Tenemos que cambiar la cultura
en nuestras cárceles y prisiones,
especialmente entre los jóvenes reclusos.
El estado de Nueva York
es uno de los dos en EE.UU.
que automáticamente arresta y trata
a los jóvenes de 16-17 años como adultos.
Esta cultura de la violencia
atrapa a estos jóvenes
y los coloca en un ambiente hostil,
mientras que los funcionarios de prisiones
permiten que suceda de todo.
En realidad no hay mucho
que estos jóvenes puedan hacer
para mejorar sus talentos
y rehabilitarlos de verdad.
Hasta que podamos elevar la edad
de la responsabilidad penal a los 18,
tenemos que centrarnos en cambiar
la vida diaria de estos jóvenes.
Lo sé por experiencia.
Antes de cumplir los 18,
pasé aproximadamente
400 días en Rikers Island,
y para colmo,
de ellos, casi 300 días
en régimen de aislamiento,
y déjenme decirles esto:
gritar en voz alta todo el día
a la puerta de su celda,
o gritar en voz alta
por la ventana es muy agotador.
Dado que no hay mucho que puedas
hacer mientras estás allí,
hay que caminar de un lado
a otro en la celda,
empiezas a hablar contigo mismo,
tus pensamientos se vuelven locos,
y luego se convierten en tu peor enemigo.
Las cárceles deben servir
para la rehabilitación de una persona,
no llevarla a estar más enojada,
frustrada, y sentirse más desesperada.
Puesto que no hay un plan
de reinserción para estos jóvenes,
prácticamente regresan
a la sociedad sin nada.
Y no hay realmente mucho que hacer
para prevenir que reincidan.
Pero todo comienza
con los guardias de la prisión.
Es muy fácil para algunas personas
mirar a estos oficiales
penitenciarios como a los buenos
y a los internos como a los malos,
o viceversa para algunos,
pero hay más que eso.
Saben, estos funcionarios
son gente normal, corriente.
Vienen de los mismos barrios
que la población a quien "sirven".
Son gente normal.
No son robots, y no hay
nada especial en ellos.
Hacen casi lo mismo
que cualquiera hace en la sociedad.
Los guardias varones quieren hablar
y coquetean con guardias mujeres.
Juegan a pequeños juegos
de niños entre sí.
Hacen política.
Y los guardias mujeres
chismorrean entre sí.
Pasé mucho tiempo con numerosos
guardias de la prisión,
y déjenme contarles en particular
sobre uno de ellos llamado Monroe.
Un día me llevó entre las puertas A y B
que separan el norte
y sur de nuestro bloque.
Me sacó de allí porque
tuve un altercado físico
con otro joven en mi bloque,
y sentía, ya que había una mujer
guardia que trabaja en la planta,
que yo iba a faltarle
el respeto en su turno.
Así que él me dio un puñetazo en el pecho.
El tipo que te deja sin aliento.
Yo no era impulsivo,
yo no reacciono de inmediato,
porque sabía que este era su territorio.
Que no podía ganar.
Todo lo que tenía que hacer
era pulsar el botón
y la ayuda vendría inmediatamente.
Así que solo le miré a los ojos
y supongo que vio la ira
y la frustración avivadas
y me dijo:
"Los ojos te meterán
en un montón de problemas,
porque te delatan que quieres pelear".
Así que comenzó a quitarse el cinturón,
se quitó la camisa y su placa,
y dijo: "Podríamos pelear."
Así que le pregunté: "¿Te la guardarás?"
Ahora, eso es un término que se usa
comúnmente en Rikers Island
lo que significa
que no se lo dirás a nadie,
y tampoco denunciarlo.
El dijo: "Sí, yo no diré nada. ¿Y tú?"
Ni siquiera respondí.
Sólo le di un puñetazo en plena cara,
y empezamos a pelear
en ese mismo momento.
Hacia el final de la pelea,
me estrelló contra la pared,
así que mientras estábamos
forcejeando, me dijo, "¿Estás bien?"
como si iba a sacar lo mejor de mí,
pero en mi mente,
sabía que lo tenía,
así que respondí muy arrogante,
"Oh, estoy bien, ¿y tú?"
El dijo: "Sí, yo estoy bien, todo bien".
Me dejó ir, me dio la mano,
dijo que me gané su respeto,
me dio un cigarrillo
y me mandó de vuelta.
Aunque no lo crean, te encuentras
con algunos guardias
en Rikers Island
con los cuales luchar uno-a-uno.
Creen que entienden cómo es,
y creen que pueden conocerte.
Dado que esta es la forma en que
comúnmente se resuelven las disputas,
podemos manejarlo de esa manera.
Me alejo de él como un hombre, él igual,
y eso es todo.
Algunos guardias tienen la impresión
de estar encarcelados contigo,
es por eso que tienen
esta mentalidad y actitud
y actúan de acuerdo a este concepto.
A veces, estamos en esto
junto con los guardias.
Sin embargo, las instituciones
deben dar a estos oficiales
la formación adecuada
para tratar correctamente
la población adolescente,
y también sobre cómo lidiar
con la salud mental de la población.
Estos guardias son un factor
importante en la vida de estos jóvenes
por x cantidad de tiempo
hasta la liberación.
¿Por qué no tratar de guiar
a estos jóvenes mientras están allí?
¿Por qué no tratar de darles algún tipo
de orientación para hacer un cambio,
para que una vez de nuevo en la sociedad,
estén haciendo algo positivo?
Una segunda cosa importante
para ayudar a nuestros adolescentes
en las cárceles es
una mejor programación.
Cuando estaba en Rikers Island,
el mayor problema era la incomunicación.
La incomunicación fue
diseñada originalmente
para romper a una persona
mental, física y emocionalmente.
Eso es para lo que fue diseñada.
El Fiscal General de Estados Unidos
recientemente publicó un informe
indicando que van
a prohibir la incomunicación
en el estado de Nueva York
para los adolescentes.
Una cosa que me mantuvo cuerdo
mientras estaba en confinamiento
solitario fue la lectura.
Intenté educarme
tanto como fue posible.
Leí cualquier y toda clase de libro
que me caía en las manos.
Y aparte de eso, escribí
música y cuentos.
Algunos programas que siento
que beneficiarían a nuestros jóvenes
son los programas de terapia de arte
para los niños que les gusta
dibujar y tienen ese talento,
Y ¿qué pasa con las personas jóvenes
que tienen talento para la música?
¿Qué tal un programa de música
para ellos y que en realidad les enseñe
cómo escribir y hacer música?
Es sólo una idea.
Cuando los adolescentes
llegan a Rikers Island,
C74, RNDC es el edificio
en el cual se alojan.
Lo apodan la "escuela de gladiadores"
porque tenemos a un individuo
joven que viene de la calle
pensando que es el duro,
rodeado por un montón
de otros individuos jóvenes
de todos los otros cinco bloques,
y todo el mundo siente que es el duro.
Así que ahora tenemos
a un montón de jóvenes caballeros
que sacan el pecho y tienen la sensación
de que tienen que demostrar
que son igual de duros que el otro,
o más fuerte que este, ese o aquel.
Pero seamos honestos:
esa cultura es muy peligrosa
y perjudicial para nuestros jóvenes.
Tenemos que ayudar a las instituciones
y a estos adolescentes a darse cuenta
que no tienen que llevar el mismo
estilo de vida que antes
cuando estaban en la calle,
que realmente pueden cambiar.
Es triste contarles
que mientras estuve en la cárcel,
solía escuchar a tíos hablando sobre
como, al ser liberados de la prisión,
cometerán alguna clase de delitos,
cuando regresen a la calle.
Las conversaciones solían
sonar algo como esto:
"Al salir, mi hermano tiene un contacto
para esto, eso y lo otro",
o "Mi colega aquí presente
tiene un contacto a un precio bajo,
intercambiemos la información
y cuando lleguemos a la ciudad,
vamos a hacerlo a lo grande".
Yo solía escuchar estas conversaciones
y pensar para mis adentros, "Guau,
estos tipos aún están
hablando de volver a la calle
y cometer crímenes en el futuro"
Así que se me ocurrió un nombre para eso:
Lo llamé esquema
de-rápida-vuelta-a la-cárcel
porque realmente,
¿cuánto tiempo iban a durar?
¿Organizamos un plan
de jubilación con eso?
Una pequeña pensión?
Un 401 (k)? Un plan 403 (b)?
¿Conseguimos un seguro
de salud? ¿Dentista?
(Risas)
Pero te diré esto:
Estando en la cárcel
y estando en el trullo
me encontré con algunos
de los tíos más inteligentes y brillantes,
y con más talento que jamás he conocido.
Vi gente agarrando
una bolsa de patatas fritas
y convertirlo en el marco más hermoso.
He visto gente que con el jabón
que se proporciona de forma gratuita
lo han convertido
en la escultura más hermosa
que haría que una obra de Miguel Ángel
parezca de guardería infantil.
A la edad de 21, estaba
en una prisión de máxima seguridad
llamada el Bloque Correccional Elmira.
Acababa de salir de la sala de pesas
y vi a un señor mayor al que conocía,
de pie en medio del patio,
solo, mirando al cielo.
Un hombre mayor que estaba
cumpliendo una condena de 33 años
y que ya había cumplido
20 años de esa sentencia.
Así que me acerco a él y le digo:
"O.G., que está pasando,
hombre, estás bien?"
Me miró, y dijo:
"Sí, estoy bien, sangre joven".
Y voy y le digo, "¿Qué es
lo que buscas en el cielo, hombre?
¿Qué es tan fascinante allá arriba?"
El dijo: "¿Por qué no miras
tú arriba y me dices lo que ves?"
"Nubes". (Risas)
Él dijo: "Muy bien
¿Qué otra cosa ves?"
En ese momento, pasaba un avión.
Le digo: "Muy bien, veo un avión".
El dijo: "Exactamente, y que hay
en ese avión?" "Gente".
"Exactamente. Ahora, ¿dónde van
ese avión y esas personas?"
"No lo sé. ¿Tú lo sabes?
Por favor, dímelo si es así,
y dame los números de la lotería".
El dijo: "Te estás perdiendo
de lo que se trata, sangre joven.
Ese avión con esa gente
va a alguna parte,
mientras nosotros estamos aquí atascados.
El panorama general es el siguiente:
Ese avión con esa gente que va a un lugar
es la vida que nos pasa por delante
mientras estamos atrapados
entre estas cuatro paredes".
Desde ese día,
algo se despertó en mi mente y me hizo
saber que tenía que cambiar.
Al crecer, yo siempre fui
un buen chico, el chico listo.
Algunas personas dirían
que era demasiado inteligente
para ser bueno.
Soñaba con ser arquitecto o arqueólogo.
Actualmente, estoy trabajando
en la Fortune Society,
que es un programa de reinserción
y trabajo con gente
con alto riesgo de reincidencia.
Así que les conecto
con los servicios que necesitan
una vez que son liberados
de la cárcel y de la prisión
para que puedan hacer
una transición positiva a la sociedad.
Si yo fuera a encontrarme conmigo
mismo cuando tenía 15 años,
trataría de sentarme y hablar
con él y trataría de educarlo
y le haría saber:
"Escucha, yo soy tú.
Somos nosotros. Somos uno...
Todo lo que estás a punto
de hacer, sé que vas a hacerlo,
antes de hacerlo, porque ya lo hice".
Y le animaría a no pasar
el rato con x, y, z personas.
Le diría que no se vaya a tal y tal lugar
le diría, no te pierdas
la escuela, hombre,
porque es donde tienes que estar,
porque eso es lo que
te conseguirá algo en la vida.
Este es el mensaje
que deberíamos compartir
con nuestros hombres y mujeres jóvenes.
No debemos tratarlos como adultos
y colocarlos en la cultura de violencia
de donde, prácticamente,
no pueden escapar.
Gracias.
(Aplausos)