Usted forme a sus chicos y yo les enseño francés | RosalindWiseman | TEDxTeachersCollege

Esta charla es de un evento TEDx, organizado de manera independiente a las conferencias TED.

Aquí, RosalindWiseman se refiere al complicado problema del matoneo en las escuelas y cómo los padres y educadores deben dar apoyo a los estudiantes para hacer de las escuelas los lugares seguros que deben ser.

Hola.

Soy Rosalind Wiseman.

Mi trabajo es enseñar liderazgo ético,

alfabetismo en los medios
y prevención del matoneo

en las escuelas.

Esto quiere decir que

normalmente trabajo con gente
que piensa que nada de lo que les diga

va a tener ningún efecto
en mejorar su vida.

Si hablas con chicos sobre
el matoneo en la escuela,

inmediatamente se les
empieza a cerrar los ojos.

Pero no solo le pasa a los chicos,

también a los profesores.

Quiero compartir con Uds. una carta

que hace poco recibí
de una profesora de francés.

que me parece que muestra bien
lo que estamos enfrentando.

"Apreciada Rosalind:

Aunque no pretendo ignorar el matoneo

sí puedo decir que a pesar de que
estoy segura que sucede,

no me doy cuenta.

Estoy muy ocupada enseñando.

No quiero parecer indiferente,

pero navegar por el abismo social
de la crueldad de los adolescentes,

simplemente no me atañe.

Soy profesora de una lengua extranjera,

no psicóloga ni consejera.

Por tanto, por favor deja
de pedirme que asuma roles

para los que no estoy preparada
y, francamente, no me interesan.

Deja de esperar que los profesores
realicen todas las tareas imaginables

y se sorprendan cuando
la instrucción sufre.

Dedíquese a formar a sus chicos
y yo les enseño francés".

Cuando terminé de leer esta carta

pensé seriamente que esta persona
debería dejar de enseñar.

Están completamente quemados,

los chicos de 7º grado
los tienen acabados.

Es hora de marcharse.

Pero tuve una experiencia,
2 días después,

que quiero compartir con Uds.

y que fue extraordinariamente
profunda para mí.

Normalmente enseño
desarrollo profesional a profesores.

Se congregan enormes regiones.

Me enfrento a cientos
o a mil profesores

y les dicto clase.

Un día cualquiera

entré a la clase anticipadamente...

y voy a describir
cómo era ese auditorio.

Las escuelas de los 70 eran muy feas.

Eran como bodegas, sin ventanas,

y esta escuela en particular
no había sido renovada desde los 70.

Y ahí estaba yo.

Era una bodega enclaustrada,
sin ventanas y sin ventilación.

La alfombra estaba raída,
todo estaba oscuro, olía a viejo.

Traten de recordar,
de situarse en su escuela.

No era ninguna maravilla.

Entonces vi que entraban los profesores.

Algunos llegaron
y se sentaron en el medio.

Ninguno adelante.

Ningún maestro,
igual que los estudiantes,

se sienta en la primera fila.

Algunos se sientan atrás,
otros dispersos.

En una parte del auditorio
las luces no funcionaban.

Un grupo de profesores
y funcionarios de las escuelas

se sentaron en la esquina derecha atrás,

donde yo no podía verlos.

Si eres profesor, sabes
que este es un problema.

Vi que tenían sus
teléfonos en la mano

y todos en la sala habían
sacado sus trabajos

para hacer sus deberes durante
mi sesión de desarrollo profesional.

Ahí había un problema.

Porque ellos suponen que en
el mejor caso, somos tan mediocres,

que eso será una pérdida de tiempo.

Yo quería mostrarles la carta

porque pensé que es un buen ejemplo de:

"¡Caray! Esa persona está acabada.
¡Tenemos que hacerlo mejor!"

Les leí la carta.

Pero estaba totalmente equivocada.

Llevo 15 años trabajando en educación,
totalmente equivocada.

Les leí la carta.

Silencio total.

Luego hubo algunas risas de ansiedad.

Luego hubo más risas

y algunos aplausos
en la esquina de atrás.

Todos en la sala se sintieron

como si esa profesora estuviera
diciendo lo que ellos sentían

pero no pensaban que
se pudiera decir en voz alta.

Una cosa que siempre
hago en mis clases

es explicar la definición
de escuchar.

Escuchar es estar preparado
a cambiar, por lo que se oye.

Yo estaba ahí, en ese salón,

mortificada por las risas
y aplausos de esos profesores,

pero tenía que escucharlos.

¿Qué estaba pasando?

¿Qué hacía que estos profesores

sintieran que les estaba
diciendo algo? ¿Qué sucedía?

Sé bien que esos profesores
no empezaron a enseñar

sintiéndose totalmente
desconectados de los chicos.

Pero la actitud era de,

"no quiero navegar por el abismo social
de los dramas de los adolescentes".

¿Qué estaba sucediendo?

Tenemos que escuchar.

Es que estos profesores
están desconectados

y piensan que no pueden hacer nada.

Quiero explicar por qué,

y de qué manera
podemos salirnos de ahí.

En la última década
hemos hablado muchísimo

de la falla del sistema educativo.

Los profesores todo el tiempo oyen
hablar de las fallas de las escuelas.

También hablamos del matoneo.

En los últimos años

se han aprobado leyes
contra el matoneo en 48 estados.

Solamente en uno de ellos
se han provisto presupuesto

para entrenar a los profesores
a poner en efecto esas leyes.

Solamente en uno.

No pretendo criticar a las personas

que hicieron esas leyes.

Pero no es muy difícil,
para un político,

ponerse un botón en la solapa
que diga "No más matoneo".

si no es él quien deba combatirlo.

No es justo.

Y no poner los recursos
para ayudar a los profesores,

es como cuando un padre
impone sus reglas

y espera que otra
persona haga el trabajo.

No es justo. No les están
dando ninguna preparación.

Es posible que esta
profesora, la de francés,

no sea la mejor profesora del mundo,
tal vez nunca lo ha sido.

Necesita mejor preparación.

Tengo que aceptar que
no me ha sido nada fácil,

porque he trabajado 18 años,

desde que tenía 22,

en los 2 conceptos
más importantes para mí.

El primero es la dignidad.

La dignidad no es negociable.

La dignidad significa que
toda persona tiene valor.

Que cuando uno entra a la escuela

se oye lo que uno dice,
tiene importancia, eres visible.

El otro concepto es que
los conflictos son inevitables

y es muy probable que
haya abuso de poder.

Y que tanto los chicos,
como todos nosotros,

debamos tener competencias
sociales para lidiar con esto

y tenemos que hacerlo
con dignidad y tacto

hacia nosotros mismos
y hacia los demás.

Aquí voy yo con
un grupo de profesores

que sé muy bien que se sienten quemados
y parece que no les interesara.

Brevemente, voy a mostrarles

cómo es un día típico en
la vida de una profesora.

7 clases por día,
de 48 minutos cada una,

con recesos entre clase y clase,
de unos 5 minutos.

Son 30 estudiantes en la clase,

y al menos 80 % de ellos
con sus móviles.

El 20 % restante,
los que no tienen móviles,

miran atrás para participar
en lo que sucede.

Los que son padres
saben bien lo difícil

que es lograr que los muchachos
se aparten de sus juegos y celulares.

Se sabe.

La profesora tienen 30 chicos
y Ud. tiene solo uno.

La profesora no está entrenada.

Y decide que en el receso
quiere tomar un café.

Tiene solo 5 minutos.

Cuando va por el pasillo

ve algo que sucede todos los días

y que contribuye seriamente

a la formación del clima
y la cultura de la escuela.

El clima y la cultura de una escuela
son las reglas no escritas

que hay que cumplir,
para bien o para mal.

Va por el pasillo
y ve algo bien molesto.

Se pone tensa.

Ve a un grupo de muchachos

que parecen estar jugando,
o quizás están haciendo matoneo.

No lo sabe.

Todos estos chicos, o muchachos,

son 15 cms más altos que ella
y ella no los conoce.

No son sus alumnos.

Sigue caminando, siente
un apretón en el estómago

y oye a uno de ellos decir:

"No seas flojo, no seas tarado"

o quizás, "Voy a llamar a inmigración
y te haré deportar".

Todos se ríen.

No le gusta lo que sucede.

Ella conoce la política
antimatoneo vigente.

¿Qué va a hacer?

Ella se dirige al que
están matoneando y le dice:

"¿Te están molestando?"

La respuesta, en ese momento,
es siempre la misma

que refuerza completamente
el efecto del matoneo.

"Estoy bien, no se preocupe".

Lo que ella ha hecho

es contribuir totalmente al problema.

No la han entrenado para esto
y no sabe qué hacer.

Además, ella tiene otros
30 estudiantes en su salón

y si no llega pronto, puede
suceder cualquier cosa allá.

Así les toca a esas profesoras.

Y ahora, lo que sugiero que hagamos.

Cuando ella pasa por el pasillo
y ve lo que sucede,

debe saber que no debe hablarle
al chico objeto del matoneo.

No tiene ningún objeto preguntarle
por lo que está sucediendo.

Ella debe dirigirse al
grupo de muchachos matones

y decirles que se vayan al salón.

Los observa marcharse.

Verifica que se vayan.

La profesora sabe bien que
cuando les ordena que se vayan

van a decir cosas contra ella,
al alejarse,

El muchacho que
habla mal de ella, es el líder.

Los que lo apoyan y están
de acuerdo con el matón

son todos los que lo rodean.

Y los que no dicen nada
o son las víctimas,

o bien, los espectadores silenciosos que
quisieran hacer algo pero no se atreven.

Lo otro es tomarse el tiempo para
tratar de identificar a la víctima.

el objeto del matoneo.

Entonces le dice: "¿Puedo
hablar contigo un momento?"

inclusive puede mentirle y decirle,

"Ven conmigo y me ayudas en algo".

Luego puede decirle:

"Vi lo que sucedía en el pasillo,

y aunque no sé si era correcto o no,

debes saber que puedes hablar
conmigo en cualquier momento".

Puede que ese no sea
el mejor momento,

pero ahora él sabrá
que ella está atenta.

Y en clase, ¿qué debe hacer ella?

Cuando oye algo como:
"Eres un afeminado",

o bien, "Eres un retardado",

les dice: "Esas palabras

para humillar a un compañero,
no son aceptables".

Y continúa con su clase.

Si un chico viene a ella
con un problema,

no puede salir con lo que
casi siempre dicen los adultos,

o sea, "Ignóralos",

"esta experiencia te hará más fuerte",

"Ellos, en realidad,
no querían hacerte daño",

"Vuélvete la mejor persona".

Lo que ella debe decir es,

"Siento mucho lo que te sucede

gracias por contármelo,
vamos a resolverlo.

Si lo que me dices es algo
que yo no puedo manejar sola,

algo que yo no conozca,

los 2 vamos a pensar cuál
consejero puede ayudarte

y yo voy a servir de puente.

Si no soy el consejero,
sí seré el camino

para conseguirte
la ayuda que necesitas".

Es que no tiene que caerle
todo el peso a la profesora.

Hay 2 cosas que quiero subrayar

para aquellos que están en
la dirección de las escuelas.

La primera es que cuando las cosas
se ponen mal en la sala de profesores,

y si tenemos a alguien
que está siendo acosado

y se siente inseguro,
lo que siempre se hace,

como en el caso del pasillo, es que
se termina por reforzar el matoneo

cuando se procede a
vigilar y controlar

los movimientos y actividades
de la víctima.

Sucede cuando el que está siendo
víctima, el que se siente inseguro,

5 minutos antes de cada clase,
tocan a la puerta,

y el oficial o el consejero,

entra y lo saca del salón
para llevarlo a su próxima clase.

Todo esto con las
mejores intenciones,

tratando de proteger al chico.

Pero al hacerlo,
se está reforzando el matoneo.

Al que se debe controlar es
al que está ejerciendo el matoneo.

Así, tratando al matón
con todo respeto,

se golpea a la puerta, 5 minutos
antes que termine la clase,

y se le dice: "Ven conmigo,
vamos a tu próxima clase".

Así, no solo el que está
siendo acosado, está seguro,

sino además todos los
otros chicos se dan cuenta

de que se está manejando,
de manera competente,

este difícil y complicado problema.

El otro aspecto importante
para los directivos

es que cuando vayan a una escuela

--y se los recomiendo a Uds. para
cuando vayan a una preparatoria--

que miren quiénes están por ahí
representados en los pasillos.

Lo que se ve en la
mayoría de las escuelas,

son esas feroces
y amenazantes mascotas,

panteras y jaguares, listas
a lanzarse y destruirnos, ¿no?

Muy bien.

También hay fotos de
los equipos en torneos,

trofeos alineados en las paredes.

Hace 2 días estuve en una preparatoria.

También había trofeos de
la banda marcial, en una esquina.

Todo esto beneficia a los
más atléticos, ¿correcto?

No tiene nada de malo
celebrar los logros atléticos,

pero es que todos deberían estar
representados en los espacios públicos.

Cuando un chico
anda por los pasillos,

bajo las fotos de los
que lo están matoneando,

la escuela le está diciendo,

en el lenguaje no escrito
de la cultura y el clima,

quiénes son los importantes.

Si los que lo están matoneando
son chicos como esos,

si lo persiguen por lo que él es,

por su raza, su etnicidad,
su orientación sexual, su género,

y trata de enfrentar a alguno
de ellos, seguro perderá.

Ese es el mensaje cuando se honra

solamente a cierto tipo de muchachos
en las paredes de la escuela.

Yo trabajo en una escuela llamada
"Potomac Falls", en Virginia.

Una de las razones por la que
me gusta mucho mi escuela

es porque cuando ando por ahí,

me encuentro con una enorme foto
del equipo de basquetbol,

junto a otras fotos,
igualmente prominentes,

del grupo de teatro,
del grupo de debates,

de toda clase de chicos.

Así me doy cuenta de que
esta es una buena preparatoria.

Esta escuela tiene
todo tipo de problemas

igual que cualquier
otra en este país.

Pero cuando hacemos esto,
cuando formamos,

no importa lo que hagamos,

enseñando estilo siglo XXI,
tecnologías, ingeniería,

en esta escuela
es importante entender

los derechos y responsabilidades
del contrato social.

Siempre se trata de entender

la manera de formar con
argumentos civilizados

y principios democráticos,

que los chicos literalmente,
aprenden y asimilan,

para luego llevarlos al mundo exterior.

Así ha sido siempre, de esto se trata.

La invitación que hoy les hago
a Uds., es que lo asuman.

Les pido que vean las cosas en juego,
lo que es importante para que un chico

se sienta seguro
al andar por la escuela,

que sepa que hay personas en su vida

que se preocupan y que son competentes
para ayudarle y defenderlo.

Cuando los muchachos saben
que ahí estamos con ellos,

--y no es necesario reconocer

los abismos sociales de la
crueldad de los adolescentes--

que nos preocupamos por entender
el valor de esa dinámica,

que lo asumiremos
cuando sea necesario,

esos chicos nos buscarán
y confiarán sin vacilar.

Se conectarán y comunicarán,

sabrán que conocemos lo que hacemos.

Tendrán fe

para acercarse y arriesgarse
en actos de confianza

con nuevas actuaciones,
nuevas aventuras,

y nos buscarán
cuando necesiten ayuda.

A menudo les decimos,
"Uds. son nuestro futuro".

Hoy quiero invitarlos a Uds. a reconocer

que somos su aquí y su ahora.

Cuando esto sucede,
cuando lo pensamos bien,

como profesores, padres
y educadores de la juventud,

como personas seriamente conscientes
de nuestra comunidad,

las escuelas se posicionan en lo
que deben ser para todos nosotros.