Hoy día, 40 millones de estadounidenses
están endeudados
por su entrada a la nueva economía.
Sin dinero para pagar
sus estudios universitarios,
deben ahora a sus acreedores
más de un billón de USD.
Toman cualquier trabajo
para pagar una deuda a su nombre.
En Estados Unidos,
aun un apostador en bancarrota
tiene una segunda oportunidad.
Pero es casi imposible
que a un Estadounidense
se le puedan condonar sus
préstamos y deudas de estudiante.
Alguna vez en Estados Unidos
ir a la universidad no significaba
graduarse endeudado.
El padre de mi amigo Paul se graduó
de la Universidad del Estado de Colorado
en el GI Bill.
Para su generación,
la educación superior era gratuita
o casi gratuita,
porque se pensaba que era un bien público.
Ahora ya no.
Cuando Paul también se graduó
de la Universidad del Estado de Colorado,
pagó por su título en Inglés
trabajando medio tiempo.
Hace treinta años,
la colegiatura de educación superior
se podía pagar, era razonable,
y las deudas que se acumulaban,
se pagaban en la fecha de graduación.
Ya no es esto posible.
La hija de Paul siguió sus pasos
pero con una diferencia:
cuando se graduó hace cinco años,
fue con una enorme deuda.
Los estudiantes como Kate
tienen que pedir préstamos
porque los costos de educación superior
se han vuelto inalcanzables
para la gran mayoría
o todas las familias estadounidenses.
¿Y cuál es el problema?
Endeudarse para comprar
una educación cara
no está mal si retorna la inversión
con el ingreso creciente
que se gane por ella.
Pero allí es donde comienza
todo el problema.
Incluso un recién graduado de universidad
ganaba 10 % más en 2001
de lo que ganaba en el 2013
Así que...
la colegiatura sube,
el fondo público baja,
el ingreso familiar disminuye,
los ingresos personales decrecen.
¿Sorprende entonces el hecho que más
de un cuarto de aquellos que deben,
no pueden pagar
sus préstamos por estudios?
El peor de los tiempos
puede ser el mejor de ellos,
porque ciertas verdades brillan
en formas que no se pueden ignorar.
Quiero hablar de tres
de ellas el día de hoy.
1.2 de billones de USD en deuda
por los diplomas
hacen abundantemente obvio el hecho
que la educación superior es un producto
de consumo que se puede comprar.
Todos hablamos de la educación
como lo hacen los economistas,
como una inversión que se hace
para mejorar los activos humanos
al entrenarlos para trabajar.
Como una inversión que se hace
para poder clasificar a la gente
para que los empleadores
puedan contratar más fácilmente.
El reporte de U.S. News & World
evalúa las universidades
tal y como un reporte del consumidor
evalúa lavadoras.
El lenguaje está plagado de barbarismos.
Llaman a los maestros
"proveedores de servicio",
a los estudiantes se les llama
"consumidores".
Sociología y Shakespeare
y el fútbol y la ciencia,
son todos el "contenido".
La deuda del estudiante
proporciona ganancia,
solo que no para él.
La deuda engrosa el beneficio de
la industria de préstamos al estudiante.
Los dos gorilas de 350 kg.,
Sallie Mae y Navient,
anunciaron el año pasado una ganancia
de 1.2 mil millones de USD.
Y al igual que las hipotecas de vivienda,
los préstamos estudiantiles se pueden
guardar, empacar, dividir
y vender en el Wall Street.
Y los colegios y las universidades
que invierten en préstamos seguros
tienen una doble ganancia.
Una por la colegiatura,
y otra por el interés de la deuda.
Con todo ese dinero por ganar,
¿nos sorprende que algunos
en el negocio de la educación superior
se hayan enganchado en anuncios falsos,
con señuelos,
en explotar la ignorancia
con la que pretenden educar?
Tercero:
Los diplomas son marcas.
Hace muchos años mi maestro escribió,
"cuando los estudiantes
sean tratados como consumidores,
se harán prisioneros
de la adicción y la envidia".
Así como a los consumidores
se les vende actualizaciones del iPhone,
a la gente se le puede vender
más y más educación.
La universidad es la nueva
educación media superior,
eso ya lo dijimos.
Pero, ¿por qué detenernos allí?
A la gente se le puede vender
más certificaciones y recertificaciones,
Maestrías, Doctorados.
La educación superior también
es un objeto de mayor estatus.
Compra un grado,
tal y como lo haces con un Lexus
o una bolsa Luis Vuitton,
para distinguirte de los demás.
Para que puedas ser el objeto
de envidia de los demás.
Los diplomas son una marca.
Estas verdades están muchas veces
escondidas por fuertes discursos de venta.
No pasa un día
sin que haya un político
en la televisión diciéndonos
"un grado universitario
es absolutamente esencial
para subirse al elevador
hacia una vida de clase media".
Y la evidencia más común es
la universidad premium:
Un universitario gana en promedio de
56 % más que uno con preparatoria.
Veamos estos números más detalladamente,
porque viéndolos de cerca,
parecen desmentir
las historias que escuchamos
sobre los graduados universitarios
trabajando como baristas y cajeros.
De 100 personas que inician
cualquier tipo de educación superior,
45 no la completan a tiempo,
por varias razones,
incluyendo la financiera.
De los 55 que se gradúan,
dos permanencen sin trabajo,
y otros 18 tienen subempleos.
Así que los universitarios
graduados ganan
más que los graduados
de educación media superior
pero ¿justifica eso
la exorbitante colegiatura
y los salarios perdidos mientras
estudian la universidad?
Incluso los economistas admiten
que ir a la universidad compensa
solo a los que la completan.
Pero eso es solo porque los salarios
de la preparatoria se han recortado
durante varias décadas.
Por décadas,
los trabajadores
con educación media superior
han negado un precio justo
por lo que están produciendo.
Si hubieran recibido
lo que les correspondería,
entonces ir a la universidad
sería una mala inversión para muchos.
¿Universidad premium?
Creo que es un descuento
de la educación media superior.
Dos de tres personas que se incriben
no encontrarán un buen trabajo.
Y el futuro para ellos
tampoco se ve particularmente prometedor,
de hecho, se ve francamente sombrío.
Y son ellos los que sufrirán
la mayor parte de
las deudas estudiantiles.
Y son ellos,
curiosa y tristemente,
los que son más comercializados
sobre esto de la universidad premium.
No es solo mercadotecnia cínica,
es cruel.
¿Qué podemos hacer?
¿Qué pasaría si estudiantes y padres
vieran la educación
como un producto de consumo?
Parece que todos los demás lo hacen.
Entonces, como cualquier otro
producto de consumo,
desearías saber qué estás pagando.
Cuando compras medicinas,
tienes una lista de efectos secundarios.
Cuando compras un producto
de educación superior,
deberías tener una etiqueta de advertencia
que le permita a los consumidores escoger,
seleccionar de manera informada.
Cuando compras un auto,
te dicen cuántos
kilómetros por litro esperar.
¿Quién sabe qué esperar
de un grado en digamos
Estudios Canadienses?
Sí existe eso, por cierto.
¿Qué pasaría si hubiera una app para ello?
Una que conecte el costo
con el ingreso esperado.
Llamémosle Colegiatura
Basada en Ingreso o CBI.
Uno de ustedes hágalo.
(Risas)
Descubre tu realidad.
(Risas)
Tiene tres ventajas,
tres beneficios de la Colegiatura
Basada en Ingreso.
Cualquier usuario puede darse cuenta
cuánto dinero él o ella podrá ganar
por obtener un grado académico.
Esos usuarios informados
difícilmente podrán llegar a ser víctimas
de los juegos de vendedores ambulantes,
de los discursos de venta.
Pero también escogerán sabiamente.
¿Por qué alguien pagaría
por la universidad,
digamos, más del 15 %
del ingreso adicional del que ganarían?
Hay un segundo beneficio
de la Colegiatura Basada en Ingreso.
Al mostrar la relación
de costo al ingreso,
los administradores de las universidades
tendrían que manejar mejor sus costos
y buscar formas innovadoras de hacerlo.
Por ejemplo,
todos los estudiantes aquí
deben pagar más o menos
la misma colegiatura por su licenciatura.
Eso definitivamente es injusto,
y debería cambiar.
Un estudiante de ingeniería
usa más recursos
y espacios con laboratorios
y profesorado
que un estudiante de filosofía.
Pero el estudiante de filosofía,
como consecuencia,
está subsidiando
al estudiante de ingeniería.
Quien por cierto,
saldrá y ganará más dinero.
¿Por qué dos personas
deberían pagar por el mismo producto
pagar lo mismo
pero que una persona reciba
la mitad o un tercio del servicio.
De hecho, los graduados de universidad,
de algunas licenciaturas,
usan el 25 % de su ingreso
para pagar sus deudas estudiantiles,
mientras otros pagan 5 %.
Esa clase de inequidad terminaría
cuando las licenciaturas tuvieran
un precio correcto,
pero por supuesto
toda esta información,
y alguien de ustedes
lo va a implementar, ¿cierto?,
toda esta información debe
estar bien diseñada,
tal vez auditada por firmas
públicas de contabilidad
para evitar estadísticas falsas,
sabemos sobre estadísticas, ¿Cierto?
Pero como sea,
el tercer gran beneficio de la
Colegiatura Basada en Ingreso,
sería liberar a los estadounidenses del
miedo y el hecho de llegar a la bancarrota
por haber comprado un producto defectuoso.
Tal vez, con el tiempo,
los jóvenes y los viejos estadounidenses
puedan redescubrir,
como los caballeros dijeron antes,
su curiosidad, su amor por aprender,
empezar a estudiar lo que aman,
amar lo que estudian,
seguir su pasión,
estar estimulados por su inteligencia,
ir por caminos de preguntas
que realmente quieran hacer.
Después de todo, fueron Eric y Kevin,
hace dos años,
este tipo de jóvenes
quienes me solicitaron
y trabajaron conmigo,
y todavía lo hacen,
en el estudio de estudiantes
endeudados en Estados Unidos.
Gracias por su atención.
(Aplausos)