Cuando pensamos en obras de arte clásicas lo más común es imaginarlas en un museo. Pero olvidamos con frecuencia que muchas de estas obras no se crearon para estar en un museo. ¿Qué pasa cuando una obra se saca fuera del contexto para el que fue diseñada? Tomemos como ejemplo la estatua de David de Miguel Ángel, que muestra al joven héroe que mató a Goliat, el gigante filisteo, armado únicamente con su valentía y una honda. Cuando Miguel Ángel comenzó a esculpir en un bloque de mármol blanco puro para reflejar la famosa historia bíblica, la ciudad de Florencia quería colocar la estatua encima de la gran catedral. La gigantesca estatua de más de 5 metros no solo sería visible a esta altura, sino que al estar al lado de otras 11 estatuas de héroes del Antiguo Testamento, por encima de los transeúntes tendría un profundo significado religioso al forzarlos a mirar al cielo con asombro. Pero cuando Miguel Ángel terminó su obra en 1504 los planes para los otras estatuas habían sido descartados y la ciudad se dio cuenta de que subir semejante estatua al techo sería más difícil de lo pensado. Además la estatua era tan vívida y tan llena de detalles, como las venas sobresalientes de los brazos de David, y la determinación en su rostro, que parecía una pena que no quedara a la vista. Un consejo de políticos y artistas se reunió para decidir un nuevo sitio para la estatua. Al final la votación decidió ubicarla en frente del Palazzo della Signoria, el consejo del pueblo y residencia del nuevo gobierno republicano. Esta nueva ubicación cambió el significado de la estatua. La familia Medici, que había gobernado la ciudad por generaciones gracias al control de la banca, había sido exiliada recientemente y Florencia era ahora una ciudad libre, amenazada por todos lados por rivales ricos y poderosos. David, ahora el símbolo de la resistencia heroica contra abrumadoras adversidades, fue puesto con su intensa mirada, una mirada de advertencia directamente hacia Roma, la residencia del Cardenal Giovanni de Médici. Aunque la estatua de por sí no había sido alterada, por el cambio de ubicación, pasó de tener aspecto religioso a uno de gran importancia política. Aunque una réplica de David aún está en el Palazzo, la estatua original pasó en 1873 a la Galleria dell'Accademia, donde sigue hoy en día. En el ambiente organizado y tranquilo del museo junto a otra esculturas a medio terminar, de Miguel Ángel. Toda interpretación religiosa o política pierde sentido dando lugar a la contemplación objetiva de las habilidades artísticas y técnicas de Miguel Ángel. Pero aún aquí un observador inteligente puede notar que la cabeza y la mano de David aparecen desproporcionadamente grandes, lo que nos recuerda que fue creada para ser vista desde abajo. Así que el contexto no solo cambia el significado y la interpretación de una obra de arte, a lo largo de la historia, sino que a veces puede hacer resurgir la historia, de la forma más inesperada.