La Ruta de la Seda: La primera "world wide web" de la historia - Shannon Harris Castelo

Para ver la lección completa ver: http://ed.ted.com/lessons/the-silk-road-history-s-first-world-wide-web-shannon-harris-castelo

Con la tecnología moderna, puede ocurrir un intercambio global de mercancías e ideas con el clic de un botón. Pero ¿qué pasaba hace 2000 años? Shannon Harris Castelo explica la historia de la Ruta de la Seda de 7500 km, una red de múltiples vías que utiliza el lenguaje común del comercio para conectar los asentamientos importantes de todo el mundo, hilo por hilo.

Lección de Shannon Harris Castelo, animación de Steff Lee.

Un banquero en Londres envía
la última información accionaria

a sus colegas en Hong Kong
en menos de un segundo.

Con un solo clic,
un cliente en Nueva York

compra un aparato 
hecho en Beijing,

que es transportado a través
del océano en cuestión de días

por avión de carga o
buque portacontenedores.

La velocidad y el volumen en
los que bienes e información

se mueven a través del mundo de hoy
no tiene precedentes en la historia.

Pero el intercambio global es
más antiguo de lo que creemos,

se remonta a más de 2000 años
en un tramo de más de 8000 km

conocida como la Ruta de la Seda.

La Ruta de la Seda no era
en realidad un solo camino,

sino una red de múltiples rutas

que surgieron gradualmente
a lo largo de siglos,

conectando a diversos
asentamientos entre sí

hebra por hebra.

Las primeras civilizaciones
agrícolas estuvieron aisladas

en los valles fértiles de ríos,

y la geografía circundante y el miedo a

lo desconocido, les impedía viajar.

Pero a medida que crecían,

se encontraron con que los áridos
desiertos y los pasos en sus fronteras

estaban habitados, no por
los demonios del folclore,

sino por tribus nómadas a caballo.

Los escitas, que iban
desde Hungría a Mongolia,

habían entrado en contacto
con las civilizaciones de

Grecia, Egipto, India y China.

Estos encuentros eran a
menudo menos que pacíficos.

Pero incluso a través de
las incursiones y la guerra,

y del comercio y la protección
de los comerciantes viajeros

a cambio de un pago,

los nómadas comenzaron a propagar
bienes, ideas y tecnologías

entre culturas que
no tenían contacto directo.

Uno de los hilos más importantes
de esta red creciente

fue el Camino Real Persa,

terminado por Darío I
en el siglo V a.C.

Con una extensión de más de 3000 km,
del río Tigris hasta el mar Egeo,

sus puntos de relevo permitían
a bienes y mensajes

viajar en casi 1/10 del tiempo del
que le tomaría a un viajero individual.

Con la conquista de
Alejandro Magno de Persia,

y la expansión hacia Asia Central a través
de la captura de ciudades como Samarcanda,

y el establecimiento de otras
nuevas como Alejandría Escate,

la red de cultura y comercio
egipcio, persa, griego e indio

se extendió más al oriente
como nunca antes,

sentando las bases de un puente
entre China y Occidente.

Esto se cumplió en el siglo II a.C.,

cuando un embajador
llamado Zhang Qian,

fue enviado a negociar con
los nómadas en el occidente,

y regresó al emperador
Han con cuentos de

civilizaciones sofisticadas,
el comercio próspero

y mercancías exóticas fueron más allá
de las fronteras occidentales.

Embajadores y comerciantes
fueron enviados hacia

Persia e India para comerciar seda
y jade por caballos y el algodón,

junto con ejércitos
para asegurar su paso.

Las rutas orientales y occidentales
gradualmente se unieron entre sí

en un sistema integrado
que abarcaba Eurasia,

permitiendo intercambio
cultural y comercial

más lejos que nunca.

Productos chinos
hicieron su camino a Roma,

ocasionando una salida de oro,
que llevó a la prohibición de la seda,

mientras que la cristalería romana
era muy apreciada en China.

Las expediciones militares
en Asia Central

también vieron encuentros
entre soldados chinos y romanos.

Posiblemente incluso la transmisión
de tecnología de la ballesta

al mundo occidental.

La demanda de bienes
exóticos y extranjeros

y las utilidades que trajeron,

mantuvo las hebras de
la Ruta de la Seda intactas,

aun cuando el Imperio
Romano se desintegró

y las dinastías chinas
florecieron y decayeron.

Incluso las hordas mongolas,
conocidos por el pillaje y el saqueo,

protegían activamente las rutas
comerciales, en lugar de destruirlas.

Pero junto con las materias primas,
estas rutas también permitieron

el movimiento de las tradiciones, las
innovaciones, las ideologías y los idiomas.

Originario de la India, el budismo
emigró a China y Japón

para convertirse en
la religión dominante allí.

El Islam se extendió por
la Península Arábiga en el sur de Asia,

mezclado con las creencias nativas

y dando lugar a nuevas religiones,
como el sijismo.

Y la pólvora hizo su camino
desde China a Oriente Medio

para forjar el futuro de los imperios
otomano, safávida y mongol.

En cierto modo, el éxito de la Ruta
de la Seda condujo a su propio colapso

al llegar a Europa las nuevas tecnologías
marítimas, como la brújula,

con lo que las largas rutas
terrestres se volvieron obsoletas.

Mientras tanto, el colapso
del gobierno mongol

fue seguido por la retirada de
China del comercio internacional.

Pero a pesar de que las antiguas
rutas y redes no duraron,

habían cambiado
el mundo para siempre

y no había vuelta atrás.

Los europeos buscando
nuevas rutas marítimas

a las riquezas que sabían que
les esperaban en Asia Oriental

llevaron a la Era de la Exploración

y la expansión hacia
África y las Américas.

Hoy en día, la interconexión global da
forma a nuestras vidas como nunca antes.

Compradores canadienses compran
camisetas hechas en Bangladesh,

el público japonés ve programas
de la televisión británica,

y los tunecinos utilizan software
estadounidense para lanzar una revolución.

El impacto de la globalización sobre
la cultura y la economía es indiscutible.

Pero cualesquiera que sean
sus ventajas e inconvenientes,

está lejos de ser
un fenómeno nuevo.

Y a pesar de que las montañas,
los desiertos y los océanos

una vez nos separaron,

ahora son eludidos mediante
vehículos supersónicos,

cables de comunicación
intercontinentales,

y señales que se irradian
a través del espacio

en lugar de las caravanas
que viajan por meses,

nada de esto hubiera sido posible

sin las culturas pioneras

cuyos esfuerzos crearon
la Ruta de la Seda:

primera red mundial
de la historia.