Buenos días.
¡Ay!, ese ruido fue mi respiración
en el micrófono ¿no?
¡Ansiedad!
Cuando me invitaron a
participar en este evento
y hablar de los sonidos de nuestra vida,
me quedé...
El primer pensamiento que me vino fue:
¿Cómo resumir 44 años de vida y de música
en una charla de 12 a 15,
máximo 18 minutos?
Ahí me llegó el primer pensamiento
de cómo la música cambió mi vida.
La música entra en mi vida
desde muy temprano
y la transforma en varios
momentos de ese camino.
Desde muy joven, gracias
a la influencia de mi padre,
empiezo a sentir ese ambiente musical
y la música me va acompañando
en esa transformación de hijo a padre,
de adolescente rebelde
a profesional responsable,
y tantas otras transformaciones
que ocurren en nuestras vidas
que están rodeadas, la mayoría de veces
por muchos ambientes musicales.
Para hablar de la música de
mi vida, ya cité a mi padre
y pediré disculpas a mi madre que después
verá en el video que no hablé de ella.
Si fuera a hablar sobre la educación,
sobre maestrías y otras cosas similares,
con seguridad hablaría de mi madre.
Pero como voy a hablar de la música
de mi vida, tengo que hablar de mi padre
porque la música llega
hasta mí a través de él,
porque a mi padre
le gustaba mucho cantar.
Mi padre era un ser humano totalmente
musical, incluso sin saber tocar una nota.
Y recuerdo que cuando niño la casa era
invadida por las ruedas de "chorinho"
con muchas guitarras,
mandolinas y cavaquinhos
y ese ambiente sensacional que
se transformaba a mi alrededor.
Mi padre siempre acostumbraba
a cantar "Carinhoso",
la gran canción de Pixinguinha que,
para quien tal vez no sepa, es esa de:
"Mi corazón, no sé por qué,
late feliz cuando te ve,
y mis ojos quedan sonriendo..."
Bueno, no vine aquí a cantar, pero
es la música que mi padre cantaba
y, gracias a ella, empecé
a percibir esas conexiones
y cómo la música cambiaba el ambiente,
cambiaba el humor de las personas
y acababa creando conexiones
emocionales fantásticas.
Las personas cantaban juntas
o se emocionaban, lloraban,
se abrazaban, reían y, en fin,
aquello pasó a ser para mí algo mágico,
algo inspirador, algo tan trascendental
porque mi padre murió hace mucho tiempo
y hay muchas cosas que
no alcancé a decirle
y la música hace parecer que el está
presente en mi vida hasta hoy.
Así que hay una conexión espiritual
de esa música con mi vida.
Hoy en día logro escuchar las
canciones de Roberto y de Erasmo
sin llorar de dolor por
la pérdida de mi padre
pero sí con aquel llanto de gratitud,
de reconocimiento de una historia
maravillosa que me dejó.
Pero la música en mi vida
es mucho más que eso.
La música me transformó de adolescente
perdido, sin saber qué hacer
de aprendiz en un gran banco brasileño
a entrar en la radio
porque siempre me quedaba escuchando
la música en la radio y pensaba
lo genial que sería tocar las canciones
que me gustan para los demás,
lo genial que sería colocar
los discos en una fiesta
o la posibilidad fantástica movilizar
millares de personas con la música
y que todos tuvieran sentimientos
parecidos, emociones parecidas.
Por fortuna me fui a la radio,
sino sería uno de esos tipos que meten
el estéreo en el maletero del carro
y se van a la playa a incomodar
a todo el mundo.
Así que terminé en la
radio gracias a la música
porque realmente no sabía qué
hacer cuando era adolescente.
Luego perdí a mi padre.
Trabajaba en un banco, algo que creo no
tiene nada que ver con lo que hago ahora
y lo que he hecho en los últimos 25 años.
A través de la música...
y que mis hijos no me oigan
porque me escapaba del colegio
para ir a escuchar discos al centro...
En el centro de Porto Alegre
en aquella época,
varias tiendas de discos
tenían los tocadiscos en fila.
Era lindo llegar allí y tomar
algunos discos para escucharlos.
A veces, cuando no tenía
ganas de ir a estudiar,
iba a escuchar discos
en las tiendas del centro,
muchas veces sin plata para comprar nada.
La mayoría de veces no tenía dinero.
Tal vez por eso ahora soy un
coleccionista compulsivo de vinilos
porque ahora ya tengo para
comprar uno que otro disco.
Pero, en fin, en las tiendas de discos
también conocí un ambiente genial
de intercambio de información
porque, en los años 80
y principios de los 90,
no teníamos acceso
a tanta información como hoy
para saber cuáles son los artistas
y lo que hacen ¿verdad?
Teníamos que obtener información
de quien sabía más que nosotros,
o sea, los vendedores de discos y las
personas que frecuentaban las tiendas.
Aprendí mucho leyendo folletos,
fichas técnicas de los LP,
folletos de los CD,
lo que me hizo acabar en la radio,
en Radio Ipanema en 1992.
Y vinieron los descubrimientos.
Desde el "heavy metal" en
los años 80 con Rock en Rio,
las bandas que me gustaban:
Black Sabbath, Iron Maiden,
pasando por los Beatles,
los Stones, The Doors,
hasta el rock brasileño de los años 80
que me transformó la vida por completo
porque un gran artista tiene también eso,
que consigue abrirse y expresar
lo que mucha gente está sintiendo.
Todo lo que sentía era expresado
por esos artistas en sus canciones
y me sentía completamente representado.
Después de eso, todavía veo
la ampliación de la conciencia
que llega a través de
la música de Bob Marley
y no tiene que ver con
la marihuana; nada personal.
Tiene que ver con la
obra de Bob Marley que...
voy a hablar de eso;
no debería, pero voy a hablar
de los que pasó detras
de esa "cortina de humo".
Y, la verdad, es que va más allá.
Es una música que predica
del amor, la unión, la paz
y es, principalmente,
una música de protesta,
una música que lucha por la igualdad
de derechos, por la justicia;
una música representativa del
Tercer Mundo, donde vivimos.
Porque Bob Marley es aún el
gran artista "tercermundista".
Salido de una isla, de
Jamaica, en el Caribe,
Bob Marley conquistó el mundo
con el mensaje de su música.
Así que se pueden hacer
todas estas conexiones,
la emoción que la música siempre despierta
y las nuevas puertas que abre la música
en nuestro universo durante la vida.
Porque la música tiene ese poder de
ser una llave que abre diversas puertas,
que muestra diversos caminos y nuevas
maneras de percibir la vida y el mundo.
La música también tiene mucho que ver con
la liberación de dopamina en el cerebro.
La sensación de placer que
tiene la gente al alimentarse,
al hacer el amor y otras cosas,
la música también la proporciona.
Pero volviendo a hablar un poco más
de mi trayectoria personal
y de ese sentimiento en relación
con mi padre y la música,
muchas veces dejamos
de escuchar ciertos sonidos
para no recordar a ciertas personas.
Estuve mucho tiempo sin oír
canciones de Roberto y de Erasmo
y otras que escuchaba
en el carro con mi papá
porque me dolía inmensamente recordarlo,
sentir su falta, ese dolor.
Muchas veces, cuando terminamos
una relación amorosa,
estamos también algún tiempo
sin oír ciertas canciones,
sin poner algunos discos,
sin pensar en ciertos artistas
porque aquella canción o ese artista
nos remite directamente a la persona amada
o a nuestro excompañero, exnovio, en fin.
Lo bueno es que el tiempo va pasando
y esas canciones se pueden vivir
de nuevo, y pueden sonar diferente,
causarnos sensaciones
completamente diferentes.
Y hoy siento eso cuando escucho
las canciones de Roberto y Erasmo,
lo que oía con mi padre,
esa sensación de gratitud.
La verdad es que tengo mucho
que agradecerle a la música
porque la música me hizo, la música
me hace, me transforma a diario
y me permite, a través
de mi trabajo en la radio,
crear esos contextos emocionales
con otras personas,
con mis oyentes que muchas veces
me mandan correos electrónicos
o me paran en la calle y me dicen:
"Fue genial lo que pusiste hoy
en la mañana en el Despertador",
que es un segmento
de mi programa de radio
donde nos conectamos con las personas
por medio de correos electrónicos.
Es muy gratificante ser el hilo
que relaciona a las personas
a través de la música.
Eso me parece completamente fantástico.
Poder ser esta manera de relacionarse,
ese puente que crea esas
maravillosas conexiones con la gente.
Por eso tengo que agradecer a todos
los músicos que, de alguna manera
pasaron por mi vida, a las
presentaciones a las que asistí,
a los hippies, los punks, los "blacks",
los sambistas, los anarquistas,
todas las personas que hacen música
y dejan su obra como un
gran diamante de la humanidad
y agradecer, en especial, a mi padre,
que me dio la música, me mostró la música,
pero no me mostró solo eso.
Me mostró una manera de vivir.
Me mostró una forma de encarar la vida,
que es fantástica
y una forma de vivir, de encarar
la vida, que puedo pasar a mis hijos.
Así que, cuando mis hijos,
en el carro, me piden:
"Papá, ¡pon otra vez esa canción!
¡Quiero oírla otra vez! ¡Repítela!",
me quedo allí, repitiéndola
hasta el cansancio
porque sé que un día,
cuando no esté ya aquí,
me recordarán a través de esa música.
Y eso es para siempre ¿verdad?
Eso es para siempre.
No hay cuerpo físico que
acabe con esas emociones.
Muchas gracias.
(Aplausos)