Hay una maldición que ha perseguido
a la humanidad desde la antigüedad.
Los griegos lucharon contra ella
masticando resinas aromáticas,
mientras que los chinos recurrieron
a las cáscaras de huevo.
En el antiguo Talmud judío,
se consideraba incluso
un motivo legal para el divorcio.
Este horrible flagelo es la halitosis,
también conocida como el mal aliento.
Pero ¿que es lo que la causa y por qué
es tan universalmente aterradora?
Bueno, piensa en algunos de los peores
olores que puedas imaginar,
como basura, excrementos
o carne podrida.
Todos estos olores proceden
de la actividad de los microorganismos,
particularmente las bacterias,
y, por repugnante que pueda parecer,
bacterias similares viven
en el ambiente rico y húmedo
de tu boca.
No te asustes.
La presencia de bacterias
en tu cuerpo no es solo algo normal,
en realidad, es de vital importancia
para toda clase de cosas
como la digestión
y la prevención de enfermedades.
Pero al igual que todos los seres vivos,
las bacterias necesitan comer.
Las bacterias de tu boca
se alimentan de mucus,
restos de comida,
y células de tejidos muertos.
Con el fin de absorber los nutrientes
a través de sus membranas celulares,
deben descomponer la materia orgánica
en moléculas mucho más pequeñas.
Por ejemplo, romperán las proteínas
en sus componentes aminoácidos
que luego se separarán aún más
en diversos compuestos.
Algunos de los subproductos
malolientes de estas reacciones,
tales como el sulfuro
de hidrógeno y la cadaverina,
se filtran en el aire
y flotan de camino hacia
narices desprevenidas.
Nuestra sensibilidad a estos olores
y la interpretación de los mismos
como malos olores
puede ser un mecanismo evolutivo
que nos advierte de la presencia
de comida podrida
y la presencia de enfermedades.
El olfato es uno de nuestros
sentidos más íntimos y primarios,
y juega un gran papel en nuestra
atracción por las posibles parejas.
En una encuesta, el 59 % de los
hombres y el 70 % de las mujeres
dijeron que no irían a una cita
con alguien que tuviera mal aliento,
que puede ser el motivo
por el qué los estadounidenses
gastan mil millones de dólares al año
en diversos productos para el aliento.
Afortunadamente, la mayoría de los casos
de mal aliento se tratan fácilmente.
Las peores subproductos que huelen
provienen de bacterias gramnegativas
que viven en los espacios
entre las encías y los dientes
y en la parte posterior de la lengua.
Al cepillar y usar
el hilo dental en los dientes,
al usar enjuague bucal
antibacterial antes de dormir,
y al limpiar suavemente la parte posterior
de la lengua con una espátula de plástico
e incluso con solo comer
un desayuno saludable,
podemos eliminar muchas de
estas bacterias y sus fuentes de comida.
En algunos casos, estas medidas
pueden resultar insuficientes
debido a problemas dentales, problemas
nasales o enfermedades más raras,
como enfermedad hepática
y diabetes no controlada.
Actividades como fumar
y el consumo excesivo de alcohol
también tienen un olor muy reconocible.
Independientemente de su causa,
el mal olor casi siempre
se origina en la boca
y no en el estómago
o en otras partes del cuerpo.
Pero uno de los mayores desafíos reside
en determinar con eficacia cómo huele
nuestro aliento en el primer lugar,
y no está claro el porqué.
Puede ser que estemos
demasiado acostumbrados
al olor del interior de nuestras
propias bocas para juzgarlo.
Y métodos como ahuecar
las manos sobre la boca,
o lamer y oler tu muñeca
tampoco funcionan bien.
Un estudio mostró
que incluso cuando la gente hace esto,
tiende a calificar el olor
de manera subjetiva
y de acuerdo con lo malo
que pensaban que iba a ser.
Pero hay una simple,
socialmente difícil, manera
de averiguar cómo huele tu aliento:
simplemente inspira
profundamente y pregunta a un amigo.