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FUNERAL DE NELSON MANDELA
JOHANESBURGO, SUDAFRICA
10 DE DICIEMBRE DE 2013
Gracias.
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Muchas gracias.
[ovación]
Muchísimas gracias.
[ovación]
Gracias.
[ovación]
Graça Machel y la familia Mandela.
Presidente Zuma y miembros del gobierno,
Representantes de Estados y Gobiernos,
pasados y presentes,
distinguidos invitados.
Constituye para mi un gran honor
estar aquí hoy,
para celebrar una vida sin igual.
Para el pueblo de Sud África.
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Gente de cada raza
y cada origen,
el mundo les agradece por haber compartido
a Nelson Mandela con nosotros.
Su lucha fue la de ustedes,
su triunfo fue el de ustedes también,
la dignidad y esperanza
se expresó a través de la vida de él
y en la libertad de ustedes.
Su democracia,
es su tan preciado legado.
Es difícil elogiar a alguien,
poner en palabras,
no sólo los hechos y fechas
que conformaron su vida,
sino la verdad esencial de una persona,
sus alegrías y tristezas personales,
los momentos de silencio y
cualidades únicas,
que iluminan su alma.
Y cuánto más complejo es lograrlo
con un gigante de la historia,
que acompañó a una nación
hacia la justicia,
y en ese proceso involucró
a miles de millones en todo el mundo.
Nacido durante la Primera Guerra Mundial.
removido del poder
mediante órdenes judiciales
un niño criado como pastor,
y guiado por los ancianos
de su tribu Thembu,
Madiba surgió como el último
gran libertador del siglo XX.
Al igual que Gandhi, lideró
un movimiento de resistencia,
un movimiento que en sus comienzos
tuvo pocas perspectivas de éxito.
Al igual que Dr. King,
otorgó una voz poderosa,
a los clamores de los oprimidos,
y la necesidad moral
de justicia racial.
Sobrellevó una brutal reclusión,
iniciada en los tiempos de
Kennedy y Khrushchev
hasta los últimos días de la Guerra Fría.
Salió de prisión
sin la fuerza de las armas,
al igual que Abraham Lincoln,
mantuvo la unión de su pueblo,
ante la inminente amenaza de ruptura,
y al igual que los padres fundadores
de los Estados Unidos,
edificó el orden constitucional
para preservar la libertad de futuras generaciones.
Un compromiso con la democracia
y el estado de derecho,
ratificados no solo por su elección,
sino también por su voluntad de abandonar
el poder después de un mandato.
Habiendo ya transitado su vida,
el alcance de sus logros,
la adoración merecida,
creo que nos impulsa a recordar
a Nelson Mandela como un ícono,
sonriente y sereno,
distanciado de los sórdidos asuntos
de hombres menos conocidos,
pero Madiba resistió fuertemente,
aquel panorama inerte.
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Sin embargo,
Madiba no dejó de compartir con nosotros
sus dudas y temores,
sus errores y sus victorias.
"No soy un santo", dijo.
"A menos que entiendan por santo,
a un pecador que sigue intentando".
Precisamente debido a que pudo
admitir su imperfección,
que contaba con un
gran sentido del humor,
aún en la adversidad,
a pesar de las cargas que sobrellevó
es que sentimos por él
tanto afecto.
No fue un busto de mármol,
sino un hombre de carne y huesos,
hijo y esposo,
padre y amigo,
y es por ello que
aprendimos tanto de él.
Y es por ello que
podemos seguir aprendiendo de él.
Nada de lo que logró era ineludible,
a lo largo de su vida,
vemos a un hombre,
que se ganó su lugar en la historia
mediante la lucha,
la sagacidad, la persistencia y la fe,
nos manifiesta lo que es posible,
no sólo en las páginas
de los libros de historia
sino en nuestras vidas también.
Mandela nos enseñó lo que es
el poder de la acción,
de los riesgos asumidos
en pos de los ideales.
Tal vez Mandela no se equivocó
al afirmar que heredó de su padre,
"el orgullo de la rebelión y
un tenaz sentido de la justicia".
Y sabemos que compartió con millones
de sudafricanos negros y de color,
"la indignación surgida de miles
de actos de mensoprecio,
miles de humillaciones,
miles de momentos
enterrados en el olvido,
un deseo de luchar contra el sistema,
que recluyó a mi pueblo", dijo.
Pero al igual que otros
grandes antecesores del CNA,
los Zulus y los Tambos,
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Madiba disciplinó su enojo,
y canalizó su deseo de luchar
en la organización,
en las plataformas
y estrategias de acción.
para que hombres y mujeres
puedan ponerse de pie,
por la dignidad concedida por Dios.
Además, él aceptó las
consecuencias de sus actos,
supo que levantarse frente a intereses
e injusticias, tiene un costo
"He luchado contra la dominación
de los blancos y de los negros".
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"He abrazado el ideal de una sociedad
democrática y libre,
en la que todos vivan juntos en armonía
e igualdad de oportunidades,
es un ideal por el que espero vivir
y lograr,
pero de ser necesario, es un ideal
por el cual estoy preparado a morir".
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Mandela nos enseñó
el poder de la acción,
pero también no enseñó
el poder de las ideas,
la importancia de la razón
y los argumentos,
la necesidad de estudiar,
no sólo a aquellos con quien concuerdan,
sino también con quienes disienten.
Entendió que las ideas no pueden
ser contenidas por los muros de la prisión,
o extinguidas por las balas
de un francotirador.
Transformó a su juicio en una
acusación al apartheid,
por su elocuencia y pasión,
pero también,
por su formación como abogado.
Décadas en prisión
agudizaron sus argumentos,
a la vez que contagió
de hambre por el conocimiento...
...a otros en su movimiento, y aprendió
el idioma,
y las costumbres de sus opresores
para poder transmitirles mejor,
como su propia libertad
depende de la suya.
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Mandela demostró que la acción
y las ideas no son suficientes,
sin importar cuál sea el derecho,
deben ser cinceladas
en leyes e instituciones.
Era un hombre práctico,
daba prueba de sus creencias,
contra la dura superficie
de las circunstancias y la historia.
En sus principios fundamentales,
fue inflexible,
lo que le permitió rechazar ofertas
de liberación incondicional,
recordándole al régimen de apartheid,
que "los prisioneros no firman contratos".
Pero como lo demostró en
arduas negociaciones,
al transferir el poder
y al generar nuevas leyes.
No temía comprometerse
en pos de un objetivo mayor.
Y dado que no sólo era
líder del movimiento,
sino también un político habilidoso,
generó una constitución...
para una democracia multirracial,
en línea con su visión legal...
...de protección de derechos de minorías
y mayorías,
además de la tan preciada libertad
del pueblo sudafricano.
Y finalmente Mandela comprendió
los lazos que unen al espíritu humano.
Existe una palabra
el idioma sudafricano:
Ubuntu
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Una palabra que captura
el don más grande que habitaba en Mandela,
su sabiduría de sabernos a todos unidos,
de maneras que son invisibles a los ojos,
que brinda unión a la humanidad,
que logramos ser nosotros mismos
en comunidad con otros,
y cuidando a aquellos
que están a nuestro lado.
No sabemos,
cuánto de ese sentimiento fue nato en él,
o cuánto fue modelado
en una celda oscura y solitaria.
Pero recordamos los gestos,
grandes y pequeños,
presentando a sus carceleros como
miembros distinguidos en una inauguración,
haciendo un lanzamiento
con el uniforme de Springbok,
llevando la angustia de su familia
a instar a confrontar HIV_SIDA,
que revela la profunda empatía
y entendimiento que tenía.
No sólo materializó Ubuntu,
le enseño a millones,
a encontrar esa verdad
dentro de sí mismos.
Que llevó a un hombre como Madiba
a liberar no sólo al prisionero,
sino también al carcelero.
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para demostrar que
debes confiar en otros,
para que puedan
confiar en tí.
para enseñar que la reconciliación
no implica ignorar el pasado,
sino que enfrentarlo
con inclusión, generosidad y verdad.
Cambió las leyes,
y también los corazones.
Para el pueblo sudafricano,
para aquellos a quienes inspiró
en todo el mundo,
la muerte de Madiba es justamente
un tiempo de duelo,
y a la vez de celebrar
la vida heroica.
Pero también creo que debe encender
en cada uno de nosotros,
un tiempo de autorreflexión digna,
sin importar nuestra posición
o circunstancia,
debemos preguntarnos: "¿En qué medida,
he aplicado sus lecciones
en mi vida?".
Es una pregunta que me formulo,
como hombre y como presidente.
Sabemos que al igual que Sudáfrica,
Estados Unidos superó
a siglos de sometimiento racial,
Al igual que sucedió aquí,
implicó sacrificios,
los sacrificios
de un sinnúmero de personas,
conocidos y desconocidos,
para poder ver un nuevo amanecer.
Michelle y yo somos
beneficiarios de aquella lucha.
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Pero en los Estados Unidos y en Sudáfrica,
como en los países de todo el mundo,
no podemos permitir que nuestro progreso
empañe el hecho de que...
...nuestro trabajo no ha concluido.
Las luchas que siguen a la victoria
de la igualdad formal,
o el sufragio universal, pueden carecer
del drama y la claridad moral,
comparadas las anteriores,
pero no por ello son menos importantes.
En todo el mundo,
todavía se ven niños
que sufren hambre o enfermedades,
todavía vemos escuelas en mal estado,
vemos jóvenes
sin perspectiva de futuro.
Hoy en el mundo,
hombres y mujeres siguen presos
por creencias políticas,
y son perseguidos por su apariencia,
por su culto y por a quien aman,
y eso está sucediendo hoy,
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Y por tanto, nosotros, debemos actuar
en representación de la justicia.
Nosotros, también, debemos actuar
en representación de la paz.
Hay muchos pueblos
que felizmente abrazan...
...el legado de Madiba
sobre reconciliación racial,
pero se resisten fervientemente
a modestas reformas,
que desafía la propiedad crónica
y la creciente desigualdad.
Hay varios líderes
que proclaman solidaridad,
bajo la lucha liberadora de Madiba,
pero no toleran lo mismo
para su propio pueblo.
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Y muchos de nosotros,
demasiados, diría,
al borde del abismo,
cómodos en la complacencia
o el cinismo,
cuando nuestras voces
deben ser oídas.
Los interrogantes
que enfrentamos actualmente,
sobre cómo promover la igualdad
y la justicia,
cómo defender la libertad
y los derechos humanos,
cómo dar fin a un conflicto
o una guerra sectaria,
son asuntos que no tienen
respuestas simples.
Pero tampoco las tuvieron
frente a aquel niño que nació
en la Primera Guerra Mundial.
Nelson Mandela nos recuerda,
que siempre todo parece imposible,
hasta que es un hecho.
Sudáfrica demostró que es real.
Sudáfrica demostró que podemos cambiar,
que podemos elegir un mundo
definido no por nuestras diferencias,
sino por nuestras esperanzas en común.
Podemos elegir un mundo
definido no por el conflicto,
sino por la paz, la justicia
y la oportunidad.
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Jamás veremos...
iguales a Nelson Mandela,
Pero los jóvenes de África,
y los jóvenes de todo el mundo,
ustedes, también, puedes hacer que
el trabajo de su vida, sea el tuyo.
Hace más de treinta años,
cuando aún era un estudiante,
aprendí de Nelson Mandela,
y de las luchas que se llevaban a cabo
en esta maravillosa tierra,
y sacudió una parte de mí.
Me despertó a las responsabilidades,
de otros y propias,
e hizo que iniciara ese viaje incierto,
que me encuentra hoy aquí,
y si bien siempre estaré en deuda
con el ejemplo de Mandela,
me hace ser una mejor persona.
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Le habla...
a lo mejor de nosotros.
Luego del entierro
de este gran libertador,
y cuando regresemos
a nuestras ciudades y pueblos,
y retomemos nuestras rutinas diarias,
busquemos su fortaleza,
busquemos su grandeza de espíritu,
en alguna parte dentro nuestro,
y cuando la noche oscura me cubra,
cuando la injusticia pese
sobre nuestros corazones,
cuando nuestros mejores planes
parezcan inalcanzables,
pensemos en Madiba,
y las palabras que lo reconfortaban,
dentro de las cuatro paredes
de su celda:
"No importa cuán estrecha
sea la puerta,
cuantos castigos haya acumulado,
soy el amo de mi destino,
Soy el capitán de mi alma".
Que alma majestuosa fue,
lo extrañaremos profundamente.
Que Dios bendiga
a la memoria de Nelson Mandela.
Que Dios bendiga
al pueblo de Sudáfrica.
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