Me encantan los misterios
y estoy fascinado por el mayor
enigma científico sin resolver,
quizás porque es algo personal.
Se trata de quienes somos,
y no puedo parar de pensar en ello.
El enigma es este:
¿cuál es la relación entre el cerebro
y nuestra experiencia consciente,
como la del sabor del chocolate
o el tacto del terciopelo?
Bueno, este enigma no es nuevo.
En 1868, Thomas Huxley escribió:
¿Cómo puede ser que una cosa tan notable
como un estado de conciencia surja
como consecuencia de una
irritación del tejido nervioso?
Es algo tan inexplicable
como la aparición del genio
cuando Aladino frotó la lámpara".
Huxley sabía que la actividad cerebral
y la experiencia consciente
están correlacionadas,
pero no sabía por qué.
Para su época, era
un misterio científico.
Desde Huxley,
la ciencia ha aprendido mucho más
sobre la actividad cerebral,
pero la relación entre esta actividad
y la experiencia consciente
sigue siendo un misterio.
¿Por qué? ¿Por qué
hemos avanzado tan poco?
Bueno, algunos expertos piensan que
no podemos resolver este problema
porque carecemos de los conceptos
y la inteligencia necesarias.
No esperamos que los monos resuelvan
problemas de mecánica cuántica,
y resulta que tampoco podemos pretender
que nuestra especie
resuelve este problema.
Pero yo no estoy de acuerdo.
Soy más optimista.
Creo que nos basamos
simplemente en una falsa premisa.
Si cambiamos de hipótesis
podríamos resolver este problema.
Hoy, me gustaría comentarles
lo que eso supone,
por qué es falsa, y cómo solucionarla.
Comencemos con una pregunta:
¿vemos la realidad tal como es?
Abro los ojos
y experimento algo que luego describo
como un tomate rojo a 1 m de distancia.
Como resultado, he llegado
a creer que, en realidad,
hay un tomate rojo
a un metro de distancia.
Cierro los ojos y mi experiencia
se traslada a un campo gris,
pero ¿es todavía de que en realidad hay
un tomate rojo a 1 metro de distancia?
Yo creo que sí, pero
¿y si estoy equivocado?
¿Podría estar malinterpretando
la naturaleza de mis percepciones?
Hemos malinterpretado
estas percepciones antes.
Solíamos pensar que la Tierra era plana,
porque se ve de esta manera.
Pitágoras descubrió
que estábamos equivocados.
También pensamos que la Tierra
era el centro inmóvil del universo,
de nuevo, porque se ve así.
Copérnico y Galileo descubrieron,
de nuevo, que nos equivocamos.
Entonces, Galileo se preguntó
de cuántas otras maneras podríamos
malinterpretar nuestras experiencias.
Escribió: "Creo que los gustos,
olores, colores, etc.
residen en la conciencia.
Por lo tanto si se suprimiera
la criatura viviente,
todas estas cualidades
serían aniquiladas".
Esa es una afirmación sorprendente.
¿Estaba acaso Galileo en lo cierto?
¿Podemos realmente malinterpretar
nuestras experiencias de tal manera?
¿Qué tiene que decir
la ciencia moderna sobre esto?
Los neurocientíficos nos dicen
que un tercio de la corteza cerebral
participa en la visión.
Con simplemente abrir los ojos y mirar
a su alrededor en esta habitación,
miles de millones de neuronas
y billones de sinapsis lo hacen posible.
Esto es un poco sorprendente,
porque si es que pensamos en el
sentido de la visión como algo,
pensamos en él como una cámara.
Que solo toma imágenes de la
realidad objetiva tal como es.
Ahora bien, si que hay una parte
de la visión que es como una cámara,
el ojo tiene una lente que enfoca
una imagen en su parte posterior,
donde hay 130 millones
de fotorreceptores,
por lo que el ojo es como una
cámara de 130 megapíxeles.
Pero eso no explica los miles
de millones de neuronas
y billones de sinapsis que
participan en la visión.
¿A qué se dedican estas neuronas?
Bueno, los neurocientíficos nos dicen
que están creando, en tiempo real,
todas las formas, objetos, colores,
y movimientos que vemos.
Parece que solo estamos tomando
una instantánea de esta sala tal como es,
sino que de hecho, estamos
interpretando todo lo que vemos.
No construimos todo el mundo a la vez.
Construimos lo que
necesitamos en este momento.
Hay muchos ejemplos
bastante convincentes
de que construimos lo que vemos.
Me limitaré a mostrarles solo dos.
En este ejemplo, verán unos discos
rojos, en parte recortados,
pero con solo girarlos un poco,
de repente, un cubo en 3D
se dibuja en la pantalla.
La pantalla, por supuesto, es plana,
por lo que el cubo en 3D
que están viendo
debe de ser su interpretación.
En el siguiente ejemplo,
unas barras azules y brillantes
con bordes muy afilados
se mueven a través de un campo de puntos.
De hecho, no se mueve ningún punto.
Todo lo que estoy haciendo
de un fotograma a otro,
es cambiar los colores de los puntos
de azul a negro o de negro a azul.
Al hacer lo mismo rápidamente,
sus sistemas visuales crean
estas barras azules brillantes
con bordes afilados y en movimiento.
Hay muchos más ejemplos,
pero estos son solo dos que ejemplifican
que interpretamos todo lo que vemos.
Los neurocientíficos van más allá.
Dicen que reconstruimos la realidad.
Así que, cuando percibo algo
que describo como un tomate rojo,
esa experiencia es en realidad
una reconstrucción exacta
de las propiedades de
un tomate rojo de verdad
que existiría aunque yo no lo mirara.
¿Por qué dicen los neurocientíficos
que no nos limitamos a construir,
sino que reconstruimos?
Bueno, el típico argumento
que se nos ofrece
suele ser evolutivo.
Los antepasados que tuvieron
mejor visión que otros
tuvieron una ventaja competitiva
y por lo tanto, más probabilidades
de transmitir sus genes.
Somos los descendientes de aquellos
que vieron con mayor precisión,
y podemos estar seguros de
que, en situaciones normales
nuestras percepciones son exactas.
Esto queda reflejado en
los libros de texto estándar.
Un libro de texto dice, por ejemplo,
"Desde un punto de vista evolutivo,
la visión es útil precisamente
porque es tan precisa".
La idea es que las percepciones precisas
corresponden mejor con la realidad.
Dan una ventaja en la supervivencia.
Pero, ¿es esto correcto?
¿Es esa una correcta interpretación
de la teoría evolutiva?
Veamos unos ejemplos en la naturaleza.
El escarabajo bupréstido australiano
es moteado, brillante y de color marrón.
La hembra no puede volar.
El macho puede volar y, por supuesto,
busca una hembra en celo.
Cuando encuentra una,
se enciende y se aparea.
Hay otra especie en los mismos confines,
el Homo sapiens.
El macho de esta especie
tiene un cerebro muy grande
y lo usa para cazar cerveza fría.
(Risas)
Y cuando la encuentra, se la bebe,
y a veces arroja la botella por allí.
Ahora resulta que estas botellas
son moteadas, brillantes,
y justo el tono adecuado de marrón
como para encender la fantasía
de estos escarabajos.
Los machos pululan por toda
las botella intentando aparearse.
Pierden todo el interés
en las hembras de verdad.
Un clásico del macho que
deja la pareja por la botella.
(Risas) (Aplausos)
La especie casi se extinguió.
Australia tuvo que cambiar el color de
sus botellas para salvar los escarabajos.
(Risas)
Los machos han encontrado
hembras exitosamente
durante miles, quizás millones de años.
Parecía que veían la realidad
tal y como es, pero resulta que no.
La evolución les ha jugado
una mala pasada.
Una hembra es cualquier cosa
moteada, brillante y marrón.
Cuanto más grande mejor.
(Risas)
Incluso al estar en contacto
con toda la botella
el macho no pudo descubrir su error.
Bueno, podrían decir, "Escarabajos,
claro; son criaturas muy simples,
pero seguramente los
mamíferos no lo harían".
A los mamíferos no se les
engaña tan fácilmente.
Bueno, no insistiré en esto,
pero se hacen una idea.
(Risas)
Así que esto plantea una
importante cuestión técnica:
¿Favorece realmente la selección natural
la posibilidad de ver
la realidad tal como es?
Afortunadamente, no tenemos que
encogernos de hombros y adivinar;
la evolución es una teoría
matemática muy precisa.
Podemos usar las ecuaciones de
la evolución para comprobarlo.
Podemos hacer que varios organismos
compitan en mundos artificiales
para ver quienes sobreviven
y quienes prosperan,
qué sistemas sensoriales
se adaptan mejor.
Una noción clave en esos
ecuaciones es la adaptabilidad.
Considere este filete:
¿Qué hace este filete
por la salud de un animal?
Bueno, para un león hambriento que
busca comer, mejora su estado físico.
Para un león bien alimentado que busca
aparearse, no mejora su condición.
Y para un conejo en cualquier situación
no mejora su condición física.
Así que las aptitudes dependen de
la realidad tal y como es, claro que sí,
pero también del organismo,
su estado y sus acciones.
Así que la adaptabilidad no es
lo mismo que la realidad tal y como es,
y es esta adaptabilidad
y no la realidad tal como es,
la que juega un papel importantísimo
en las ecuaciones de evolución.
Así que, en mi laboratorio,
hemos simulado cientos de
miles de juegos evolutivos
con un montón de diversos
mundos elegidos al azar
y organismos que compiten por
los recursos en esos mundos.
Algunos de los organismos
tienen acceso a toda la realidad,
otros solo a una parte,
y algunos no ven nada de la realidad,
solo disponen de la adaptabilidad.
¿Quién gana?
Bueno, siento decirlo, pero la
percepción de la realidad va perdiendo.
En casi cada simulación,
los organismos que no tienen
acceso a la realidad
pero sí a la adaptabilidad,
llevan a la extinción
de todos aquellos organismos que
perciben la realidad tal y como es.
Así que la conclusión es
que la evolución no favorece
la percepción concisa
y cada vez más detallada.
Esas percepciones
están desapareciendo.
Eso es un tanto impresionante.
¿Cómo puede ser que la imposibilidad
de ver el mundo con precisión
nos de ventaja en la supervivencia?
Es un poco contradictorio.
Pero acuérdense del escarabajo joya.
Este bupréstido sobrevivió miles,
tal vez millones de años,
usando trucos baratos y atajos.
Lo que nos están diciendo
las ecuaciones de evolución
es que todos los organismos,
incluidos nosotros,
estamos en el mismo barco
que el escarabajo joya.
No vemos la realidad tal como es.
Funcionamos a base de trucos y atajos
que nos mantienen con vida.
Aun así,
necesitamos un poco de ayuda
con nuestras intuiciones.
¿Cómo puede sernos útil la falta
de percibir la realidad tal como es?
Afortunadamente, tengo una
metáfora muy útil para explicarlo:
la interfaz del escritorio
de su computadora.
Piensen en ese icono azul que representa
la charla TED que están preparando.
Ahora, el icono es azul y rectangular
y situado en la esquina inferior
derecha de su escritorio.
¿Quiere eso decir que el archivo de texto
guardado en el equipo es de color azul,
rectangular, y está en abajo
a la derecha de la computadora?
Por supuesto que no.
Quien pensara que sí, malinterpretó
el propósito de la interfaz.
No está ahí para mostrar
la realidad de la computadora.
De hecho, está ahí
para ocultar esa realidad.
No queremos saber sobre los diodos
y las resistencias y todos
los megabytes de software.
Si tuvieran que lidiar con eso,
nunca escribirían un archivo
de texto o editarían sus fotos.
Así que la idea es que la evolución
nos ha dado una interfaz
que oculta la realidad y gobierna
la conducta adaptativa.
El espacio y el tiempo, tal y como
los perciben en este momento,
son su escritorio.
Los objetos físicos son simplemente
iconos en ese escritorio.
Hay una objeción obvia.
Hoffman, si Ud. piensa que el tren
que se le acerca a 320 km/h
es solo un icono del escritorio,
¿por qué no saltas delante de él?
Y después de que haya desaparecido,
y su teoría también,
sabremos que este tren
es algo más que un simple icono.
Bueno, no saltaría delante del tren
por la misma razón
que no arrastraría alegremente
ese icono y lo tiraría a la papelera;
no porque crea que el icono es de verdad,
que el archivo es realmente
azul o rectangular,
sino porque me lo tomo en serio.
Podría perder semanas de trabajo.
Del mismo modo,
la evolución nos ha moldeado
con símbolos perceptivos que están
diseñados para mantenernos vivos.
Más vale tomarlos en serio.
Si ven una serpiente, no la toquen.
Si ven un acantilado, no salten.
Están diseñados para mantenernos
seguros, y debemos tomarlos en serio.
Pero no quiere decir que haya
que interpretarlos literalmente.
Eso es un error lógico.
Otra objeción: no hay nada nuevo aquí.
Los físicos nos dicen
desde hace mucho tiempo
que el metal de ese tren
tiene un aspecto sólido
pero que en realidad es más bien un vacío
rodeado por partículas microscópicas.
No hay nada nuevo aquí.
Bueno, no exactamente.
Es como decir, sé que ese
icono azul en el escritorio
no representa la realidad
de la computadora,
pero si saco mi fiel lupa
y miro muy de cerca,
veo pequeños píxeles,
y esa es la realidad de la computadora.
Bueno, no realmente; siguen
en el escritorio, y de esto se trata.
Esas partículas microscópicas también
están en el espacio y el tiempo:
y parte de la interfaz de usuario.
Así que estoy afirmando algo mucho
más radical que esos físicos.
Por último, objetarán:
mire, todos vemos el tren,
por lo tanto ninguno de
nosotros construye el tren.
Pero recuerden este ejemplo.
En este ejemplo, todos vemos un cubo,
pero la pantalla es plana,
por lo cual, el cubo que ven
es un cubo que construyen.
Todos vemos un cubo
porque todos, cada uno de nosotros,
interpretamos el cubo que vemos.
Lo mismo es cierto para el tren.
Todos vemos un tren porque cada uno de
nosotros vemos el tren que construimos,
y lo mismo es cierto de
todos los objetos físicos.
Nos inclinamos a creer
que la percepción es
como una ventana abierta
hacia la realidad tal como es.
La teoría de la evolución
nos está diciendo
que se trata de una
interpretación incorrecta
de nuestras percepciones.
En cambio, la realidad es
más bien como un escritorio 3D
diseñado para ocultar
la complejidad del mundo real
y gobernar la conducta adaptativa.
El espacio, tal y como
lo perciben es su escritorio.
Los objetos físicos son solo
los iconos en ese escritorio.
Solíamos pensar que la Tierra es
plana porque se ve de esa manera.
Luego pensamos que la Tierra es
el centro inmóvil de la realidad
porque se ve de esa manera.
Nos equivocamos.
Habíamos malinterpretado
nuestras percepciones.
Ahora creemos que el espacio-tiempo
y los objetos
corresponden a la naturaleza
de la realidad tal como es.
La teoría de la evolución
nos está diciendo
que una vez más, estamos equivocados.
Estamos malinterpretando el contenido
de nuestras experiencias perceptivas.
Hay algo que existe cuando no miramos,
pero no es el espacio-tiempo
y tampoco los objetos físicos.
Es difícil renunciar
al espacio-tiempo y a los objetos
como lo es para el escarabajo joya
dejar su botella.
¿Por qué? Porque no nos damos cuenta
de nuestra propia ceguera.
Pero tenemos una ventaja
sobre el escarabajo joya:
nuestra ciencia y tecnología.
Al mirar a través de
la lente de un telescopio
descubrimos que la Tierra no es
el centro inmóvil de la realidad,
al mirar a través de la lente
de la teoría de la evolución
descubrimos que el
espacio-tiempo y los objetos
no son la naturaleza de la realidad.
Cuando percibo a través de la experiencia
lo que describo como un tomate rojo,
estoy interactuando con la realidad,
pero esa realidad no es un tomate rojo
y no se parece en nada a un tomate rojo.
Del mismo modo, cuando interpreto
lo que describo como un león o un bistec,
estoy interactuando con la realidad,
pero esa realidad
no es un león o un bistec.
Y aquí viene lo bueno:
cuando percibo algo que describo
como un cerebro, o neuronas,
estoy interactuando con la realidad,
pero esa realidad
no es un cerebro o neuronas
y no se parece en nada
a un cerebro o neuronas.
Y esa realidad, sea lo que sea,
es la verdadera fuente de
causa y efecto en el mundo;
no es el cerebro, no son las neuronas.
Los cerebros y las neuronas
no tienen poderes causales.
No causan ninguna de nuestras
experiencias perceptivas,
y ninguno de nuestros comportamientos.
Los cerebros y las neuronas son
un conjunto de símbolos específicos
para las especies, atajos.
¿Qué significa esto para
el enigma de la conciencia?
Bueno, abre nuevas posibilidades.
Por ejemplo,
quizás la realidad es una máquina inmensa
y es la causa de todas
nuestras experiencias conscientes.
De hecho lo dudo,
pero vale la pena explorar.
Tal realidad es una red inmensa
e interactiva de agentes conscientes,
simple y compleja, la causa de todas
las experiencias conscientes.
En realidad, esta idea no es
tan alocada como parece,
y actualmente la estoy barajando.
Pero aquí está el quid de la cuestión:
Solo una vez que hayamos renunciado a la
suposición enorme, pero enormemente falsa,
acerca de la naturaleza de la realidad,
podremos encontrar nuevas maneras de
pensar el mayor misterio de la vida.
Apuesto a que la realidad acabará
siendo más fascinante y sorprendente
de lo que nunca hemos imaginado.
La teoría de la evolución
nos plantea el último reto:
atrévete a reconocer que la percepción
no trata de buscar la verdad,
se trata de tener niños.
Y, por cierto, incluso este TED
está solo en su cabeza.
Muchas gracias.
(Aplausos)
Chris Anderson: Si ese eres
realmente tú, gracias.
Así que hay mucho que hablar de esto.
Me refiero, en primer lugar, algunos
podrían deprimirse profundamente
ante la idea de que, si la evolución
no favorece a la realidad;
quiero decir, hasta cierto punto,
¿no está socavando nuestros esfuerzos,
toda nuestra capacidad de pensar
que podemos pensar la verdad,
incluso incluyendo posiblemente
su propia teoría, si llegamos a esto?
Donald Hoffman: Bueno, esto no nos
impide practicar la ciencia con éxito.
Lo que tenemos es una teoría
que resultó ser falsa,
que la percepción es como la realidad y
la realidad como nuestras percepciones.
Esta teoría resulta ser falsa.
Está bien, descártala.
Eso no nos impide postular
todo tipo de otras teorías
acerca de la naturaleza de la realidad,
por lo que reconocer que una de nuestras
teorías era falsa es señal de progreso.
Así que la ciencia continúa.
No hay problema aquí.
CA: ¿Así que piensas que es posible...
(Risas)
Esto es genial, pero lo que creo
que estás diciendo
es que es posible que la evolución
nos puede llevar a la razón.
DH: Sí. Esto es una
observación muy buena.
Las simulaciones de juegos
evolutivos que mostré
eran específicamente
sobre la percepción,
y muestran que nuestras percepciones
han sido diseñadas no para mostrarnos
la realidad tal como es,
pero eso no significa que ocurre lo mismo
con nuestra lógica o las matemáticas.
No hemos hecho estos tipos de simulaciones
pero mi apuesta es que encontraremos
que hay algunas presiones de selección
para que nuestra lógica y las matemáticas
se encaminen hacia la verdad.
Quiero decir, si son como yo, la lógica
y las matemáticas no son fáciles.
No acertamos siempre, pero al menos
las presiones de selección
no se distancian de manera uniforme
de la verdadera matemática y la lógica.
Así que tenemos que analizar
cada facultad cognitiva una por una
para ver como actuó la evolución.
Lo que es cierto para la percepción
puede no aplicarse para
las matemáticas y la lógica.
CA: Quiero decir, lo que propones
es una interpretación moderna
de la interpretación del mundo
de George Berkeley;
que la conciencia crea
a la materia, no al revés.
DH: Bueno, es un poco diferente
a la teoría de Berkeley.
Berkeley era un deísta y pensaba
que la naturaleza de la realidad
era en última instancia Dios;
y yo no quiero seguir esta pauta,
por lo que mi teoría es un poco
diferente de la de Berkeley.
Yo llamo a esto realismo consciente.
En realidad, es un enfoque muy diferente.
CA: Don, podría hablar contigo
durante horas, y espero poder hacerlo.
Muchas gracias por eso.
DH: Gracias. (Aplausos)