Gracias. Bismillah Er Rahman Er Rahman Er Rahim En el nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso. Honorable Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, Respetado presidente de la Asamblea General, Vuk Jeremic, Honorable enviado de la ONU para la Educación Global, Sr. Gordon Brown, Respetados mayores y mis queridos hermanos y hermanas, Assalam Aleikum. Gracias. Hoy es un honor para mí estar hablando después de mucho tiempo. El estar aquí con personas tan distinguidas es un gran momento en mi vida. Y es un honor para mí el llevar puesto el chal de Benazir Bhutto Shareed. No sé por dónde empezar mi discurso. No sé lo que esperan que diga. Pero en primer lugar, agradezco a Dios, para quien todos somos iguales, y agradezco a todos aquellos que rezaron por mi pronta recuperación y nueva vida. No puedo creer todo el amor que me han demostrado. He recibido miles de tarjetas de buenos deseos y regalos de todo el mundo. Gracias a todos. Gracias a todos los niños cuyas inocentes palabras me animaron. Gracias a los mayores cuyas oraciones me fortalecieron. También quiero agradecer a mis enfermeras, doctores y al personal de los hospitales en Pakistán, Al Reino Unido y al gobierno de EAU que me han ayudado a mejorar y a recuperar mis fuerzas. Le doy todo mi apoyo al Sr. Ban Ki-moon, Secretario General, en su Primera Iniciativa de Educación Global y al trabajo del Enviado Especial de la ONU para la Educación, el Sr. Gordon Brown y al honorable Presidente de la Asamblea General, Vuk Jeremic. Gracias por el liderazgo que continuan ejerciendo. Siguen inspirándonos a que actuemos. Queridos hermanos y hermanas, recuerden una cosa: El día de Malala no es mi día. Hoy es el día de todas las mujeres, niños y niñas que han levantado su voz y exigido sus derechos. Hay cientos de activistas de los derechos humanos y trabajadores sociales que no solo defienden sus derechos, sino que también luchas por conseguir la paz, educación e igualdad. Miles de personas han muerto asesinadas por terroristas y miles han sido heridas. Soy solo una de estas personas. Así que aquí estoy, aquí estoy como una entre muchas. Y hablo no por mí, sino por todos aquellos cuya voz no es escuchada. Por aquellos que han luchado por sus derechos. Su derecho de vivir en paz. Su derecho de ser tratados con dignidad. Su derecho a la igualdad de oportunidades. Su derecho a la educación. Queridos amigos, el 9 de octubre de 2012 un Talib me disparó en la parte izquierda de la frente. También dispararon a mis amigos. Pensaron que las balas nos callarían. Pero fracasaron. Y de ese silencio surgieron miles de voces. Los terroristas pensaron que cambiarían mis objetivos y detendrían mis ambiciones. Pero nada ha cambiado, excepto esto: la debilidad, el miedo y la desesperanza murieron; la fuerza, el poder y el valor nacieron. Soy la misma Malala. Mis ambiciones y esperanzas son las mismas, mis sueños son los mismos. Queridos hermanos y hermanas, No estoy en contra de nadie. Ni estoy aquí para hablar en términos de venganza personal contra los Tabilanes u otro grupo terrorista. Estoy aquí para abogar por el derecho a la educación de todos los niños. Quiero educación para los hijos de los Talibanes y de todos los grupos terroristas y extremistas. Ni siquiera odio al Talib que me disparó. Incluso si tuviese una pistola y él estuviera frente a mí, no le dispararía. Esta es la compasión que me ha enseñado Muhammad, el profeta de la misericordia, y Jesucristo, y Buddha. Es el legado de cambios que heredé de Martin Luther King, Nelson Mandela y Muhammad Ali Jinnah. Es la filosofía de la no violencia que aprendí de Ghandi, Bacha Khan y la Madre Teresa. Y es el perdón que me enseñaron mis padres. Es lo que mi alma me pide: estar en paz y amar a todos. Queridos hermanos y hermanas, nos damos cuenta de la importancia de la luz cuando hay oscuridad. Nos damos cuenta de la importancia de nuestra voz cuando es silenciada. Y así ocurre en Swat, al norte de Pakistán. Nos damos cuenta de la importancia de los lápices y los libros cuando vemos las armas. El sabio dijo "La pluma es más poderosa que la espada", y es verdad. Los extremistan temieron y temen a los libros y los lápices. El poder de la educación, ese poder, los aterroriza. Temen a las mujeres. El poder de la voz de las mujeres los aterroriza. Y por eso mataron a 14 estudiantes inocentes en el último ataque en Quetta. Y es por eso que mataron a maestras y trabajadoras en Khyber Pakhtunkhwa. Es por eso por lo que explotan escuelas día a día. Porque temieron y temen al cambio, a la igualdad que traería a nuestra sociedad. Recuerden que hubo un chico en nuestra escuela al que un periodista le preguntó: "¿Por qué los Talibanes están en contra de la educación?" El chico contestó algo muy sencillo, señalando a su libro, dijo: "Un Talibán no sabe lo que está escrito en este libro". Piensan que Dios es un ser pequeño y conservador que envía a las chicas al infierno por ir a la escuela. Los terroristas hacen mal uso del nombre del Islam y la comunidad Pastun para su beneficio. Pakistán es un país democrático que quiere la paz. Los Pastun quieren educación para sus hijos. Y el Islam es una religión de paz, humanidad y hermandad. El Islam dice que la educación no es solo un derecho, es también una obligación y una responsabilidad. Honorable Secretario General, la paz es necesaria para la educación. En muchas partes del mundo, especialmente en Pakistán y Afganistán, el terrorismo, la guerra y los conflictos impiden a los niños ir a la escuela. Estamos muy cansados de estas guerras. Las mujeres y niños sufren de muchas maneras en muchas partes del mundo. En India, niños inocentes y pobres son víctimas del trabajo infantil. En Nigeria se han destruido muchas escuelas. En Afganistán las personas han estado sufriendo los ataques de terroristas por décadas. Las niñas tienen que hacer las tareas del hogar y son obligadas a casarse a una temprana edad. La pobreza, la ignorancia, la injusticia, el racismo y la negación de los derechos básicos son los principales problemas a los que se enfrentan hombres y mujeres. Estimados compañeros, hoy me centro en los derechos de las mujeres y la educación de las niñas porque son ellas las que más sufren. Hubo un tiempo en que las activistas sociales pidieron a los hombres que defendieran sus derechos. Pero esta vez, lo haremos nosotras mismas. No estoy pidiendo a los hombres que se aparten de la causa. Al contrario, espero que las mujeres sean independientes para luchar por ellas mismas. Así que, queridos hermanos y hermanas, es momento de hablar. Hoy hago un llamamiento a los líderes del mundo a que cambien sus políticas estratégicas en favor de la paz y la prosperidad. Hacemos un llamamiento a los líderes del mundo para que los tratados de paz protejan los derechos de la mujer y los niños. Un acuerdo que vaya en contra de los derechos de las mujeres no debe ser aceptado. Hacemos un llamamiento a los gobiernos para que aseguren la educación gratuita y obligatoria para todos los niños en todo el mundo. Hacemos un llamamiento a los gobiernos a luchar contra el terrorismo y la violencia, a proteger a los niños de la brutalidad y el daño. Hacemos un llamamiento a los países desarrollados a apoyar la expansión de oportunidades de educación para las niñas en los países en vías de desarrollo. Hacemos un llamamiento a las comunidades a ser tolerantes, a rechazar los prejucio basados en casta, credo, secta, color, religion o género, para garantizar la paz y la igualdad para las mujeres de manera que puedan prosperar. No todos podemos tener éxito si se refrena a la mitad de nosotros. Hacemos un llamamiento a nuestras hermanas alrededor del mundo a que sean valientes, a abrazar la fuerza que llevan dentro y a desarrollar todo su potencial. Queridos hermanos y hermanas, queremos escuelas y educación para el futuro de los niños. Continuaremos nuestro viaje hacia la paz la educación. Nadie puede detenernos. Defenderemos nuestros derechos y traeremos el cambio al mundo con nuestra voz.. Creemos en el poder y la fuerza de nuestras palabras. Nuestras palabras pueden cambiar al mundo, porque estamos unidos a favor de la educación. Y si queremos conseguir nuestra meta, entonces armémosnos con el arma del conocimiento y protejámosnos con la unidad y la solidaridad. Queridos hermanos y hermanas, no debemos olvidar que millones de personas sufren de pobreza, injusticia e ignorancia. No debemos olvidar que millones de niños no van al colegio. No debemos olvidar que nuestros hermanos y hermanas están esperando un futuro pacífico. Así que luchemos, libremos una batalla global contra el analfabetismo, la pobreza y el terrorismo. Si alzamos armas, que sean nuestros libros y nuestros lápices. Estas son nuestras armas más poderosas. Un niño, un profesor, un libro y un lápiz pueden cambiar el mundo. La educación es la única solución. Education First. Gracias.