Cuidado: ¡Ser positivo no es apto para cobardes! | Lea Waters | TEDxMelbourne

Esta charla es de un evento TEDx, organizado de manera independiente a las conferencias TED. Más información en: http://ted.com/tedx

la profesora Lea Waters es la directora del Centro de Psicología Positiva de la Escuela de Graduados de Educación de Melbourne. Ella explora cómo los pequeños pasos positivos pueden generar un enorme impacto en nuestro bienestar. En parte educadora inspiradora y talentosa, en parte disruptora y campeona del cambio y en parte defensora del poder de la positividad, la profesora Lea Waters es una ferviente apasionada a todo lo relacionado con la psicología..

Me gustaría empezar
compartiendo dos eventos

que cambiaron mi vida hace 12 años

y que son la razón por la que
soy profesora de psicología positiva.

El primero fue dar a luz a mi hijo.

Transformó mi vida por completo:

pasé de dedicar todo el día
en la universidad escribiendo un libro,

a estar todo el día en casa
limpiando un culito,

me encantaba.

El segundo evento es un poco confuso,

porque, a diferencia de dar a luz,

no fue un evento de los
que te cambian la vida.

Fue tan solo al leer las noticias.

Tenía el corazón tan sensible
después de haber sido madre

que al leer las noticias empecé
a llorar desconsoladamente.

Ya saben, esos lagrimones que
les dejan los ojos rojos e hinchados

y la nariz... ¿cómo si fuera
una fábrica de moco?

Me refiero a ese tipo de lágrimas.

Y soy investigadora en psicología.

Así que cuando tengo estas reacciones
inesperadas, empiezo a autoanalizarme.

Me siento y pienso:

"Mmm... ¿Por qué lloro?
son solo las noticias".

Y entonces surge esta otra pregunta:

"¿Por qué no he llorado antes?"

Y ahí es cuando me di cuenta.

Los imperios mediáticos
me han manipulado.

Me han vuelto insensible

y he crecido aceptando la versión
de las empresas de noticias

sobre la naturaleza humana.

La más mezquina, la más oscura.

Pensé que esto no está bien,

no es la versión de la naturaleza humana

en la que me gustaría
ver a mi hijo crecer.

Porque, en realidad,

la mayoría somos buenos y decentes,

por eso nos autodenominamos
'human-kind' (humano afable).

Y me quedé pensando:

"¿Qué pasaría si en los noticieros

mostraran más historias sobre
las cualidades positivas del ser humano,

y qué impacto tendría
esto en la vida de mi hijo?

Esta pregunta me transformó,

porque en el momento en que me la formulé,

me di cuenta de que debía
responderme yo misma.

Tenía que empezar a hacer algo

que ofreciese una vida
más positiva para mi hijo

y para todos los jóvenes de Australia.

Y hay tantas buenas
noticias por compartir...

Por ejemplo, ¿sabían que desde 1990,

hemos sacado de la pobreza
a 1100 millones de personas?

Equivale a más de tres veces

la población de EE.UU.

Y durante el mismo tiempo,
hemos provisto de agua potable

a 2600 millones de personas,

más que la población
de China y India juntas.

El mundo está mejorando,

pero no van a oír cosas así
en el noticiero de la cena.

Déjenme que les pregunte una cosa.

¿Dejarían que alguien
entrase en su casa cada día,

y que les dijera que
el grupo al que pertenecen

son avaros, egoístas,
violentos y criminales?

Esto es exactamente lo que las empresas
de noticias hacen con nosotros cada día,

y creemos en lo que nos dicen de nosotros.

Las etiquetas que nos ponen,

las internalizamos
y moldean nuestra identidad.

Así que tanto si lo saben como si no,
las noticias moldean nuestra identidad.

Nos infectan.

Hace 12 años, decidí dejar de
ver los noticieros de la cena,

y Uds. podrían hacer lo mismo,

pero incluso si no les prestan
atención activamente,

todavía pueden tener
un impacto negativo en Uds.

porque los grupos mediáticos
están en todas partes.

Paseando por la calle

pueden ver los titulares de los periódicos
pegados a las ventanas.

Las noticias están
en los móviles, en la radio,

en paneles luminosos
al lado de la carretera.

Hace unas semanas, mi hija
de ocho años enfermó,

y la llevé al médico.

Estábamos en la sala de espera,
en la TV había noticias.

Miré a mi alrededor,
en la sala de espera, pensando:

"Toda esta gente está enferma,
ya son bastante miserables,

para tener que soportar encima
más malas noticias".

No quiero decir que debamos
ignorar las cosas malas,

solo digo que no son
todo lo que debemos saber,

y que los noticiarios deberían compartir

los buenos y los malos acontecimientos

que ocurren por todo el mundo cada día.

Espero que estén de acuerdo conmigo,
pero no les voy a recriminar nada

si todavía queda gente que duda

y se pregunta: "¿De verdad?

¿Realmente necesitamos escuchar
más noticias buenas?"

Mi respuesta como
investigadora en psicología es:

"Sí, sin lugar a dudas".

Primero, por lo que acabo de explicar,
porque las noticias definen la identidad.

Segundo,

porque los investigadores
en psicología dicen

que cuando se ven noticias malas,

se desencadenan síntomas
de preocupación y depresión.

Y si hablo por mí,

como alguien que ha sufrido
depresión y acudió a terapia,

les puedo asegurar que es un fastidio;

no la terapia en sí,
porque en realidad es útil,

sino la depresión ya que es
algo verdaderamente terrible.

Y para mí, estar deprimida

fue como si me vaciaran por dentro,

como si ya no me quedara nada por dentro.

Me sentía como una frágil cáscara

con un sollozo de dolor

resonando, produciendo
una reverberación en mi interior;

un vacío infinito
y una oscuridad inconmensurable.

No tenía hambre,

no podía dormir bien,

no conseguía pensar con claridad.

Soy científica; me gano el pan pensando.

Como pueden imaginar, ahora
me siento un poco vulnerable,

al encontrarme en un escenario
explicando a 1200 personas

que he estado deprimida;

pero me siento especialmente vulnerable

porque estoy en un escenario
criticando a los medios.

Y me siento como si les hubiera brindado
información que pueden usar en mi contra,

y que durante esta semana

se publicará una noticia en la esquina
de algún periódico, diciendo:

"Nuestra medicina no surge efecto en
una profesora de psicología positiva".

(Risas)

Pero les puedo decir lo siguiente.

Cuanto más aprendo y comprendo

las cualidades positivas
de la naturaleza humana,

menos deprimida me siento.

De hecho, últimamente prácticamente
no tengo síntomas de depresión.

Si me lo hubieran dicho
a mis treinta y tantos

que no tendría depresión alguna,
casi hasta mitad de mis 40,

francamente, no les hubiera creído.

Pero aprender sobre lo
mejor que hay en nosotros,

me ha convertido en una mejor madre,
una mejor pareja, una mejor amiga,

una mejor colega, una mejor persona.

Y esto se consigue a través
de tres vías concretas.

Aprender sobre lo mejor
que hay en nosotros.

me ha hecho darme cuenta del tipo
de persona que me gustaría ser:

una mujer valiente, y buena,
y persistente, y con ética.

Aprender sobre lo mejor de nosotros
me ha hecho darme cuenta

del tipo de persona que
me gustaría tener como pareja.

Y saber más sobre lo mejor de nosotros
me ha permitido eliminar

algunas de las relaciones
tóxicas de mi vida.

Empecé este viaje para ayudar
a mi hijo y a mi hija.

Al final también me ha ayudado a mí,

y no solo me ha ayudado,
sino que me ha transformado.

Porque ha conseguido inyectarme
una dosis de esperanza,

y ahora paseo cada día

con una impulso vivificador de esperanza.

Si las corporaciones de noticias
mostraran más noticias positivas,

también podrían ser agentes de esperanza.

Tenemos que pedirle a los medios
que publiquen más noticias buenas,

o mejor aún, creo personalmente
que deberíamos pedir

una nueva forma de periodismo,

una que muestre contenido TED en el
noticiero de la cena, por ejemplo.

¡Sí!

(Aplausos)

Pero, ya saben, soy realista

y comprendo que las
corporaciones mediáticas

no van a cambiar lo que
publican, por el momento.

Así que en vez de pedirles
que cambien los noticieros,

podemos empezar por cambiar
nuestras noticias.

Debemos responsabilizarnos

de compartir los rasgos positivos
de la naturaleza humana.

Cuando compartimos buenas noticias,
contagiamos ese impulso vivificador

a nuestras familias,

nuestros amigos, nuestros vecinos,
nuestras escuelas, nuestras oficinas.

¿Se han preguntado alguna vez
por qué durante los JJ.OO.

se ve a más gente corriendo por la calle?

¿Han salido alguna vez
a correr durante los JJ.OO.?

Yo sí que lo he hecho.

Los psicólogos explican este fenómeno
mediante el efecto de elevación,

y explicado sencillamente,
el efecto de elevación ocurre

cuando observamos
la excelencia en otros.

Nos inspira y nos eleva, nos motiva
a perseguir la excelencia.

De modo que si vemos los JJ.OO.,

y vemos a tantos ejemplos
de excelencia física y atlética,

nos inspira.

Nos hace aspirar a sentirnos
en forma y más fuertes,

haciendo que nos pongamos
a hacer ejercicio.

Pues bien, lo interesante

es que los psicólogos
también han descubierto

que no solo se da
el efecto elevación

cuando observamos excelencia física,

sino que también se da
cuando observamos excelencia moral.

Cuando somos testigos de grandes actos
de bondad o de coraje,

nos inspira y nos eleva

a querer ser más buenos
y más valientes.

Existen muchos ejemplos

de la activación del efecto elevación
a través de la excelencia moral,

pero uno que seguro que
conocen es Nelson Mandela.

Su excelencia moral,
su capacidad para perdonar

elevó a un país entero,

y permitió que un gobierno democrático
reemplazase a un régimen del apartheid.

No digo que todos debamos ser
como Nelson Mandela,

ni siquiera que todos debamos conocer
a alguien como Nelson Mandela,

lo que digo es que todos
pueden entrenarse

para buscar esos ejemplos
de excelencia diarios

que nos rodean;

esa excelencia moral diaria

cuando vemos a gente a nuestro alrededor
que es valiente, y buena,

y que actúa con integridad,
y con honestidad,

en equipo o como un líder.

Podemos practicar para buscando
ejemplos de excelencia moral,

y podemos compartir esas historias.

Hace algunas semanas
tomé el transporte público,

y en cuestión de 10 minutos,

vi a tres jóvenes levantarse
y ofrecer sus asientos a gente mayor.

Es excelencia moral
del día a día, y lo tuiteé.

Si comparten estos ejemplos
de excelencia moral diaria,

están despertando esperanza,

están desencadenando
el efecto elevación.

Pero están haciendo más que esto

porque los investigadores
han descubierto

que cuando Uds. comparten noticias
positivas en las redes sociales,

el 64 % de su red les
responderá con felicidad.

Así que si quieren hacer feliz a la gente,
compartan noticias buenas.

Y la investigación va incluso más allá

porque se ha descubierto,
en el campo de la psicología positiva,

que las emociones positivas se contagian.

Atrapamos, literalmente,
las emociones positivas de los demás.

Así que cuando Uds. cuelgan
noticias positivas en sus redes sociales,

los investigadores han descubierto
que las emociones positivas

se transmiten por la red alcanzando
hasta tres grados de separación.

Lo que significa que
si se comparten noticias positivas,

están haciendo felices a sus amigos,

y a los amigos de sus amigos,

y a los amigos de los amigos
de sus amigos.

Solo el hecho de compartir buenas noticias

genera un efecto dominó que va más allá
de lo que se pueden imaginar.

No soy partidaria de un optimismo ciego,

y no estoy diciendo que debamos
ignorar los problemas del mundo,

pero lo que digo es
que entenderemos mejor

y tendremos otra perspectiva
de los problemas del mundo

si también entendemos
los puntos fuertes de nuestro mundo.

Los grupos mediáticos
no van a compartir con nosotros

nuestros puntos fuertes

porque no les interesa hacerlo;

pero podemos compartir
estas historias entre nosotros.

Y al hacerlo, ofrecemos esperanza,
desencadenamos el efecto elevación,

y ofrecemos felicidad;

es científico.

Les pido que se conviertan
en detectives positivos,

para que salgan fuera y se comprometan

a encontrar al menos un ejemplo
al día de excelencia moral

y lo compartan con los demás.

Y los que sean padres, compartan
ese ejemplo con sus hijos.

Nuestros hijos tienen que crecer sabiendo

que la amplia mayoría de nosotros
somos buenos y decentes.

Deben crecer sabiendo que
forman parte de la humanidad.

Y tienen que crecer con esperanza.

Les invito a que se conviertan
en detectives positivos.

Pero también debo confesarles
que con esta invitación,

también les adjunto un mensaje de aviso.

Y el mensaje dice lo siguiente:

"Cuidado, ser positivo
no es apto para cobardes".

¿Cuál fue mi experiencia como
investigadora de psicología positiva?

Pues durante esa fase
fui objeto de desprecio,

burla, escarnio y de agresión directa.

Hay gente que me ha tratado con hostilidad

porque he elegido ser
psicóloga del positivismo.

Este es un ejemplo reciente:
creé mi cuenta en Twitter hace dos meses;

por fin me di de alta,

y en tan solo dos meses
tengo a dos pesados.

(Risas)

Lo sé, qué más da, ¿verdad?

Cuando les conté
a mis colegas por primera vez

que estaba reorientando mi profesión
hacia la psicología positiva,

y varios de mis colegas pasaron a tratarme

como si automáticamente hubiera perdido
20 puntos de coeficiente intelectual.

Y resulta extraño

porque eran los investigadores
que, el año anterior,

me habían otorgado un premio
a la excelencia en la investigación.

¿Vieron esa camiseta que dice:
"estoy con estúpidos",

y señala a otra gente?

Mientras entraba en la sala
de profesores sentí

que me miraban como
si llevara esa camiseta.

Decía: "estoy con una estúpida",
y me señalaba con una flecha.

Y ahora viene lo más chocante:

mientras estudiaba
el estrés en el trabajo,

me consideraban
una investigadora rigurosa.

Pero cuando pasé a centrarme

en el estudio de la gratitud
y de la virtud en el trabajo,

me pasaron a considerar,
académicamente, un "peso liviano"

a pesar de seguir empleando
el método científico

y de seguir publicando
en revistas de calidad.

Me infravaloraron porque elegí
centrarme en lo positivo.

Por suerte, hace cinco años,

empecé a colaborar con el profesor
Field Rickards de la Univ. de Melbourne,

que está transformando
la educación en Australia.

Él también entiende la importancia,

el sentido y el mérito que tiene
asumir un enfoque positivo.

Así que, con su ayuda,

y con la ayuda de otras personas
importantes de la universidad,

y de fuera de la universidad,
durante los últimos cinco años,

hemos sido capaces de crear
un centro para la psicología positiva

en la Universidad de Melbourne.

¡¡Sí, sí!!

(Aplausos)

Gracias.

Si uno persiste obtiene sus frutos,

pero me gustaría volver
al mensaje de aviso.

Ser positivo no es apto para cobardes,

y es difícil permanecer positivo

cuando hay tantas noticias negativas.

Si aceptan mi consejo,

si deciden convertirse
en detectives positivos,

si eligen difundir noticias positivas,

estén preparados para
una respuesta negativa.

He reflexionado mucho al respecto,

dada mi experiencia
en los últimos 10 años,

y estas son mis conclusiones.

Si eligen ser personas

que brillan ante lo positivo
de este mundo,

estarán actuando de una forma
que va en contra de nuestra cultura,

se van a enfrentar al mensaje dominante
del miedo y la escasez.

Y si actúan de una forma que
va en contra de nuestra cultura,

recibirán una violenta respuesta negativa.

Pero para mí, creo que
esta es más la razón

por la que necesitamos compartir
más noticias positivas;

porque cuantas más
noticias positivas compartamos,

menos dominantes
serán los mensajes negativos.

Para mí, personalmente, les puedo decir
que en los últimos 10 años,

cada vez que he sido blanco

de mofa, escarnio, burla y hostilidad,

me he recuperado y he pensado:

"Aquí tengo otra razón por la que
debo seguir haciendo lo que hago".

La otra cosa que he descubierto,
ya para acabar,

y reflexionando sobre
la respuesta negativa que recibí,

mientras que, al principio de mi carrera,

estudiaba los fenómenos negativos
y nunca me dijeron nada,

es que hay gente que realmente cree

que nuestras cualidades negativas
son de algún modo reales

y más importantes que
nuestras cualidades positivas.

Tengo que decirles que nunca
entenderé esta mentalidad;

ya que, ¿cómo puede esta versión
de la naturaleza humana

ser más real y más importante

que esta versión de la naturaleza humana?

Mi propuesta de actuación es simple:

si cada uno de nosotros se compromete
a ser un detective positivo,

para compartir nuestras buenas noticias
y para dar a conocer las buenas de otros,

podemos desencadenar esperanza
y el efecto elevación;

y extenderemos felicidad,

y así realmente podremos crear
colectivamente un mundo mejor.

Si realmente nos comprometemos
a compartir esas ideas importantes,

debemos compartir ya
algunas de las nuestras.

Gracias.

(Aplausos)