El avance científico,
de esos que pueden salvar vidas,
a veces puede estar ahí, esperando
a que lo descubramos
en el corpus de anécdotas,
históricas acumuladas, por ejemplo,
o en adaptaciones probadas en el tiempo
que observamos
en el mundo que nos rodea.
La ciencia parte de la observación,
pero hay que saber identificar
los patrones y las huellas
que podríamos descartar
por ser mito o coincidencia,
aislarlos, y probarlos
con rigor científico.
Al hacerlo, los resultados
suelen ser sorprendentes.
En el oeste de Australia ha habido
ataque de tiburones
en los últimos 3 años,
lamentable y trágicamente con un saldo
de 5 ataques mortales en 10 meses
durante ese período.
Pero no ocurre solo allí.
Estos ataques de los tiburones
están aumentando en todo el mundo.
Por eso quizá no sorprenda
que en julio de este año,
los Sistemas de Mitigación
de Ataques de Tiburón
y el Instituto Oceanográfico de la
Universidad del Oeste de Australia (UWA)
hicieran un anuncio
que llamó la atención
de los medios y de los
amantes del océano de todo el mundo.
Era sobre una tecnología
que podía mitigar el riesgo
de ataque de tiburón
en función de lo que
el tiburón puede ver.
Hoy les traigo
la historia de ese recorrido,
y también la idea
de que la ciencia puede ser
tan potente como traductora
como en el ámbito de la invención.
Cuando empezamos este proceso,
buscábamos, hace unos 3 años...
ocurrieron los 2 primeros
ataques mortales de tiburón
en el oeste de Australia.
Y, de casualidad, anteriormente
había cenado con Harry Butler.
Como los australianos saben,
Butler es un famoso naturalista
que ha estado mucho en el océano.
Es el predecesor, por así decir,
del difunto Steve Irwin.
Cuando le pregunté
cuál podría ser la solución al problema,
la respuesta fue sorprendente.
Dijo: "Toma un traje de baño negro,
ponle rayas amarillas como de abejorro,
así imitarás los sistemas de alerta
de casi todas las especies marinas".
Entonces no pensé mucho en eso,
y no fue hasta los siguientes
tres ataques mortales,
que me dio por pensar,
quizá esta idea tenga ventajas.
Me fui a la página
en busca de pistas.
Y resulta que la página está repleta
de pruebas que respaldan
esta idea.
Biológicamente, hay muchas especies
con bandas o patrones de advertencia
para confundirse en el agua
o impedir ser atacado,
También está el pez piloto
que pasa gran parte de su vida
cerca de los tiburones.
En la parte humana,
el oceanógrafo Walter Starck
ha pintado su traje
de baño desde los 70,
y, antropológicamente,
las tribus insulares del Pacífico
se pintaban bandas
en la ceremonia de
la serpiente marina
para alejar al dios tiburón.
¿Qué ocurre aquí?
¿Es una idea que está ahí, esperando
que la consideremos y definamos?
Sabemos que los tiburones
usan varios sensores
cuando hacen algo, sobre todo atacar,
pero usan el sensor de la vista
para identificar el objetivo, sobre todo
en los últimos metros antes del ataque.
Tiene sentido fijarse
en la anécdota biológica,
la evolución ha estado a prueba
durante muchos milenios.
Pero ¿no es la anécdota humana
también una evolución,
la idea de que haya algo de verdad,
que sea importante,
y se pase de generación en generación,
termine forjando
el comportamiento humano?
Quería probar esta idea.
Quería usar la ciencia
en esta prueba anecdótica,
si la ciencia respalda esto,
habría parte de la solución
al ataque de tiburones
justo ante nosotros.
Para ello necesitaba expertos
en visión y neurología de tiburones,
y, de nuevo, una búsqueda
me lleva a la UWA,
aquí, al Instituto Oceanográfico.
El profesor Nathan Hart y su equipo
acababan de escribir un artículo
que confirma que los tiburones ven
en blanco y negro, o escalas de grises.
Así que llamé a Nathan,
algo tímidamente, sobre esta idea
de usar patrones y formas
para hacer un traje que redujera
el riesgo de ataques,
y pensó que era una buena idea.
Lo siguiente fue una
investigación conjunta
con apoyo del Gobierno
del oeste de Australia.
Entonces hicimos 3 cosas clave.
La primera fue mapear
las características
físicas de los ojos
de los principales tiburones predadores,
o sea, el tiburón blanco,
el tigre y el toro.
Lo hicimos genéticamente
y también anatómicamente.
Lo siguiente fue entender
con un modelado informático,
qué puede ver ese ojo
según la profundidad, distancia,
condiciones de luz,
y claridad del agua del océano.
Así, identificamos
dos características clave:
qué patrones y formas
llevaría el usuario
para ocultarse o ser difícil
de divisar en el agua,
y cuáles podrían aportar
el mayor contraste y a la vez la mayor
desintegración del perfil
para que no sea confundida con una presa
o alimento de tiburón.
Lo siguiente fue convertir esto
en trajes de baño
que la gente se pusiera,
y para eso invitamos a Ray Smith,
surfista, diseñador industrial
y de trajes de baño,
diseñó el logo original de Quiksilver,
para que se reuniera con
el equipo científico
y usara esa ciencia
en un traje estético que
la gente llevara puesto.
Este es uno de los primeros modelos.
Es lo que llamo
un traje "no me comas".
Tiene esa idea de las bandas,
(Risas)
tiene las bandas, muy visibles,
son perturbadoras,
y se diseñó para que el tiburón
no nos considere comida corriente,
e incluso para confundir al tiburón.
Y este está diseñado para
usar con una tabla de surf,
con esa parte oscura del frente,
y es mejor sobre todo
para la superficie.
donde la retroilimunación
y mostrar una silueta
es un problema.
El segundo modelo es
el traje de camuflaje,
que oculta al portador
en la columna de agua.
Este traje tiene 3 paneles,
para distintas condiciones.
Uno o más de ellos
serán como los espectros de reflexión
para desaparecer
total o parcialmente,
dejando al resto
para crear un perfil
perturbador en la columna.
Este es especialmente adecuado
para el buceo
o sea, a mayor profundidad.
Supimos que aquí teníamos
ciencia muy sólida.
Sabíamos que para destacar
había que llevar rayas,
y que si para camuflarse
tenía que ir así.
La prueba de fuego es
qué hacen los tiburones
ante estos patrones y formas.
Las pruebas de personas
en trajes de baño
en el agua con tiburones
en un entorno natural
es más difícil de lo que parece.
(Risas)
Así que tenemos
que usar un cebo,
para obtener el número
de muestras para conseguir
pruebas científicas,
y con el cebo
cambiamos el comportamiento del tiburón.
No vamos a usar gente,
la ética nos impide incluso usar
figuras humanoides como cebo en el agua.
Aun así, empezamos
el proceso de prueba
en enero de este año,
primero con tiburones tigre
y después con tiburones blancos.
Lo hicimos
con un tambor perforado lleno de cebo,
revestido de neopreno,
y luego pusimos dos cámaras
estéreo subacuáticas
para ver qué hacía
el tiburón con el cebo.
Y como usamos estéreo
podemos saber cuál es
el tamaño del tiburón,
ángulo de entrada, velocidad de salida,
y su comportamiento,
de manera empírica más que subjetiva.
Como debíamos preservar
el método científico,
teníamos un cebo de control
que era de neopreno negro
como el de un traje negro normal
contra lo que llamamos
cebo de tecnología SAMS.
Los resultados no solo
fueron apasionantes,
sino muy alentadores.
Hoy les mostraré
dos de esos resultados alentadores.
Este es un tiburón tigre de 4 metros
interactuando con el cebo negro de control
que había encontrado
un minuto y medio antes.
El mismo tiburón había interactuado,
encontrado este cebo SAMS,
el cebo Elude SAMS,
unos ocho minutos antes,
y pasó seis dando vueltas, para cazarlo,
buscando lo que podía
olfatear pero no ver
y esta es la última interacción.
Los blancos tienen
más seguridad que los tigres,
y aquí está el tiburón blanco
con el cebo de control,
el de neopreno negro,
yendo directo hacia abajo,
subiendo
e interactuando.
En contraste con el cebo
de tecnología SAMS,
este tiene rayas,
es más táctil,
investiga más,
es más ansioso
y es reticente
a venir directamente e irse.
(Aplausos)
Es importante que las pruebas
se hagan de forma independiente,
la UWA se encarga de ellas.
Será un proceso continuo,
sujeto a revisión
por pares y a publicación.
Es importante que este concepto
se guíe por la ciencia.
Desde la perspectiva de
Mitigación de Ataques,
llevamos licencias de biotecnología,
y como no hacemos trajes de baño,
damos las licencias y los hacen otros.
Es interesante
ver cómo es la tecnología SAMS
integrada en un traje y, para eso,
por primera vez,
en directo, para el mundo,
(Risas)
puedo mostrar cómo es
la adaptación biológica
la ciencia y el diseño
en la vida real.
Demos la bienvenida
a Sam, el surfista,
por aquí, ¿dónde estás, Sam?
(Aplausos)
Y a Eduardo.
(Aplausos)
Hola, amigo.
Hola.
Gracias, señores.
(Aplausos)
¿Qué hemos hecho aquí?
Bueno, para mí, en vez de
tomar una hoja en blanco
y usar la ciencia como
herramienta de invención,
hemos prestado atención
a las pruebas biológicas,
le hemos dado importancia
a la prueba anecdótica humana,
y hemos usado la ciencia
como herramienta
de traducción,
traducción de algo que ya estaba allí
en algo que podemos usar
en beneficio de la humanidad.
Pienso que esta idea de la ciencia
como herramienta de traducción
más que de invención
puede aplicarse de forma
más amplia que esta
en la búsqueda de la innovación.
Después de todo, los hermanos Wright,
¿descubrieron el vuelo tripulado
u observaron el hecho biológico de volar
y tradujeron eso
mecánicamente, lo replicaron,
para que los humanos pudiéramos usarlo?
Y el traje de neopreno,
quién sabe cómo será su aspecto
de aquí a dos, cinco
o 50 años, pero con
este nuevo pensamiento,
supongo que es poco probable
que sea meramente negro.
Gracias.
(Aplausos)