Alguien que se parece a mí
pasa junto a Uds. por la calle.
¿Creen que es madre,
refugiada
o víctima de la opresión?
¿O piensan que es cardióloga,
abogada,
o tal vez su político local?
¿Me miran de arriba abajo,
preguntándose el calor que paso,
o si mi marido me obliga
a llevar este traje?
¿Qué pasa si me pongo
el pañuelo de esta manera?
Puedo caminar por la calle
con el mismo traje
y lo que el mundo espera de mí
y la forma en que me traten
depende de la disposición
de este trozo de tela.
Pero esto no va a ser
otro monólogo sobre el hijab,
porque Dios sabe, las mujeres musulmanas
son mucho más que un trozo de tela
que eligen para envolver o no su cabeza.
Se trata de mirar más
allá de su parcialidad.
¿Qué ocurriría si me cruzara con Uds.
y más tarde supieran que en realidad
era ingeniera de autos de carrera,
y que diseñé mi propio auto y corrí
en el equipo de mi universidad,
porque es verdad.
¿Y si dijera que en realidad
practiqué boxeo durante 5 años?
Eso es verdad, también.
¿Les sorprendería?
¿Por qué?
Señoras y señores,
en última instancia, esa sorpresa
y los comportamientos asociados a ella
son producto de algo
llamado sesgo inconsciente,
o prejuicio implícito.
Y eso resulta en una falta
de diversidad muy perjudicial
en nuestro mundo laboral
y especialmente en áreas de importancia.
Hola, Gabinete Federal de Australia.
(Aplausos)
Permítanme establecer
algo desde el principio:
el sesgo inconsciente no es lo mismo
que la discriminación consciente.
No estoy diciendo que en todos Uds.
haya oculto un sexista o racista
al acecho, esperando para salir.
Eso no es lo que estoy diciendo.
Todos tenemos prejuicios.
Son filtros a través de los cuales
vemos el mundo que nos rodea.
No estoy acusando a nadie,
el sesgo no es una acusación.
Más bien, es algo que tiene
que ser identificado,
reconocido y combatido.
El sesgo puede ser sobre la raza,
puede ser sobre el género.
También puede ser sobre la clase
social, la educación, la discapacidad.
El hecho es que todos tenemos
prejuicios contra lo diferente,
lo diferente a nuestras normas sociales.
La cosa es que, si queremos
vivir en un mundo
donde las circunstancias del nacimiento
no dicten el futuro
y donde la igualdad de
oportunidades esté generalizada,
entonces todos y cada uno de nosotros
tenemos un papel que jugar
en asegurarnos que el sesgo inconsciente
no determina nuestras vidas.
Existe un conocido experimento en
el ámbito del sesgo inconsciente
y que está relacionado con
el género en los años 1970 y 1980.
Las orquestas, por aquel entonces
eran mayoritariamente de hombres,
y solo un 5 % eran mujeres.
Al parecer, eso se debía a que los
hombres tocaban de manera diferente,
presumiblemente mejor, presumiblemente.
Pero en 1952,
la Orquesta Sinfónica de Boston
realizó un experimento.
Hicieron audiciones a ciegas.
En lugar de audiciones cara a cara,
había que tocar detrás de una pantalla.
Curiosamente, no se observó
ningún cambio inmediato
hasta que se pidió a los
aspirantes que se descalzaran
antes de entrar en la habitación.
Porque el clic-clac de los tacones
sobre el suelo de madera
era suficiente para descubrir
a las damas a distancia.
Una vez hecho esto,
los resultados de la prueba mostraron
que había un 50 %
más de probabilidades
de que una mujer superara
la etapa preliminar.
Y casi se triplicaron sus
posibilidades de pasar la prueba.
¿Qué nos dice eso?
Por desgracia para ellos, los hombres
realmente no tocaban de manera diferente,
pero existía la percepción
de que lo hacían.
Era el sesgo el que
determinaba el resultado.
Así que aquí identificamos
y reconocemos que existe un sesgo.
Y miren, todos lo hacemos.
Les daré un ejemplo.
Un hijo y su padre sufren
un horrible accidente de auto.
El padre muere en el impacto
y el hijo, que está gravemente
herido, es trasladado al hospital.
El cirujano examina al hijo
cuando llega y dice:
"No puedo operar".
¿Por qué?
"El niño es mi hijo".
¿Cómo puede ser eso?
Señoras y señores,
el cirujano es su madre.
Ahora levanten la mano
--y no pasa nada--
levanten la mano si supusieron al
principio que el cirujano era hombre.
No hay evidencia de que
exista sesgo inconsciente,
pero solo tenemos que
reconocer que está allí
y luego buscar formas
para poder combatirlo
y buscar soluciones.
Una de las cosas interesantes
que rodean al sesgo inconsciente
es el tema de las cuotas.
Y esto es algo que a menudo se comenta.
Y muchas de las críticas
es esta idea de mérito.
Mira, yo no quiero
ser elegida por ser mujer,
quiero ser elegida por mis méritos,
porque soy la persona
indicada para el trabajo.
Es un sentimiento bastante
común entre las ingenieras
con las que trabajo y que conozco.
Y sí, lo entiendo, he pasado por eso.
Pero, si la idea del mérito es cierta,
¿por qué al enviar currículos idénticos
en un experimento en 2012 de Yale,
currículos idénticos para un puesto
de técnico de laboratorio,
¿por qué se consideró a las
Jennifers menos competentes,
era menos probable
que obtengan el puesto,
y se les pagaría menos que a los Johns?
El sesgo inconsciente está ahí,
pero solo tenemos que mirar
cómo podemos combatirlo.
Y, saben, es interesante,
hay investigaciones que explican
por qué es así y se lo llama
paradoja del mérito.
Y en las organizaciones
--y esto es un poco irónico--
las organizaciones que hablan del
mérito como su principal motor
a la hora de contratar,
eran más propensas a contratar hombres
y a pagar más a los chicos
porque al parecer el mérito
es una cualidad masculina.
Pero, oye.
Así que piensan que me han calado,
y que saben que pasa aquí.
¿Se imaginan que puedo
encargarme de uno de estos?
¿Pueden imaginarse
andar por allí y decir
"chicos, esto es lo que hay.
Así es cómo se hace".
Bueno, me alegro de que puedan.
(Aplausos)
Porque señoras y señores,
ese es mi trabajo diario.
Y lo bueno de esto es que
es bastante entretenido.
En lugares como Malasia,
hablar de mujeres musulmanas
que trabajen en plataformas
ni siquiera se contempla.
Hay muchas. Pero, es entretenido.
Le decía a uno de los chicos:
"Oye, quiero aprender a surfear".
Y me decía: "Yassmin,
no sé cómo vas a surfear
con toda la ropa que llevas,
y no conozco ninguna playa
solo para mujeres".
Y entonces, el chico vino
con una idea brillante,
algo como: "Sé que diriges
esa organización,
Jóvenes sin Fronteras, ¿no?
¿Por qué no creas una línea de ropa
de playa para jóvenes musulmanas,
Puedes llamarla
"Jóvenes Sin Bañadores".
(Risas)
Y le dije: "Gracias muchachos".
Y recuerdo a otro chico que me dijo
que debo comer todo el yogur que pueda
porque esa era la única cultura
en la cual me iba a mover.
Pero, el problema es
que es un tanto verdad
porque hay una gran falta de
diversidad en nuestro mundo laboral,
particularmente en puestos de influencia.
Ahora, en 2010,
la Universidad Nacional de Australia
hizo un experimento
en el que se enviaron
4000 solicitudes idénticas
básicamente para trabajos no cualificados.
Para conseguir la misma cantidad de
entrevistas que con nombre anglosajón,
si fueran chinos, tendrían que
enviar un 68 % más de solicitudes.
Si fueran de Medio Oriente
--Abdel-Magied--
deberían enviar un 64 % más,
y si fueran italianos,
serían muy afortunados,
es suficiente con enviar
solo un 12 % más.
En lugares como Silicon Valley,
no es mucho mejor.
En Google, publicaron
los datos de diversidad:
el 61 % son blancos, el 30 % asiáticos,
y el 9 % negros, hispanos,
todo ese tipo de gente.
En el resto del mundo de la tecnología
no es mucho mejor, lo reconocen,
pero no estoy realmente segura
qué están haciendo al respecto.
Y no tienen ningún efecto.
Un estudio de Green Park
--un proveedor británico
importante de altos ejecutivos--
arrojó que más de la mitad
de las empresas FTSE 100
no tienen un líder no blanco
en su junta directiva,
ejecutivo o no ejecutivo.
Y dos de cada tres
no tienen un ejecutivo
que pertenezca a una minoría.
Les he contado muchas cosas terribles.
Y piensan, "Dios mío, es horrible:
¿Qué puedo hacer al respecto?"
Bueno, por suerte, hemos identificado
que hay un problema.
Hay falta de oportunidades
y eso se debe al sesgo inconsciente.
Pero podrían estar
sentados allí pensando:
"No soy de tez marrón.
¿Qué tiene esto que ver conmigo?"
Les daré una solución.
Y como he dicho antes,
vivimos en un mundo donde
estamos buscando un ideal.
Y si queremos crear un mundo
donde no importen las circunstancias
del nacimiento,
todos tenemos que ser parte
de la solución.
Y curiosamente, la autora
del experimento del currículum
ofreció una solución.
Dijo que en lo único en que
coincidían las mujeres de éxito,
lo único que tenían en común,
era el hecho de haber tenido
buenos mentores.
Por eso la tutoría, todos
hemos oído eso antes,
es algo propio.
Aquí hay otro reto para Uds.
Les reto a todos y cada uno de Uds.
a guiar a alguien diferente.
Todo el mundo quiere ser mentor
de alguien que le resulta familiar,
que se parece a nosotros,
con el que compartimos experiencias.
Si veo a una chica musulmana
con algo de actitud, diría:
"¿Qué tal? ¿Quedamos?"
Si entran en una habitación y hay
alguien que fue a la misma escuela,
que practica los mismos deportes,
hay gran probabilidad
de que quiera ayudarla.
Pero para la persona en la habitación
que no compartió experiencias con Uds.,
se vuelve extremadamente difícil
entablar esa conexión.
La idea de encontrar
a alguien diferente al mentor,
alguien que no viene del mismo entorno,
cualquiera que sea este,
es abrir puertas para la gente
que no podía ni siquiera llegar
al bendito pasillo.
Porque señoras y señores,
el mundo no es justo.
Las personas no nacen con
igualdad de oportunidades.
Yo nací en una de las ciudades
más pobres del mundo, Jartum.
Nací marrón, nací mujer,
y nací musulmana en un mundo
que sospecha bastante de nosotros
por razones que no puedo controlar.
Sin embargo, también reconozco
el hecho de nacer con privilegios.
Nací con unos padres increíbles,
me dieron una educación
y tuve la suerte de emigrar a Australia.
Pero también, he sido afortunada
con mentores increíbles
que abrieron puertas para mí, que
ni siquiera sabía que estaban allí.
Un mentor que me dijo:
"Es interesante tu historia.
Escribamos algo al respecto para
poder compartirlo con la gente".
Otro dijo:
"Sé que representas cosas que no son
parte de una plataforma australiana,
pero vamos a intentarlo".
Y aquí estoy, hablando
con Uds. Y no soy la única.
Hay todo tipo de personas
a mi alrededor
que han sido ayudadas
por sus mentores.
Un joven musulmán en Sídney
que terminó usando la ayuda de su mentor
para poner en marcha un certamen
de poesía en Bankstown
y ahora es algo enorme.
Y puede cambiar la vida
de muchos otros jóvenes.
O una señora aquí en Brisbane,
una señora afgana refugiada,
que apenas sabía hablar inglés
cuando llegó a Australia,
sus mentores le ayudaron
a convertirse en médico
y fue elegida Joven del
Año 2008 en Queensland.
Ella es una inspiración.
Esto no es fácil.
Esta soy yo.
Pero también soy la mujer de los atuendos,
que llevaba el abaya al principio.
¿Me habrían elegido como mentor
de haberme visto
en una de esas otras
versiones de lo que soy?
Porque soy la misma persona.
Tenemos que mirar más allá
de nuestro sesgo inconsciente,
encontrar un discípulo que esté en
el extremo opuesto del espectro,
porque el cambio estructural
requiere tiempo,
y yo no tengo ese grado de paciencia.
Así que si vamos a crear un cambio,
si vamos a crear un mundo
donde todos tenemos ese
tipo de oportunidades,
entonces opten por abrir
puertas a las personas.
Porque podrían pensar que la diversidad
no tiene nada que ver con Uds.,
pero todos somos parte de este sistema
y todos podemos ser parte de la solución.
Y si no saben dónde encontrar
a alguien diferente,
vayan a lugares a los que no suelen ir.
Si trabajan en tutorías
en secundarias privadas,
vayan a una escuela estatal local
o simplemente pasen por el centro
de tutoría local para refugiados.
O quizá trabajan en una oficina.
Ayuden a ese nuevo graduado que
parece totalmente fuera de lugar
--porque esa era yo--
y abran puertas para ellos,
no de manera simbólica,
porque no somos víctimas,
sino para mostrarles las oportunidades,
porque la apertura de sus mundos
les hará darse cuenta de
que tienen acceso a puertas
que ni siquiera sabían que existían
y Uds. no sabían tampoco
que ellos no lo sabían.
Señoras y señores,
hay un problema en nuestra comunidad
con la falta de oportunidades,
especialmente debido
al sesgo inconsciente.
Pero todos y cada uno de Uds.
tiene el potencial de cambiar eso.
Sé que hoy les he planteado
gran cantidad de desafíos,
pero si pueden aceptar esto
y pensar un poco diferente,
la diversidad es la magia.
Y les animo a mirar más allá
de sus percepciones iniciales
porque les apuesto a que
son probablemente equivocadas.
Gracias.
(Aplausos)