Mi hijo y el iPhone nacieron
con tres semanas de diferencia,
en junio de 2007.
Mientras esos primeros adoptantes
aguardaban afuera,
esperando tener en sus manos
ese nuevo dispositivo increíble,
yo estaba atrapada en casa
con las manos colmadas con algo más
que estaba enviando
mensajes constantemente,
(Risas)
un bebé desgraciado con cólicos
que solo se dormía en la sillita de paseo
en movimiento en completo silencio.
Literalmente caminaba
de 16 a 24 km al día,
y perdí el peso del embarazo.
Esa parte fue genial.
Pero yo estaba aburrida.
Antes de la maternidad,
había sido una periodista
que se apresuró
cuando el Concorde se estrelló.
Fui una de las primeras
personas en Belgrado
cuando estalló una revolución en Serbia.
Y ahora estaba agotada.
Esta caminata continuó semanas.
Sin embargo, fue solo hasta
unos tres meses en que algo cambió.
Mientras transitaba el pavimento,
mi mente comenzó a vagar, también.
Comencé a imaginar lo que haría
cuando finalmente volviera a dormir.
Entonces desaparecieron los cólicos
y finalmente tuve un iPhone
y puse todas esas horas
de deambular en acción.
Creé el trabajo de mis sueños, anfitriona
de un programa público de radio.
Ya no hubo más corridas a zonas de guerra,
pero gracias a
mi nuevo teléfono inteligente,
podía ser madre y periodista.
Podía estar en el patio de recreo
y en Twitter al mismo tiempo.
Sí, bueno, cuando pensé eso,
cuando la tecnología entró
y lo inundó todo
es cuando choqué contra una pared.
Quiero que se imaginen esto:
uno aloja un podcast, y tiene que probar
que la inversión en ti de preciosos
dólares de radio pública
vale la pena.
Mi objetivo era aumentar
el tamaño de mi audiencia diez veces.
Así que un día, me senté
para hacer una lluvia de ideas,
como lo hacen Uds.,
y había un desierto.
Esto es diferente
al bloqueo del escritor, ¿verdad?
No era como si hubiera algo allí
esperando ser desenterrado.
Simplemente no había nada.
Y entonces comencé a pensar:
¿Cuándo fue la última vez que
realmente tuve una buena idea?
Sí, fue cuando estaba empujando
esa maldita silleta de paseo.
Ahora todas las grietas en mi día
estaban llenas de tiempo de teléfono.
Revisé los titulares mientras
esperaba mi café con leche.
Actualicé mi calendario
mientras estaba sentada en el sofá.
Enviar mensajes de texto
se convirtió cada momento libre
en una oportunidad para mostrar
a mis compañeros de trabajo
y a mi querido esposo
lo receptiva que era yo,
o al menos era una oportunidad
de encontrar otro sofá perfecto
para mi página en Pinterest.
Me di cuenta de que nunca me aburrí.
Y, de todos modos, ¿no solo
las personas aburridas se aburren?
Pero luego comencé a preguntarme:
¿Qué nos pasa realmente
cuando nos aburrimos?
O, lo que es más importante,
¿qué nos sucede si nunca nos aburrimos?
¿Y qué podría pasar si nos deshiciéramos
completamente de esta emoción humana?
Empecé a hablar con neurocientíficos
y psicólogos cognitivos,
y me dijeron algo fascinante.
Resulta que cuando uno se aburre,
se enciende una red en el cerebro
llamada "modo predeterminado".
Y el cuerpo se pone en piloto
automático mientras doblamos la ropa
o estamos caminando al trabajo,
pero en realidad es cuando
el cerebro está realmente ocupado.
Aquí está la investigadora
del aburrimiento Dr. Sandi Mann.
(Audio) Dr. Sandi Mann:
Una vez que empiezas a soñar despierto
y permites realmente que tu mente divague,
empiezas a pensar
un poco más allá de lo consciente,
un poco en el subconsciente,
lo que permite que se produzcan
diferentes tipos de conexiones.
Es realmente increíble.
Manoush Zomorodi:
Totalmente increíble, ¿verdad?
Así que este es mi cerebro
en una resonancia magnética funcional,
y aprendí que en el modo predeterminado
es cuando conectamos ideas dispares,
resolvemos algunos de
nuestros problemas más molestos,
y hacemos algo llamado
"planificación autobiográfica".
Es al mirar hacia atrás en nuestras vidas,
que notamos los grandes momentos,
creamos una narración personal,
y luego establecemos metas
y averiguamos qué pasos
debemos dar para llegar a ellos.
Pero ahora también nos relajamos
en el sofá mientras actualizamos
un documento de Google Docs o
respondemos un correo electrónico.
Lo llamamos "hacer lo que hay que hacer",
pero esto lo que dice
el neurocientífico Dr. Daniel Levitin
que estamos haciendo.
(Audio) Dr. Daniel Levitin:
Cada vez que cambias tu atención
de una cosa a otra,
el cerebro tiene que participar
en un cambio neuroquímico
que usa nutrientes
en el cerebro para lograrlo.
Y, si intentas hacer
varias cosas a la vez,
ya sabes, hacer
cuatro o cinco cosas a la vez,
no estás haciendo
cuatro o cinco cosas a la vez,
porque el cerebro
no funciona de esa manera.
En cambio, estás cambiando
rápidamente de una cosa a otra,
agotando los recursos neuronales
sobre la marcha.
(Audio) MZ: Y al cambiar y cambiar,
estás usando glucosa, glucosa, glucosa.
(Audio) DL: Exactamente, y tenemos
un suministro limitado de esas cosas.
MZ: Desde hace una década cambiamos
nuestra atención en el trabajo
cada tres minutos.
Ahora lo hacemos cada 45 segundos,
y lo hacemos todo el día.
La persona promedio revisa
el correo electrónico 74 veces al día,
y cambia tareas en su computadora
566 veces al día.
Descubrí todo esto hablando
con la profesora de informática,
Dra. Gloria Mark.
(Audio) Dra. Gloria Mark: Vemos que
cuando las personas están estresadas,
tienden a cambiar
su atención más rápidamente.
También encontramos, curiosamente,
que cuantas menos horas de sueño
tiene una persona,
es más probable que revise Facebook.
Así que estamos
en este círculo vicioso y habitual.
MZ: ¿Pero podría romperse este ciclo?
¿Qué pasaría si rompiéramos
este círculo vicioso?
Quizás mis oyentes podrían
ayudarme a descubrirlo.
¿Qué pasaría si recuperamos
esas fracturas en nuestros días?
¿Podría ayudarnos a poner
en marcha nuestra creatividad?
Llamamos al proyecto
"Aburrido y brillante".
Y esperaba que se unieran
un par de cientos de personas,
pero comenzaron a registrarse
miles de personas.
Y me dijeron que la razón
por la que lo hacían
era por su preocupación
por la relación con el teléfono,
que se habían hecho un poco...
"codependientes", digamos,
(Audio) Hombre: la relación entre
un bebé y su oso de peluche
o un bebé y su chupete
o un bebé que quiere el regazo de su madre
cuando lo sostiene
en sus brazos un extraño,
(Risas)
esa es la relación entre mi teléfono y yo.
(Audio) Mujer: pienso en mi teléfono
como una herramienta eléctrica:
extremadamente útil, pero peligrosa,
si no la manejo adecuadamente.
(Audio) Mujer 2:
Si no le presto mucha atención,
de repente me doy cuenta de que
he perdido una hora
haciendo algo totalmente irracional.
MZ: Pero para medir
realmente cualquier mejora,
necesitamos datos, ¿verdad?
Porque eso es lo que
hacemos en estos días.
Así que usamos aplicaciones
que midieron cuánto tiempo
pasamos todos los días
en nuestro teléfono.
Si piensan que es irónico
que pidiera a las personas
que descargaran otra aplicación
para pasar menos tiempo en sus teléfonos,
sí, es así, pero una tiene que saber
dónde está la gente.
(Risas)
Antes de la semana del desafío,
teníamos un promedio de
dos horas al día en nuestros teléfonos
y 60 recolecciones,
como un chequeo rápido,
¿recibí un nuevo correo electrónico?
Esto es lo que Tina,
una estudiante de Bard College,
descubrió sobre ella misma.
(Audio) Tina: Hasta ahora,
he estado pasando
entre 150 y 200 minutos
en mi teléfono al día,
y he mirado mi teléfono
de 70 a 100 veces por día.
Y es realmente preocupante,
porque es mucho tiempo
que podría haber pasado
haciendo algo más productivo,
más creativo, más por mí,
porque cuando estoy con mi teléfono,
no estoy haciendo nada importante.
MZ: Al igual que Tina, la gente empezaba
a observar su propio comportamiento.
Se estaban preparando
para la semana del desafío.
Y ese lunes,
se despertaron con las instrucciones
en su bandeja de entrada,
un experimento para probar.
Día uno:
"Ponlo en tu bolsillo".
Saca ese teléfono de tu mano.
Intenta eliminar el acto reflejo
de controlarlo todo el día,
solo durante un día.
Y si esto suena fácil,
Uds. no lo has intentado.
Aquí está la oyente Amanda Itzko.
(Audio) Amanda Itzko:
Estoy muy ansiosa.
me siento un poco trastornada,
porque me he dado cuenta
de que miro mi teléfono
cuando voy de una habitación a otra,
al subir al ascensor,
e incluso, y esta es la parte
de la que estoy realmente avergonzada
de decir en voz alta,
también en el auto.
MZ: ¡Caray!
Sí, pero como Amanda aprendió,
esta sensación de picor
no es realmente su culpa.
La tecnología se diseñó
para lograr ese comportamiento.
(Risas)
¿Verdad?
Aquí está el exdiseñador
de Google, Tristan Harris.
(Audio) Tristan Harris: si estoy en
Facebook, en Netflix o en Snapchat,
tengo literalmente mil ingenieros
cuyo trabajo es obtener
más atención de ti.
Soy muy bueno en esto,
y no quiero que tú te detengas nunca.
¿Sabes lo que el CEO
de Netflix dijo hace poco?
"Nuestros mayores competidores
son Facebook, YouTube y el sueño".
Quiero decir, hay un millón de lugares
para poner atención,
pero hay una guerra
por conseguir esa atención".
MZ: Es decir, Uds. conocen
ese sentimiento:
ese increíble episodio
de "Transparente" termina,
y luego el siguiente comienza,
así que uno piensa, está bien,
me quedaré despierto y lo veré.
O la barra de progreso de LinkedIn
dice que están muy cerca
de tener el perfil perfecto,
para que agreguen
más información personal.
Como me dijo un diseñador de UX,
las únicas personas que se refieren
a sus clientes como "usuarios"
son traficantes de drogas y tecnólogos.
(Risas)
(Aplausos)
Y los usuarios, como sabemos,
valen mucho dinero.
Aquí está el exgerente
de Facebook y escritor,
Antonio García Martínez.
(Audio) Antonio García Martínez:
Si algún producto es gratis
entonces tú eres el producto;
tu atención es el producto.
Pero, ¿qué valor tiene tu atención?
Por eso, literalmente,
cada vez que carga una página,
no solo en Facebook,
en cualquier aplicación,
hay una subasta realizada al instante,
millones de veces al día,
para exactamente cuánto costó
esa impresión de anuncio.
MZ: Por cierto, la persona promedio
pasará dos años de su vida
en Facebook.
Volvamos a la semana del desafío.
Inmediatamente, vimos
un poco de creatividad.
Aquí está la neoyorquina Lisa Alpert.
(Audio) Lisa Alpert:
Estaba aburrida, supongo.
Así que de repente miré la escalera que
iba a la parte superior de la estación,
y pensé que
acababa de bajar esa escalera,
pero que podía volver a subir
y luego bajé e hice un poco de cardio.
Así que lo hice,
y como tenía un poco más de tiempo,
lo hice de nuevo y lo hice de nuevo,
y lo hice 10 veces.
E hice un entrenamiento
de cardio completo.
Me subí al tren sintiéndome
un poco exhausta,
pero, contenta, pues eso nunca
se me había ocurrido.
¿Cómo es eso posible?
(Risas)
MZ: Y la creatividad significa diferentes
cosas para diferentes personas.
(Risas)
Pero todos encontraron
el desafío del tercer día más difícil.
Se llamó "Eliminar esa aplicación".
Selecciona esa aplicación
que siempre te atrapa, que te engancha,
elimínala de tu teléfono,
incluso solo por el día.
Eliminé el juego Two Dots y casi lloro.
(Risas)
Sí, los jugadores de Two Dots
saben de lo que hablo.
Pero mi desgracia tenía buena compañía.
(Audio) Hombre 2:
Este es Liam en Los Ángeles,
y eliminé Twitter, Facebook,
Instagram, Tumblr, Snapchat y Vine
de mi teléfono
de un solo golpe.
Y fue una experiencia
embarazosamente emotiva al principio.
Era extraño mirar esa pantalla
sin nuevas notificaciones.
Pero realmente me gustó
decidirlo solo,
al pensar cuándo acceder
a mis redes sociales,
y no dar a mi teléfono
el poder de decidir eso por mí.
Así que gracias.
(Audio) Mujer 3: Eliminar
la aplicación de Twitter fue muy triste,
y creo que tal vez,
en el último año estando en Twitter,
he desarrollado una adicción a esto,
y este desafío "Aburrido y brillante"
realmente me lo ha hecho ver.
Tras un breve período de sensación
de abstinencia realmente horrible,
como la falta de cafeína,
ahora me siento estupenda.
Tuve una cena maravillosa con mi familia,
y espero continuar controlando el uso
de estas poderosas herramientas.
(Audio) Mujer 4: No tengo
esa sensación de culpabilidad
cuando sé que estoy perdiendo
el tiempo en mi teléfono.
Quizá debería empezar a hacerme
desafíos y recordatorios como este
cada mañana.
MZ: Quiero decir, sí, esto fue progreso.
No podía esperar ver
lo que decían los números
al final de esa semana.
Pero cuando llegaron los datos,
resultó que habíamos reducido,
el promedio
solo a seis minutos,
de 120 minutos
al día en nuestros teléfonos
a 114.
Sí. Lo logramos.
Así que volví a los científicos
sintiéndome algo mal,
y solo se rieron de mí,
y dijeron, cambiar
el comportamiento de las personas
en un período de tiempo tan corto
era ridículamente ambicioso,
y en realidad lo logrado está mucho
más allá de lo que creíamos posible.
Porque más importantes que los números,
eran las historias de las personas.
Se sintieron empoderados.
Sus teléfonos se habían transformado
de coordinadores de tareas
nuevamente en herramientas.
Y en realidad, lo que me sorprendió
fueron lo que dijeron los jóvenes.
Algunos de ellos me dijeron
que no reconocieron
algunas de las emociones
que sintieron durante
la semana de desafío,
porque, si lo piensan,
si uno nunca ha conocido
la vida sin conectividad,
es posible que uno nunca
haya experimentado aburrimiento.
Y podría tener consecuencias.
Investigadores de la USC han descubierto
que están estudiando adolescentes
que están en las redes sociales
mientras hablan con sus amigos
o están haciendo los deberes,
y dos años después,
son menos creativos e imaginativos
sobre su propio futuro personal
y sobre la resolución de problemas
sociales, como la violencia en su barrio.
Y realmente necesitamos
que esta próxima generación
se pueda enfocar
en algunos grandes problemas:
cambio climático, disparidad económica,
diferencias culturales masivas.
No es de extrañar que los CEOs
en una encuesta de IBM
identificaran la creatividad como
la competencia de liderazgo número uno.
Aquí están las buenas noticias,
a pesar de todo:
Al final, 20 000 personas participaron
en "Aburrido y brillante" esa semana.
El 90 % redujo sus minutos.
El 70 % tuvo más tiempo para pensar.
La gente me dijo que dormían mejor.
Se sentían más felices.
Mi nota favorita fue de un tipo que dijo
que sentía que se estaba despertando
de una hibernación mental.
Algunos datos personales
y algo de neurociencia
nos dio paso para saber un poco más,
y un poco de aburrimiento
nos dio algo de claridad
y ayudó a algunos de nosotros
a establecer algunos objetivos.
Quiero decir,
tal vez la conectividad constante
no será genial en un par de años.
Pero mientras tanto, enseñar a
las personas, especialmente a los niños,
a usar la tecnología
para mejorar sus vidas
y para autorregularse
debe ser parte
de la alfabetización digital.
Así, la próxima vez que
vayan a revisar su teléfono,
recuerden que si no deciden
cómo van a usar la tecnología,
las plataformas decidirán por Uds.
Y pregúntense:
¿Qué estoy buscando realmente?
Porque si es para verificar el correo,
está bien, háganlo y terminen.
Pero si es para distraerse
de hacer el trabajo arduo
eso trae un pensamiento más profundo,
tómense un descanso,
miren por la ventana
y sepan que al no hacer nada
en realidad, están siendo
más productivos y creativos.
Puede parecer extraño
e incómodo al principio,
pero el aburrimiento realmente
puede conducir a la brillantez.
Gracias.
(Aplausos)