Este es uno de los animales más sorprendentes sobre la faz de la tierra. Este es un tapir. Ahora bien, este es un bebé tapir, la cría más linda del reino animal. (Risas) Con mucho. No hay competencia aquí. He dedicado los últimos 20 años de mi vida a la investigación y conservación de los tapires en Brasil, y ha sido completamente sorprendente. Pero de momento, he estado pensando mucho sobre el impacto de mi trabajo. Me he estado cuestionando sobre la contribución real que he hecho por la conservación de estos animales que tanto amo. ¿Estoy siendo eficaz en salvaguardar su supervivencia? ¿Estoy haciendo lo suficiente? Supongo que la gran pregunta aquí es, ¿estoy estudiando a los tapires y contribuyendo a su conservación, o solo estoy documentado su extinción? El mundo está afrontando muchas crisis diferentes en conservación. Todos lo sabemos. Está en las noticias todos los días. Se están destruyendo bosques tropicales y otros ecosistemas, el cambio climático y muchas especies a punto de la extinción: tigres, leones, elefantes, rinocerontes, tapires. Este es el tapir de tierras bajas, la especie con la que trabajo, el mamífero terrestre más grande de Sudamérica. Son enormes, poderosos. los adultos pueden pesar hasta 300 kilos. Eso es la mitad del tamaño de un caballo. Son preciosos. Se encuentran mayormente en bosques tropicales como el Amazonas, y tienen una necesidad imperiosa de grandes áreas de hábitat para que tengan los recursos que necesitan para reproducirse y sobrevivir. pero su hábitat está siendo destruido, y han sido cazados en varias partes de su distribución geográfica. y esto es muy, muy lamentable porque los tapires son muy importantes para los hábitats donde se ubican. Son herbívoros. El 50 % de su dieta consiste en frutas, y cuando comen fruta, tragan las semillas, las cuales dispersan por todo el hábitat a través de sus heces. Juegan este importante papel para moldear y mantener la estructura y la diversidad del bosque, y por esa razón, los tapires son conocidos como los jardineros del bosque. ¿No es eso genial? Si piensan en ello, la extinción de los tapires afectaría seriamente la biodiversidad en su conjunto. Empecé mi trabajo del tapir en 1996, aún muy joven, recién egresada, y fue una investigación y un programa de conservación pionero. En ese punto, teníamos una información nula sobre los tapires, sobre todo porque son difíciles de estudiar. Son nocturnos, solitarios, y unos animales muy escurridizos; y empezamos obteniendo datos muy básicos de estos animales. ¿Pero qué es lo que un conservacionista hace? bueno, primero, necesitamos datos, investigación de campo y un conjunto de datos a largo plazo para apoyar la labor de conservación, y ya dije que los tapires son muy difíciles de estudiar, así que tenemos que confiar en métodos indirectos para estudiarlos. Tenemos que capturarlos y anestesiarlos para que les podamos instalar collares GPS en sus cuellos y seguir sus movimientos, la cual es una técnica usada por muchos otros conservacionistas en el mundo. Y luego podemos recolectar datos sobre cómo usan el espacio, cómo se mueven en el territorio, cuáles son sus hábitats prioritarios, y mucho más. Luego, debemos difundir lo que aprendemos. Tenemos que educar a las personas sobre los tapires y cuán importantes son estos animales. y es sorprendente cuántas personas en el mundo no sepan qué es un tapir. De hecho, muchas personas creen que este es un tapir. Déjenme decirles, este no es un tapir. (Risas) Este es un oso hormiguero. Los tapires no comen hormigas. Jamás. Nunca. Y luego tenemos que dar entrenamiento, fomentar la capacitación. Es nuestra responsabilidad preparar a los conservacionistas del futuro. Estamos perdiendo muchas batallas en la conservación, y necesitamos más personas haciendo lo que hacemos, y necesitan las habilidades, y la pasión para hacerlo. En última instancia, los conservacionistas, debemos ser capaces de aplicar nuestra información, para aplicar nuestro conocimiento acumulado para apoyar la labor de conservación real. Nuestro primer programa Tapir se dio en el bosque atlántico en la parte este de Brasil, uno de los biomas más amenazados del mundo. La destrucción del bosque atlántico empezó a inicios de los 1500, cuando los primeros portugueses llegaron a Brasil, comenzando la colonización europea en la parte este de Sudamérica. Este bosque fue casi arrasado en su mayoría por la madera, la agricultura, la ganadería y la construcción de ciudades. Hoy solo el 7 % del bosque atlántico aún queda de pie. Y los tapires se encuentran en poblaciones desconectadas y aisladas muy pequeñas. En el bosque atlántico, descubrimos que ellos se mueven a través de áreas abiertas de pastizales y zonas agrícolas yendo de un área del bosque a otra. Así que la propuesta principal en esta región fue la de usar los datos para ubicar los posibles lugares del establecimiento de corredores de vida silvestre de entre esas áreas de bosque, reconectando el hábitat y así los tapires y otros animales puedan cruzar el territorio con seguridad. Después de 12 años en el bosque atlántico, en 2008, expandimos nuestros esfuerzos de conservación al Pantanal en la parte oeste de Brasil cerca de la frontera con Bolivia y Paraguay. Esta es la mayor planicie de corrientes de agua dulce en el mundo, un lugar increíble y uno de los bastiones más importantes para los tapires en Sudamérica. y trabajar en el Pantanal ha sido extremadamente refrescante porque encontramos grandes poblaciones de tapires saludables en el área, y los hemos podido estudiar en las condiciones más naturales que se podrían encontrar, muy libres de amenazas. En los Pantanales, aparte de los collares GPS, estamos usando otra técnica: la cámara oculta. Esta cámara está equipada con un sensor de movimiento y fotografía animales cuando caminan frente a ella. Así que gracias a estos geniales dispositivos, hemos sido capaces de recolectar valiosos datos sobre la reproducción del tapir y su organización social, los cuales son piezas importantes del rompecabezas cuando estás tratando de desarrollar estas estrategias de conservación. Y ahora mismo, en el 2015, expandimos nuestro trabajo una vez más al Cerrado brasileño, los pastizales abiertos y bosques de arbustos en la parte central de Brasil. Hoy, esta región es el mismo epicentro del desarrollo económico de mi país, donde el hábitat natural y comunidades de vida silvestre son rápidamente erradicadas por varias amenazas diferentes, incluyendo una vez más, la ganadería, grandes plantaciones de caña de azúcar y soya, la caza furtiva, atropellos, solo para nombrar algunos. Y, de alguna manera, los tapires aún están ahí, lo cual me da mucha esperanza. Pero tengo que decir que empezar este nuevo programa en el Cerrado fue como una bofetada en el rostro. Cuando conduces por el lugar y encuentras tapires muertos a lo largo de las carreteras y los signos de tapires deambulando en medio de plantaciones de caña donde no deberían estar, y hablas a los niños y te dicen que saben cómo sabe la carne de tapir porque sus familias los cazan y los consumen, realmente rompe el corazón. La situación en el Cerrado me hizo dar cuenta... me dio la sensación de urgencia. Como si nadara contra la corriente. Eso me hizo dar cuenta que a pesar de 2 décadas de duro trabajo intentando salvar estos animales, aún tenemos mucho por hacer si queremos evitar su desaparición. Tenemos que encontrar modos de resolver estos problemas. Realmente lo hacemos, ¿y saben qué? Realmente llegamos a un punto en el mundo de la conservación donde tenemos que pensar fuera de lo común. Tendremos que ser más creativos de lo que ahora somos. Y, les dije que, las carreteras son un peligro para los tapires en el Cerrado así que se nos ocurrió la idea de poner adhesivos reflectores en los collares GPS que les ponemos a los tapires. Estos son los adhesivos que se usan en los camiones para evitar los choques. Los Tapires cruzan las carreteras en la noche, así que esperamos que los adhesivos ayuden a los conductores a ver el reflejo en las carreteras, y tal vez así disminuyan un poco. Por ahora, esta es sola una loca idea. No lo sabemos. Veremos si se reduce la cantidad de tapires atropellados. Pero el punto es que, quizás es el tipo de cosas que necesiten hacerse. Y, aunque estoy luchando con todas estas cuestiones en mi mente ahora mismo, tengo un pacto con los tapires. Sé en mi corazón que la conservación del tapir es mi causa. Esta es mi pasión. No estoy sola. Tengo esta inmensa red de colaboradores detrás de mí, y no hay forma de que me detenga. Continuaré haciendo esto, muy probablemente por el resto de mi vida. Y seguiré haciendo esto por Patricia, mi tocaya, una de las primeras tapires que capturamos y cuidamos en el bosque atlántico hace muchos, muchos años; por Rita y su bebé Vincent en el Pantanal. Y seguiré haciendo esto por Ted, un bebé tapir capturado en diciembre del año pasado también en el Pantanal. Y seguiré haciendo esto por los cientos de tapires que he tenido el placer de conocer todos estos años y por los muchos otros que sé que encontraré en el futuro. Estos animales merecen ser cuidados. Me necesitan. Nos necesitan. ¿Y saben? Los seres humanos merecemos vivir en un mundo donde podamos salir y ver y beneficiarnos no solo de los tapires sino de todas las demás hermosas especies, ahora y en el futuro. Muchas gracias. (Aplausos)