Me llamo Kakani Katija y soy bioingeniera. Estudio los organismos marinos, en su entorno natural. Y quiero comentar, y por lo menos se puede ver en esta presentación, que el entorno marino es un lugar dinámico. Lo que ves son las corrientes marinas y los remolinos que se forman en el océano debido a las mareas o al viento. Imagina los organismos marinos que viven en este entorno que tratan de sobrevivir toda su vida, lidiando con corrientes como estas. Pero también quiero comentar que estos organismos marinos también crean pequeños movimientos de fluidos. Y estos son los movimientos que yo estudio. Podemos pensarlos como huellas. Este es mi perro Kieran, mira sus huellas. Las huellas dan mucha información. No solo indican qué tipo de organismo las ha dejado sino que también nos dicen cuándo fueron dejadas, el tipo de comportamiento o si el organismo estaba andando o corriendo. Así que los organismos terrestres, como mi querido perro Kieran, pueden dejar huellas en el polvo o en la arena, pero los organismos marinos las dejan en lo que llamamos estelas o huellas hidrodinámicas, en fluidos. Es muy difícil de ver este tipo de estructuras, porque el líquido es transparente. Sin embargo, si añadimos algo al fluido, obtenemos algo completamente diferente. Puedes observar que estas huellas creadas por los organismos marinos son muy dinámicas. Están en constante cambio. Los organismos marinos también son muy sensibles a estas huellas. Las huellas pueden influir en sus decisiones como por ejemplo si quieren seguir o no una huella de este tipo, para encontrar una pareja o comida, o más bien evitarlas, para sobrevivir. Por lo cual imagina tener la capacidad de no solo ver estas huellas, sino también medirlas. Esta es la parte de ingeniería que aplicamos al proceso. De hecho aproveché un método de laboratorio lo reduje y en esencia lo adapté para su uso en carcasas sumergibles para crear un dispositivo que pueda usar un buzo. Por lo tanto, cualquier buzo puede sumergirse hasta 40 metros, o 120 pies, para medir las huellas subacuáticas creadas por estos organismos. Antes de seguir, me gustaría explicar qué conllevan estas mediciones. Para que esto funcione, de hecho lo hacemos por la noche, porque queremos minimizar cualquier interacción entre el láser y la luz solar y por lo tanto nos sumergimos en total oscuridad, porque no queremos asustar a los organismos que intentamos estudiar. Después de encontrar los organismos que nos interesa, encendemos un láser verde. Este láser ilumina una capa de fluido en el cual se reflejan toda clase de partículas omnipresentes en el mundo marino. Así que cuando un animal nada por esta capa láser iluminada, vemos estas partículas en movimiento por lo cual estamos arriesgando nuestras vidas para obtener este tipo de datos. Lo que verás a la izquierda, son imágenes de las partículas en cuestión que muestran el desplazamiento del fluido a lo largo del tiempo, y con esta información podemos deducir la velocidad del fluido, que se indica mediante los vectores que vemos en el medio. Y luego podemos usar estos datos para responder a toda clase de cuestiones diferentes, no solo para calcular la dirección de rotación de este fluido, visible a la derecha, sino también para calcular algo en materia de energía, o el tipo de fuerzas que actúan sobre estos organismos o el fluido y también evaluar funciones como la natación y alimentación. Hemos usado esta técnica con muchos organismos, pero recuerda que tenemos un problema aquí. Solo podemos estudiar los organismos hasta donde un buzo puede llegar. Antes de concluir, quiero comentar cuál es la próxima frontera en cuanto a este tipo de mediciones. Con la ayuda de colaboradores del Instituto de Investigación del Acuario de la Bahía de Monterrey, estamos desarrollando herramientas para operar vehículos en forma remota para estudiar los organismos hasta 4000 metros de profundidad, o dos millas y media. Por lo tanto podemos responder preguntas interesantes sobre estos organismos. Como este Larvacea, que crea una corriente de alimentación, fuerza los fluidos a través de su mucosa y extrae nutrientes. O de este animal, que es un sifonóforo, que puede viajar a distancias de hasta la mitad de un campo de fútbol y que puede nadar verticalmente en el océano con la ayuda de la propulsión a chorro. Y, por último, podemos responder cuestiones sobre los grupos de organismos en movimiento como el krill capaces de mezclarse a gran escala. Y esto es uno de los resultados más interesantes hasta la fecha que pudimos recolectar usando los dispositivos de buceo, es decir, estos organismos, especialmente cuando se mueven en masa, pueden mezclarse de maneras muy similares a otros fenómenos físicos normalmente asociados a vientos y mareas. Antes de concluir quiero preguntar algo ya que considero importante recordar que las tecnologías que hoy damos por sentado se desarrollaron en alguna parte, se inspiraron en algo. Los científicos e ingenieros se inspiraron en las aves para crear aviones. Y algo que damos por sentado como un vuelo de San Francisco a Nueva York es algo que se inspiró en un organismo. A medida que desarrollamos estas nuevas tecnologías para entender los organismos marinos, queremos responder esta pregunta: ¿Cómo nos inspiran los organismos marinos? ¿Nos permitirán desarrollar nuevas tecnologías subacuáticas como por ejemplo vehículos submarinos que imitan una medusa? Creo que este es un momento emocionante en la exploración marina porque ahora tenemos las herramientas necesarias para responder a estas preguntas, y también, su ayuda, al aplicar estas herramientas para responder a tales preguntas y desarrollar las tecnologías del futuro. Gracias.