Tengo que confesarles algo.
Como ingeniero y científico me he centrado
en la eficacia durante muchos años.
Pero la eficacia puede volverse un culto
y quiero hablarles hoy de un viaje
que me sacó de ese culto
y me llevó de regreso
a una realidad mucho más rica.
Hace unos años, luego de terminar
el doctorado en Londres, me mudé a Boston.
Vivía en Boston y trabajaba en Cambridge.
Ese verano,
compré una bicicleta de carrera
y me iba a trabajar en bicicleta
todos los días.
Para encontrar el camino,
usaba el teléfono.
Me indicaba ir por la Avenida Massachusetts,
la ruta más corta de Boston a Cambridge.
Pero, tras un mes de andar en bicicleta
todos los días por esa avenida
repleta de autos,
un día tomé un camino distinto.
No sé muy bien por qué, ese día
fui por otro camino, me desvié.
Recuerdo muy bien
la sorpresa que sentí:
sorpresa por encontrarme
con una calle sin autos,
en contraste con la cercana
Av. Massachusetts llena de autos.
Sorpresa de encontrarme con una calle
cubierta de hojas y rodeada de árboles.
Pero luego de la sorpresa,
sentí vergüenza.
¿Cómo pude haber sido tan ciego?
Durante un mes entero,
estuve tan atrapado
con la aplicación del móvil
que el viaje al trabajo
se transformó en una sola cosa:
el camino más corto.
En el viaje, no pensaba
en disfrutar del camino,
ni en el placer
de conectarme con la naturaleza,
y era imposible mirar
a la gente a los ojos.
¿Por qué?
Porque así acortaba un minuto
el viaje al trabajo.
Les pregunto: ¿Estoy solo en esto?
¿Cuántos de Uds. nunca usaron
aplicaciones de mapas para guiarse?
La mayoría, si no todos, las usaron.
No me malinterpreten: las aplicaciones
de mapas son una innovación sin igual
para animarnos a explorar la ciudad.
Sacan el teléfono
y saben al instante dónde ir.
Pero la aplicación da por hecho
que hay solo un puñado de caminos
para cada destino.
Tiene el poder de hacer
de ese puñado de indicaciones
el camino inmejorable a ese destino.
Tras aquella experiencia, cambié.
Cambié la investigación
de un manejo corriente de la información
a la comprensión de cómo
vive las ciudades la gente.
Usé herramientas informáticas
para reproducir experimentos
de las ciencias sociales a escala,
a la escala de Internet.
Quedé encantado
por la belleza y el ingenio
de los experimentos tradicionales
de las ciencias sociales
realizados por Jane Jacobs,
Stanley Milgram, Kevin Lynch.
El resultado de esa investigación
ha sido la creación de nuevos mapas,
mapas en los que encontrarán
no solo el camino más corto, el azul,
sino también el más placentero,
el rojo.
¿Cómo se hizo?
Einstein dijo una vez:
"La lógica te llevará de A a B.
La imaginación te llevará
a donde quieras".
Así que, con un poco de imaginación,
tuvimos que entender
qué lugares de la ciudad
eran lindos para la gente.
En la Universidad de Cambridge,
con unos colegas,
se nos ocurrió este sencillo experimento.
Si les mostrara estas dos escenas urbanas
y les preguntara cuál es más linda,
¿cuál elegirían?
No sean tímidos.
¿Quién elige A? ¿Quién elige B?
Perfecto.
Basándonos en esa idea,
construimos una plataforma
de colaboración masiva,
un juego en Internet.
Se muestra a los jugadores
pares de imágenes urbanas
y se les pide que elijan
la más bella, tranquila y alegre.
Basándonos en miles de votos,
nos es posible ver
en cuáles hay mayor consenso.
Podemos saber cuáles son
los lugares de la ciudad
que hacen feliz a la gente.
Tras este trabajo,
empecé a trabajar con Yahoo Labs
y formé un equipo con Luca y Rossano.
Juntos, agrupamos los lugares
ganadores de Londres
para diseñar un mapa nuevo de la ciudad,
una cartografía que tenía en cuenta
las emociones humanas.
Con esta cartografía, no solo pueden
unir y conectar los puntos A y B
con los segmentos más cortos,
sino que también pueden ver
los segmentos más felices,
el camino bello, el camino tranquilo.
En las pruebas, los participantes
encontraron el camino feliz,
el bello, el tranquilo,
mucho más agradable que el corto,
y solo agregando unos pocos minutos
al tiempo de viaje.
Los participantes también agregaron
recuerdos a los lugares.
Recuerdos compartidos: ahí estaba
el antiguo edificio de la BBC;
y recuerdos personales:
ahí di mi primer beso.
También recordaron los olores
y sonidos de algunos caminos.
¿Y si tuviéramos una herramienta de mapas
que nos indicara las rutas más placenteras
con base no solo en la estética
sino también en los olores,
los sonidos y los recuerdos?
Hacia allí se dirige ahora
nuestra investigación.
En lo general, mi investigación
trata de evitar el peligro
del camino único,
evitar privar a la gente
de vivir sus ciudades plenamente.
Caminen el sendero de la playa,
no el de la playa de estacionamiento,
y tendrán un camino completamente distinto.
Caminen por el sendero
lleno de gente que aprecian,
no lleno de autos,
y tendrán un camino muy distinto.
Es así de sencillo.
Quisiera terminar con esta idea:
¿Se acuerdan de "The Truman Show"?
Es una sátira de los medios
en la que una persona real
no sabe que está viviendo
en un mundo inventado.
Quizá vivamos en un mundo
creado para la eficacia.
Pongan atención a sus rutinas diarias
y, tal como hizo Truman en la película,
huyan de ese mundo inventado.
¿Por qué?
Bueno, si piensan que la aventura
es peligrosa, prueben con la rutina.
Es mortal.
Gracias.
(Aplausos)