(Música)
[La fuerza de la lengua]
(Aplausos)
La lengua es el órgano
más poderoso de todo el cuerpo.
No solo por los 17 músculos que tiene,
sino por todas las cosas que puede hacer.
Con la lengua puedes enamorar,
puedes convencer, puedes humillar,
puedes sanar
y hasta puedes derribar a alguien.
Una vez, mi hijo cuando tenía 5 años
se enojó conmigo porque lo reté.
Era el Día del Padre y me dijo:
"¿Sabés qué? Feliz día de NADA".
(Risas)
¡Me desmaterializó!
Me llegaba así, a la rodilla
y me derribó,
como David a Goliat.
Con un solo golpe de lengua.
Por otro lado, un amigo mío
vendía en una época,
anillos y aros por los bares de Palermo.
Y es de esos "chamuyeros",
esos piroperos
que le sale natural el piropo.
Iba de mesa en mesa
y las chicas se probaban los anillos,
y por ahí una le decía:
"¿Cómo me quedan los aros?".
Y él la miraba y le decía:
"¡Sos otra!".
(Risas)
La verdad es que los aros y los anillos
quizás no eran demasiado lindos,
pero lo que valía ahí
eran las palabras de mi amigo.
Es decir, la lengua tiene
una capacidad de persuasión muy fuerte
y, sin embargo, a veces,
pareciera que hacemos todo lo posible
por quitarle esa fuerza.
Yo en una época daba
cursos de redacción para profesionales
y el error más habitual que notaba
era el uso de la lengua
en piloto automático.
¿Qué es esto?
Es cuando alguien se empieza
a especializar mucho
en una disciplina y empieza a usar
una especie de vocabulario,
como un idioma casi personal.
Y después, cuando se quiere
comunicar con alguien
que no sabe tanto de ese tema,
no puede.
Me acuerdo que una vez, me salió
una alergia y fui a la guardia
y el médico me dice:
"Te voy a recetar una crema,
esto te lo vas a aplicar
en el área pruriginosa".
"¿Qué es el área pruriginosa?".
"¡El lugar donde te pica!".
(Risas)
Bien, eso me tendría
que haber dicho el de entrada.
Eso es comunicarse.
No quiero saber
dónde se puso la crema la gente
antes que yo, ¡que no le preguntó!
(Risas)
Entonces qué pasa
cuando el médico habla como médico,
el abogado habla como abogado,
el técnico en computación
habla como técnico en computación
y cuando se quieren comunicar entre sí,
no pueden.
Necesitan como un traductor simultáneo
que los haga entenderse.
Entonces ahí es
donde es muy importante
tratar de adecuar el mensaje,
adecuar la lengua
para que el otro me entienda.
Y esta capacidad
que tiene la lengua
de adaptarse y de transformarse
es uno de los secretos de su fuerza.
Piensen que nosotros hablamos
un castellano, que en realidad
es un derivado de un latín hablado, ¿no?
El Imperio Romano disemina todo su poder,
distribuye este latín hablado
que funcionaba para comerciar,
y para dominar supongo también
y para legislar
y en el siglo III,
se les corta el wi-fi a los romanos,
cae el imperio, se cortan los caminos,
pero queda ese latín de uso diario
y en cada provincia aislada
se empieza a hablar el latín
de una manera particular.
Como no necesitaban comunicarse,
o no podían,
con las otras provincias,
en cada lugar el latín deriva
para un lado particular
mezclándose con las lenguas dominadas.
Entonces así se forma el italiano,
el francés, el portugués, el castellano.
Es decir que nosotros hablamos
un latín "chabón".
Un latín "fierita".
¿Qué pasó? Se fue transformando
como una especie de virus mutante
a lo largo de los siglos
en el habla de la gente
y generación tras generación
fue cambiando un poco,
adaptándose a las nuevas necesidades
y terminamos en este castellano
que va a seguir transformándose,
porque la lengua
se transforma constantemente.
Por ejemplo, yo en mi taller literario
a veces le digo a los participantes:
"Cuidado con esa parte del texto,
como que el texto
salta la púa en esa parte".
Y ahora la gente de 20 años
me doy cuenta que se me queda mirando,
¿qué es "salta la púa"?
(Risas)
Salvo que sean retro
y les gusten los discos de vinilo.
Y si actualizás eso y decís:
"Como que ahí salta el compact",
eso va a durar un tiempo,
pero ya se están dejando de usar.
Y termino diciendo
"Ojo que en esa parte
hace un poco de ruido el texto".
Eso todavía funciona,
o la expresión "se les cortó el wifi".
Se va a entender unos años
hasta que haya otra cosa
y no se sepa más qué es el wifi.
Esta capacidad de la lengua,
de estar todo el tiempo adaptándose
para buscar su brillo,
para buscar de alguna manera
llamar la atención,
para hacer reir,
para seguir insultándonos
como hacemos siempre,
para seguir enamorando,
es como que la lengua se saca filo
todo el tiempo, se renueva.
Vivimos adentro del lenguaje,
es difícil de discernir hasta qué punto
estamos hechos del lenguaje,
porque crecimos dentro de un lenguaje
y el lenguaje va creciendo
adentro nuestro.
Y solamente se puede ver
en qué medida estamos hechos de lenguaje
con la gente que tiene
algún tipo de enfermedad neurológica
y tiene una afasia,
la afasia es la pérdida del lenguaje.
Cuando una afasia es gradual
lo que se va viendo
es que a una persona
se le va borrando el diccionario.
Entonces al principio quiere decir algo,
pero no se acuerda de la palabra,
no le sale: "Pásame el...".
Después, ya tampoco sabe bien
qué es lo que quiere decir,
porque el diccionario de adentro
se le va borrando,
se le van borrando
las estructuras internas del lenguaje.
Y lo que eso va provocando
es una gradual ausencia,
la persona se va como ausentando.
Se va como perdiendo para sí misma,
porque deja de poder pensarse a sí misma.
El lenguaje es una manera que tenemos
de estar en el tiempo.
Por ejemplo, yo se que hoy estoy acá,
ayer hice tal cosa,
mañana voy a hacer tal otra.
Me pienso a mí mismo
y el lenguaje es lo que me ayuda
a pensarme a mí mismo,
es como un gran GPS que me orienta
en todo mi archivo emocional
y de memoria.
Y uno tiene la vida entera adentro de uno.
Hay un verso de Dylan Thomas que termina,
un poema que termina diciendo:
"La pelota que arrojé
una mañana en el parque,
todavía no ha tocado el suelo."
Está la infancia ahí, flotando.
O le pegó muy fuerte y la colgó
o lo que quiere decir es eso,
que tu infancia todavía está sucediendo.
Es decir el nenito que fuiste
sigue estando con vos.
Sos toda tu vida acumulada,
la vida entera está con vos.
El nenito, el adolescente que fuiste,
el que sos,
el que queréis ser
o que tenés miedo de ser.
Tiempo acumulado, eso es lo que somos.
Y lo que nos permite intuir
eso es el lenguaje.
¿Yo por qué sé esto?
Hablo de la afasia.
Esto le pasó a mi mamá.
Y su enfermedad me hizo dar cuenta
que la lengua no hay
que darla por sentado.
El lenguaje es un don que tenemos
que hacerlo efectivo,
ejercerlo,
disfrutarlo, cuidarlo, ejercitarlo.
Y piensen que vivimos todo el tiempo
atravesados por discursos ajenos.
La tele, la educación,
los mandatos familiares,
todo el tiempo te están,
de alguna manera queriendo decir
lo que tenés que opinar
y la única manera de saber bien
qué opinás vos
es diciendo lo tuyo.
¿Qué dirías vos sobre eso?
Porque si vos no hablás, corrés el riesgo
de ser hablado por otros.
Y para decir tu versión de las cosas
no hace falta ser escritor.
Podés hacerlo hablando con los demás,
escribiendo un diario personal
que nadie ve.
Podés hacerlo escribiendo un blog,
o tu twitter, lo que sea,
lo importante es que sea tuyo.
Toda nuestra energía cerebral
puede estar ahí
en la punta de la lengua.
Podemos usar la lengua como un arma,
o la podemos usar para que sea
como una mano
que se tiende en la oscuridad
para alcanzar al otro, comunicarse.
A cada uno le toca
descubrir su propio poder verbal.
Nadie puede hacer eso por vos.
Como diría un maestro Jedi:
"¡Que la fuerza de la lengua
los acompañe!".
Muchas gracias.
(Aplausos)