Lo que aprendí de niño en la cárcel | Ismael Nazario | TEDxNewYork

Esta charla es de un evento TEDx, organizado de manera independiente a las conferencias TED.

Cuando era adolescente, Ismael Nazario fue enviado a la cárcel de Rikers Island, en Nueva York, donde pasó 300 días en confinamiento solitario, todo esto antes de que fuera condenado por un delito. Ahora, como un defensor de la reforma penitenciaria trabaja para cambiar la cultura de las cárceles y prisiones estadounidenses, donde los jóvenes son sometidos con frecuencia a la violencia más allá de la imaginación. Nazario cuenta su historia escalofriante y propone maneras de ayudar, en lugar de hacer daño, a los adolescentes en la cárcel.

Tenemos que cambiar la cultura
en nuestras cárceles y prisiones,

especialmente para los jóvenes reclusos.

El estado de Nueva York es
uno de solo dos en EE.UU.

que hace detenciones automáticamente y
trata a los de 16 y 17 años como adultos.

Esta cultura de la violencia
lleva a estos jóvenes

a un ambiente hostil,
y los funcionarios de prisiones

permiten cualquier cosa
para seguir adelante.

En realidad, no hay mucho
que hacer para estos jóvenes

para impulsar realmente su talento
y realmente rehabilitarlos.

Hasta que podamos elevar la edad
de responsabilidad penal a los 18,

tenemos que centrarnos en el cambio
de la vida diaria de estos jóvenes.

Lo sé de primera mano.

Antes de cumplir 18 años,

pasé unos 400 días en Rikers Island,

y además

pasé casi 300 días en
una celda de aislamiento,

y déjenme decirles esto:

Gritar hasta el máximo de los pulmones
todo el día a la puerta de la celda

o gritar a pleno pulmón por la ventana,

se vuelve agotador.

Dado que no hay mucho que
hacer mientras uno está allí,

empiezas a pasearte de un lado
a otro en la celda,

empiezas a hablar contigo mismo,

los pensamientos empiezan
a hacerse salvajes,

y entonces tus pensamientos
se convierten en tu peor enemigo.

Se supone que las cárceles están
para rehabilitar a las personas,

no para que él o ella
esté más enojado,

frustrado y más desesperado.

Dado que no hay un plan en marcha
para estos jóvenes,

prácticamente vuelven
a la sociedad sin nada.

Y no hay realmente mucho para ellos
que les haga evitar la reincidencia.

Pero todo empieza con los
funcionarios de prisiones.

Es muy fácil para algunas personas

mirar a estos funcionarios
de prisiones como los buenos

y a los internos como los malos,

o viceversa, para algunos,

pero es un poco más que eso.

Los funcionarios de prisiones
son personas normales.

Vienen de los mismos barrios de
la población a la que "sirven".

Son gente normal.

No son robots, y no hay nada
especial sobre ellos.

Hacen casi todo lo que
nadie hace en la sociedad.

Los funcionarios varones quieren
hablar y coquetear con las funcionarias.

Juegan entre ellos
a juegos de secundaria.

Hablan de política entre sí.

Y las funcionarias chismorrean
entre ellas.

Me pasé mucho tiempo con muchos
funcionarios de prisiones,

y déjenme que les cuente acerca
de este en particular llamado Monroe.

Un día él me llevó entre
las puertas del A y del B

que separan los lados norte y sur
de los corredores de nuestras celdas.

Él me llevó allí porque
tuve un altercado físico

con otro joven en mi celda,

y como no había ninguna oficial mujer
trabajando en aquella planta, él sentía

que se había violado su turno.

Así que él me dio
un puñetazo en el pecho.

El tipo me dejó sin aire.

Yo no era impulsivo,
no reaccioné de inmediato,

porque sé que esta es su casa.

No iba a ganar nada.

Solo tenía que tirar de su pin
y el reemplazo vendría inmediatamente.

Así que solo lo miré a los ojos

y supongo que vio la ira y
mi frustración en ebullición

y me dijo:

"Tus ojos te van a meter
en un montón de problemas,

porque se ve que quieres pelear".

Así que empezó a quitarse el cinturón,

se quitó la camisa y su placa,

y él dijo: "Podríamos pelear".

Así que le pregunté, "¿lo callarás?"

Esta es una forma usada
habitualmente en Rikers Island

que significa que no dirás nada a nadie,

y que no lo denunciarás.

Él dijo: "Sí, lo callaré.
Y tú ¿lo callarás?"

Ni siquiera respondí.

Solo le di un puñetazo en pleno rostro,

y empezamos a luchar
en ese mismo momento.

Al final de la pelea,
él me golpeó contra la pared,

así que mientras forcejeábamos,
me dijo: "¿Estás bien?"

como si él tuviera ya lo mejor de mí,

pero en mi mente, sé que
ya tengo lo mejor de él,

así que le contesté muy engreído:

"Estoy bien, ¿tú también?"

Él dijo: "Sí, estoy bien, estoy bien".

Lo dejamos. Me dio la mano,
me dijo que me respetaba,

me dio un cigarrillo
y me envió a mi pasillo.

Lo crean o no, uno se topa con
algunos funcionarios en Rikers Island

que luchan uno-a-uno.

Ellos sienten que entienden cómo es,

y sienten que con ello
sabrán donde está uno.

Dado que esta es la forma en que
comúnmente se resuelven las disputas,

podemos manejarlo de esa manera.

Me alejo de él como un hombre,
uno se aleje de él como un hombre,

y eso es todo.

Algunos funcionarios sienten
que están encarcelados contigo.

Por eso tienen esa mentalidad
y esa actitud

y se mueven en esos esquemas.

En algunos casos, estamos juntos
con los funcionarios.

Sin embargo, las instituciones tienen
que dar a estos funcionarios de prisiones

formación adecuada para saber tratar
adecuadamente a la población adolescente,

y también tienen que darles
capacitación adecuada

para lidiar con las personas
con problemas de salud mental.

Cumplen un factor importante
en la vida de estos jóvenes

durante una cantidad X de tiempo hasta
que se alcance una resolución del caso.

Así que ¿por qué no tratar de guiar
a estos jóvenes mientras están allí?

¿Por qué no tratar de darles alguna
formación para hacer un cambio?

Una vez que vuelvan a integrarse
de nuevo a la sociedad,

harán algo positivo.

Segundo, para ayudar a los jóvenes en
las cárceles es una mejor programación.

Cuando yo estaba en Rikers Island,
lo horrible era la celda de aislamiento.

La celda de aislamiento
fue diseñada originalmente

para romper una persona mental,
física y emocionalmente.

Para eso fue diseñada.

El Fiscal General de EE. UU.
publicó recientemente un informe

declarando que prohibirán
la celda de aislamiento

en el estado de Nueva York
para los adolescentes.

Lo que me mantuvo cuerdo en la
celda de aislamiento era la lectura.

Traté de formarme tanto como pude.

Leí todo lo que tenía en las manos.

Y aparte de eso,
escribía música y cuentos.

Algunos programas que creo que
beneficiarían a nuestros jóvenes

son los de terapia artística

para los niños que les gusta dibujar
y tienen ese talento,

y ¿qué pasa con los jóvenes que
tienen inclinaciones musicales?

¿Qué tal un programa de música
para ellos que en realidad les enseñe

a escribir y hacer música?

Es solo una idea.

Cuando los adolescentes
llegan a Rikers Island,

al C74, RNDC el edificio
donde son alojados.

Es apodado "escuela de gladiadores"

porque llegan individuos
jóvenes de la calle

pensando que son duros,

y están rodeados de muchos otros jóvenes

de los 5 condados,
y todos sienten que son duros.

Así que ahora hay un montón
de jóvenes que sacan pecho

intentando dar la sensación de que
son iguales de duros que el otro

o incluso son más duros que el otro.

Pero seamos honestos:

Esa cultura es muy peligrosa
y perjudicial para nuestros jóvenes.

Tenemos que ayudar a las instituciones
para que estos adolescentes se den cuenta

de que no tienen que llevar el estilo
de vida anterior que llevaron

cuando estaban en la calle,
que realmente puede hacer un cambio.

Es triste informar que
mientras estuve en la cárcel,

solía escuchar a jóvenes hablar
de al estar fuera de la prisión,

qué tipo de crímenes cometerían

una ven en la calle.

Las conversaciones eran algo así:

"Cuando vuelva a la calle,
mi hermano tiene esta conexión

para esto, eso y lo otro".

o, "Mi hombre aquí tiene
esta conexión por bajo precio.

Vamos a intercambiar información".

y "Cuando vayamos a la ciudad,
vamos a hacerlo realmente grande".

Yo solía escuchar estas conversaciones
y pensar para mí,

"Guau, estos tipos están realmente
hablando de volver a la calle

y cometer crímenes en el futuro".

Así que se me ocurrió
un nombre para eso:

Lo llamé esquema
"vuelta rápida a la cárcel",

porque realmente,
¿cuánto tiempo se va a durar eso?

¿Logras un plan de jubilación con eso?

¿Una pensión bonita y pequeña?
¿De 401 mil? 403 mil?

¿Logras un seguro médico?
¿Seguro dental?

(Risas)

Pero diré esto:

Estando en la cárcel

me topé con algunos de las
personas más inteligentes, brillantes,

y con talento que yo he conocido.

He visto personas que con
una bolsa de patatas fritas

la convierten en el marco
de fotos más bello.

He visto personas que con el jabón que
el estado proporciona de forma gratuita

lo convierten en las
esculturas más hermosas,

haciendo sentir a Miguel Ángel
como un pequeño de un jardín de niños.

A los 21 años, yo estaba en
una prisión de máxima seguridad

denominada correccional de Elmira.

Acababa de salir de la sala
de musculación de hacer deporte,

y vi a un señor mayor que yo conocía
de pie en medio del patio

mirando hacia el cielo.

Este señor mayor cumplía una condena
de 33 años y la tercera cadena perpetua

de la que ya había cumplido 20 años.

Así que me acerqué a él y le dije:

"OG, ¿qué pasa, hombre?
¿Estás bien?"

Me miró, y dijo:
"Sí, estoy bien, sangre joven".

Y yo: "¿Qué es lo que buscas en cielo?

¿Qué es lo que es tan fascinante arriba?"

Él dijo: "Mira y me dices lo que ves".

"Nubes".
(Risas)

Él dijo: "Muy bien. ¿Qué otra cosa ves?"

En ese momento, un avión pasaba.

Le dije: "Muy bien, veo un avión".

Él dijo: "Exactamente, y qué hay
en ese avión?" "La gente".

"Exactamente. ¿A dónde va
ese avión y esa gente?"

"No sé. ¿Lo sabes?

Por favor, cuéntame si lo descubres.
Ahora compraré números de la lotería".

Él dijo: "Te estás perdiendo
el panorama general, la sangre joven.

Ese avión con esa gente
va a alguna parte,

mientras que nosotros
estamos aquí atrapados.

El panorama general es el siguiente:

Ese avión con esa gente
va a alguna parte,

así es la vida que se nos pasa, mientras
estamos detrás de estas paredes".

Desde ese día,

esto provocó algo en mi mente y me hizo
entender que tenía que hacer un cambio.

De pequeño yo siempre fui
un buen, un chico listo.

Algunos decían que era un poco demasiado
inteligente para mi propio bien.

Tenía el sueño de convertirse
en arquitecto o arqueólogo.

Actualmente, estoy trabajando
en la Fortune Society,

que es un programa de reinserción,

y trabajo con gente como gestor de
casos con alto riesgo de reincidencia.

Así que les conecto con
los servicios que necesitan

una vez liberados de la cárcel

para que puedan hacer una
transición positiva a la sociedad.

Si yo pudiera verme a mí mismo
de 15 años hoy,

me gustaría sentarme y hablar
con él y tratar de educarlo

y me gustaría hacerle saber,
"Escucha, este soy yo. Yo soy tú.

Somos nosotros. Somos uno.

Todo lo que estás a punto de hacer,
sé lo que vas a hacer

antes de hacerlo,
porque ya lo hice,

y me gustaría animarle a que
no pasara el rato con x, y, z.

Le diría que no estuviera
en tal y tal lugar.

Yo le diría sigue en la escuela, hombre,

porque ahí es donde tienes que estar,

porque eso es lo que te hará llegar
a alguna parte en la vida.

Este es el mensaje que debemos compartir

con nuestros jóvenes hombres
y mujeres jóvenes.

No debemos tratarlos como adultos
y situarlos en las culturas de violencia

de las que se es casi imposible escapar.

Gracias.

(Aplausos)