Al recorrer las ruinas
de la antigua Alejandría, Egipto,
hay algunas cosas que los exploradores
de hoy deberían buscar.
En primer lugar,
al viajar a lo largo del Gran Puerto,
mantén los ojos abiertos para ver
grandes columnas y estatuas.
En la bahía a la izquierda está la isla
donde estuvo el Faro de Alejandría.
Y mientras vas a través de
los palacios del Barrio Real
y llegas a la zona donde estuvo
la Biblioteca de Alejandría una vez,
mantén los ojos abiertos
por los tiburones.
Porque si vas a visitar
esta parte de Alejandría,
esatrás a 4,5 m de profundidad
en el mar Mediterráneo.
Aunque las personas están familiarizadas
con el relato "Atlantis" de Platón,
en realidad existen
muchas ciudades submarinas reales.
Los lugares como Alejandría,
Port Royal, Jamaica,
y Pavlopetri, Grecia.
son ciudades sumergidas
estudiadas por los científicos
para ayudarnos a entender
la vida de nuestros antepasados,
la naturaleza dinámica de nuestro planeta,
y el impacto de cada uno en el otro.
El agua es esencial para la vida,
fuentes de alimentos y el transporte,
por eso muchas ciudades se construyen
en las costas y riberas de los ríos.
Sin embargo, estos beneficios
también conllevan riesgos
porque las fuerzas naturales pueden
hundir una ciudad en su propia puerta.
Tomemos, por ejemplo, un terremoto.
El 7 de junio de 1692 parecía una mañana
normal en Port Royal, Jamaica,
entonces uno de los puertos
más ricos del mundo,
pero cuando un terremoto
de gran intensidad lo sacudió,
en dos tercios de Port Royal se hundieron
los tejados inmediatamente.
Hoy en día, muchos edificios y
elementos de la vida cotidiana
siguen sorprendentemente intactos en el
fondo del mar, congelado en el tiempo.
Como un reloj de bolsillo de 300 años
de antigüedad que se detuvo a las 11:43,
en el momento en que Port Royal
se deslizó por debajo del Caribe.
Y durante el invierno de 373 a.C.,
un terremoto golpeó la ciudad griega
de Helike tan fuerte
que licuó el suelo de arena
sobre la cual se construyó la ciudad.
Minutos después,
un tsunami golpeó la ciudad,
y Helike y sus habitantes quedaron
sumergidos en el mar Mediterráneo.
Siglos más tarde, los turistas romanos
navegan en la laguna que se formó
y ven en la profundidad
los restos de la ciudad.
Los terremotos son desastres
repentinos e impredecibles
que han ahogado ciudades en un instante.
Pero, por suerte,
a lo largo de la historia,
la mayoría de las ciudades
sumergidas no lo están
como consecuencia
de un solo evento catastrófico,
sino por una combinación
de procesos más graduales.
Por ejemplo, Pavlopetri,
la ciudad sumergida más antigua conocida,
se construyó en la costa meridional
de Grecia hace 5000 años.
Es un ejemplo de una ciudad sumergida
debido a lo llamado cambio
isostático del nivel del mar.
Hace 18 000 años,
cuando la edad de hielo terminó,
los glaciares comenzaron el deshielo
y el nivel de mar global se elevó
hasta hace unos 5000 años.
El cambio isostático del nivel del mar
no viene por el agua fundida,
sino más bien por la corteza terrestre
que resurge lentamente
debido al peso descargado
de los glaciares,
haciendo que algunos lugares se levanten
y que otros se hundan.
El suelo alrededor de Pavlopetri
todavía se está hundiendo
a una tasa promedio
de un milímetro por año.
Pero los antiguos habitantes
fueron capaces
de avanzar gradualmente hacia el interior
durante varias generaciones
antes de que finalmente abandonaron
la ciudad hace unos 3000 años.
Hoy los buzos nadan
sobre las calles de Pavlopetri
y miran a través
de marcos de las puertas antiguas
en los cimientos de las casas
y edificios de la comunidad.
Ellos descubren cosas de las personas
que vivían allí
mediante la observación de lo que dejaron.
eventos geológicos naturales,
como terremotos y tsunamis,
continuarán
dando forma a nuestros continentes,
como lo han hecho
durante millones de años.
Como el aumento del calentamiento global
derrite los casquetes polares
a tasas aceleradas
y los niveles del mar se elevan,
nos veremos obligados a adaptarnos,
al igual que los habitantes de Pavlopetri.
Sin duda, en los próximos siglos,
algunas de las zonas costeras
en las que vivimos hoy
finalmente también se las llevará el agua.
Ciudades como Venecia,
Nueva Orleans,
Amsterdam,
Miami,
y Tokio.
Imagina lo que las civilizaciones
futuras aprenderán de nosotros,
mientras naden alrededor de las ruinas
de las ciudades donde vivimos hoy,