La amenaza de las especies invasoras - Jennifer Klos

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Vides gigantescas que cubren el sur de Estados Unidos y que no paran de escalar árboles y tragarse edificios. Una serpiente hambrienta capaz de devorar a un cocodrilo. Poblaciones de conejos que se devoran entre sí si pasan hambre. Estos no son detalles de un película de terror, son historias reales. Pero, ¿cómo podría existir estas situaciones en la naturaleza? Jennifer Klos nos habla de las especies invasoras.

Lección de Jennifer Klos, animación de Globizco.

Vides gigantescas que cubren
el sur de Estados Unidos

y que no paran de escalar
árboles y tragarse edificios

alzándose hasta 30 metros.

Una serpiente hambrienta que es
capaz de devorar un cocodrilo.

Poblaciones de conejos que se
devoran entre sí si pasan hambre.

Estos no son detalles
de las películas de terror.

Son historias reales.

Pero ¿cómo podrían existir
tales situaciones en la naturaleza?

Los tres son ejemplos
de especies invasoras,

organismos nocivos
no debido a lo que son,

sino al lugar en el que se encuentran.

La vid kudzu, por ejemplo,
nativa de Asia oriental

es alimento de varios insectos
y muere durante los fríos inviernos.

Pero su suerte cambió

cuando fue importada al sureste
de los Estados Unidos

para decorar porches
y alimentar ganado.

El gobierno incluso la subvencionó
para combatir la erosión del suelo.

Sin depredadores naturales en esos
campos soleados de clima templado

la vid creció descontroladamente

hasta que llegó a apodarse como
la planta que se comió el sur.

Mientras tanto, en los Everglades
de Florida, las pitones birmanas,

aparentemente puestas en libertad
por los dueños de mascotas,

causan el descenso de muchos organismos.

Desplazan con éxito a los
principales depredadores locales

como el cocodrilo y la pantera,

reduciendo significativamente
sus fuentes de nutrientes.

Pero no suponen un problema
en su Asia nativa porque allí

las enfermedades, parásitos y depredadores
controlan el tamaño de la población.

Y en Australia, los conejos
europeos comen tantas plantas

que agotan toda fuente alimenticia,
para sí mismos y para otros herbívoros.

Se introdujeron bastante recientemente
e intencionadamente al continente

solo porque a un hombre
le encantaba cazarlos.

Al igual que las pitones birmanas,

diversos factores en su hábitat natural
mantienen sus números bajo control.

Pero en Australia,
la falta de depredadores

y un clima perfecto para una
reproducción anual continuada

disparó sus números.

Sabiendo esto, ¿por qué sigue ocurriendo?

La mayoría de los ecosistemas del mundo

son el resultado de miles de años
de coevolución entre los organismos,

que se adaptan a su entorno y entre sí

para alcanzar un equilibrio estable.

Los ecosistemas sanos
mantienen este equilibrio

con la ayuda de factores restrictivos,

condiciones ambientales que restringen
el tamaño o el alcance de una especie.

Estas incluyen cosas como
la geografía natural y el clima,

acceso a los alimentos,

y la presencia o ausencia de depredadores.

Por ejemplo, el crecimiento
de una planta depende

de la cantidad de luz solar
y los nutrientes en el suelo.

El número de plantas comestibles
afecta a la población de herbívoros,

que a su vez afecta a los carnívoros
que se alimentan de ellos.

Y una población depredadora sana
mantiene el equilibrio de los herbívoros

impidiendo su desarrollo excesivo
o que devoren todas las plantas.

Pero cualquier cambio
puede alterar este equilibrio,

y la introducción repentina
de organismos no nativos

puede ser un cambio bastante importante.

Una especie nativa de otro hábitat

responderá a otros factores limitantes,
diferentes depredadores,

diferentes fuentes de energía y climas.

Si los factores limitantes
del nuevo hábitat

no pueden restringir
el crecimiento poblacional

este continuará multiplicándose,

ganará la carrera por los recursos
contra los organismos nativos

y perturbará todo el ecosistema.

A veces, se introducen nuevas especies
en nuevos hábitats por factores naturales

como tormentas, corrientes
oceánicas, o cambios climáticos.

Sin embargo, la mayoría
de las especies invasoras,

son introducidos por el hombre.

A menudo, accidentalmente,

como el mejillón cebra que se introdujo
en el lago Erie mediante buques de carga.

Pero mientras nos movamos por el mundo,

también llevaremos intencionadamente
con nosotros plantas y animales,

raras veces teniendo en
cuenta las consecuencias.

Pero ahora que estamos aprendiendo más

sobre los efectos de las especies
invasoras en los ecosistemas,

muchos gobiernos siguen de cerca
el transporte de plantas y animales,

y prohíben las importaciones
de ciertos organismos.

Pero, ¿podría ser la especie con
el impacto ambiental más drástico

un grupo de primates originario de África
que ha invadido la mayor parte del mundo?

¿Somos una especie invasora?