Me siento increíblemente afortunada
de pertenecer a un país
que es considerado el mejor
para ser una mujer.
En 1975, cuando tenía siete años,
las mujeres en Islandia
se pusieron en huelga.
No trabajaron ese día,
sea con un trabajo remunerado
o amas de casa.
Marcharon por el centro de Reikiavik,
el 90 % de las mujeres,
y de forma pacífica y en solidaridad
demandaron igualdad.
Nada funcionó ese día en Islandia,
porque nada funciona
cuando las mujeres faltan al trabajo.
(Aplausos)
Cinco años después,
los islandeses tuvieron el coraje
de ser el primer país del mundo
en elegir democráticamente
a una mujer como presidente.
Nunca olvidaré el día
en que la Presidenta Vigdís,
que es su nombre de pila,
salió al balcón de su casa;
una madre soltera que había ganado
con su hija a su lado.
(Aplausos)
Esta mujer es un gran modelo a seguir
para mí y para mucha gente de esa época,
incluso niños.
A menudo relata la historia de cómo
un niño pequeño se acercó a ella
cuando ya llevaba un par de legislaturas
y le preguntó:
"¿Los niños pueden ser presidentes?".
(Risas)
Tener modelos a seguir es importantísimo,
pero aún teniendo figuras tan fuertes,
por las que estoy muy agradecida,
cuando me animaron
a postularme como presidenta,
mi primera reacción fue:
"¿Quién soy yo para ser presentarme?
¿Quién soy yo para ser presidenta?".
Al parecer, menos mujeres
se plantean postularse
en comparación con los hombres.
Según un estudio americano
llevado a cabo en 2011,
el 62% de los hombres había considerado
presentarse a las elecciones,
frente a un 45% de mujeres.
Eso es una diferencia de un 16%,
y es la misma diferencia
que existía hace una década.
Y es una pena
porque estoy convencida de que el mundo
necesita líderes femeninos
y, en general, un mayor liderazgo
basado en principios.
Así que la decisión de candidatarme
básicamente se explica
por el hecho de que sentía
que tenía que aportar mi granito de arena,
y, aunque no tenía experiencia política,
dar un paso adelante y contribuir
a la creación de un mundo
coherente y sostenible
para nuestros hijos,
y un mundo en el que verdaderamente
permitamos a nuestros niños y niñas
ser todo lo que pueden ser.
Fue la mejor etapa de mi vida.
Fue increíble.
La aventura comenzó con hasta
20 candidatos potenciales.
Se redujo a nueve candidatos clasificados
y finalmente quedamos cuatro,
tres hombres y yo.
(Aplausos)
Pero el drama no acaba aquí.
Si piensan que hay drama en EE. UU
puedo...
(Risas)
Puedo asegurarles que nosotros
tuvimos lo nuestro en Islandia.
El que había sido
nuestro presidente durante 20 años
en un principio anunció
que no iba a presentarse,
lo que probablemente provocó
que tantos candidatos
consideraran la presidencia.
Luego cambió de parecer
cuando nuestro primer ministro renunció,
después de que él y su familia
se vieran implicados
en los infames Papeles de Panamá.
Hubo una protesta popular en Islandia,
así que el actual presidente pensó
que necesitaban un líder de confianza.
Unos días después, su mujer
y las compañías de su familia
fueron relacionados
con los Papeles de Panamá,
así que se retiró de la carrera de nuevo.
Antes de hacerlo, dijo que se retiraba
porque había dos hombres cualificados
que él pensaba podían
ocupar su lugar en la presidencia.
Así que el 9 de Mayo,
45 días antes de las elecciones,
el panorama no pintaba bien para mí.
No salía ni en los gráficos de la prensa.
Las encuestas me daban un 1%,
siendo el mejor resultado
que una candidata había conseguido jamás.
Me quedaría corta si dijera
que tuve que trabajar muy duro
para ganarme un sitio en la mesa
y salir en televisión,
porque la cadena decidió
que solo invitaría
a aquellos con un 2,5%
o más en las encuestas
al primer debate televisivo.
La tarde del primer debate televisivo
me enteré de que participaría
junto a los tres hombres,
y, ya en directo,
de que había obtenido exactamente
un 2,5% en las encuestas ese mismo día.
(Aplausos)
Bueno, retos.
Los principales retos
que tuve que afrontar y superar
fueron: medios, apoyo y dinero.
Empecemos con los medios.
Hay gente que dice
que el género no importa
en materia de prensa y política.
No puedo decir que esté de acuerdo.
Yo lo tuve más difícil para acceder
a los medios y tener minutos de pantalla.
De hecho, el principal candidato
apareció en los medios
87 veces en los meses
precedentes a las elecciones,
frente a mis 31.
No digo que los medios hagan
esto de forma consciente.
Creo que nace fundamentalmente
de una subjetividad inconsciente
porque en los medios,
como en cualquier ámbito,
existe la subjetividad consciente
e inconsciente,
y debemos tener coraje para denunciarlo
si queremos cambiarlo.
Cuando, por fin, tuve un hueco en la tele,
la primera pregunta que me hicieron fue:
"¿Vas a abandonar?".
Y era una pregunta dura.
Pero, claro, con entre un 1%
y un 2,5% en las encuentas,
es incluso comprensible.
Pero los medios son muy importantes
y cada vez que aparecía en la tele,
veíamos y experimentábamos
una subida en las encuestas;
así que sé de primera mano
sobre su importancia
y por qué necesitamos hablar del tema.
Fui la única de los cuatro candidatos
que no tuvo una entrevista en portada.
A veces, me dejaban fuera de las preguntas
que se les hacían a los otros candidatos
y de la cobertura electoral.
Enfrenté esto,
pero diré algo a favor
de la prensa islandesa.
Hubo pocos o ningún comentario
sobre mi pelo y traje pantalón.
(Aplausos)
Bien hecho.
Pero hay otro factor importantísimo.
Me postulé como candidata independiente,
sin ningún partido político
o apoyo detrás de mí.
La falta de experiencia
y de acceso a recursos
probablemente nos costó la campaña
pero también nos permitió innovar
y hacer política de una forma diferente.
Dirigimos una campaña positiva
y, al hacerlo, seguramente cambiamos
el tono de las elecciones para otros.
Puede que por eso tuviera
menos minutos de pantalla,
porque quería mostrar respeto
hacia otros candidatos.
Como los medios parecían tan inaccesibles
usamos nuestros propios medios.
Conduje sesiones de Facebook live
en las que respondía a los votantes
sobre cualquier tema y en directo.
Y publicábamos todas las preguntas
y respuestas en una página pública
porque pensamos
que la transparencia es importante
si quieres generar confianza.
Y como llegar a los más jóvenes
resultó ser un desafío,
me pasé a Snapchat.
Recurrí a gente joven
para que me enseñaran
y usé todos los filtros de Snapchat
durante la última parte de la campaña.
Y tuve que ponerle mucho humor
y humildad porque se me daba fatal.
Pero crecimos en popularidad
entre los jóvenes solo con hacer eso.
Así que es posible liderar
una campaña diferente.
Pero, desafortunadamente, no se puede
hablar de política sin nombrar el dinero.
Me entristece que sea así,
pero es la verdad,
y nosotros teníamos menos recursos
que el resto de candidatos.
Esto se debe, en parte,
a que creo que encontraba difícil
solicitar apoyo económico.
A lo mejor, también tenía la ambición
de hacer más con menos.
Algunos dirían
que es muy femenino por mi parte.
Pero, a pesar de todo, con un tercio
de los recursos mediáticos y económicos,
y un equipo emprendedor, pero maravilloso,
logramos sorprender a todos
la noche electoral,
con los primeros resultados.
Hasta yo estaba sorprendida,
como podéis ver en la foto.
(Risas)
Según los primeros resultados,
iba igualada con el candidato principal.
(Aplausos)
No canten victoria porque no gané
pero quedé segunda,
y habíamos progresado mucho desde el 1%,
con casi un tercio de los votos,
y superamos las encuestas
con un margen sin precedentes,
o 10 puntos porcentuales
por encima de las últimas previsiones.
Mucha gente dice a causa de esto
que soy la verdadera ganadora
y otros tantos me animan
a que me presente de nuevo.
Pero lo que de verdad me enorgullece
es saber que proporcionalmente
tuve mayor apoyo por parte de los jóvenes,
y muchos quieren que mi hija
se presente en 2040.
(Aplausos)
Tiene 13 años
y nunca había salido en la tele antes.
Y el día de las elecciones
la observé en televisión
y se mostraba inteligente
y segura de sí misma,
y sincera y a favor de su madre.
Esto fue lo más destacado de mi campaña.
(Aplausos)
Pero hubo otro momento.
Estas son unas niñas de preescolar
que encontraron mi póster
en la parada de bus
y sintieron la necesidad de besarlo.
Público: ¡Oh!
Esto fue un triunfo en sí mismo.
Si podemos verlo, podemos serlo.
Así que, a la porra
el miedo y los desafíos.
(Aplausos)
Es importante que las mujeres se postulen
y es hora de que
las mujeres se candidaten,
sea para dirigir una empresa o un país.
Me las ingenié también para llamar
la atención de vuestro "New Yorker".
Me gané un nuevo título:
"Un emoticono viviente de la sinceridad".
(Aplausos)
Es el título del que estoy más orgullosa
y es porque a las mujeres
a menudo se las penaliza
por usar lo que yo llamo
su capital emocional,
pero sé por experiencia
que somos muy buenas
cuando hacemos precisamente eso.
(Aplausos)
Y necesitamos más de esto.
Lo celebramos como si hubiéramos ganado
porque así lo sentíamos.
Así que no se trata
necesariamente de ganar
sino de ir a por ello,
y tú, tu familia y amigos,
y todos lo que trabajan contigo,
si lo haces bien, crecerán más allá
de lo que lo hayan hecho nunca.
Lo pasamos bien
y aprendí mucho en esta aventura,
quizás más de lo que podría compartir aquí
con el tiempo que tenemos.
Pero créanme, requiere un gran esfuerzo.
Fueron unos meses de falta de sueño.
Tuve que ser fuerte
y perseverante para no abandonar,
pero aprendí algo que ya sabía
desde antes del día del 1%,
y es que solo puedes ser bueno
cuando de verdad escuchas
lo que dicta tu propia voz
y trabajas en sintonía con ella.
Como bien dice mi hermana algunas veces,
puedes traicionar a tu intuición,
pero tu intuición nunca te traiciona a ti.
También es muy importante,
y Uds. ya lo saben,
que en cualquier aventura
todo depende del equipo que elijas.
De tener gente a tu alrededor
que comparte tus valores y visión
pero difieren en todo lo demás.
Esa es la fórmula del éxito para mí,
y yo soy afortunada de tener
un marido maravilloso,
que está aquí hoy,
y una familia increíble...
(Aplausos)
y amigos estupendos,
y juntos, como emprendedores
en la esfera política,
conseguimos algo
que todo el mundo creía imposible.
De hecho, el principal experto en RR. PP
me dijo, antes de tomar la decisión,
que tendría suerte si llegaba al 7%.
Agradecí su opinión,
que seguramente era acertada
y se basaba en una preciada experiencia.
Pero el día del 1%
decidí demostrarle que se equivocaria.
Es importante recalcar esto
porque no dormí mucho
y trabajé muy duro,
pero también lo hizo mi gente.
Nunca podremos llegar lejos
si no cuidamos de nosotros mismos.
Hay dos cosas que son muy importantes:
una es rodearse de gente
y prácticas que te enriquecen,
la segunda, que es igual de importante,
o incluso más,
es tener coraje para deshacerse
de la gente y prácticas
que te desgastan,
y eso afecta a los maravillosos blogueros
y comentaristas.
Recibí el apoyo de muchos
y tomé la decisión de crecer
cuando otros se rebajaban,
y así es cómo, en buena parte,
me mantuve con energía durante el proceso.
Y cuando la perdía por un momento;
y la perdí alguna que otra vez,
no fue fácil...
volvía a la razón
que me empujó a presentarme
y cómo había decidido
dirigir mi propia campaña.
La llamé la campaña 4G,
en la que las ges
representan palabras islandesas.
La primera es "Gagn".
Me presenté para hacer el bien,
para servir,
y quería que un liderazgo de servicio
estuviera en el centro de mi trabajo
y de quien participara en la campaña.
La segunda es "Gleði," o felicidad.
Me comprometí a disfrutar de la aventura.
Había mucho que extraer de este viaje,
independientemente
de si llegábamos al destino o no.
E hice todo lo posible para inspirar
a otros a hacer lo mismo.
La tercera es "Gagnsæi".
Estaba abierta a cualquier pregunta.
No tenía secretos,
se publicaba todo en Facebook y
en las páginas web.
Porque creo que
si vas a elegir a tu presidente,
mereces tener respuestas a tus preguntas.
Por último, pero no menos importante,
no necesito explicarles
que basamos la campaña
en el principio de "Girlpower".
(Aplausos)
Estoy verdaderamente contenta
de haber tenido la valentía de hacer esto,
de enfrentarme a la derrota pero sentirme
vencedora en tantos niveles.
No puedo decir que fuera fácil
pero puedo afirmar,
y creo que todo mi equipo
coincidirá conmigo,
en que mereció la pena.
Gracias.
(Aplausos)
Gracias.
Gracias.
(Aplausos)
Pat Mitchell: No te puedo dejar ir.
Halla Tómasdóttir: Qué público tan bueno.
PM: No puedo dejarte ir sin señalar
que seguro que todo el público
está dispuesto a irse a Islandia
y votar por ti.
Aunque seguro que no podríamos votar allí.
Una cosa que podemos extraer de Islandia
y hemos extraído siempre es inspiración.
Yo soy lo suficientemente vieja
como para recordar 1975,
cuando las islandesas salieron a la calle,
y fue un factor clave para el movimiento
por los derechos de la mujer.
Lo has mencionado antes.
Me gustaría proyectar la foto de nuevo
y que nos haga recordar lo que suponía
que un país se paralizara.
Y lo que a lo mejor no saben,
porque la prensa americana
no lo ha cubierto,
es que las islandesas salieron
de nuevo a la calle el lunes, ¿no?
HT: Sí, así es.
PM: ¿Qué puedes contarnos sobre eso?
HT: Sí, 41 años después de la huelga,
podemos ser el mejor país para ser mujer,
pero el trabajo no está hecho.
Así que a las 2:38 p.m. del lunes,
las mujeres abandoraron su trabajo
porque es cuando habían ganado
su sueldo diario.
(Aplausos)
Lo fantástico de esto
es que jóvenes, hombres y mujeres,
participaron en mayor número esta vez,
porque ya es hora de que pongamos
fin a la diferencia salarial.
PM: No voy a pedirle a Halla
que nos confiese ahora mismo
cuáles son sus planes,
pero diría que tienes una amplia
legión de voluntarios
si decidieras presentarte de nuevo.
Gracias, Halla.
HT: Gracias a todos.
(Aplausos)