Solteros, parejas: ¿cómo despertar el amor? | Florence Escaravage | TEDxCannes

Esta charla es de un evento TEDx, organizado de manera independiente a las conferencias TED. Más información en: http://ted.com/tedx

En esta presentación didáctica, Florence Escaravage comparte las claves de su enfoque innovador: ¿cómo despertar en uno mismo, y en el otro, esa persona enamorada que fue? ¿Cuáles son las condiciones para que la magia se produzca? ¡Todos somos capaces de encontrar el amor en unos meses o de conseguir que nuestra pareja vuelva a estar enamorada!

Pionera en su sector, Florence Escaravage ha pasado 10 años trabajando en un método para acompañar a solteros y parejas en su vida amorosa.

Todos estamos programados
para amar y ser amados.

Está en nosotros.

Es nuestra programación genética,
necesaria para reproducirnos.

¡Pero el amor es mágico!

Para que esta magia funcione,

debemos reunir ciertas condiciones.

Pero a menudo bloqueamos
nuestras emociones

sin darnos cuenta.

Sin embargo, todos somos capaces,
si queremos,

de encontrar el amor en tres meses.

Me gustaría decirles dos cosas:

Primero,

es lo contrario a lo que podemos leer
en las revistas femeninas;

segundo,

cumple con la dinámica opuesta

a esa que consiste
en tumbarse en un diván.

¿Por qué es diferente a lo que se dice
en las revistas femeninas?

Porque a menudo, en las revistas femeninas

nos dicen que hay que hablar
sobre nuestros puntos fuertes.

Lo que mata al amor es el control.

El control de la propia imagen,

el control de lo que se quiere mostrar.

Entonces, nos dicen que debemos
hablar de nuestros puntos fuertes,

que debemos tener confianza
en nosotros mismos,

todo esto les parece normal.

Con frecuencia atiendo a mujeres hermosas,

con trabajos interesantes, inteligentes,
con confianza en sí mismas,

pero que no encuentran el amor.

Y si tuviéramos que esperar
a tener confianza en nosotros

para encontrar el amor, no habría
tantos bebés en la Tierra.

Me gustaría poner de ejemplo
a dos solteros:

Imaginen a Paul y Virginie.

Se encuentran por primera vez
para tomar una copa.

Paul es un hombre serio,

quiere mostrarse inteligente,
pero también simpático.

Virginie, quien es un poco más bohemia,
quiere demostrar

lo ecléctica que es su vida,
lo originales que son sus actividades,

y después le gustaría
hablar también de sus viajes.

Así que con este intercambio
tenemos una catástrofe asegurada.

Ocurre que, cuando queremos
mostrar nuestra mejor cara,

cuando queremos suscitar admiración,

bloqueamos, sin darnos cuenta,
la circulación de nuestras emociones.

Y eso es catastrófico.

Imaginen un cursor
con el alcance de su personalidad:

En un extremo ponen
todos sus motivos de alegría:

lo que les anima,
lo que les despierta por la mañana,

lo que les hace muy felices,

y en el otro extremo ponen
lo que, en su vida,

forman sus objetivos
y también sus dudas,

sus interrogantes.

Cuanto más avanzamos en edad,

más tendencia tenemos a colocar
el cursor en el centro.

Lo que hacemos, nuestros cines,
nuestras lecturas, salidas, viajes.

Cuanto más avanzamos en edad,
más ganas tenemos de tranquilizarnos.

En realidad, hay que hacer lo contrario.

A veces solo tenemos una oportunidad
de encontrarnos con alguien,

y por consiguiente ser uno mismo
pero con mayor intensidad,

porque es la única forma de alejar
nuestra personalidad,

de relajar el control,

y establecer un punto de intercambio
para que las emociones circulen.

En segundo lugar: ¿por qué enamorarse
o encontrar el amor

eleva la dinámica totalmente opuesta
a tumbarse en un diván?

Porque cuando estamos en el psicólogo
estamos en la introspección,

en el análisis.

Cuando queremos enamorarnos,
estamos en la acogida, en la apertura.

Cuando estamos en el psicólogo,
buscamos comprendernos,

comprenderse a uno mismo,

comprender nuestras expectativas.

Y cuando nos enamoramos
estamos ante una receptividad total,

tenemos que dejarnos sorprender
por una personalidad,

hay que dejarse llevar

y ante todo no hay que escuchar
a esa vocecita que juzga

que va a decirnos que esa persona
no corresponde a nuestras expectativas.

Para que Paul y Virginie
tengan una historia increíble

tienen que situarse
en el papel de un adolescente.

Imaginen, este adolescente,
con sus emociones, sus estados de ánimo,

y esta actividad algo ciclotímica
de su estado de ánimo.

Imaginen que sale
de una fase de ensimismamiento,

y entonces se abre al mundo,
está receptivo a los demás,

y capta, no a la primera
o segunda que pasa,

sino a la tercera;

está conectado con
esta persona que pasa

y no se controla bien

y puede estar completamente receptivo.

Van a decirme Uds.: De acuerdo,
es bonito, pero en concreto

¿cómo se hace tomando una copa?

Para crear una reciprocidad amorosa

hay que despertar un ser dormido.

Despertar en uno mismo, pero también
a un ser que duerme, lo cual quiere decir

que uno hará resonar cuerdas
que no suelen vibrar mucho.

Se trata de formular preguntas,

preguntas sobre nuestras motivaciones,
lo que nos anima,

lo que nos hace felices,

o tal vez sobre una experiencia difícil,

cómo hemos sentido esta experiencia.

Ya oigo a algunos decirme:

"¡Ah no! En la primera cita

no se trata de plantear
cuestiones íntimas".

¡Pero no son cuestiones íntimas!

En lugar de preguntar:

"¿Cuál es tu trabajo, en qué consiste?"

Diremos:
"¿por qué escogiste este trabajo?"

En lugar de preguntar:

"Ah, juegas al golf...
¿y dónde juegas?

¿cuántas veces vas a jugar?"
Sería...

"¿Por qué juegas al golf?
¿Por qué juegas al tenis?

¿Por qué has hecho este cambio?"

Es la única forma de expresar
lo que tenemos en nuestro interior.

Y finalmente, Uds. se darán cuenta
que no todos los días

tenemos ocasión de buscar
en nosotros mismos

las respuestas a esas cuestiones
sobre nuestras elecciones.

Es la única forma de liberar

y garantizar este intercambio
que permite circular las emociones.

Nos enamoramos de alguien
no por lo que hace o como lo hace,

sino por qué lo hace.

Uds. conocen las muñecas rusas,

pues imaginen que Uds. tienen
varias muñecas rusas:

La mayor es la que controla.

Si realmente queremos enamorarnos

y estar en un intercambio donde haya
esta circulación de emociones,

habrá que buscar no la muñeca
que controla, que juzga,

que reflexiona, que es inteligente,

sino la muñeca completa,
la más pequeña, en el fondo,

que es la que quiere crecer,
como el árbol, recibir la luz,

transformarse, ser tocada.

Porque todos Uds. saben
que el enamoramiento,

que enamorarse,
es revelarse a sí mismo.

Oigo ya a algunas personas que me dicen:

"No, yo no funciono así.
Yo me dejo guiar

por el atractivo físico,
o yo me dejo guiar

por el atractivo intelectual".

Muy bien.

Pero podemos estrellarnos contra la pared

si no enriquecemos esos atractivos

con esta materia prima que nos constituye.

Muchas personas vienen a verme,

algunas a veces divorciadas,
o solteras, y me dicen:

"Hace años que no me enamoro"

o "Yo soy muy exigente, no llego
a encontrar la persona correcta"

o "no conozco a mucha gente"

o "¡no hay nadie que me interese
en este momento!"

Pues bien se trata de hecho
de un error de interpretación.

En realidad esas personas,
cuando se encuentran con alguien,

no captan más que el 10 %
de su personalidad.

Porque si establecieran
realmente un intercambio

donde las emociones circularan,

recibirían el 100 % de la persona.

Uds. me dirán que en las parejas
"De acuerdo, está bien,

pero volverse a enamorar de su pareja,

¿es igual? ¿Funciona de la misma manera?"

Y yo les digo un sí rotundo.

En el caso de la pareja se trata
de volver a tocar regularmente

lo que nos conmueve del otro.

Cuando nos separamos, cuando se engaña,
cuando nos distanciamos,

es porque hemos perdido
la conexión juntos.

¡Todos evolucionamos!

15 o 20 años después,
¡ya no somos los mismos!

¡No es tan grave!

Pero si gracias a los intercambios,

nos conectamos regularmente
con aquello que nos hace vibrar,

con aquello que nos sensibiliza,

entonces tocaremos
la vulnerabilidad del otro.

Saben, la vulnerabilidad no tiene
nada que ver con la debilidad.

La vulnerabilidad, lo sensible,

son nuestras dudas,
son nuestros interrogantes.

Porque, saben,
la fuerza de alguien la vemos,

la vemos todo el tiempo.

Por el contrario, la vulnerabilidad,
la mostramos muy raramente.

Nos separamos a menudo
por los mismos motivos

por los que nos hemos amado.

Se acuerdan de Paul:

quince años y tres hijos después,

va a ponerse nervioso, a enfadarse
por la parte bohemia de Virginie.

Y Virginie va a enfadarse
por la rigidez de su Paul

y por su visión muy ordenada
de las cosas y sobre el mundo.

Y sin embargo,

se sintieron atraídos precisamente
quince años antes

por esta diferencia,
por esta forma tan diferente

que quizás despertó algo en ellos

que había sido inhibido por su educación.

Si la pareja se conecta regularmente,

si la pareja pone en práctica
esos intercambios,

entonces será más fácil aceptar la idea

de la diferencia del otro.

Si queremos salir de la fase
"me molestan las diferencias"

es ahí cuando comprendemos realmente
para qué sirve el amor con una enorme A,

para qué sirve la pareja duradera.

Porque es más fácil aceptar
la diferencia del otro

si conectamos regularmente,

cuando nos entregamos regularmente.

Lo que quería decirles de importancia
sobre la pareja,

es eso, es que cuando nos conectamos

es mucho más fácil comprender al otro,

de hecho es una invitación a despertar
en nosotros esta parte

que nuestra educación enterró, inhibió.

Lo otro es una invitación
a revelar colores,

otros colores de nuestra personalidad.

¡Love!

(Aplausos)