Vieques. Enero del 2013.
La pequeña isla caribeña tiene algunas
de las playas más hermosas del mundo,
es hogar a generaciones de hombres y mujeres
que sobreviven del océano y la tierra,
y es también el hogar de miles de
caballos silvestres.
Vieques es un municipio de lo que
ahora se llama Puerto Rico
una colonia de los Estados Unidos.
Viequenses, como todos los Puertorriqueños,
son ciudadanos del imperio estadounidense,
pero este supuesto privilegio no les
garantiza el acceso a su tierra.
En la década de los '40s, la marina
estadounidense desalojó forzosamente
los habitantes del este y el oeste de la
isla e instaló bases navales,
usando sus cristalinas playas como
campo de tiro para artillería pesada.
Probaron armas experimentales, dispararon
misiles aéreos con uranio empobrecido,
y utilizaron napalm y Agente Naranja.
Naciones miembros de la OTAN también
tuvieron acceso a estas tierras
para bombardeos y ejercicios militares.
Al final del siglo 20, una bomba de la
marina explotó y mató
a un guardia de seguridad civil, David Sanes.
"¡Vieques sí! ¡Marina no!"
Después de más de 50 años de bombardeos,
comportamiento abusivo por hombres
del servicio estadounidense,
y desinterés por el gobierno Puertorriqueño,
la gente de Vieques estaba harta.
"¡Regresen a su hogar! ¡Retirensen hijos de puta!"
Lanzaron una campaña de desobediencia
civil y sabotaje
a la que se unieron miles de
simpatizantes internacionales
con la partida de la marina como
objetivo principal.
Los caballos de Vieques ayudaron con este esfuerzo.
"Le ganamos la batalla a ellos
porque sabemos los caminos
que conducen al campo de tiro a través de
rutas que los animales hicieron."
En el 1 de mayo del 2003, mientras que el
presidente de los EEUU, George W. Bush
jactaba la victoria en Irak desde un
portaaviones marino,
la misma marina discretamente cerraba
sus puertas en Vieques.
Este año, Viequenses están supuestos a
celebrar el décimo aniversario de esta victoria.
"La marina no nos ha dado ni una pulgada
de tierra."
"Ahí todavía están las verjas que nos
separan de nuestras tierras."
"Esto es como si fuera un pequeño Gaza,
allá por Palestina."
La marina no devolvió las tierras robadas.
En cambio, se las transfirió al
Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los EEUU.
Esta agencia estatal impuso normas que
prohiben a la gente local cosechar cocos
y atrapar cangrejos y otros animales
de mar.
"No puedes coger jueyes, no puedes pescar,
no puedes coger un coco, tu sabes."
"Es quitarle parte de la economía de Vieques."
"Aquí hay gente que vive de los jueyes porque es un negocio."
No obstante el retiro de la marina,
la presencia de agentes de aduana
y fronterizos estadounidenses nos hace acuerdo
que la militarización de la zona continua.
Mientras documentando un vehículo de
patrulla fronteriza,
nos dijo un policía que si no eliminábamos
el material de archivo,
íbamos a ser arrestados.
"Después de la salida de la marina, ya no
se ven los marinos por la carretera"
"pero todavía existe el radar que está en
manos de los militares."
Aunque la marina abandono su gran base
militar y campos de bombardeo,
conservó un pedazo importante de
infraestructura militar:
la instalación ROTHR, traducido como
Radar Del Horizonte Reubicable;
un centro de vigilancia que le permite
a los EEUU
interceptar comunicaciones pasando el
ecuador
y profundo dentro de Sudamérica
con el pretexto de combatir la guerra
contra las drogas.
Pero el legado más grande que dejó la marina
son los miles de misiles y bombas sin detonar
que ensucian el hermoso ecosistema costero;
misiles que la marina prometió quitar
hace 10 años.
Tomamos un barco de pesca a uno de los
campos de bombardeo
y no tomo mucho tiempo para realizar
que estábamos solo metros
de municiones aún sin detonar.
Las mismas municiones que algunos dicen
ser causa de la proporción
anormalmente alta de cáncer en la
población local.
"Aquí no ha parado el bombardeo. Aquí lo
que hacen es que recogen todas las bombas,
las ponen juntas, y las queman. So
ese viento se levanta y les cae al pueblo."
"Van 10 años pero todavía la situación
de la contaminación esta."
"Todavía se lucha para que el
Departamento de la Defensa
acepte que contaminó esta isla
y que la tiene que limpiar."
Las personas a quien conocimos admiten
que la batalla no ha terminado
y que el futuro de Vieques depende no
en la petición al gobierno,
sino en los mismo esfuerzos de
auto-organización y resistencia
que forzó la salida de la fuerza marina
más poderosa del mundo.
"Estamos tratando de buscar una
solución comunitaria."
"De nosotros mismos buscarle solución
a nuestros problemas."
"Y entendemos que si nos ayudamos
mutuamente, sí podemos hacerlo."
producido por
transcripciones hechos por
música por