He trabajado como reportero de guerra
durante 15 años
antes de darme cuenta de que
realmente tenía un problema.
Había algo muy errado en mí.
Fue cerca de un año antes del 11-S,
y EE.UU. aún no estaba en guerra.
No hablábamos del trastorno
de estrés postraumático.
Todavía no hablábamos del efecto
del trauma y la guerra
en la psique humana.
Yo había estado en Afganistán
un par de meses
con la OTAN que luchaba
contra los talibanes.
Y en ese momento los talibanes
tenían una fuerza aérea,
tenían aviones de combate,
tanques, artillería,
y realmente nos dieron bastante
duro un par de veces.
Vimos algunas cosas muy feas.
Pero realmente no creo
que eso me afectara.
No pensé mucho al respecto.
Llegué a casa a Nueva York donde vivo.
Entonces un día bajé al metro,
y por primera vez en mi vida,
conocí el miedo real.
Tuve un ataque de pánico masivo.
Estaba mucho más asustado de lo que
había estado nunca en Afganistán.
Todo lo que estaba viendo
parecía que me iba a matar,
pero no podía explicar por qué.
Los trenes iban demasiado rápido.
Había demasiada gente.
Las luces eran demasiado brillantes.
Todo era demasiado alto,
todo se movía demasiado rápido.
Retrocedí contra una columna
y simplemente esperé.
Cuando no pude aguantar más,
corrí fuera de la estación de metro
y me dirigí a dondequiera que fuese.
Más tarde, descubrí que
tenía TEPT a corto plazo:
trastorno de estrés postraumático.
Hemos evolucionado como animales,
como primates,
para sobrevivir períodos de peligro,
y si su vida ha estado en peligro,
uno desea reaccionar
a ruidos desconocidos.
Uno desea dormir superficialmente,
uno se despierta fácilmente.
Uno quiere tener pesadillas y flashbacks
de lo que le podría matar.
Uno quiere estar enojado
porque eso predispone a luchar,
o deprimido, porque lo mantiene
un poco fuera de circulación.
Lo mantiene a salvo a uno.
No es muy agradable,
pero es mejor que ser devorado.
La mayoría de las personas
se recuperan de esto bastante rápido.
Se tarda unas pocas semanas,
unos meses.
Seguí teniendo ataques de pánico,
pero con el tiempo desaparecieron.
No tenía ni idea de que eso tenía
relación con la guerra que había visto.
Solo pensé que me estaba volviendo loco,
y luego pensé,
ahora no me voy a volver más loco.
Alrededor del 20 % de la gente,
sin embargo,
tiene trastorno de estrés
postraumático crónico a largo plazo.
Ellos no están adaptados
a un peligro temporal.
Están mal adaptados a la vida cotidiana,
a menos que obtengan ayuda.
Sabemos que las personas vulnerables
al TEPT a largo plazo
son personas que de niños
se abusó de ellas,
que sufrieron un trauma siendo niños,
las personas con
bajos niveles de educación,
las personas con trastornos
psiquiátricos en su familia.
Si uno sirvió en Vietnam
y su hermano es esquizofrénico,
tiene más probabilidad de tener
TEPT a largo plazo por Vietnam.
Así que empecé a estudiar
esto como periodista,
y me di cuenta de que
pasaba algo muy extraño.
Los números parecían ir
en la dirección equivocada.
Cada guerra que
hemos luchado como país,
comenzando con la Guerra Civil,
ha rebajado la intensidad del combate.
Como resultado, los índices
de víctimas han bajado.
Sin embargo, las tasas
de discapacidad han subido.
Deberían ir en la misma dirección,
pero van en direcciones diferentes.
Las recientes guerras en Irak y
Afganistán han producido, gracias a Dios,
una tasa de bajas de un tercio
con respecto a las de Vietnam.
Pero también se han creado,
han producido tres veces
las tasas de discapacidad.
Un 10 % de los militares de EE.UU.
participa activamente en el combate,
10 % o menos.
Disparan a gente, matan a gente,
reciben disparos, ven morir a sus amigos.
Es increíblemente traumático.
Pero es solo el 10 %
de nuestros militares.
Pero cerca de la mitad de
las fuerzas armadas ha obtenido
algún tipo de compensación
del gobierno debido al TEPT.
Y el suicidio ni siquiera encaja
en esto de una manera muy lógica.
Todos hemos oído la trágica estadística
de 22 veteranos al día, en promedio,
en este país, que se suicida.
La mayoría de las personas
no se da cuenta
de que la mayoría de los suicidas
son veteranos de la guerra de Vietnam,
esa generación.
Y su decisión de quitarse la vida,
en realidad, no puede estar relacionada
con la guerra que libraron 50 años antes.
No hay una conexión estadística
entre el combate y el suicidio.
Si estás en el ejército
y en muchos combates,
no hay más probabilidades de suicidio
que si no se está en muchos combates.
De hecho, un estudio encontró
que si se está desplegado
en Irak o Afganistán,
se tiene, en realidad, menos propensión
a cometer suicidio después.
Estudié antropología en la universidad.
Hice mi trabajo de campo
en la reserva de los navajos.
Escribí la tesis sobre los corredores
de larga distancia navajos.
Y, recientemente, mientras investigaba
el trastorno de estrés postraumático,
tuve este pensamiento.
Volví a pensar en el trabajo
que hice cuando era joven,
y pensé, apuesto a que
los navajos, apaches, comanches...
Se trata de naciones muy guerreras.
Y apuesto a que no tienen el trastorno
de estrés postraumático como nosotros.
Cuando sus guerreros regresaron de
la lucha contra los militares de EE.UU.
o de luchas entre sí,
apuesto a que se acoplaron
de nuevo a la vida de la tribu.
Y tal vez lo que determina
la tasa de trastorno de estrés
postraumático a largo plazo
no es lo que pasó allí,
sino el tipo de sociedad
al que vuelven.
Y tal vez si uno vuelve a
una sociedad, cohesiva, tribal,
uno puede lograr sobreponerse
del trauma con bastante rapidez.
Y si uno vuelve a una sociedad
alienante, moderna,
uno puede quedar
traumatizado de por vida.
En otras palabras, tal vez el problema
no son ellos, los veteranos.
Tal vez el problema somos nosotros.
Ciertamente, la sociedad moderna
es dura para la psique humana
por todas las métricas que tenemos.
A medida que sube
la riqueza en una sociedad,
la tasa de suicidios aumenta
en vez de bajar.
Si uno vive en la sociedad moderna,
uno tiene hasta ocho veces
más probabilidad
de sufrir de depresión en su vida
que si uno vive
en una sociedad pobre, agraria.
La sociedad moderna ha producido,
probablemente, las tasas más altas
de suicidio, depresión, ansiedad,
soledad y abuso infantil
en la historia de la humanidad.
Vi un estudio
que comparaba
las mujeres de Nigeria,
uno de los países más caóticos,
violentos, corruptos
y pobres de África,
con las mujeres de América del Norte.
Y las tasas más altas de depresión eran
mujeres urbanas en América del Norte.
Era también el grupo más adinerado.
Volvamos a los militares de EE.UU.
El 10 % está en combate.
Alrededor del 50 % ha solicitado
compensación por TEPT.
Así que el 40 % de los veteranos,
en realidad,
no se traumatizaron en el extranjero.
Pero al volver a casa,
descubren que están alienados
y deprimidos peligrosamente.
Entonces, ¿qué les sucede?
¿Qué les pasa a las personas,
el cómputo de 40 % preocupados,
pero que no entienden el porqué?
Tal vez sea esto:
Tal vez tuvieron una experiencia
de tipo de cercanía tribal
en su unidad cuando estaban
en el extranjero.
Comían juntos, dormían juntos,
hacían las tareas y misiones juntos.
Ellos confiaban
el uno en el otro con sus vidas.
Y luego vuelven a casa
y tienen que renunciar a todo eso
y vuelven de nuevo
a una sociedad moderna,
difícil incluso para personas que
ni siquiera estuvieron en el ejército.
Es simplemente difícil
en todo el mundo.
Y seguimos centrados en el trauma,
trastorno de estrés postraumático.
Sin embargo, para muchas
de estas personas,
tal vez no es un trauma.
Es decir, desde luego,
los soldados están traumatizados
y los que están tienen
que ser tratados.
Pero muchos de ellos,
tal vez lo que les preocupa es,
en realidad, una especie de alienación.
Es decir, tal vez solo tenemos
la palabra equivocada para algunos
y solo cambiando nuestra
terminología y comprensión,
ayudaría un poco.
"Trastorno de alienación postdespliegue".
Tal vez incluso solo denominándolo así,
a algunas de estas personas
les permitiría dejar de imaginar
un trauma que, en realidad, no sucede
para explicar la sensación
de lo que realmente sucede.
Y, de hecho, es una sensación
extremadamente peligrosa.
Esa alienación y depresión
puede llevar al suicidio.
Estas personas están en peligro.
Es muy importante entender por qué.
El ejército israelí tiene una tasa
de TEPT de alrededor del 1 %.
La teoría es que todo el mundo en Israel
se supone que debe servir en el ejército.
Cuando los soldados vuelven del frente,
ellos no van de un entorno militar
a un entorno civil.
Están volviendo a una comunidad
donde todo el mundo entiende
al ejército.
Todo el mundo ha estado
en él o va a estar en él.
Todo el mundo entiende la situación
en la que están todos.
Es como si todos pertenecieran
a una gran tribu.
Sabemos que si se toma
una rata de laboratorio
se traumatiza y se coloca
en una jaula sola,
uno puede mantener los síntomas
del trauma casi indefinidamente.
Y si se toma esa rata de laboratorio
y se coloca en una jaula con otras ratas,
después de un par de semanas,
está más o menos bien.
Después del 11-S,
la tasa de homicidios en la ciudad
de Nueva York se redujo en un 40 %.
La tasa de suicidios bajó.
El índice de crímenes violentos
en Nueva York bajó tras el 11-S.
Incluso los veteranos de combate de
guerras anteriores que sufrían de TEPT
dijeron que sus síntomas
se redujeron tras el 11-S.
La razón es que si traumatizas
a toda una sociedad,
no se descompone y se conectará
el uno con el otro.
Nos juntamos. Nos unimos.
Básicamente, nos tribalizamos,
y ese proceso de unificación hace bien
y es tan bueno para nosotros,
que incluso ayuda a las personas
que están luchando
con problemas de salud mental.
Durante el bombardeo de Londres,
las admisiones
en hospitales psiquiátricos
descendieron durante los bombardeos.
Durante un tiempo,
ese era el tipo de país
al que los soldados estadounidenses
volvían, un país unificado.
Estaban juntos como una piña.
Intentando comprender
la amenaza contra nosotros.
Intentando ayudarnos
a nosotros mismos y al mundo.
Pero eso ha cambiado.
Ahora, los soldados estadounidenses,
veteranos estadounidenses regresan
a un país dividido tan amargamente
que los dos partidos políticos
se acusan entre sí, literalmente,
de traición, de ser
un enemigo del estado,
de tratar de socavar la seguridad
y el bienestar de su propio país.
La brecha entre ricos y pobres
es la más grande de lo que nunca fue.
Se está haciendo peor.
Las relaciones raciales son terribles.
Hay manifestaciones
e incluso disturbios en las calles
a causa de la injusticia racial.
Los veteranos saben que cualquier tribu
que se trata a sí misma así, de hecho,
cualquier pelotón que se tratara a sí
mismo de esa manera, no sobreviviría.
Nos hemos acostumbrado a esto.
Los veteranos se han ido y volverán
y verán su propio país con nuevos ojos.
Y verán lo que está pasando.
Este es el país por el que lucharon.
No es de extrañar que estén deprimidos.
No es de extrañar que tengan miedo.
A veces, nos preguntamos
si podemos salvar a los veteranos.
Creo que la verdadera pregunta es
si podemos salvarnos a nosotros mismos.
Si podemos,
creo que los veteranos estarán bien.
Es hora de que este país se una,
aunque sea para ayudar a los hombres
y mujeres que lucharon para protegernos.
Muchas gracias.
(Aplausos)