Los buzos de Navy SEAL
son los mejores en su trabajo.
Pero tienen un problema
que sus capacidades en sus misiones.
Nuestra investigación
se centró en resolver ese problema
y nos llevó a
descubrimientos inesperados
sobre enfermedades
neurológicas y el cáncer.
El problema se debe
al equipo especializado
que los buzos utilizan,
incluyendo los recicladores de oxígeno.
La ventaja del reciclador
es que, al no tener burbujas,
es mucho menos ruidoso,
evitando que el enemigo
detecte así al buzo.
El problema del reciclador
es que los altos niveles de oxígeno,
junto a la presión bajo el mar,
puedan causar un "ataque".
Estos ataques ocurren sin previo aviso,
y no hay una estrategia de atenuación eficaz
que pueda prevenirlos.
La pregunta que nos hacemos
es por qué ocurren
y cómo podemos prevenirlos.
Para responderlas,
era necesario recibir fondos
de la Oficina de Investigación Naval
para desarrollar un microscopio
que se instalara
en una cámara hiperbárica,
o de alta presión.
Esta cámara podía simular
un entorno submarino
y la presión de dicho entorno.
Mediante esta tecnología,
demostramos que
las neuronas del cerebro,
al someterse a altos niveles
de presión y oxígeno,
se estimulan más de la cuenta.
Este sobreestímulo del cerebro,
debido al alto nivel de oxígeno y presión,
hacen que disminuya el metabolismo
de energía en el cerebro.
Cuando esto ocurre,
puede ocurrir un "ataque".
Estos ataques ocurren sin previo aviso,
y no hay una forma
eficaz de prevenirlos.
Estos ataques fármaco-resistentes
son parecidos a los pacientes de epilepsia
que también tienen ataques fármaco-resistentes,
y en el caso de los pacientes
es posible seguir dieta especial
que prevenga los ataques.
Mike Dancer es un ejemplo de un paciente
que siguió esta dieta.
Tomaba una serie de fármacos antiepilépticos,
que producían efectos secundarios
y no podía controlar los ataques.
Debido a los severos efectos secundarios,
Mike dejó de tomar todos los fármacos,
y cuando lo hizo, hubo un aumento
la frecuencia de los ataques.
Por esa época, Mike descubrió
que había una intervención dietética,
con la que podía controlar los ataques.
Cuando lo hizo, la frecuencia
de los ataques cayó drásticamente.
Me alegra poder decir que Mike
ha seguido esta dieta
durante cinco años
y que ha controlado la epilepsia
durante cinco años, sin medicación.
¿Qué es una dieta cetogénica?
Comparada con una dieta normal,
la cetogénica es muy baja en carbohidratos
y muy alta en grasas.
La gente ha seguido esta dieta durante años
para poder regular su peso,
reducirlo
o controlar los niveles
de glucosa en sangre.
Pero lo más importante
es que está demostrado
que controla estos ataques
si los fármacos no han podido.
Ninguna organización ha hecho más
para concienciar a la gente
del poder terapéutico de la dieta cetogénica
que The Charlie Foundation,
fundada por el productor
de Hollywood, Jim Abrahams.
Charlie, el hijo de Jim,
sufría de epilepsia.
Era muy grave,
y los fármacos no le servían.
Así que Jim buscó
tratamientos alternativos
para poder tratar los ataques de su hijo.
Y con su investigación descubrió
que la dieta cetogénica se usaba
en el hospital Johns Hopkins,
como una forma de tratamiento
específica para la epilepsia pediátrica.
Jim llevó a Charlie a este hospital,
y colaboraron estrechamente
con un nutricionista.
En muy poco tiempo,
los ataques de Charlie
estaban controlados.
Y Charlie fue efectivamente curado de su epilepsia
en el hospital Johns Hopkins
mediante la dieta cetogénica.
Charlie ya no sigue la dieta actualmente
y no padece epilepsia.
La dieta cetogénica es eficaz
contra varios trastornos neurológicos,
como la el síndrome de la deficiencia
del transportador de glucosa tipo 1.
Los niños que sufren este trastorno
carecen de la capacidad de transportar glucosa al cerebro.
Así que sus cerebros, literalmente,
están hambrientos de glucosa,
lo que hace que haya un potencial
de padecer ataques.
Es un hecho sabido
que el cerebro usa
fundamentalmente glucosa,
pero también puede usar cetona
como fuente de energía.
Así, el cerebro es
como un motor híbrido, ¿cierto?
Usa glucosa como
principal fuente de energía
pero si no hay suficiente
cantidad de glucosa,
el cerebro puede adaptarse
y usar una fuente alternativa.
Nos estamos sirviendo de los efectos
neuroprotectores de la cetona
desarrollando suplementos de cetona
para los buzos de SEAL
para evitar estos ataques.
La ventaja de los suplementos cetónicos
es que se puede evitar
la necesidad de una dieta restrictiva
necesaria para aumentar y mantener
los niveles de cetona en la sangre.
Hay muchas aplicaciones
terapéuticas de la cetona,
que casi todas las células sanas en el cuerpo
pueden usar la cetona como fuente
alternativa de energía.
Sorprendentemente, las células
cancerígenas no son capaces
de utilizar la cetona
como fuente de energía.
Las células cancerígenas son
como motores híbridos defectuosos.
Usan muchísima glucosa,
más que las células sanas,
y no tienen esa capacidad
de usar otra fuente de energía.
Se puede decir
que la "adicción al azúcar"
es el talón de Aquiles
de las células cancerígenas.
Este hecho me inspiró en el laboratorio,
e hice una pregunta, me preguntaba,
por qué se prestaba
tan poca atención a la nutrición
para aprovecharse de esta debilidad
de las células cancerígenas.
Resulta que la "adicción al azúcar"
había sido estudiada
hace 80 años por Otto Warbug.
Otto Warbug realizó varios experimentos,
y ganó un premio Nobel por ellos,
demostrando que las células cancerígenas
se ven dañadas en su metabolismo,
y el daño resultante
hace que aumenta la demanda de azúcar.
Más recientemente, Thomas Seyfried,
del Boston College,
ha sido un pionero en validar
la hipótesis de Warburg
y demostrar que el cáncer
es una enfermedad metabólica.
Los experimentos de Tom demostraron
que hay un cierto
defecto metabólico
de las células cancerígenas con el azúcar,
y que se puede combatir
de una variedad de formas alternativas
que no son tóxicas.
Los oncólogos combaten esta debilidad
de las células cancerígenas,
como el exceso en el consumo de glucosa,
con la tomografía FGD-PET.
Esta tomografía muestra
el exceso de glucosa
de las células cancerígenas
de forma relativa a los tejidos
sanos que las rodean.
Esto hace que se muestre
el exceso de glucosa
que utilizan los oncólogos.
Pero esta información no se usa
para buscar una posible
forma de tratamiento.
El exceso de glucosa
de las células cancerígenas
hace que puedan crecer y proliferar
cuando no hay mucho oxígeno.
Otra cosa interesante
que descubrimos en el laboratorio
es que una presión alta de oxígeno
daña las células cancerígenas.
Hemos demostrado
que, ante altos niveles oxígeno,
las células cancerígenas
producen radicales
con oxígeno de más,
dañando así la membrana celular.
A gran aumento, podemos observar
bultos en la superficie
de la membrana,
lo que indica que se han
producido daños.
Lo más interesante es que
ese mismo nivel de oxígeno
que dañó las células cancerígenas
no era tóxico para las células
sanas del cerebro.
Estas observaciones hicieron
que quisiéramos probar
la combinación de la dieta cetogénica
y el oxígeno hiperbárico
en un ratón con metástasis.
Las zonas que brillan en la pantalla
muestran el crecimiento y la propagación
de las células metastásicas.
El estudio demostró
la eficacia terapéutica
de este enfoque alternativo y no tóxico.
para tratar el cáncer.
Lo que comenzó
como un proyecto de Navy SEAL
continuó como una estrategia
prometedora para mitigar
los ataques por el oxígeno
en forma de suplementos de cetona
y acabó llevándonos
a este descubrimiento inesperado.
La pregunta que nos hacemos es,
¿se puede tratar el cáncer
de forma no tóxica?
Creo que sí que podemos.
Me han inspirado
varios pacientes que han padecido
epilepsia y cáncer
que han seguido estos
métodos alternativos
para tratar estas enfermedades sin cura.
Los tratamientos futuros y la prevención
de muchas enfermedades
pueden tener que ver con la antigua
sabiduría de Hipócrates,
y su frase: "Que el alimento sea tu medicina".
Gracias.
(Aplausos)