Los efectos en el cuerpo de la presión bajo el agua - Neosha S Kashef

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¿Por qué vomitaría un pez su estómago? ¿Qué hace que un buzo desarrolle microburbujas dolorosas en sus articulaciones? Neosha S Kashef detalla los conceptos básicos del barotrauma, arrojando luz sobre cómo los seres humanos y los peces por igual están influidos por las leyes de la física bajo el mar.

Lección de Neosha S Kashef, animación por The Moving Company Animation Studio.

A veces, cuando un pez
es sacado a la superficie

aparecerá inflado,

con ojos saltones fuera de sus órbitas

y su estómago es proyectado
fuera de su boca,

como si fuera un globo hinchado.

Este tipo de daño corporal, causada
por cambios bruscos en la presión,

se llama barotrauma.

Bajo el mar, la presión se incrementa
en 1 kg por centímetro cuadrado

por cada aumento de
10 metros de profundidad.

Tomemos al rocote ojo amarillo,

que puede vivir a una profundidad
de 550 metros,

donde hay más de 56 kilos de presión
en cada centímetro cuadrado.

Es equivalente al peso de un oso polar
que se balancea en una moneda.

Ahora, ley de los gases de Boyle establece

que el volumen de un gas es
inversamente proporcional a la presión.

Así, los espacios llenos de aire,
como la vejiga natatoria del pez rocote,

o los pulmones humanos,

se comprimirán al descender
más profundamente

y se expandirán a medida que ascienden.

Luego de que un pez muerde el anzuelo
y se saca rápidamente a la superficie,

el aire en su vejiga natatoria
comienza a expandirse.

Su rápida expansión en realidad obliga
al estómago del pez a salir de su boca,

y el aumento de la presión interna
empuja sus ojos fuera de sus órbitas,

una condición llamada exoftalmia.

A veces los ojos del pez rocote incluso
tendrán una apariencia cristalizada

por los enfisemas corneales,

pequeñas burbujas de gas que
se acumulan en el interior de la córnea.

Por fortuna, un buzo no tiene una vejiga
natatoria cerrada de qué preocuparse.

Un buceador puede regular la presión en
los pulmones al respirar al ascender,

pero debe tener cuidado
con otras leyes de la física

que están en juego bajo el mar.

La ley de Henry dice que la cantidad
de un gas que se disuelve en un líquido

es proporcional a su presión parcial.

El aire que un buceador respira
es 78 % nitrógeno.

A una presión mayor bajo el mar,

el nitrógeno del aire
en un tanque de buceo

se difunde en los tejidos del buzo en
concentraciones mayores que en tierra.

Si el buceador asciende
demasiado rápidamente,

este nitrógeno acumulado
puede salir de la solución

y formar microburbujas en su tejidos,
la sangre y las articulaciones,

causando la enfermedad de descompresión,
también conocida como descompresión.

Esto es similar a la efervescencia de
dióxido de carbono que sale de su soda.

Gas sale de la solución
cuando se libera la presión.

Pero para un buceador,
las burbujas causan dolor severo

y a veces incluso la muerte.

Los buzos evitan ser víctimas
de esto ascendiendo lentamente

y descansando a lo largo del camino,
las llamadas paradas de descompresión,

para que el gas pueda difundirse
de nuevo fuera de sus tejidos

y ser soltado a través de la respiración.

Así como un buzo
necesita de descompresión,

un pescado para recuperarse,
necesita recompresión,

que se puede lograr
poniéndolo de nuevo en el mar.

Pero eso no quiere decir que los peces
solo deban arrojarse por la borda.

Un cuerpo inflado flotará

y ser cazado por un león marino
hambriento o picoteado por las gaviotas.

Hay el mito común

de que perforar el estómago con una
aguja dejará escapar el aire,

permitiendo a los peces
nadar de nuevo por su cuenta.

Pero este es un globo
que no se debe estallar.

Para regresar un pez
adecuadamente a su hábitat,

el pescador puede utilizar
un dispositivo descendente

para bajarlo en una línea de pesca
y liberarlo a la profundidad adecuada.

De camino a casa, la recompresión
reduce el volumen de gas,

sus ojos pueden regresar
a sus órbitas y sanar,

y su estómago puede regresar a su lugar.

Este pez vivirá para ver otro día,

una vez más libre para nadar, comer,
reproducirse y reponer la población.