He sido periodista por 32 años y les voy a contar la historia más triste que haya escuchado. Dentro del Campo 14, un prisionero de 13 años llamado Shin Dong-hyuk traicionó a su familia. Era tarde por la noche, se suponía que estaba dormido pero escuchó a su madre y hermano hablar de un plan para escapar del campo. Las reglas de Campo 14 son claras. Si intentan escapar, les dispararán. Si oyen a alguien hablar de escapar y no cumplen en reportarlo, les dispararán. Shin se fue a la cama, le dijo a su madre que debía orinar salió fuera y encontró un guardia. Mientras los delataba, pidió más comida y un trabajo más fácil. Cerca de siete meses después, cerca de siete meses después, lo llevaron a los terrenos de ejecución del campo. Un lugar al que había ido dos veces al año desde que tenía cinco. Ahí, se reunió al campo entero. Había alrededor de 20 000 personas en el Campo 14 en ese entonces. Lo llevaron al frente y fue testigo del fusilamiento de su hermano y el ahorcamiento de su madre. Su madre antes de morir, intento lograr su atención. Él se rehusó mirarla. En la década siguiente, no sintió culpa por su rol en la muerte de su hermano y su madre. En las historias de sobrevivientes de campos de concentración existe un arco narrativo convencional. El protagonista es tomado por las fuerzas de seguridad de un hogar acogedor y una familia amorosa. La más famosa de estas historias, seguro que muchos la han leído, es la de Elie Wiesel, "Noche". En el libro relata, que después de que toda su familia pereciera en los campos de muerte nazi, quedó solo. Terriblemente solo. En un mundo sin hombre, sin Dios, sin amor, sin misericordia. La historia de Shin es todavía más oscura. Palabras como amor, misericordia, familia... para él no tenían significado alguno. Dios no desapareció o murió. Shin nunca había oído hablar de él. En "Noche", Wiesel escribe que el conocimiento del mal de un adolescente seguramente proviene de leer libros. En Campo 14, Shin sólo vio un libro, de gramática coreana en las manos de su maestro, un hombre uniformado con pistola al cinto y que golpeó a uno de los compañeros de clase de Shin a muerte con un apuntador. Shin no abandonó la civilización y descendió al infierno. Excepcionalmente entre todos los sobrevivientes de campos de concentración sabemos, que él nació allí y aceptó sus reglas. Lo consideraba su hogar. De un modo muy real, Shin era una creación de los guardias del Campo 14, eran en verdad sus educadores. Ellos escogieron a sus padres, eran adultos jóvenes en el campo y les ordenaron que tuvieran sexo. Fue criado principalmente por los guardias y tenía una relación muy mala con su madre. Pero fue criado por los guardias, para delatar a sus padres, para delatar a sus amigos. Fue un experimento de conducta de larga duración operado por el aparato de seguridad de Corea del Norte. Y continúa en el presente. Las reglas son simples. Entre más delates, más comes. Quiero preguntarles ¿cuántos de Uds. sabían antes de empezar mi charla, que había campos de concentración en Corea del Norte? Bien. Bueno, existen seis, entre cuatro y seis que tienen entre 135 000 a 200 000 personas, ahora mismo. La mitad de ellos son los parientes de supuestos enemigos políticos del estado. Los parientes. La forma en que la justicia funciona en Corea del Norte es de castigo colectivo. Si dijera que los líderes son estúpidos y corruptos mis hijos y mis padres irían conmigo a un campo como el Campo 14, comiendo maíz, col y sal y trabajando hasta morir. Estos campos existen desde hace medio siglo. Son claramente visibles en Google Earth, los pueden ver en su Smartphone. Corea del Norte sigue negando, oficialmente negando que existen. Corea del Norte no inventó estos campos, los inventó Stalin. Pero cuando Stalin murió en la ex Unión Soviética, también los campos murieron. Sin embargo, en Corea del Norte, los campos han sobrevivido la muerte del dictador fundador, han sobrevivido la muerte de su hijo y están prosperando con la tercera generación de liderazgo totalitario, Kim Jong Un. Que tiene entre 28 y 29 años. Casualmente resulta tener la misma edad de Shin. Pero pueden ver de esta filmina que los campos han existido el doble de tiempo más que los campos soviéticos, cerca de 12 veces más que los campos de la Alemania de Hitler. Y tal parece que Corea del Norte no ha perdido su apetito de ser cruel con su propia gente, siguen siendo tan crueles como hace 50 años. Los campos son operados en casi exactamente la misma forma. La historia de Shin es el caso de estudio de esa crueldad. Es la única persona, hasta ahora, nacida y criada en esos campos que sale y cuenta la historia. Pero su historia es más que una historia de sadismo patrocinado por el estado, es una aventura de fuga y una historia de resistencia del espíritu humano. Los guardias del Campo 14 pasaron 23 años tratando de hacer de Shin un dañado esclavo maleable y fallaron. Fallaron porque tuvo mucha suerte a los 23 años. Arribó al campo un recién llegado formado en Pyongyang. Un miembro de la élite, educado en la ex Unión Soviética. El trabajo de Shin era, enseñar a Park así se llamaba el tipo, a reparar máquinas de coser de la fábrica de uniformes. Se suponía que Shin debía delatar a Park y averiguar qué pensaba del liderazgo y luego reportarlo a su superior. Aunque por primera vez en su vida, en lugar de delatarlo, Shin escuchó lo que Park tenía que decir. Park le contó, le dió la noticia de que el mundo era redondo, lo cual era novedad para Shin. Le contó que existían China Corea del Sur y los EE.UU. Pero también le dijo y eso captó el interés de Shin, "Si salieses de aquí, si salieses de este campo, y fueres a China, comerías carne a la parrilla". Eslo fue lo que a Shin le interesó. (Risas) Empezó a soñar con la carne a la parrilla. En una pocas semanas Shin le pidió... Shin le pidió a Park que escaparan juntos. Park aceptó. El 2 de enero del 2005 avanzaron hacia la cerca electrificada, la que rodeaba al campo. Se suponía que Shin era el Sr. Informante en el intento de fuga. Se suponía que avanzaría primero a la cerca, luego Park que sabía más del mundo exterior, los llevaría a China. Desafortunadamente, al correr hacia la cerca en una noche fría y nevada en las montañas, Shin resbaló y cayó de narices y Park llegó primero a la cerca, donde se electrocutó, Shin, sin embargo, no dudó. Se arrastró sobre el cuerpo latente de Park y se fugó. El Sr. Conocedor en el intento de fuga desafortunadamente murió en la cerca. Pero Shin todavía en una combinación de suerte, mantuvo su boca cerrada y siendo hábil, logró salir de Corea del Norte en 30 días. En un año y medio de encontrar su camino en China, encontró su camino a Corea del Sur. Dos años más tarde estaba viviendo en el sur de California, comiendo en In-and-Out-Burger, que insiste es la mejor hamburguesa de los EE.UU. (Risas) Y estaba trabajando para LINK, 'Libertad en Corea del Norte' como voluntario de derechos humanos. Pero no ha sido una persona muy feliz fuera del campo. Ha sufrido para entender lo que significa ser libre. Dice que físicamente está afuera, pero psicológicamente dentro de una cerca alambrada. Una de las cosas que me dijo es que está evolucionando de ser animal a intentar convertirse en ser humano. Pero ha sido muy, muy lento. Muy lento. Todavía sueña con la muerte de su madre. Lo más terrible es que la historia de Shin no es una historia aislada de horror. Los otros dos grandes problemas de ajustes que continuan y continuarán. Hay 24 000 coreanos del norte que ahora viven en Corea del Sur. Casi todos ellos han llegado en los últimos 12 años. Casi todos han sido examinado por psiquiatras y psicólogos del gobierno sudcoreano que dicen que virtualmente todos ellos están clínicamente paranoicos, un ajuste útil de vida en Corea de Norte, un lugar plagado de agentes de seguridad pero la pasan difícil adaptándose a la vida moderna. La pasan difícil distinguiendo entre crítica y traición. Hay 24 millones de personas en Corea del Norte que, si el estado se colapsara, tendrían los mismos problemas de ajuste. Y nadie está pensando que Corea del Norte esté al borde del colapso, pero los sistemas totalitarios no duran para siempre. Y algún día, todas esas personas tendrán que pasar por una versión de lo que tuvo que vivir Shin. Ahora, la razón de Shin de contarme su terrible historia fue porque quería que supieran que estos campos todavía están activos. Todavía crían niños, a quienes les enseñan a traicionar a sus padres. No cree que el saber esto vaya a derrocar a Corea del Norte. Pero el vivió la humillación de contarme su historia y ha viajado por el mundo hablando de ella, porque cree que el conocimiento es mejor que la ignorancia. Muchísimas gracias. (Aplausos)