Prefabricated Gardens (Jardines Prefabricados) | Matías Mata | TEDxLaLaguna

This talk was given at a local TEDx event, produced independently of the TED Conferences. "Everything is a farce" and the speaker tries to sabotage the system to get art back to the people.

Art is a momentary means of expression distorted by the socioeconomical system.

Artist and activist. Creator of large format graffitis. He has worked worldwide and received international acknowledgement under his signature, Sabotaje al Montaje, on social art projects.

About TEDx, x = independently organized event In the spirit of ideas worth spreading, TEDx is a program of local, self-organized events that bring people together to share a TED-like experience. At a TEDx event, TEDTalks video and live speakers combine to spark deep discussion and connection in a small group. These local, self-organized events are branded TEDx, where x = independently organized TED event. The TED Conference provides general guidance for the TEDx program, but individual TEDx events are self-organized.* (*Subject to certain rules and regulations)

Hola, buenas noches.

Bueno...
no vengo a hablar de mi trabajo,

sino de un proyecto que hice de
participación social hace casi doce años.

Y Jardines Prefabricados es
el nombre que le llamé.

Yo venía de pintar en la calle.

Cuando vine a estudiar
a Tenerife Bellas Artes,

para aumentar mi conocimiento,

me contaminé de muchas historias

y cuando me llaman para hacer
un proyecto de participación social

no sabía de qué iba ese tema.

Había hecho cosas en barrios:
en Las Palmas, en Tenerife...

Y bueno, todo lo que me contaban para mí
era mentira o verdad.

En esta sociedad casi todo era
un montaje para mí.

Entonces,
cuando llego a Añaza, al barrio,

me dicen sociólogos y pedagogos:

"venga, vamos a hacer un mural Matías...
y tú lo dibujas y la gente lo rellena."

Y digo: "¿cómo?
¿eso es participación social?"

"Eso es trabajar con niños, ¿no?"
"Que rellenen."

Igual que mi sobrina, cuando estudiaba
le decía que se saliera

de todas las líneas de los dibujos
que traía de clase...

Pero bueno, la reeducaban de nuevo
y volvía a rellenar por dentro.

Y yo decía: "que no, Gara, tienes que
salirte, explayarte, ¿no? Ser libre".

Entonces yo lo que hice fue coger un
carro, irme por el barrio y...

bueno, estos son los barrios que hay
en la periferia de todas las ciudades.

No cambian.

El mobiliario...
que está así, estropeado.

Y bueno, la mentira que yo propuse
a la institución

fue plantearle que los vecinos tomaran sus
espacios y participaran y decidieran

lo que quisieran hacer,
sin estética ninguna.

Y dicen: "bueno, ¿tú eres el artista?
¿Tú vas a decidir?"

"Lo vas a arreglar, ¿no?"
Y yo digo: "no, lo van a hacer ellos"

"A su manera."

Ese pequeño sabotaje...

Pues vemos a la ama de casa.

Siempre liada, pero quiso
participar y pintar su banco.

Ese atardecer...

Que para muchos de los políticos o
instituciones, pedagogos que estaban

en el proyecto, siempre me decían:
"pero tú lo vas a retocar, ¿no?"

Y yo decía que no. Eso es la libertad,
la manera de expresión que tiene

un ciudadano, que a veces normalmente
intentamos reeducarlo o pensar que ellos

no saben hacer las cosas.

El arte...

un profesor me dijo cuando
le pregunté yo en la escuela de arte:

"¿Qué es el arte?"

Y me dijo:
"una puta mierda es el arte".

Creo que nos han educado sobre
unas estéticas de color,

"lo que me gusta, lo que no me gusta",
que no siempre es real.

Siempre ha sido lo que nos han educado,
y puede ser cierto o puede no ser cierto.

En principio, empecé a descubrir que
la gente se lo pasaba bien

y saboteaba sus espacios.

Los ayudaba pues a pintar un poco
el suelo, pero nunca intervenía

en las obras que hacían ellos.
Me parecía que era algo más...

se desinhibían...

los tíos se iban más a su entorno.

Un atardecer a lo mejor a mí no me decía
nada, pero a ella sí.

Y a sus hijos,
los que estaban allí ayudándola.

¿El resultado?

Pues una gaviota, un sol...

Parece simple pero cambió el mobiliario
urbano, que era lo típico que hay

en ese barrio que estaba estropeado.

¿Qué pasaba?

Que contaba con la gente que
no era asociada,

la gente que me encontraba con el carro
de pintura durante meses, pues...

ya la gente me veía y decía: "¿y ese
quién es, el del carro con las pinturas?

Y yo decía: "bueno, vénganse a pintar".

Y trabajaba con la gente de las escuelas
también, profesores... que siempre hay

profesores de arte. Pues con los alumnos
salieron y apoyaron el proyecto...

y bueno, salían la profesora y los alumnos
y hacían su proyecto personal.

Una cosa más circense.

Siempre me preguntaban, y yo les decía:
"haz lo que te dé la gana, ¿sabes?".

El tema es disfrutar un poco.

Pienso que el arte es efímero y no tiene
que ser como una escultura en una rotonda

que la veo todos los días
cada vez que doy vueltas a ella.

Prefiero una cosa efímera como todos,
aunque ahora vamos a durar 120 años...

pero creo que sigue siendo efímero y me
gusta que las cosas sean efímeras.

Que pasen, sucedan, las disfruten,
la acción, y se desaparezca con el tiempo

Pues así fue un poco ese proceso,

como una rotonda que
los coches se saltaban.

Pues nada, con la gente de la zona
cogíamos y decidíamos qué hacer.

Aquí salió un círculo cromático.

Que es un poco... son acciones simples
pero para mí era como una poesía visual...

y lo habían hecho ellos.

Hombre, yo como artista abandoné mi ego
y pasé a ser una herramienta

para que ellos pudieran disfrutarlo.

Y bueno, creaban esas... para mí poesías
visuales o aperitivos en el camino,

en un barrio donde
no había ni columpios.

Entonces bueno, se ponían a jugar
como si fuese... "el tejo" o "la teja",

el juego,
pero con el arco iris.

Sigamos con esos lenguajes que
hay en los espacios.

Estamos aquí en Canarias y todos
los barrios son diferentes,

la gente que habita es diferente,
no todos son iguales.

Los pedagogos o sociólogos venían con
unos métodos que yo desconocía,

y yo pensaba que para mí
el método era el caos.

El caos produciría ese orden de que
la gente hiciera lo que le daba la gana.

No decir que un método que se hizo en
Barcelona o en Latinoamérica

iba a ser igual aquí.

Entonces yo planteaba que si al lado había
"BUS", le decía a la gente:

"¿y qué ponemos aquí?"
Pues guagua.

Era jugar un poco con el entorno.

Mientras la mujer nos veía... No se ve la
imagen, pero al final pusimos "guagua".

En esta, un ejemplo del caos
que se organizaba

donde la gente esperaba
la guagua (bus).

Una parada toda llena de mensajes,
que también eran atractivos

pero a la gente no le gusta
ver mensajes.

Está la gente jugando, los niños pintando
y las mujeres esperando la guagua.

Esas son intervenciones efímeras, no
planificábamos, no poníamos una valla

diciendo que íbamos a pintar.

¿Pintábamos la parada de guaguas?
Pues venga, vamos a pintarla.

Y salían resultados.

Mira, la gente ahí esperando la guagua
y le daba igual que les pintaras.

Seguían pintando.
Y yo decía: "esto es un caos, tío".

Y no se quitaban.

Y dices: "bueno, pues
deja poner la cinta y que ellos pinten".

Ahí descubro que es una cosa social
donde la gente mayor y la gente joven

se comunicaba, había un respeto
que para mí es lo único que

mantengo que
no es un montaje

No faltar el respeto a nadie.

Se llegaba a unas convivencias de
X minutos o media hora.

Después así quedaban
los resultados.

La gente no entendía luego
cuando terminaba.

Decían:
"¿y esto qué es?"

Pues bueno...
lo hemos pasado bien.

"Si no entiendo los colores..."

Ya mañana volverán a poner
un corazón o un porro en la parada.

Pero lo van a enriquecer,
¿no?

Qué pena que
no sea vea la imagen,

pero esto son tres chicas "todas locas",
encima de la parada.

No teníamos ni escalera,
fue entre todos subiéndolas

para que pintaran eso, que realmente no
duró mucho, pero ese momento de felicidad

en los barrios vivíamos
en la calle.

Hoy vivimos los espacios
como un "rollo" más transitable,

no vemos lo que nos sucede.

Ya no hay músicos en la calle...
bueno, hay un par de ellos...

Pero no nos interesa.

También la comunicación nos ha mirado así.

Vamos a un sitio, vamos caminando y no
vemos lo que está sucediendo alrededor.

Y bueno, son momentos de... aunque yo he
hecho más proyectos, este fue el inicio

donde yo entendí que

había que sabotear
de una manera plástica o artística

y olvidarnos de estéticas.

Las alcantarillas fueron unas cosas que
pintábamos como recorrido de las acciones,

para decir a las personas que venían de
fuera, que normalmente no van a Añaza,

que pudieran ir a ver las acciones,
que después eran más bien

los vecinos los que jugaban
con eso,

más que los que lo visitaban que
sólo iban al centro comercial.

Alcantarillas de colores...

yin-yang...

Cosas que a la gente
le gustaba.

Nunca les ponía la estética:
"quita esto, pon eso..."

No.

Hacían siempre ese sabotaje.

En este encuentro, en un parque, un chico
quería hacer un corazón gigante con todos

los nombres de sus novias, y bueno,
entre todos lo pusimos.

¿Qué me gustó?

Que el tío pensó en su ex
y normalmente no pensamos en los ex.

"Me llevo fatal con mi ex".

Y yo le dije:
"pues me parece muy bien que las nombres".

Y entre todos le ayudamos a
hacer un corazón.

También, este señor que
está ahí en primer plano dijo:

"¿Qué están haciendo?"

"Pintando".

"Ah, pues venga, me apunto".

Se quita la camisa y se pone a pintar.

Eso era un poco la experiencia,
que para mí lo vi enriquecedor,

el no manipular a unas personas que
son adultas y que pueden hacer las cosas.

Mal o bien.

No somos quien para decirles:
"hay que hacerlo así".

Siempre estamos alineados socialmente en
muchos aspectos, pero en el arte creo que

no hay ningún pedestal y creo que se puede
disfrutar con estas intervenciones.

Bueno, ven gente de distintas edades
rellenando un corazón,

poniendo frases en el suelo...

por un momento había un caos
pero después se llegaba a organizar todo,

como algo sorprendente.

Se pintaban las papeleras, que
cotidianamente son todas iguales

en todos sitios.

Bueno, ahora se gasta un poquito más de
dinero, pero en cosas innecesarias.

En esta actitud con la gente joven, para
dar ese homenaje a la gente mayor,

les proponía trabajar los cajetines,

sobre todo a los chicos jóvenes
que estaban ahí tirados todo el día

jugando con coches quemados.

La comisaría estaba quemada...

Imagina qué poco agradable
era la situación.

Y lo que jugaba era a decir
homenajes a la gente mayor,

esas personas que jugaban
al dominó en el barrio.

Pues les hicimos eso,
un cajetín con un dominó clavado allí.

En vez de poner una carta, jugábamos con
conceptos que estaban al lado

o que veíamos al lado.

Gente rellenando diapositivas...

Este fue un ejemplo por el que casi
cierran el proyecto.

Cuando empiezo a trabajar veo que todos
los días que iba para allá,

la policía venía y detenía
a todos los camellos que había ahí

y los ponían contra la pared.

Yo pienso que las drogas son malas, matan,
pero en la sociedad hay muchas cosas que

matan y no se puede excluir a unos
camellos porque hagan cosas malas.

Estaban ahí y yo quise trabajar con ellos.

En principio, bueno, lo típico, me decían:
"Matías, hazme al Che Guevara".

Y yo lo hacía con la gente del taller de
graffiti, que se ponían ellos a pintar.

Son sus iconos,
pero yo también les decía:

"se tienen que currar este muro,
hagan lo que les dé la gana".

Y bueno, al principio
empezaron a hacer las banderas.

Estaban ahí, y qué bueno, ese día no vino
la policía a detenerles.

Estaban ahí y dejaron de vender
durante dos horas.

Después volverían a su hábitat,
pero hay que contar con ellos también

porque son individuos
que viven en el barrio.

Ahí están todos... con sus banderas.

"Matías, ponme la estrella aquí".
Pues no, lo hacían ellos.

Yo no hacía nada.

En principio era una cosa que creo se dejó
hacer en Añaza porque es un barrio

periférico y en un centro de ciudad con
tantos permisos y tal no saldría esa

libertad de creación.

Este paso de peatones hacia afuera
empezó...

Todo este proyecto empezó así

porque a mí me cogieron pintando un paso
de peatón de verdad.

Me cogieron y tuve un juicio.

Entonces fue cuando entendí
que había cosas,

unos límites de seguridad vial,
y eso sí que no se podía tocar.

Pero también fui consciente
de que otras cosas sí se podían manipular.

O dar la libertad a la gente para que lo
manipule.

Los contenedores de basura,
que son todos iguales...

repetitivos en todas las ciudades,
pues darle una personalidad a cada barrio.

Qué pena que no se vean las fotos bien,
pero bueno, se pueden imaginar un poco

esa connotación de color que generaban en
cada zona los cubos.

O que podías jugar.

Los pibes le daban
la vuelta con los colores.

En principio creo que siempre hay una
alineación social a los barrios

y a las personas,
¿no?

Lo que no se puede hacer,
lo que no se puede hacer...

es eso de "espacio público"
creo que es mentira,

porque si es público es para
manipularlo

y hacer lo que nos dé la gana,
manteniendo unas pautas de convivencia.

Ese civismo que nos plantean creo que es
equívoco y que la gente puede

desarrollarse a través de los errores,
más que de los aciertos.

Los métodos pueden surgir de ese caos
de convivencia,

y cuando intentas alinear las cosas,
pues contraen y no son flexibles.

Este es Jose.

Ya se imaginan, ¿no?...

Bob Marley, tatuado...

un poco "taleguero", la verdad,
yo se lo decía.

Su camiseta,
Bob Marley también.

¿Pues qué va a pintar el chico?

Pues una planta de marihuana.

Con dos porrazos.

Y cuando venía la gente de
la institución decía:

"Oye, pero...
eso no está bien, Matías".

Y yo decía:

"pero eso no coloca, ¿no?.
Eso está ahí pintado en el suelo."

"Lo que coloca es fumar."

"Y también se ha descubierto que es
para medicina, ¿no?".

Pero bueno, él estaba ahí entretenido toda
una tarde haciendo...

Lo dibujó él y todo.

Al fin y al cabo es efímero,
se va con el tiempo.

Ahora ya muchas de esas acciones
no están.

Y sigo manteniendo que es mejor vivir con
cosas efímeras, disfrutar el momento

y llegar a hacer cosas así
sin prohibir nada.

Creo que se generó en esos barrios...

también lo hice
en Barcelona

y en Senegal
hice una cosa similar

y en todos siempre cambiaban.

Aquí Bob Marley, allí fue
Camarón de la Isla.

Siempre había esos lenguajes.

¿Suelo?

Pues de lunares.

Como era un barrio de Andalucía,
se generaban esos conceptos.

Y en Senegal pues no puedo porque no sabía
hablar francés.

Imagínense el caos que se formó.

Aquí fue que un chico se encontró una
carta en el suelo y la pintó en gigante.

Hacíamos cosas así. Eran más bien cosas
improvisadas, sin manipulación estética.

Y bueno, otro de los ejemplos que
a mucha gente le fastidia

es esta cosa del graffiti,
del nombre.

"Joder, ya me han jodido todo esto,
todo lleno de nombres."

Pues yo lo hice en Barcelona,
cogí una pared

y veías a los niños y a los padres
poniendo sus nombres.

Se peleaban con el spray
por poner su nombre.

De una forma,
del caos se organizó una pared.

Es un poco ese ejemplo de que si dejamos
fluir, la gente se reorganiza de una forma

o de otra y todo espacio tiene su lugar
para ciertos lenguajes plásticos.

Que sean mejores o peores,
no soy yo quien para definirlo,

pero siempre me gustó
esa palabra de donde sale este mensaje de

"sabotaje al montaje".

Tener un poco de libertad los ciudadanos
que quieren desarrollar sus actividades.

No plásticas, sino de otras
características, y que lo dejen hacer.

Ponemos tantas pegas en tantos proyectos
que se quedan ahí por parte de papeleos

y burocracia que todavía sigo insistiendo
en proyectos que me aburren

a la hora de plantearlos.

Termino prácticamente con esta imagen.

Siempre me gustó ver a los niños,
a la gente, toda manchada,

alegre y divirtiéndose
con las acciones que se generaban.

En principio, a mí este proyecto me hizo
cambiar un poco esa estética también,

porque cuando yo iba a los barrios,
llegaba pintaba y me iba.

me decían:

"¿Y por qué me has pintado esto?"

Y yo decía:
"pues es verdad".

Pero claro, no me di cuenta hasta los
doce años de seguir pintando.

A los 24 años que llevo, pues ya cuando
voy a pintar a un sitio,

me intento enterar de qué va el barrio
y siempre participo un poco.

Cuando hago proyectos de estos,
participativos,

que sean participativos
de verdad,

no de hacer un mural
y que la gente rellene.

Eso es una falta de respeto
a las personas.

Como personas mayores...
incluso a los niños,

que hoy en día ya vemos
cómo van en las matemáticas,

que hasta incluso a mí
me costaba...

Pues eso es un ejemplo más de los métodos,
hay que apoyarlos y que salgan adelante.

O como el TED,
que abre el conocimiento a todos nosotros.

Y bueno, aunque el arte
no sirva para mucho,

solamente para alegrar la vista,

tiene que ser libre,
como todo lo demás.

En principio no tengo nada más que decir.

Muchas gracias.

(aplausos)