La guerra ha sido siempre
parte de mi vida.
Nací en Afganistán, a solo seis meses
de la invasión soviética,
y a pesar de que era demasiado joven
para entender lo que estaba sucediendo,
he sentido profundamente el sufrimiento
y el miedo a mi alrededor.
Esas primeras experiencias
tuvieron un gran impacto
sobre mi opinión
sobre la guerra y el conflicto.
He aprendido que cuando hay
algo fundamental en juego,
para la mayoría de la gente,
ceder no es una opción.
Para estos tipos de conflictos,
donde se violan los derechos de
las personas y se ocupan países,
donde se oprime y humilla a la gente,
hacen falta estrategias impactantes
para resistir y contraatacar.
Lo que significa que no importa
cuán destructiva y terrible
es la violencia,
si se le considera la única opción,
se pondrá en práctica.
El nivel de violencia alcanzado
en el mundo preocupa a la mayoría,
pero no pondremos fin a la violencia
simplemente diciéndole a la gente
que es moralmente incorrecto,
sino ofreciéndole una herramienta
al menos igual de impactante
y eficaz como la violencia misma.
Y esto es lo que hago.
Durante los últimos 13 años,
he enseñando a los que se encontraban
en algunas de las situaciones
más difíciles de todo el mundo
a usar la lucha no violenta
para hacer frente a los conflictos.
La mayoría asocia este tipo de acción
con Gandhi y Martin Luther King,
pero la acción no violenta
se usa desde hace miles de años.
De hecho, la mayor parte de los derechos
que nos brinda este país hoy en día
como mujeres, minorías, trabajadores,
personas de diferentes
orientaciones sexuales
o ciudadanos interesados
en el medio ambiente,
no fueron regalados.
sino ganados por las personas que
lucharon y se sacrificaron por ellos.
Pero como no hemos aprendido esta lección,
la técnica de la lucha no violenta
no es debidamente comprendida.
Hace poco me reuní con un grupo
de activistas etíopes
y me dijeron algo que escucho mucho.
Dijeron que ya lo habían intentado con
la acción no violenta pero no funcionó.
Hace años organizaron una protesta.
El gobierno les detuvo
a todos y así acabo todo.
La idea de que la lucha no violenta
se reduce a la protesta callejera
es realmente un problema.
Porque pese a que la protesta es un signo
claro de que la gente quiere cambio,
no crea realmente un cambio por sí sola.
Al menos no un cambio fundamental.
(Risas)
Los oponentes poderosos no entregan
a la gente lo que quiere
solo porque se les pide amablemente, o no.
(Risas)
La lucha no violenta se emplea
para destruir al oponente,
no físicamente,
sino las instituciones
que necesita para sobrevivir,
negándole esas fuentes de poder.
Los activistas no violentos
pueden neutralizar al ejército
induciendo a desertar a sus soldados.
pueden perturbar la economía
con huelgas y boicots
y pueden desafiar
la propaganda del gobierno
creando medios de
comunicación alternativos.
Se pueden emplear muchos métodos
alternativos para hacer esto.
Mi colega y mentor, Gene Sharp,
ha identificado 198 métodos
de acción no violenta.
La protesta es solo uno de ellos.
Daré un ejemplo reciente.
Hasta hace unos meses,
Guatemala fue gobernada
por exmilitares corruptos
estrechamente vinculados
al crimen organizado.
En general la gente lo sabía
pero la mayoría sentía que
no podía hacer nada al respecto
hasta que un grupo de ciudadanos,
12 personas normales y corrientes,
pidieron ayuda por Facebook a sus amigos
para reunirse en la plaza central,
con carteles y con un mensaje:
"Renuncia YA",
renuncien de inmediato.
Para la sorpresa de todos,
otras 30 000 personas se presentaron.
Se quedaron allí durante meses
y las protestas se extendieron
por todo el país.
En un momento dado,
los organizadores tiraron
cientos de huevos
contra varios edificios
del gobierno con el mensaje:
"Si no tienen los huevos",
las bolas,
"para detener la candidatura de corruptos
pueden tomar prestado los nuestros".
(Risas)
(Aplausos)
El presidente Molina respondió
que prometió nunca renunciar.
Y los activistas se dieron cuenta
de que simplemente no podían
seguir protestando
y pedirle al presidente que renuncie.
Tenían que dejarle sin opciones.
Así que organizaron una huelga general
y toda la gente de todo el país
se negó a trabajar.
Solo en la ciudad de Guatemala,
más de 400 empresas y escuelas
cerraron sus puertas.
Mientras tanto,
agricultores de todo el país
bloquearon las carreteras principales.
A cabo de cinco días, el presidente,
junto con docenas de otros funcionarios
del gobierno, tuvieron que renunciar.
(Aplausos)
Me ha inspirado mucho
la creatividad y el valor de las personas
que usaron la acción no violenta
en casi todos los países del mundo.
Recientemente por ejemplo,
un grupo de activistas ugandeses
abrieron esta caja y liberaron
los cerdos en la calle.
Se puede apreciar
la confusión de la policía
al no saber exactamente
qué hacer con ellos.
(Risas)
Los cerdos fueron pintados
en el color del partido en el poder
y uno incluso llevaba un sombrero,
un sombrero que la gente reconocería.
(Risas)
Los activistas de todo el mundo
aprenden a acaparar titulares,
pero estas acciones aisladas
no dan para mucho
si no son parte de una
estrategia más amplia.
Un general no marcharía
con sus tropas a la batalla
sin un plan para ganar la guerra.
Sin embargo, es así
como operan la mayoría de los
movimientos no violentos del mundo.
La lucha no violenta es compleja
como la guerra militar, o más.
Sus participantes deben estar bien
entrenados y tener claros los objetivos,
y sus líderes deben tener una estrategia
para alcanzar dichos objetivos.
La técnica de la guerra ha ido
desarrollándose a largo de miles de años
con enromes recursos
y algunas de nuestras mejores mentes
se dedicaron a la comprensión
y la mejora de su funcionamiento.
Mientras tanto, la lucha no violenta
es poco estudiada de manera sistemática
y a pesar de que el número
de interesados está creciendo,
todavía hay solo unas docenas de personas
en el mundo que la enseñan.
Esto es peligroso,
porque ahora sabemos que nuestros enfoques
para tratar con el conflicto son obsoletos
y no son adecuados para los nuevos retos
a los que nos enfrentamos.
El gobierno de Estados Unidos
admitió recientemente
que se encuentra en un punto muerto
en su guerra contra ISIS.
Pero lo que la mayoría de la gente no sabe
es que muchos se enfrentaron a ISIS
a través de acciones no violentas.
Cuando ISIS capturó Mosul,
en junio de 2014,
anunciaron que reemplazarían el plan
de estudios de la escuela pública
por uno nuevo, basado en
su propia ideología extremista.
Pero en el primer día de clases,
ni un solo niño apareció.
Los padres simplemente
se negaron a enviarlos.
Declararon a la prensa que preferirían
educar en casa a sus hijos
en lugar de someterlos
a un lavado de cerebro.
Este es un ejemplo
un solo acto de desafío
en una sola ciudad.
¿Y si hubiera sido coordinado
con docenas de otros actos
de resistencia no violenta
organizados contra ISIS?
¿Y si el boicot de los padres fuera parte
de una estrategia más amplia
para identificar y eliminar los recursos
que necesita ISIS para funcionar?
Por ejemplo, la mano de obra calificada
necesaria para producir alimentos;
los ingenieros necesarios para
extraer y refinar el petróleo;
la infraestructura de medios
y las redes de comunicación,
los sistemas de transporte
y las empresas locales
en las que ISIS se basa.
Es difícil imaginarse derrotar a ISIS
a través de una acción no violenta.
Pero es el momento de cuestionar
nuestra visión sobre qué es el conflicto
y las opciones que tenemos
para hacerle frente.
He aquí una idea
que vale la pena difundir:
aprenderemos mejor
qué acciones no violentas funcionan
y cómo podemos hacerlas más impactantes,
al igual que hacemos con
otros sistemas y tecnologías
que están constantemente perfeccionadas
para satisfacer mejor
las necesidades humanas.
Puede ser que lleguemos a mejorar
la acción no violenta de manera
que pueda usarse cada vez más
como alternativa a la guerra.
La violencia como herramienta de
conflicto podría entonces desecharse
de la misma manera que hicimos
con los arcos y las flechas
ya que las hemos reemplazado
por armas más eficaces.
Con la ayuda de la innovación
podemos darle a la lucha no violenta
más alcance que las últimas
tecnologías de guerra.
La mayor esperanza para la humanidad
no reside en condenar la violencia
sino en convertirla en obsoleta.
Gracias.
(Aplausos)