
sin desperdiciar municiones,

o incurrir en bajas.

Edward Teach se pensó a sí mismo
como Barbanegra

para desempeñar el papel
de un bruto despiadado.

Llevaba chaquetas pesadas y grandes
sombreros para acentuar su altura.

Dejó crecerse la barba negra espesa
que oscurecía su rostro.

Se colgó apoyos de pistolas
en ambos hombros.

Incluso tenía fósforos en el ala
del sombrero y prendía fuego

y cada vez que crepitaban amenazantes
su barco estaba a punto de ataque.

Y al igual que muchos
piratas de la época,

llevaba una bandera
con los símbolos macabros

de una calavera humana
y un par de tibias cruzadas,

porque esos motivos habían significado
la muerte en muchas culturas desde siglos,

así que su significado era
reconocible al instante,

incluso en el mundo sin ley
y analfabeto de la alta mar:

rendición o sufrimiento.

Así que, por supuesto,
todas sus víctimas se rindieron.

Dicho así,

es fácil ver por qué Edward Teach
y sus compañeros piratas

podrían ser vistos como pioneros
del diseño moderno de comunicaciones,

y de por qué su símbolo letal,

(Risas)

hay más...

por qué su símbolo letal del
par de tibias y la calavera

fue un precursor de los
logotipos de hoy en día,

más bien como las grandes
letras rojas de pie detrás de mí,

pero, por supuesto,
con un mensaje diferente.

(Risas)

Sin embargo, el diseño también
se usó para fines más nobles

por una diseñadora igualmente brillante
e igualmente improbable,

la enfermera británica del siglo XIX,
Florence Nightingale.

Su misión era brindar
asistencia sanitaria decente a todos.

Nightingale nació en una familia
británica muy bien situada y muy rica,

horrorizada cuando se ofreció voluntaria
para trabajar en hospitales militares

durante la Guerra de Crimea.

Una vez allí, se dio cuenta rápidamente

de que más pacientes morían más por
infecciones que se contagiaban allí,

en las salas sucias, fétidas,

que por las heridas de guerra.

Así que ella hizo campaña
para que se construyeran

clínicas más limpias, claras y aireadas.

De regreso en Gran Bretaña,

condujo otra campaña,

esta vez para los hospitales civiles,

e insistió para que se aplicaran
los mismos principios de diseño.

El pabellón de Nightingale,
como se denomina,

dominó el diseño de los hospitales
en las siguientes décadas,

y los elementos que aún hoy se usan.

Pero en ese entonces,

el diseño se veía como
una herramienta de la era industrial.

Se formalizó y profesionalizó,

pero se limitó a funciones específicas

y generalmente en busca
de objetivos comerciales

en vez de usarse de manera intuitiva,

como Florence Nightingale, Barbanegra
y Ying Zheng lo habían hecho.

En el siglo XX,

este espíritu comercial era tan poderoso,

que cualquier diseñador
que se desviaban de él

corría el riesgo de ser visto
como raro o subversivo.

Entre ellos se encuentra
uno de mis grandes héroes del diseño,

el brillante László Moholy-Nagy.

Fue el artista y diseñador húngaro

cuyos experimentos con el impacto
de la tecnología en la vida diaria

fueron tan poderosos

que todavía hoy influyen en el diseño
de las imágenes digitales

que vemos en nuestras pantallas
de teléfono y computadora.

Él radicalizó la escuela de diseño
Bauhaus en 1920, en Alemania,

y sin embargo, algunos de
sus antiguos compañeros le evitaban

cuando quiso abrir una nueva Bauhaus
en Chicago años más tarde.

Las ideas de Moholy eran tan audaces
e incisivas como siempre,

pero su enfoque para el diseño
era demasiado experimental,

como su insistencia en verlo,
como él mismo dijo,

como una actitud, no como una profesión
para estar en sintonía con los tiempos.

Y, por desgracia, lo mismo se aplica

a otro inconformista del diseño:
Richard Buckminster Fuller.

Otro diseñador visionario brillante

y activista del diseño,

completamente comprometido con
el diseño de una sociedad sostenible,

con visión tal de futuro

que empezó a hablar de la importancia
del ambientalismo

en el diseño de la década de 1920.

A pesar de sus esfuerzos,

muchos diseñadores establecidos
le tildaban rutinariamente de raro

y, es cierto,

algunos de sus experimentos fallaron,

como el auto volador,
que nunca llegó a despegar.

Y, sin embargo, la cúpula geodésica,

su fórmula de diseño para construir
un refugio de emergencia

con desechos de madera, metal, plástico,

trozos de árbol, mantas viejas,
láminas de plástico,

con casi todo lo disponible en el momento,

es una de las mayores hazañas
del diseño humanitario,

y ha dado el refugio tan necesario

a muchas, muchas personas
en circunstancias desesperadas

desde entonces.

Fue el valor y el entusiasmo
de diseñadores radicales

como Bucky y Moholy

que me llevó a diseñar.

Empecé mi carrera como periodista
y corresponsal de prensa extranjera.

Escribo sobre política, economía
y asuntos corporativos,

y podría haber elegido especializarme
en cualquiera de esos campos.

Pero elegí el diseño porque creo

que es una de las herramientas
más poderosas a nuestra disposición

para mejorar nuestra calidad de vida.

Gracias compañeros
aficionados al diseño de TED.

(Aplausos)

Y mucho admiro también los logros
de los diseñadores profesionales,

que han sido extraordinarios e inmensos.

También creo

que el diseño se beneficia
enormemente de la originalidad,

el pensamiento lateral

y el ingenio de sus rebeldes y renegados.

Y estamos viviendo en
un momento notable en el diseño,

porque este es un momento donde
ambos campos están cada vez más cerca.

Porque incluso los avances
muy básicos de la tecnología digital

les han permitido operar
de manera autónoma

dentro o fuera de un contexto comercial,

para alcanzar objetivos cada vez
más ambiciosos y eclécticos.

Por lo tanto, en teoría,

plataformas básicas como el crowdfunding,
computación en la nube, medios sociales,

dan mayor libertad
a los diseñadores profesionales

y ofrecen más recursos
para los improvisados

y, con suerte,

una respuesta más receptiva a sus ideas.

Algunos de mis ejemplos favoritos
están en África,

donde una nueva generación
de diseñadores

está desarrollando tecnologías
increíbles en la Internet de las Cosas

para cumplir el sueño de mejorar
la salud de Florence Nightingale.

En los países donde más personas
ahora tienen acceso a teléfonos móviles

que a agua corriente y potable.

Y entre ellos es Arthur Zang.

Él es un ingeniero de diseño
joven de Camerún

que ha convertido una tablet
en el Cardiopad,

un dispositivo de vigilancia
cardíaca en móvil.

Se usa para monitorear el corazón
de pacientes en zonas rurales remotas.

Los datos se envían entonces
a una red celular

a hospitales bien equipados,
a cientos de km de distancia

para el análisis.

Y si hay algún problema son vistos
por los especialistas allí,

Se recomienda
un curso adecuado de tratamiento.

Y esto, por supuesto,
ahorra a muchos pacientes

hacer viajes largos, arduos,
costosos y a menudo inútiles

a los hospitales.

Y hace que sea mucho,
mucho más probable

que realmente se exploren sus corazones.

Arthur Zang empezó a trabajar
en el Cardiopad hace ocho años,

en su último año en la universidad.

Pero no logró convencer
a fuentes convencionales

de que invirtieran para poner
en marcha el proyecto.

Él publicó la idea en Facebook,

donde un funcionario
del gobierno camerunés lo vio

y logró obtener una subvención
del gobierno para él.

Ahora está desarrollando
no solo el Cardiopad,

sino otros dispositivos médicos móviles
para el tratar diferentes enfermedades.

Y él no está solo,

hay otros muchos diseñadores
emprendedores con inspiración

que también llevan a cabo
proyectos extraordinarios solos.

Y terminaré mostrando
solo algunos de ellos.

Uno es Peek Vision.

Se trata de un grupo de médicos
y diseñadores en Kenia,

que han desarrollado una Internet
de las cosas por su propia cuenta,

como un kit portátil
de examen de los ojos.

Luego está Gabriel Maher,

que está desarrollando
un nuevo lenguaje de diseño

que nos permita articular sutilezas de
las identidades cambiantes de género,

sin recurrir a los
estereotipos tradicionales.

Todos estos y muchos diseñadores más
están realizando sus sueños,

sacando lo mejor de su nueva libertad,

con la disciplina de los
diseñadores profesionales

y el ingenio de los rebeldes y renegados.

Y todos nos beneficiaremos.

Gracias.

(Aplausos)