Soy Esterio Segura, tengo 44 años,
soy cubano, nací en 1970.
En el 70, el año de
los 10 millones en Cuba
y de los 10 millones de cosas distintas
importantes que pasaron en el mundo.
Y, por supuesto, en el 70 yo no era
artista visual ni hacía magia,
sino que acababa de nacer.
Nací en la Sierra Maestra,
ahí arriba justo donde,
hacía 11 años, había estado
llena de rebeldes.
Y en el año 72 mi familia, mi padre,
decidió mudarse de la sierra
y bajar al lugar más llano de
la isla: la ciudad de Camagüey.
Ahí comencé a crecer y, a los 4 años,
cosa que no fue una gran suerte,
perdí a mi madre y me convertí
en un niño introvertido,
un niño callado, observador, discreto.
Y así sucedió hasta que tuve 7 años.
Mi padre era quien me hacía todas las tareas
de dibujo de la escuela, yo no me atrevía.
Me parecían simpáticas y entretenidas.
A los 8 años, de tanto aguantar dentro,
hubo una gran explosión en mi cabeza;
se convirtió en una maquinaria
mezclada con mis manos.
Empecé a dibujar sin parar.
En mi familia no hubo nadie sobresaliente.
Fue una familia simple y sencilla.
Sigue siendo una familia simple, sencilla
y no hubo nadie sobresaliente
más allá de cualquier historia de Macondo,
típica historia de Macondo.
Mi bisabuelo, José Esterio Segura,
era padre de 21 hijos
en 3 ciudades distintas del país;
21 hijos reconocidos,
y murió a los 92 años
porque lo atropelló un carro.
O sea, no murió de muerte natural.
Tuve a mi abuelo, Alcides Segura,
un señor muy capaz y muy audaz.
Era un tipo súper atrevido,
le gustaba mucho el juego,
y tuve la suerte de ser su amigo.
Mi padre, Ramón Segura Segura,
hijo de primos; o sea, mi abuelo
lo tuvo con su prima hermana,
fue el tipo iluminado que decidió
que yo estudiara arte.
Pasaron muchas cosas distintas
durante toda mi carrera.
Como comencé a estudiar, como decidí
convertirme en artista plástico,
hice los exámenes: eran exámenes comunes,
pero te hacían un cuestionario,
un cuestionario interesantísimo
que se trataba de cosas culturales.
Pero había una pregunta que era medular:
"¿qué quieres ser cuando seas grande?"
Yo, hasta ese momento,
lo único que quería ser era piloto.
Piloto de cualquier tipo de avión,
algo parecido a eso que ven ahí detrás:
cualquier tipo de nave aeronáutica.
Sin embargo, cuando me hicieron esa pregunta,
respondí: "Yo quiero ser un gran pintor"
porque lo único que yo conocía
era la pintura.
No sabía que existía Miguel Ángel
ni Rodin ni ninguna otra cosa así;
solamente conocía a Da Vinci
y su pintura, la Mona Lisa,
esa era la pintura que yo conocía
hasta ese momento.
Y me quedó muy claro que
en ese momento había yo contraído
la mayor responsabilidad en mi vida.
Hasta ese momento,
mis mayores responsabilidades
eran ir a la escuela, estudiar, aprender,
y cuidar de mi hermano pequeño.
Más nada que eso.
Pasé por escuelas muy felices,
por un momento que, yo pienso,
era un momento dorado
de la enseñanza en Cuba.
Estudié desde los 12 años
en escuelas de arte
con maestros con un deseo impresionante
de enseñar, de educar.
De esa manera estudié 12 años:
estuve 12 años becado
por la Escuela Elemental de Arte,
la escuela de nivel medio de arte de Camagüey
y el ISA que fue todo un espectáculo
en cuanto a relación con el espacio
y con mi propio ambiente.
Tuve la suerte de disfrutar
de la relación íntima, profesional,
de colegas con todos mis maestros.
Y de definir un camino a desarrollar
dentro de la obra,
que tenía que ver
con eso mismo, con el espacio.
E cuando salgo del ISA me encuentro
casi que desnudo; como un artista joven,
habían pasado muchas cosas importantes:
había hecho la escultura
para "Fresa y chocolate",
había recibido premios,
había expuesto en La Bienal de La Habana,
habíamos hecho "La metáfora del templo",
pero me encontraba
en una situación difícil,
era un artista joven acabado
de graduar del ISA que vivía
alquilando un garaje con
un refrigerador, una mesa,
y sin siquiera un lugar
donde terminar mi digestión.
Y en ese momento me di cuenta de que
tenía que hacer mi propia suerte.
¿De qué se trataba hacer mi propia suerte?
Pues de construir todo eso que
había tenido, reconstruirlo para mí.
Lo que significó que desde entonces,
desde el año 94,
hasta hace aproximadamente 3 o 4 años,
he estado trabajando incansablemente
en tener un espacio para producir mi obra.
Eso derivó en que
se convirtiera en Esterio Studio.
Esterio Studio es un espacio que
obviamente se dedica a desarrollar mi obra
y todo mi pensamiento;
pero lo más importante es que
me di cuenta de que muchos artistas habían
tenido las mismas dificultades que yo
e incluso habían desaparecido
porque no tenían un espacio para trabajar.
Y entonces Esterio Studio se trata de que
la aportación que puedo hacer yo desde mí
para con otros artistas
no solamente visuales, sino que hay
una carencia también de relación
entre artistas visuales, danzarines, músicos.
Este tipo de conexión que de alguna manera
se ha perdido, Esterio Studio va a tratar
de fomentarla y de promocionar becas,
residencias... no solamente
para artistas visuales sino para
escritores, cinematógrafos, músicos,
gente que está introducida
en cualquier rama de las artes.
Y, especialmente, se trata de compartir
esa suerte que yo he tenido.
Compartirla con todos los que
hacen arte o con los que hacen magia.
Yo considero especialmente
que los artistas cubanos
más que hacer arte, hacemos magia.
(Aplausos)