Imaginen que el cerebro pudiese reiniciarse, actualizar sus células marchitas, dañadas con nuevas unidades mejoradas. Esto puede sonar a ciencia ficción, pero es una realidad potencial investigada actualmente. ¿Algún día el cerebro podrá autorrepararse? Se sabe que las células embrionarias en los jóvenes cerebros en desarrollo producen nuevas neuronas, o unidades microscópicas que conforman el tejido del cerebro. Esas neuronas recién generadas migran a varias partes del cerebro en desarrollo, haciendo que se autoorganicen en diferentes estructuras. Pero, hasta hace poco, se pensaba que la producción se detenía súbitamente tras el crecimiento inicial y que las enfermedades neurológicas como el Alzheimer, el Parkinson y los accidentes cerebrovasculares son irreversibles. Pero una serie de descubrimientos recientes revelaron que los cerebros adultos siguen produciendo nuevas células en al menos tres lugares especializados. Este proceso, conocido como neurogénesis, implica a las células cerebrales dedicadas, a las células madre neurales, y a las células progenitoras, que crean nuevas neuronas o reemplazan a las antiguas. Las tres regiones donde se ha descubierto la neurogénesis son el giro dentado, relacionado con el aprendizaje y la memoria, la zona subventricular, que puede proveer neuronas al bulbo olfatorio para la comunicación entre la nariz y el cerebro, y el cuerpo estriado, que ayuda a gestionar el movimiento. Los científicos aún no comprenden bien exactamente qué papel desempeña la neurogénesis en cualquiera de estas regiones, o por qué tienen esta capacidad ausente en el resto del cerebro, pero la presencia de un mecanismo que cree nuevas neuronas en el cerebro adulto abre una posibilidad increíble. ¿Podríamos aprovechar ese mecanismo para que el cerebro cure sus cicatrices así como crece la piel nueva para reparar una herida, o se autosuelda un hueso roto? Aquí es donde estamos. Ciertas proteínas y otras moléculas pequeñas que imitan a esas proteínas pueden administrarse al cerebro para hacer que las células madre neurales y las células progenitoras produzcan más neuronas en esos tres lugares. Esta técnica todavía necesita mejoras para que las células se reproduzcan de manera más eficiente y sobrevivan más células. Pero la investigación muestra que las células progenitoras de estas áreas pueden emigrar a lugares donde se ha producido la lesión y dar lugar a nuevas neuronas allí. Y otro enfoque prometedor posible es trasplantar células madre neurales humanas sanas cultivadas en laboratorio, a un tejido lesionado como podemos hacer con la piel. Los científicos actualmente están experimentando para determinar si las células del donante trasplantado se dividen y diferencian y crean con éxito nuevas neuronas en un cerebro dañado. También han descubierto que podemos enseñar a otros tipos de células cerebrales, como los astrocitos o los oligodendrocitos, a comportarse como células madre neurales y empezar a generar neuronas, también. En un par de décadas el cerebro ¿podrá autorrepararse? No lo podemos decir con seguridad, pero es uno de los principales objetivos de la medicina regenerativa. El cerebro humano tiene 100 000 millones de neuronas y todavía estudiamos el cableado que subyace a esta enorme placa biológica. Pero la investigación sobre neurogénesis nos acerca a ese interruptor cada día.