Periodo.
Sangre.
Menstruación.
Asqueroso.
Secreto.
Oculto.
¿Por qué?
Un proceso biológico natural
por el que cada niña y cada mujer
pasan cada mes
durante la mitad de su vida.
Un fenómeno tan importante
que de él depende la supervivencia
y propagación de nuestra especie.
Sin embargo, lo consideramos tabú.
Nos sentimos incómodos
y nos da vergüenza hablar de ello.
La primera vez que tuve el periodo,
me dijeron que no se lo contara a nadie,
ni siquiera a mi padre o a mi hermano.
Después, cuando llegamos a este tema
en nuestros libros,
el profesor de biología se lo saltó.
(Risas)
¿Saben qué aprendí de todo eso?
Aprendí que da mucha vergüenza
hablar de ello.
Aprendí a sentir vergüenza de mi cuerpo.
Aprendí a ignorar el periodo
para poder ser una persona decente.
Las investigaciones en India
muestran que tres de cada 10 niñas
no saben qué es la menstruación
cuando tienen su primer periodo.
Y en algunas partes de Rajastán
esta cifra asciende a nueve de cada
10 niñas que no saben lo que es.
Les sorprendería saber que
casi todas las niñas
con las que he hablado,
que no sabían qué era
cuando menstruaron por primera vez,
pensaban que tenía cáncer en la sangre
y que iban a morir pronto.
La higiene menstrual
es un factor de riesgo importante
para las infecciones
del aparato reproductor.
Pero en India, solo el 12 %
de las niñas y las mujeres
tienen acceso a formas higiénicas
de cuidarse durante el periodo.
Si hacen las cuentas,
un 88 % de las niñas y las mujeres
usan formas no higiénicas de cuidarse.
Yo era una de ellas.
Crecí en un pueblo pequeño
llamado Garhwa, en Jharkhand,
donde tan solo comprar una compresa
se considera una vergüenza.
Así que cuando empecé a tener el periodo,
empecé a usar trapos.
Después de cada uso
los lavaba y los volvía a usar.
Pero, para guardarlos,
los escondía y los ponía
en un lugar oscuro y húmedo
para que nadie supiera
que estaba menstruando.
De tanto lavar los trapos,
se volvían ásperos,
y a menudo tenía sarpullidos
e infecciones por los trapos.
Los usé durante cinco años
hasta que me mudé de aquel pueblo.
Otra cosa que me trajo el periodo
fueron las restricciones sociales
que se imponen a niñas
y mujeres cuando tienen el periodo.
Creo que todos las conocen.
Pero haré una lista
para aquellos que no las conocen.
No podía tocar o comer pepinillos.
No podía sentarme en el sofá
ni en la cama de algún otro familiar.
Tenía que lavar las sábanas
tras cada periodo,
aunque no estuvieran manchadas.
Se me consideraba impura
y se me prohibía acudir a rezar
o tocar objetos de importancia religiosa.
Se ven letreros fuera de los templos
negando la entrada a niñas
y mujeres en menstruación.
Irónicamente,
es la mujer mayor la que casi siempre
impone estas restricciones
a las más jóvenes en la familia.
Al fin y al cabo, crecieron
aceptándolas como algo normal.
Y a falta de cualquier intervención,
el mito y las ideas erróneas
son las que se propagan
de generación en generación.
En mis años de trabajo en este campo,
incluso me he encontrado con historias
en las que las niñas tenían que comer
y lavar sus platos por separado.
No se les permite bañarse
durante el periodo,
y en algunas familias incluso
se las separa de otros miembros.
Un 85 % de niñas y mujeres en India
siguen una o más costumbres restrictivas
durante su periodo cada mes.
¿Imaginan lo que esto le hace
a la autoestima y la seguridad
de una joven?
¿El trauma psicológico que causa,
y que afecta a su personalidad,
a su rendimiento académico
y a cada aspecto de su crecimiento
en los primeros años de su formación?
Seguí religiosamente estas
costumbres restrictivas por 13 años,
hasta que una conversación
con mi pareja, Tuhin,
cambió para siempre
mi percepción de la menstruación.
En 2009, Tuhin y yo estábamos
estudiando un postgrado en diseño.
Nos enamoramos
y me sentía a gusto
hablando del periodo con él.
Tuhin sabía muy poco del periodo.
(Risas)
Se sorprendió al saber que las chicas
tienen fuertes dolores menstruales
y que sangramos cada mes.
(Risas)
Sí.
Se quedó estupefacto al conocer
las restricciones que se imponen
a las niñas y mujeres cuando menstrúan
por parte de sus propias familias
y la sociedad.
Para ayudarme con
mis dolores menstruales,
buscaba en Internet y aprendía
más sobre la menstruación.
Cuando me contó lo que aprendió,
me di cuenta de lo poco
que yo misma sabía.
Y muchas de las cosas en las
que creía, resultaron ser mitos.
Entonces nos preguntamos:
Si nosotros, que tenemos estudios,
sabíamos tan poco de la menstruación,
seguramente también millones de niñas
sabrían muy poco del tema.
Para poder estudiar,
para entender mejor el problema,
investigué durante un año
para estudiar la desinformación
y sus causas fundamentales.
Aunque se suele creer
que la desinformación y las ideas
erróneas son un fenómeno rural,
en mi investigación,
comprobé que, en la misma medida,
es un fenómeno urbano.
Y que también existe en la
clase urbana con estudios.
Al hablar con muchos padres
y profesores,
comprobé que la mayoría de ellos
quería informar a las niñas
antes de que comenzaran
a tener su ciclo menstrual.
Y...
pero carecían de los medios necesarios.
Y al ser tabú,
se sienten inhibidos
y avergonzados al hablar de ello.
Hoy en día, las niñas comienzan
el periodo en grado 6 y 7,
pero nuestro plan educativo
les enseña acerca del periodo
solamente en grado 8 y 9.
Y al ser tabú,
los profesores, en general,
se saltan el tema.
Por lo tanto, la escuela
no les enseña acerca del periodo,
los padres no hablan de ello.
¿Dónde se informan?
Hace dos décadas y hoy en día...
no ha cambiado nada.
Le conté a Tuhin lo que había
descubierto y nos preguntamos:
¿Qué pasaría si creásemos algo
que ayudase a las niñas a entender
las menstruación por su cuenta,
algo que ayudase a padres y profesores
a hablar de ello tranquilamente
con las jovencitas?
Durante mi investigación,
recopilé muchas historias.
Historias acerca de la experiencia
de las niñas cuando tienen el periodo.
Historias que hicieran que las niñas
tuvieran curiosidad e interés
en hablar acerca de la menstruación
en su círculo más cercano.
Eso es lo que buscábamos.
Algo que hiciera que las niñas
sintieran curiosidad
y que las motivase a aprender
acerca de ello.
Queríamos usar estar historias
para enseñarles.
Por eso decidimos crear un cómic,
en el que los personajes
representen estas historias
y enseñarles acerca de la menstruación
de forma divertida e interesante.
Para representar a una niña
en las fases de la pubertad,
tenemos tres personajes.
Pinky, que aún no tiene el periodo,
Jiya, a la que le llega el periodo
mientras transcurre la historia
y Mira, que ya lleva tiempo
teniendo el periodo.
Hay un cuarto personaje, Priya Didi.
A través de ella, las niñas aprenden
sobre los aspectos del crecimiento,
de los cuidados e higiene menstrual.
Mientras hacíamos el libro,
cuidamos mucho
que ninguna de las ilustraciones
fuera ofensiva en forma alguna
y que respetaran
las diferentes culturas.
En la prueba del prototipo,
comprobamos que les encantaba el libro.
Querían leerlo
y aprender más y más por su cuenta.
Padres y profesores se sentían
cómodos usando el libro
para hablar con las niñas,
e incluso a veces los niños
se interesaban en el libro.
(Risas)
(Aplausos)
El cómic contribuyó a crear un entorno
en el que la menstruación ya no era tabú.
Muchos voluntarios usaron este prototipo
para poder educar ellos a las niñas
y organizar talleres informativos
en cinco estados diferentes de India.
Y uno de los voluntarios
lo usó para educar a jóvenes monjes
y lo llevó a un monasterio en Ladakh.
Se hizo la versión final del libro,
llamado Menstrupedia
y se publicó en setiembre del año pasado.
Y hasta el momento,
se ha educado a más de 4000 niñas
usando este libro en India y...
(Aplausos)
Gracias.
(Aplausos)
Y en 10 países más.
El libro está siendo traducido
a diferentes idiomas
y estamos colaborando
con organizaciones locales
para que esté disponible
en varios países.
En distintos lugares de India,
15 escuelas han incluido
este libro como parte
de su plan de estudios
para educar a las niñas en este tema.
(Aplausos)
Me alegra ver cómo voluntarios,
individuos, padres,
profesores, directores,
se han unido
y han llevado la información
a sus propias comunidades,
se han asegurado de que las niñas
lo aprendan a la edad adecuada
y han contribuido a poner fin
a este tabú.
Sueño con un futuro en el que
la menstruación no sea una maldición,
ni una enfermedad,
sino un acogedor cambio
en la vida de una niña.
Y me gustaría...
(Aplausos)
Me gustaría terminar
con una pequeña petición
a todos los padres presentes.
Queridos padres,
si Uds. se avergüenzan del periodo,
sus hijas también lo harán.
Por favor, sean positivos con el periodo.
(Risas)
Gracias.
(Aplausos)