El poder del "cuando" | Darnell Washington | TEDxSanQuentin

La fe de un tío propulsó a Darnell Washington a la universidad a pesar de haberse criado en un ambiente de pandillas. Escuche cómo estando en prisión Darnell usa creencias positivas y el poder de "cuando" para transformar vidas.

Cuando Darnell entró a la prisión decidió cambiar su vida. Eligió abandonar su estilo de vida destructivo que estaba repleto de dolor, sufrimiento y pérdida. Para encarar sus problemas internos, Darnell se involucró con todos los grupos de autoayuda que pudo.

Durante su condena en San Quentin se veía frecuentemente en las mesas redondas de la Justicia Restaurativa, principalmente porque esta lidiaba con el sanar de las víctimas, ofensores y sus respectivas comunidades. También se vio interesado en el programa de justicia social "The San Quentin Alliance for C.H.A.N.G.E", que les enseña a sus participantes cómo distintas formas de justicia pueden ser aplicadas para construir una comunidad saludable y autosustentable. Darnell se ha convertido en un líder y facilitador en ambos grupos.

Su meta es usar su recientemente adquirido conocimiento para convertirse en una activista y orador motivacional para su comunidad, que eduque y ayude a sanar la misma.

Esta charla fue dada en un evento local TEDx, producida de forma independiente de las conferencias, pero utilizando el formato de las conferencias TED. Más información en http://ted.com/tedx

El siguiente es un hombre
que lidera con su ejemplo.

Le apasiona la educación,

y el bienestar de todos los seres humanos.

Damas y caballeros, mi amigo,
el Sr. Darnell "Moe" Washington.

(Aplausos)

Hoy quiero charlar con Uds.
sobre ser líder.

Para ser un buen líder, es necesario
ser un buen motivador.

¿Y qué mejor forma de motivar a alguien,
que hacerle saber que crees en él?

Bueno, mi tío Dornese me hizo saber
que él creía en mí cuando me dijo:

"Cuando te gradúes",
no "Si" o, "Haz tu mejor esfuerzo", sino

"Cuando te gradúes,
voy a comprarte lo que quieras".

Y eso me motivó a valorar mi educación,
de la misma forma que a otros.

Crecí en una familia muy unida,

y pasábamos mucho tiempo
de calidad juntos.

Me sentía especialmente cercano a mis dos
primos, Dwight y Damon,

porque no tenía hermanos,
y ambos eran menores que yo.

Siempre los alenté a estudiar y ser buenos
tal y como mi tío lo había hecho conmigo.

Siempre recordaré el día que mi tío me
llevó a la escuela en su motocicleta,

porque había perdido el bus.

Antes de partir fue cuando me dijo:

"Cuando te gradúes,
voy a comprarte lo que quieras".

En este momento estaba en el 10º grado
en la Escuela Superior Canoga Park.

Pero antes de terminar el 10º grado,
mi tío Dornese fue asesinado.

A pesar del asesinato de Dornese, seguía
siendo capaz de centrarme en mi educación,

porque todavía quería
honrar su orgullo por mí.

En la escuela superior Canoga Park,
disfrutaba de jugar baloncesto.

Debido a todo nuestro arduo trabajo y
dedicación, llegamos al

campeonato intercolegial en
"Los Angeles Sports Arena".

Fue una experiencia maravillosa,
nunca la olvidaré.

Salí votado como mejor jugador defensa
en mi equipo de básquetbol

al igual que príncipe de la graduación y
mejor bailarín según mis amigos.

(Aplausos)

Estoy seguro de que Dornese hubiera estado
orgulloso de mí tras mis logros.

Después de graduarme,

seguí mi educación superior en la
"West Los Angeles City College".

Trágicamente, en mi primer semestre,

mi primo de 15 años, Dwight,
también fue asesinado.

Él caminaba por la calle,
con sus amigos, cuando un auto aparcó.

Dwight se inclinó hacia el auto para ver
de quien se trataba,

y uno de los pandilleros dentro del auto

sacó una escopeta
y le disparó en la frente.

Después de reconocer su cuerpo
y ver cómo le dispararon,

estaba tan dolido, enojado, lleno de rabia
de que alguien pudiera dispararle

a mi primo de 15 años en la cara
de esa manera

que no pude seguir concentrándome en
mis clases de la universidad.

Quería venganza.

Entonces, abandoné la universidad
y comencé a ser pandillero.

Después de años en las pandillas,

sin importarme como estaba destruyendo
a mi comunidad, mi familia o a mí mismo,

fui arrestado y convicto de asesinato
en el primer grado,

y sentenciado de 35 años
a cadena perpetua.

Primer día en prisión, me dije a mí mismo
que precisaba darle un giro a mi vida.

Comencé a ir a la iglesia,
porque fui educado en la religión.

Además, estando en el pabellón de máxima
seguridad en la prisión estatal Corcoran,

no había mucho más que hacer.

Mis puntos de seguridad fueron bajando a
partir de mi trabajo y mi buena conducta,

y finalmente logré descender a un nivel
de menor seguridad en la prisión.

Primero, la prisión masculina Men's Colony
en San Luis Obispo, California,

y luego aquí
a la prisión estatal San Quentin.

En estas prisiones de menor seguridad,
hay muchos grupos de autoayuda,

y me involucré en todos los grupos que
pude, para lidiar con mis problemas,

grupos como "Criminales y Miembros de
Pandillas Anónimos".

Recuerdo estar en el CMPA mirando un video
de un chico hablando sobre

cómo la madre de su víctima decía
que su hijo era tan buena persona.

Y él estaba enojado, porque el hijo de la
mujer era miembro de una pandilla rival.

En este momento, él no entendía el impacto
que tenía su crimen.

Hasta que un día, que estaba en su celda,
casualmente miró por la ventana del fondo.

Y había un cementerio allí.

Él, entonces, se dio cuenta de que
el chico que había asesinado

estaba enterrado justo debajo de su
ventana, porque todos los domingos

veía como la madre iba a visitar
el sitio de su tumba.

En ese momento, mi corazón se abrió

y me di cuenta de que el estilo de vida
destructivo que alguna vez tuve,

tenía un efecto de larga duración
en la gente a la que lastimaba,

sus familias, y sus comunidades.

También fui a Justicia Restaurativa,
donde aprehendí mucho sobre entender

el impacto del crimen escuchando
las historias de los supervivientes,

sobre su camino de recuperación.

Cuando estaba en California Men's Colony,
me topé con uno de mis viejos pandilleros

que tenía 13 años cuando
dejé las calles.

Y ahora tenía 21 años, encarcelado,
con una condena de 15 años a perpetua.

Sabiendo que le derivarían al tribunal de
libertad condicional prontamente,

le pregunté si tenía un diploma
o una escolaridad.

Me respondió que no, pero que sí estaba
inscrito en un instituto.

Entonces, le dije a Robert que cuando
superara su escolaridad,

le iba a regalar mi paga

que ganaba por ser portero en el edificio,
eran unos $20.

Robert pasó su prueba de escolaridad,

y yo fui a la cantina
y le compré $20 en comida

y le dije que estaba muy orgulloso de él.

Vi que esta era
una buena forma de devolver

y ser una buena influencia en los otros.

Entonces, un par de días más tarde,
fui al área de ejercitación

y le dije a todos los jóvenes
que había allí:

"Si no tienen un diploma o una escolaridad

y se inscriben en un curso, les daré mi
paga de USD 20 también".

Ellos dijeron, "¿Es broma Moe?"
Y yo les dije, "Es en serio".

Pues, tantos se inscribieron
en el curso,

y comenzaron a pasar
la prueba al mismo tiempo,

que tuvimos que cambiar el acuerdo,
visto que solo ganaba USD 20 al mes.

(Risas)

En cambio, acordamos que simplemente les
cocinaría una comida a cada uno de ellos

y les compraría helados.

(Risas)

Disfrutaba mucho
verles comer y celebrar juntos,

y de que me contaran cuán orgullosos
estaban sus padres y abuelos de ellos.

Y simplemente viendo
la emoción en sus caras

producto de que habían logrado
algo tan positivo.

Esto me demostró: No hace falta mucho para
hacer la diferencia en la vida de alguien.

No importa dónde estés.

Antes de ser movido de la Men's Colony
de California a la prisión de San Quentin,

15 de esos jóvenes habían pasado sus
pruebas de escolaridad.

(Aplausos)
(Aclamaciones)

Ahora, sé que algunos dirán,

"Uy, esos USD 20 realmente motivaron
a esos jóvenes", y estoy seguro que sí.

Pero créanme que la verdadera motivación
fue el uso de la palabra "cuando",

que data de cuando mi tío me estaba
diciendo, "Cuando te gradúes".

No "Si" o, "Haz tu mejor esfuerzo",
sino "Cuando".

Porque eso me hizo saber que
él creía en mí,

y estoy seguro de que estos jóvenes
se sentían de la misma forma,

que a pesar de las malas decisiones que
habían tomado, alguien creía en ellos.

Y eso era más valioso para ellos
que los USD 20,

porque no tuvieron problema
al cambiar el acuerdo, lo que demuestra

su desinterés, porque alguien se
había tomado el tiempo de creer en ellos.

Entonces, cuando me vaya de aquí hoy, me
gustaría pedirles que se tomen el tiempo

y que se sienten cara a cara, no mediante
un email o un SMS.

Que se sienten cara a cara con alguien
que les importe,

y háganles saber cuánto creen en ellos,

y observen la alegría y la emoción
que van a llevar a sus caras.

Me gustaría despedirme de ustedes con
esta cita de Nelson Mandela:

"Lo que importa en la vida no es el mero
hecho de que vivimos,

sino la diferencia que marcamos en las
vidas de otros lo determinará

la importancia de la vida
que hemos llevado".

Gracias.

(Aplausos)