En diciembre de 2006 me fui de Merauke con destino a Australia
para revelar al mundo la opresión que el gobierno de Indonesia infligió a los papúes.
El mundo debe conocer estos hechos.
El cruce del océano desde Merauke, Papúa, hasta Australia, fue un viaje increíble,
algo extraordinario.
Sin la ayuda de Dios hubiera sido imposible que estuviéramos aquí.
43 personas, con la ayuda de Dios, logramos cruzar el océano.
El barco fue construido en Serui y en la aldea Ambai en las islas Ambai,
allí lo construyeron,
y con él navegamos hasta Australia.
Durante el viaje nos sucedió algo increíble:
dos de los motores se averiaron completamente,
y no sabíamos dónde estábamos.
Al comienzo del viaje pensábamos que tardaríamos unas 16 horas,
pero a causa de la avería de los motores
permanecimos a la deriva en medio del océano durante cuatro días.
Al cuarto día logramos reparar parcialmente el barco,
en medio de la noche.
Reparamos uno de los motores
y el barco pudo navegar un poco,
muy lentamente,
hasta que avistamos tierra, era como un punto lejano,
lo vimos a la madrugada, alrededor de las seis de la mañana.
Como no teníamos brújula, no sabíamos qué tierras eran.
No usamos brújula en el viaje.
Nos dirigimos hacia ese punto, que se hacía cada vez más grande, no, no más grande, sino que se multiplicaba,
y en poco tiempo los puntos se unieron para formar una gran línea de tierra.
Mientras nos dirigíamos hacia la costa, tratamos de adivinar qué tierras eran.
Estuvimos tratando de acostar el barco a la orilla desde las cinco de la mañana hasta alrededor de las cinco de la tarde.
A esa hora, finalmente, decidimos nadar hasta allí,
ya que la gran altura de las olas nos impedía llegar con el barco.
Entonces 10 de nosotros decidimos nadar hasta la orilla.
Cuando llegamos allí, tuvimos que nadar también a través de un río.
Donny Rum fue el primero en partir.
Antes de comenzar a nadar hacia la orilla nos dijo:
cuando llegue y pueda acercarme a ese cartel
les diré qué indica.
Entonces alcanzó a nado la orilla y al ver el cartel
nos gritó que se trataba de un cartel australiano.
Pasamos la noche allí y a la mañana nos reunimos con los funcionarios de inmigración.
Al día siguiente nos llevaron a un hospital para que nos hicieran algunos exámenes.
Estuvimos en cuarentena en el hospital, y esa noche nos enviaron a la Isla de Navidad,
donde permanecimos durante dos meses y medio.
La razón de mi viaje a Australia
es que nunca, en toda mi vida en Papúa,
en la era de Suharto, salió a la luz
la opresión que habían sufrido los papúes.
La democracia indonesia había encubierto esa opresión.
Suharto encubrió todo.
Esa es la razón que me instó a venir a este país. Para pedir ayuda al gobierno de Australia.
Para pedirles que tengan en cuenta a sus vecinos; tienen que contribuir
a liberar a los papúes de la opresión. Esa es la razón por la que vengo aquí.
Durante mi estancia aquí, añoraba mi hogar, extrañaba Papúa.
Antes de obtener la ciudadanía, pensaba que nunca volvería a Papúa,
pero siendo ciudadano australiano, tengo el derecho de regresar a mi país.
Sé que el gobierno australiano me protegerá, a causa de lo que viví en Papúa.
Así que les pido a mis amigos que hoy pueden verme y oírme:
unámonos,
hablemos y digamos al mundo que estamos oprimidos.
Eso es lo que pedimos, queremos justicia;
necesitamos justicia en Papúa.
Las matanzas cometidas por doquier (en Papúa) tienen que darse a conocer, y el gobierno de Indonesia tiene que admitir que ocurrieron,
y que es responsable de algo que no debería haber ocurrido.
El gobierno de Indonesia envió un gran número de tropas a Papúa y nos consideraba terroristas.
No lo somos, no somos terroristas, necesitamos justicia. Cómo podemos obtener justicia?
Por esto invito a mis amigos a que unamos nuestras fuerzas.