¿Por qué la Constitución de EE.UU. es tan difícil de enmendar? - Peter Paccone

Ver la lección completa en: http://ed.ted.com/lessons/why-is-the-us-constitution-so-hard-to-amend-peter-paccone

Cuando fue ratificada en 1789, la Constitución de Estados Unidos no se limitó a instituir un gobierno por el pueblo. Brindó una forma al pueblo para enmendar la propia Constitución. Y, sin embargo, de las casi 11 000 enmiendas propuestas en los siglos transcurridos desde entonces, solamente 27 se han aprobado hasta 2016. Peter Paccone explica por qué la Constitución de Estados Unidos es tan difícil de cambiar.

Lección de Peter Paccone, animación de Augenblick Studios.

Cuando fue ratificada en 1789,

la Constitución de EE.UU. no se limitó
a instituir un gobierno por el pueblo.

Brindó una forma al pueblo para
enmendar la propia Constitución.

Sin embargo, de las casi 11 000
enmiendas propuestas en estos siglos,

solo 27 se han aprobado hasta 2016.

¿Por qué la Constitución de EE.UU.
es tan difícil de cambiar?

En resumen, sus creadores.

Los fundadores de Estados Unidos
trataron de crear un país unificado

a partir de 13 colonias,
que necesitaban garantías

de que sus acuerdos
no se podían deshacer fácilmente.

Así que esto es lo que decidieron.

Para proponer una enmienda,

debe recibir el voto afirmativo
de dos tercios

en ambas cámaras del Congreso

o una petición de dos tercios
de las legislaturas estatales

para llamar a una convención nacional,

y ese es solo el primer paso.

Para cambiar realmente la Constitución,

la enmienda debe ser ratificada
por un 75 % de los estados.

Para ello, cada estado puede hacer
que o su legislatura vote la enmienda

o convocar una convención
de ratificación separada

con delegados elegidos por los votantes.

Como resultado de esos umbrales altos,

hoy en día la Constitución
de EE.UU. es bastante rígida.

La mayoría de las otras democracias
aprueban enmiendas cada dos años.

EE.UU., por el contrario,
no ha aprobado una desde 1992,

así que te preguntarás cuántas
enmiendas lograron aprobarse.

Las primeras 10, conocidas
como la Declaración de Derechos,

incluyen algunas de las libertades
más conocidas de EE.UU.,

como la libertad de expresión

y el derecho a un juicio justo.

Se aprobaron todas juntas

para resolver algunos conflictos de
la Convención Constitucional inicial.

Años después, la Decimotercera Enmienda,
abolió la esclavitud,

y la Decimocuarta
y Decimoquinta Enmiendas

solo se aprobaron después
de una sangrienta guerra civil.

Ratificar enmiendas
también ha sido más difícil

conforme el país se ha vuelto
más grande y más diverso.

La primera enmienda de la historia,

una fórmula para asignar
representantes al Congreso,

estuvo a punto de la ratificación
en la década de 1790.

Sin embargo, a medida que se sumaron
más y más estados a la Unión,

el número necesario para lograr
los tres cuartos aumentó también,

dejándola sin ratificar hasta hoy.

Hoy hay muchas propuestas de enmiendas

incluyendo la proscripción
de la quema de la bandera,

limitar los plazos en el Congreso

o incluso derogar la Segunda Enmienda.

Si bien muchas disfrutan de gran apoyo,
hay pocas probabilidades de aprobación.

EE.UU. no estaba tan polarizado
como ahora desde la guerra civil,

por lo que es casi imposible
alcanzar un amplio consenso.

De hecho, el difunto juez del
Tribunal Supremo, Antonin Scalia,

una vez calculó que el sistema
representativo de gobierno,

podría requerir un 2 % del total de
la población para bloquear una enmienda.

Claro, lo más sencillo sería hacer
más fácil enmendar la Constitución

bajando los umbrales requeridos
para la propuesta y la ratificación.

Eso, sin embargo, requeriría
su propia enmienda.

En su lugar, el progreso histórico
viene de la Corte Suprema de EE.UU.,

que ha ampliado su interpretación de
las leyes constitucionales existentes

para mantenerse al día.

Teniendo en cuenta que los jueces
del Tribunal Supremo no son elegidos

y están en activo de por vida
una vez nombrados,

esto está lejos de ser
la opción más democrática.

Curiosamente, los propios fundadores
previeron el problema desde el principio.

En una carta a James Madison,

Thomas Jefferson escribió que
las leyes deben expirar cada 19 años

en vez de tener que cambiarse o derogarse

ya que cada proceso político
está lleno de obstáculos

que distorsionan la voluntad del pueblo.

A pesar de que creía

que los principios básicos
de la Constitución durarían,

hizo hincapié en que la Tierra pertenece
a los vivos y no a los muertos.