Hace cinco años
tenía el trabajo de mis sueños.
Era corresponsal en Oriente Medio,
reportando para ABC News.
Pero había un inconveniente,
un problema con nuestra industria,
que sentí que debíamos arreglar.
Llegué a Oriente Medio a finales de 2007,
momento cercano a la mitad
de la guerra de Irak.
Pero cuando llegué allí,
ya era casi imposible
encontrar historias sobre Irak
para transmitir al aire.
La cobertura se había caído
también en las redes.
Y las historias que se hicieron,
más del 80 % eran sobre nosotros.
Estábamos perdiendo
las historias sobre Irak,
sobre las personas que vivían allí,
y lo que les estaba sucediendo
bajo el peso de la guerra.
Afganistán ya no estaba en la agenda.
Había menos del 1 %
de todas las noticias en 2008
sobre lo que fue la guerra en Afganistán.
Fue la guerra más larga
de la historia de EE. UU.
y sin embargo,
la información era tan escasa,
que los maestros con quienes hablamos
nos dijeron que tenían problemas
para explicar a sus estudiantes
lo que estábamos haciendo allí,
cuando esos estudiantes
tenían a sus padres allí,
luchando y a veces
muriendo en el extranjero.
Habíamos establecido
un espacio en blanco,
y no solo eran Irak y Afganistán.
De las zonas de conflicto
al cambio climático
a todo tipo de cuestiones relacionadas
con las crisis de salud pública,
Estábamos perdiendo lo que llamo
cuestiones a nivel de especie,
porque como especie,
en realidad, nos podrían hundir.
Y al no entender los problemas
complejos de nuestro tiempo,
enfrentábamos
ciertas implicaciones prácticas.
¿Cómo vamos a resolver los problemas
que no entendíamos fundamentalmente,
que no podíamos seguir en tiempo real,
y donde las personas
que trabajan en esos temas
nos eran invisibles
y a veces eran invisibles entre sí?
Cuando miramos hacia atrás en Irak,
aquellos años en que
nos faltaba la historia,
fueron los años en que la sociedad
se estaba desmoronando,
cuando establecíamos las condiciones para
lo que se convirtió en el ascenso de ISIS,
la toma de control de Mosul por ISIS
la violencia terrorista que se extendería
más allá de las fronteras de Irak
al resto del mundo.
Justo en ese momento
en que observábamos esto,
miré más allá de la frontera de Irak
y noté que había otra historia
que nos faltaba:
la guerra en Siria.
Si fueran especialistas de Oriente Medio,
sabrían que Siria era muy importante
desde el comienzo.
Pero terminó siendo, en realidad,
una de las historias olvidadas
de la Primavera Árabe.
Vi las implicaciones por adelantado.
Siria está íntimamente
ligada a la seguridad regional,
a la estabilidad global.
Sentí que no podíamos
ignorar aún más historias.
Así que dejé
mi buen trabajo de TV
e inicié un sitio web,
llamado "Siria Profundamente".
Diseñado para ser
una fuente de noticias e información
que facilitara la comprensión
de un tema complejo,
y durante los últimos 4 años,
ha sido un recurso
para políticos y profesionales
que trabajan en el conflicto en Siria.
Construimos un modelo de negocio
basado en información
consistente y de alta calidad,
y en aglutinar a las principales
mentes sobre el tema.
Y encontramos que era
un modelo que escalaba.
Tenemos peticiones apasionadas
para hacer otras cosas "Profundamente".
Así que empezamos a trabajar
siguiendo la lista.
Soy solo una de muchos empresarios,
y soy solo una
de las muchas nuevas empresas
que intenta arreglar
lo que está mal con las noticias.
Todos nosotros en las trincheras sabemos
que algo no funciona bien
con la industria de noticias.
Está deteriorada.
La confianza en medios de comunicación
ha alcanzado un mínimo histórico.
Y la estadística que ven,
es de septiembre,
y es posible que haya empeorado.
Pero podemos arreglarlo.
Podemos arreglar las noticias.
Sé que eso es verdad.
Pueden llamarme idealista;
yo me denomino optimista aplicada.
Y sé que hay muchos de nosotros.
Tenemos ideas para mejorar las cosas,
Y quiero compartir tres de ellas
recogidas en nuestro propio trabajo.
Idea número uno:
Necesitamos noticias basadas
en el conocimiento profundo del dominio.
Debido a las olas de despidos
en las redacciones de todo el país,
hemos perdido
el arte de la especialización.
El periodismo de investigación
es una cosa en peligro.
Cuando se trata de noticias extranjeras,
la forma cómo podemos arreglarlo es
trabajando con más periodistas locales,
tratándolos como nuestros
socios y colaboradores,
no solo proporcionándonos números
de teléfono y fragmentos de sonido.
Nuestros reporteros locales
en Siria y en África y Asia
nos traen historias que ciertamente
no habríamos encontrado solos.
Como esta de los suburbios de Damasco,
sobre una carrera de sillas de ruedas
que dio esperanza
a los heridos en la guerra.
O esta de Sierra Leona,
sobre un jefe local que refrenó
la propagación del ébola
al organizar
una cuarentena en su distrito.
O esta de la frontera de Pakistán,
sobre refugiados afganos obligados a
regresar antes de estar preparados,
bajo la amenaza intimidante de la policía.
Nuestros periodistas locales
son nuestros mentores.
Nos enseñan algo nuevo cada día,
Y nos traen historias que son
importantes que todos sepamos.
Idea número dos:
Necesitamos una especie de juramento
hipocrático para la industria de noticias,
una promesa de no dañar.
(Aplausos)
Los periodistas necesitan ser duros.
Necesitamos decirle la verdad al poder,
pero también tenemos que ser responsables.
Necesitamos estar a la altura
de nuestros propios ideales,
Y tenemos que reconocer
si lo que estamos haciendo
podría dañar a la sociedad,
donde perdemos la pista
del periodismo como servicio público.
Nos vimos cubriendo la crisis del ébola.
Lanzamos Ebola Profundamente.
Hicimos lo que pudimos.
Pero lo que vimos fue una cobertura
inundada de histerismo y sensacionalismo,
A veces inexacto, a veces
completamente equivocado.
Los expertos en salud pública me dicen
que eso cuesta vidas humanas,
porque al despertar más pánico
y por transmitir hechos equivocados,
hacemos más difícil que la gente sepa
lo que realmente sucede sobre el terreno.
Todo ese ruido hacía más difícil
tomar las decisiones correctas.
Podemos hacerlo mejor como industria,
pero requiere que reconozcamos
cómo nos equivocamos la última vez,
y decidir no hacerlo así la próxima vez.
Es una elección.
Tenemos que resistir la tentación
de usar el miedo para las calificaciones.
Y esa decisión debe hacerse
en la redacción individual
y con el ejecutivo
de noticias individual.
Porque el próximo virus mortal que viene
podría ser mucho peor
y las consecuencias mucho mayores,
si hacemos lo que hicimos la última vez,
si nuestra información no es
responsable y es equivocada.
¿La tercera idea?
Necesitamos abarcar la complejidad
si queremos dar sentido
a un mundo complejo.
Aborden la complejidad...
(Aplausos)
no observen el mundo de manera simplista,
porque lo simple no es preciso.
Vivimos en un mundo complejo.
La noticia es la educación de adultos.
Es nuestro trabajo como periodistas
nos obliga a profundizar en complejidad
y a encontrar maneras de hacer más fácil
que todos entiendan.
Si no hacemos eso,
si pretendemos que hay respuestas simples,
llevamos a todos
a un acantilado escarpado.
Comprender la complejidad es la única
manera de conocer las amenazas reales
que nos acechan.
Es nuestra responsabilidad
traducir esas amenazas
para ayudar a entender lo que es real,
para que todos puedan estar
preparados y saber qué es necesario
para estar preparado
para lo que venga después.
Soy una optimista aplicada.
Creo que podemos arreglar
lo que está deteriorado.
Todos lo queremos.
Hay grandes periodistas
haciendo un gran trabajo.
Solo necesitamos nuevos formatos.
Sinceramente creo que
este es un tiempo de despertar,
de reimaginar lo que podemos hacer.
Creo que podemos arreglar
lo que está deteriorado.
Sé que podemos arreglar las noticias.
Sé que vale la pena intentarlo,
y realmente creo que al final
vamos a hacerlo bien.
Gracias.
(Aplausos)