El 10 de marzo de 2011,
estaba en el Laboratorio de Medios
del MIT en Cambridge
en una reunión con profesores,
estudiantes y el personal
y estábamos tratando de decidir
si debería ser el próximo director.
Esa noche, a la medianoche,
un terremoto de magnitud 9
azotó la costa del Pacífico de Japón.
Mi esposa y mi familia estaban en Japón,
y a medida que las noticias
comenzaban a llegar,
entraba en pánico.
Estaba buscando en las noticias
y escuchaba las conferencias de prensa
de los funcionarios del gobierno
y de la Empresa de Energía de Tokio,
y escuchaba acerca de la explosión
en los reactores nucleares
y de la nube de lluvia radiactiva
que se dirigía hacia nuestra casa,
que estaba a unos 200 km de distancia.
Y la gente en la televisión no nos decía
nada de lo que queríamos escuchar.
Quería saber lo que estaba pasando
con el reactor, con la radiación
si mi familia estaba en peligro.
Así que hice lo que instintivamente
sentía que era lo correcto,
que era ir a Internet
y tratar de averiguar
si podía tomar el asunto
en mis propias manos.
Encontré que había muchas personas
como yo tratando de averiguar
qué estaba pasando,
y juntos formamos una especie de grupo
y lo llamamos SafeCast,
y decidimos que íbamos a tratar
de medir la radiación
y ofrecer los datos a todos los demás,
porque era evidente que el gobierno
no lo estaba haciendo por nosotros.
Tres años más tarde,
contamos con 16 millones
de puntos de datos,
hemos diseñado nuestros
propios contadores Geiger,
que puedes descargar
y conectarlos a la red.
Tenemos una aplicación que muestra
la radiación en Japón
y en otras partes del mundo.
Estamos sin duda
ante uno de los más exitosos
proyectos de ciencia ciudadana
en el mundo,
y hemos creado
el mayor conjunto de datos abiertos
de medidas de radiación.
Y lo interesante
es cómo...
(Aplausos) Gracias.
¿Cómo un puñado de aficionados
que realmente no sabíamos
lo que estábamos haciendo
de alguna manera se unieron
e hicieron lo que las ONG y el gobierno
eran completamente incapaces de hacer?
Diría que esto tiene algo que ver
con Internet.
No es una casualidad.
No fue suerte y no fue
porque fuimos nosotros.
Ayudó que se trató de un evento
que juntó a todos,
pero era una nueva
forma de hacer las cosas
que fue posible gracias a Internet
y a muchas otras cosas que sucedían,
y quiero hablar un poco acerca de
lo que son esos nuevos principios.
¿Se acuerdan de antes de Internet?
(Risas)
Yo lo llamo AI,
Así, en el AI, la vida era simple.
Las cosas eran euclidianas, newtonianas,
predecibles.
La gente de hecho trató
de predecir el futuro,
incluso los economistas.
Entonces apareció Internet,
y el mundo se hizo
extremadamente complejo,
de muy bajo costo, muy rápido,
y esas leyes de Newton
que tanto apreciábamos
resultaron ser solo leyes locales,
y lo que encontramos fue
que en este mundo
completamente impredecible
en que la mayoría de los sobrevivientes
trabajaban con un conjunto
diferente de principios,
y quiero hablar un poco sobre eso.
Antes de Internet, si recuerdan,
cuando tratábamos de crear servicios,
lo que se hacía era crear
la capa de hardware,
la red y el software,
y costaba millones de dólares
hacer algo que fuera sustancial.
Cuando cuesta millones
hacer algo importante,
lo que puedes hacer es obtener un MBA,
escribir un plan
y conseguir el dinero
de los capitales de riesgo
o las empresas,
y luego contratar a los diseñadores
e ingenieros,
que construían la cosa.
Este es el modelo de innovación
de Antes de Internet, AI.
Lo que ocurrió después de Internet fue
que el costo de la innovación bajó tanto
debido al costo de la colaboración,
el de distribución,
el de la comunicación, y la Ley de Moore
hicieron que el costo de crear algo nuevo
fuera casi cero,
y así tenemos Google, Facebook, Yahoo,
estudiantes que no tenían permiso
—permiso para innovar—
no tenían permiso,
ni presentaciones,
simplemente crearon la cosa,
entonces juntaron el dinero,
y luego se inventaron un plan de negocios
y tal vez más tarde
contrataron algunos MBAs.
Así Internet generó innovaciones
al menos en software y servicios,
y pasó de un modelo de innovación
impulsado por MBAs
a un modelo de innovación
de diseñadores-ingenieros,
y empujó la innovación al límite,
a los dormitorios,
a las nuevas empresas,
lejos de las grandes instituciones,
las viejas instituciones
que tenían el poder,
el dinero y la autoridad.
Y todos sabemos esto.
Todos sabemos que esto sucedió.
Resulta que está sucediendo
en otras cosas también.
Permítanme darles algunos ejemplos.
En Media Lab,
no solo diseñamos hardware.
Hacemos todo tipo de cosas.
Biología, hardware,
y Nicholas Negroponte dijo
la famosa frase, "Demo o morir"
en lugar de "Publicar o morir",
que era el método académico
tradicional de pensar.
Decía a menudo, el demo solo
tiene que funcionar una vez,
porque el modo primordial
de impactar el mundo
era a través de las grandes empresas
que se inspiraban en nosotros
y creaban productos como
Kindle o Lego Mindstorms.
Pero hoy, con la capacidad
para crear cosas en el mund real
a un bajo costo,
estoy cambiando el lema ahora,
y esta es la declaración pública oficial.
Estoy oficialmente diciendo:
"Implementar o morir."
Tienen que hacer las cosas
en el mundo real
para que cuente realmente,
y, a veces serán las grandes empresas,
y Nicholas puede hablar de los satélites.
(Aplausos)
Gracias.
Pero debemos salir nosotros mismos
y no esperar que las grandes instituciones
lo hagan por nosotros.
Así que el año pasado enviamos
a un grupo de estudiantes a Shenzhen
y se sentaron en los pisos de la fábrica
con los innovadores en Shenzhen,
y fue increíble.
Lo que pasaba allí
era que habían
estos dispositivos de fabricación,
y no prototipos o presentaciones.
Estaban jugando con
el equipo de fabricación
e innovando justo
en la fabricación de los equipos.
La fábrica estaba en el diseñador,
y el diseñador estaba
literalmente en la fábrica.
Y así, lo que se puede hacer
es ir al mercado
y tener estos teléfonos celulares.
Así que en lugar de comenzar
pequeños sitios web
como los niños en Palo Alto,
los niños en Shenzhen crean
teléfonos celulares nuevos.
Hacen teléfonos nuevos
como los niños en Palo Alto
hacen sitios web
y así, hay toda una selva tropical
de innovación en teléfonos celulares.
Lo que hacen es,
hacen un teléfono celular,
bajan a la plaza, venden algunos,
miran las cosas de los otros niños, suben,
hacer un par de miles más, bajan...
¿No suena esto como a software?
Suena como el desarrollo ágil de software,
Prueba A/B e iteración, y lo que
creímos que solo se podía
hacer en el software;
los niños en Shenzhen
lo hacen en el hardware.
Espero que uno de mis futuros colegas
sea uno de estos innovadores de Shenzhen.
Se está llevando
a la innovación a los límites.
Hablamos de impresoras 3D y cosas así,
y es genial, pero esta es Limor.
Es uno de nuestros graduados favoritos,
y ella está de pie delante de una maquina
Techwin Pick and Place Samsung.
Esta cosa puede poner 23 000
componentes por hora
en una placa electrónica.
Se trata de una fábrica en una caja.
Antes se necesitaba
una fábrica llena de obreros
trabajando a mano,
en esta pequeña caja en Nueva York,
ella es capaz de hacerlo.
No tiene que ir a Shenzhen
para hacer la fabricación.
Puede comprar esta caja
y puede fabricarlo.
Así que la fabricación,
el costo de la innovación,
de la creación de prototipos,
distribución, fabricación, el hardware,
es cada vez tan bajo
que lleva la innovación a los límites
y los estudiantes y startups
son capaces de construirlo.
Es una cosa reciente,
pero va a suceder y va a cambiar,
al igual que pasó con el software.
Sorona es un proceso de DuPont
que utiliza un microbio
modificado genéticamente
para convertir el azúcar
de maíz en poliéster.
Es 30 % más eficiente que
con combustible fósil,
y es mucho mejor para el medio ambiente.
La ingeniería genética y la bioingeniería
están creando un montón
de grandes oportunidades nuevas
para la química, para el cómputo,
para la memoria.
Probablement haremos más,
más cosas para la salud,
pero es probable que pronto
crearemos sillas y edificios.
El problema es, Sorona cuesta
unos 400 millones de dólares
y tomó 7 años para construir.
Es algo que nos recuerda
los viejos tiempos de mainframe.
El punto es que el costo de la innovación
en bioingeniería también está bajando.
Este es un secuenciador
de genes de escritorio.
Antes costaba millones y millones
secuenciar los genes,
Ahora se puede hacer en uno de esos
y los chichos pueden
hacerlo en los dormitorios.
Este es el Gen9 Gene Assembler,
y hoy cuando se intenta imprimir un gen,
alguien en una fábrica
las hace a mano con una pipetas,
y hay un error por cada 100 pares de base,
y se necesita mucho tiempo y es costoso.
Este nuevo dispositivo
ensambla genes en un chip,
y en lugar de un error
por cada 100 pares base,
es un error por cada 10 000 pares base.
Así, vamos a tener la capacidad del mundo
de impresión de genes dentro de un año,
200 millones de pares base al año.
Esto es un poco como cuando fuimos
de radios de transistores hechos a mano
a el Pentium.
Esto será el Pentium de la bioingeniería,
llevando la bioingeniería a las manos
de los dormitorios y nuevas compañías.
Así que está sucediendo en
el software y en el hardware
y la bioingeniería.
Esta es una nueva manera fundamental
de pensar en la innovación.
Es una innovación de abajo
hacia arriba, es democrática,
es caótica, es difícil de controlar.
No es malo, pero es muy diferente,
y creo que las reglas tradicionales
en las instituciones ya no funcionan,
y la mayoría de nosotros aquí
opera con un conjunto
diferente de principios.
Uno de mis principios favoritos
es el poder de atracción,
que es la idea de obtener los recursos
desde la red a medida que los necesitas
en lugar de almacenarlos en el centro
y controlarlo todo.
En el caso de SafeCast,
no sabía nada cuando
se produjo el terremoto,
pero fui capaz de encontrar a Sean,
quien organizaba la
comunidad hackerspace,
y Peter, el hacker de hardware analógico,
que hizo nuestro primer contador Geiger,
y Dan, que construyó la Isla Three Mile,
un sistema de monitoreo
después de la crisis
de Three Mile Island.
Y estas personas,
no los habría conocido de antemano
y probablemente fue mejor
que los encontré justo a tiempo en la red.
Abandoné la universidad 3 veces,
así que aprender sobre la educación
es algo muy cercano y querido,
aunque para mí la educación
es lo que otros hacen para ti
y el aprendizaje es
lo que haces tú mismo para ti.
(Aplausos)
Y se siente como, y soy parcial,
que tratan de hacerte memorizar
toda la enciclopedia antes
de dejarte salir a jugar,
y para mí, tengo Wikipedia
en mi teléfono celular,
y se siente como que asumen
que vas a estar en la cima de una montaña
solos, con un lápiz número 2
tratando de resolver qué hacer
cuando en realidad siempre
estaremos conectados,
siempre tendremos amigos,
y podemos usar Wikipedia
siempre que se necesite,
y lo que hay que aprender
es cómo aprender.
En el caso de SafeCast,
un puñado de aficionados
cuando empezamos hace tres años,
diría que probablemente como grupo
sabemos más
que cualquier otra organización
acerca de cómo recopilar
datos y publicarlos
y hacer ciencia ciudadana.
Brújula sobre mapas.
La idea es que el costo
de la redacción de un plan
o mapear algo es muy caro
y no es preciso ni útil.
En SafeCast, sabíamos
que teníamos que recoger datos,
sabíamos que queríamos
publicar los datos,
y en lugar de tratar de llegar
con el plan exacto,
lo primero fue, vamos a
conseguir contadores Geiger.
Oh, se han acabado.
Vamos a construirlos.
No hay suficientes sensores.
Bien, entonces hagamos
un contador Geiger móvil.
Podemos conducir. Podemos
conseguir voluntarios.
No hay suficiente dinero.
Vamos a Kickstarter.
No hubiésemos planeado todo esto,
pero al tener una brújula,
finalmente llegamos a donde íbamos,
y para mí es muy similar
al desarrollo ágil de software
pero esta idea de la brújula
es muy importante.
Así que creo que la buena noticia
es que a pesar de que el mundo
es extremadamente complejo,
lo que hay que hacer es muy simple.
Es dejar de tener esta noción
de que es necesario planificarlo todo,
tenerlo todo, estar preparado,
y centrarnos en mantenernos conectados,
siempre aprendiendo,
plenamente conscientes,
y muy presentes.
Así que no me gusta
la palabra "futurista".
Creo que hay que ser "ahoristas",
como estamos ahora.
Gracias.
(Aplausos)