Las vidas secretas de los peces bebé - Amy McDermott

Vea la lección completa en: http://ed.ted.com/lessons/the-secret-lives-of-baby-fish-amy-mcdermott

Los peces de arrecife de coral, como el pez cirujano amarillo, comienzan la vida de una manera fascinante y extraña, ¡como pequeñas larvas flotantes! Estos bebés son capaces ir a la deriva miles de kilómetros en las corrientes oceánicas, lejos de los arrecifes donde nacieron. Amy McDermott describe cómo estos pequeños excursionistas recorren vastos océanos, buscando los remotos arrecifes que un día llamarán hogar.

Lección por Amy McDermott, animación por Reflective Films.

Lo que estas viendo
no es una extraña radiografía.

En realidad es un pez cirujano amarillo
bebé de dos meses de edad.

Y pensabas que tu infancia
había sido difícil.

Pero este es el mismo pez adulto,

un hermoso habitante
de los arrecifes de coral

de los océanos Índico y Pacífico

y uno de los peces
en cautiverio más populares

para los acuarios de agua salada.

De las 27 000 especies
de peces conocidas,

más de un cuarto vive
en los arrecifes de coral

que representan menos del 1%
de la superficie de la Tierra.

Pero antes de establecerse en
este ambiente tropical diverso,

los peces de arrecife
de coral bebé enfrentan

el difícil proceso de
crecer por su cuenta,

experimentando cambios drásticos
y el viaje de su vida

antes de encontrar ese arrecife
para llamarlo hogar.

El ciclo de vida de
la mayoría de estos peces

comienza cuando sus padres arrojan

esperma y huevos
en la columna de agua.

Esto puede suceder diaria, estacional o
anualmente, dependiendo de la especie,

generalmente siguiendo los patrones
de las mareas lunares y estacionales.

Abandonados a su suerte,

los huevos fertilizados
quedan a la deriva en las corrientes,

y millones de larvas bebé
eclosionan al mundo.

Cuando recién emergen, las larvas
son pequeñas y vulnerables.

Algunas ni siquiera tienen agallas
y deben absorber el oxígeno

directamente del agua a través
del tejido de su delgada piel.

Pueden flotar en la columna de agua
desde minutos a meses,

a la deriva miles de kilómetros
a través de grandes océanos,

lejos de los arrecifes
donde nacieron.

En el camino, deben evitar
con éxito a los depredadores,

obtener alimentos y tomar
las corrientes adecuadas

para encontrar su camino
a un hábitat adecuado como adultos,

que bien podría ser una aguja
en un pajar del gran océano.

Así que, ¿cómo logran esta hazaña?

Hasta hace poco,
los biólogos marinos pensaban

que las larvas de peces eran como
vagabundos en gran medida pasivos,

dispersados por las corrientes marinas
a lugares distantes.

Pero en los últimos 20 años,
una nueva investigación ha sugerido

que las larvas pueden no ser
tan indefensas como parecen

y ser capaces de tomar su destino
en sus propias aletas

para maximizar sus posibilidades
de supervivencia.

Las larvas de muchas especies son
nadadores inesperadamente fuertes,

y pueden moverse verticalmente
en la columna de agua

que se coloca en
diferentes masas de agua

y tomar preferentemente
ciertas corrientes.

Estos peces pueden elegir
las mejores rutas a sus hogares finales.

Durante la búsqueda
de estos hogares,

la evidencia sugiere
que las larvas navegan

ayudadas por un complejo
conjunto de sistemas sensoriales,

detectando sonido y olor.

El olor, en particular, permite a las larvas
distinguir entre diferentes entornos,

incluso arrecifes adyacentes,

ayudando a guiarlos hacia
sus hábitats preferidos de adultos.

Muchos se dirigirán
a lugares remotos,

a kilómetros de distancia
de su lugar de nacimiento.

Pero algunos usarán el olfato
y otras señales sensoriales

para navegar de vuelta
a los arrecifes donde nacieron,

incluso si permanecen en
la etapa larval durante meses.

¿Y qué sucede cuando las larvas encuentran
un arrecife de coral adecuado?

¿Arriesgan todo en un salto
desde la columna de agua,

esperando aterrizar exactamente
en el lugar correcto para establecerse

y metamorfosearse en adultos?

No exactamente.

Más bien, las larvas parecen tener
más de un sistema de salto.

Las larvas saltarán desde la columna
de agua a revisar el arrecife abajo.

Si las condiciones no son
las adecuadas, pueden regresar

a las masas de agua
más altas y tomarlas,

apostado a que el próximo arrecife
que encuentren sea más adecuado.

Pero este es el punto donde
termina nuestro conocimiento.

No conocemos
los movimientos geográficos

de las larvas de
la mayoría de las especies.

Tampoco sabemos
las señales ambientales exactas

ni los comportamientos que usan

para navegar a los arrecifes
que llamarán hogar.

Pero sí sabemos que
estos pequeños excursionistas

son algo más que
las frágiles e indefensas criaturas

que la ciencia
creyó una vez que eran.

Las vidas secretas de
los peces bebé siguen siendo

en gran medida
un misterio para nosotros,

aventuras desconocidas
esperando a ser contadas.