Hace unos años, me dio ganas
de estar más cerca de los chicos.
No solo a través de mis dibujos
en juguetes o libros,
sino estando ahí cara a cara,
dando talleres, dibujando
con ellos y viéndolos crear.
Por otro lado, hace mucho
que quería dar una mano,
pero no sabía bien cómo.
Si acercándome a una ONG,
o haciendo un proyecto propio.
Hasta que una noche
estaba esperando un colectivo,
que no venía nunca,
de golpe, sin estar
pensando nada en especial
apareció adentro mío
como un cartel luminoso
que decía:
"Vuelta al mundo dando
talleres gratuitos de arte para chicos".
Era una locura.
No sabía ni cómo empezar
a organizar algo así,
no tenía la plata, no nada.
Pero me parecía el mejor plan del mundo.
Y cuando subí al colectivo,
yo ya sabía que lo haría.
Confié, confié y trabajé mucho
en este proyecto.
Decidí entonces que lo pensaría desde mí.
Para pensarlo, para armarlo,
pensé qué me hubiera gustado
recibir a mí cuando era chico.
Y así pensé cada taller y cada detalle.
Comenzaría por el norte argentino
y seguiría por Latinoamérica, África,
Asia y Europa.
Dando talleres en escuelas,
hospitales de niños, en orfanatos,
en bibliotecas, en mercados,
en la calle.
En la selva, en la montaña.
En grandes ciudades
y pueblos muy chiquitos y remotos.
Lugares que no estuvieran
ni en guías de viaje,
ni agencias de turismo.
Siento que se subestima...
que subestimamos a los chicos,
en cuanto a lo que son capaces
de sentir, pensar y decir.
Los tomamos como una especie
de depósito, al cual hay que llenar
de contenidos e información.
Y aunque obviamente están
en una etapa de formación,
también tienen cosas para decir.
Y siento que, por lo general,
no existe este espacio de escucha.
Este es mi principal objetivo:
darles un espacio
de expresión a los chicos
y que después otros chicos,
de otros lados,
conozcan a esos chicos.
Por lo que vi, donde quiera que estén,
ellos ven las mismas películas,
los mismos dibujos animados,
juegan a los mismos jueguitos,
pero, ¿qué conocen unos de otros?
¿Qué sabe un chico de Argentina
de uno de Ecuador?
¿O un chico de Francia de uno de Kenya?
La verdad es que nada.
Entonces, antes de empezar
a dibujar en los talleres,
siempre les mostramos videos
de los chicos de los países anteriores.
Así por ejemplo, una tarde en Tokyo,
un montón de chicos japoneses
pudieron conocer un poco de Argentina,
de Perú, de México.
De estas mismas ganas de conectarlos
nace otra parte del proyecto:
la cadena de regalos.
En ella, hacemos un video,
donde un chico se presenta
y nos cuenta algunas cosas de su vida.
De su familia, del lugar donde vive.
Nos dice su juguete favorito,
su comida preferida
y nos cuenta un sueño.
Y le pido que entre sus cosas,
elija algo para regalarle a un chico
o a una chica del próximo país.
Y también hace un dibujo
pare ese chico o chica
del país siguiente.
La cadena comenzó en Argentina,
continuó por 15 países más,
y aún falta un montón por delante.
Así, gracias a la mirada de otros chicos,
conocen otras realidades.
No es lo mismo la vida de William,
que tiene 9 hermanos,
que Tzo Luo, que, casi como todos
los chinos, es hijo único.
Es muy diferente Christopher,
que vive rodeado de conejos y vacas,
que Simone, que crece en una mega ciudad.
Es muy diferente la vida de Mikija,
que después del cole,
puede ir a jugar con sus amigos,
que la de Mario,
que tiene que ir a trabajar.
Siempre me encariño
y me cuesta irme de cada lugar.
Pero creo que la tarea está cumplida,
si al menos creo una marca,
una pequeña huella.
Miren.
(Video) (1ª niña)
[Lo que yo siento cuando dibujo
es que soy una artista.]
(2ª niña)
[Es cuando una persona libera sus ideas.]
(3ª niña)
[Y así puedo como desahogarme;
todos mis sentimientos
los expreso mediante el dibujo
y así me siento mucho mejor.]
(4ª nina) [Estás en un mundo
donde puedes hacer lo que quieras.]
(5ª niña) [Mis dibujos expresan
mi alegría y todo lo que yo quisiera.
Mis dibujos son mi imaginación.]
(1 niño) (Japonés) [Cuando dibujo,
siento que entro en un nuevo mundo,
donde vive aquello que estoy dibujando
y me divierto mucho en este mundo.]
(6ª niña) [Cuando dibujé
al superhéroe me sentí valiente.
Me sentí...
acompañada de otras personas.]
(7ª niña) [Podemos dibujar en un tronco,
en piedras, en palos,
en madera, en el cemento,
en cualquier parte.]
(7ª niña) (Japonés) [ A veces,
hay cosas que no sé cómo decir,
entonces las dibujo.]
(8ª niña)
[Y cuando yo pinto, es un sueño.]
(Aplausos)
Lamento que por lo general,
en las escuelas,
el arte esté tan relegado
y se lo tomé como algo menor,
meramente recreativo,
y no como algo formativo.
Ojalá en cada escuela se bailará más,
se cantará más y se dibujará más.
En cada lugar al que vamos,
les propongo a los chicos inventar
un superhéroe, local, de su lugar.
Los invito a pensar en sus deseos,
y sobre todo, en las necesidades
de su comunidad.
Y en el norte de Colombia,
había una sequía impresionante;
no llovía hace meses,
la cosecha se había perdido
y realmente faltaba el agua.
Pero un chico dibujó la solución:
creó un superhéroe
que podía disparar al cielo
unos rayos,
y así poder hacer llover.
Después en Ecuador,
fuimos al Amazonas;
estuvimos en la selva,
con una comunidad indígena.
Y fue increíble verlos pintar
por primera vez en su vida.
Y no se imaginan la cara
cuando descubrieron
que mezclando azul y amarillo
podían formar el verde de sus arboles.
Lo que para algunos
es cosa de todos los días,
para otros, puede ser totalmente inédito.
Después llegamos a Guatemala
y pintamos con chicos del Mercado Central.
Chicos que no van a la escuela
porque tienen que trabajar allí,
ayudando a sus papás.
Las frutas y verduras que en el día a día
son parte de su obligación,
esa tarde por lo menos,
se convirtieron en un montón
de personajes y animales.
Se trata de resignificar,
y eso procuro hacer todo el tiempo.
En México, pues, en el Día de los Muertos,
cuando toda la comunidad se reúne
con sus seres queridos que ya no están,
fuimos al cementerio,
y nos encontramos con un montón
de chicos dando vueltas.
Hicimos una ronda con algunos,
y yo les pregunté qué era
para ellos la vida,
y qué era para ellos la muerte.
Después, obvio, sacamos los crayones
y las hojas y nos pusimos a dibujar.
Y hacían un dibujo para la vida
y otro para la muerte.
Y estaba tan bueno
lo que sucedía, cómo fluía,
las cosas que decían los chicos,
que me llevó a pensar
en cómo seguimos subestimándolos.
Cómo sigue habiendo temas tabú
en las escuelas y también, en las casas.
Creo que sería genial
poder conversar con ellos
sobre la sexualidad,
sobre la violencia de género
-tremendamente presente
en cada lugar al que vamos-,
o sobre la misma muerte.
Creo que en silencio,
lo único que hacemos
es generar chicos
que siguen repitiendo el mismo modelo.
Me gustaría compartir con Uds.
algunas de las cosas que aprendí.
Desde que nació este proyecto
un montón de gente
se acerca a darme una mano.
En cada país y en cada
pueblito al que vamos
nos abren las puertas de sus casas,
nos invitan a comer, a quedarnos,
nos dan los materiales.
Y en definitiva, me hacen sentir
que aún estando muy lejos,
puedo estar un poco en casa.
Muchas veces escucho lo contrario.
Pero creo que el mundo no es
esa cosa horrible, insegura,
y a donde nadie le importa al otro.
También aprendí que lo más importante
para que un chico pueda crear,
es brindarle confianza.
Es brindarle confianza.
Para que pueda disfrutar
de esto que está haciendo
en lugar de tomarlo
como un examen y trabarse.
Y esto lo hago extensivo
para cualquier actividad artística.
Para mi mismo, para vos,
que quizás pensás que sos incapaz
de dibujar, de escribir,
de cantar, de bailar.
Los chicos me mostraron
que cuando pueden encontrar el disfrute,
simplemente en el hacer,
sin juzgarse tanto,
compararse con el de al lado,
son mucho más felices.
Estamos en contacto
con chicos que la pasan mal.
Situaciones de abuso, de violencia,
de abandono, de pobreza extrema.
Chicos que no pueden ir a la escuela
porque tienen que trabajar.
Y aún así, en los talleres,
cuando pintan sus sueños,
me encuentro con que quieren ser
cantantes, arquitectos, maestras, doctores
igual que cualquier otro chico.
Es muy fácil caer en etiquetas
y estigmatizaciones.
Pero ningún pibe nace chorro,
ningún chico es violento per se.
Lo único que necesitan es una oportunidad.
En la selva, en Perú,
también fuimos a la Amazonas
con una comunidad Awajun
y la directora de la escuela
me acuerdo que me dijo:
"no esperes grandes cosas
porque estos chicos saben
hacer artesanías, pero nunca dibujan".
Bueno, fueron una de las ilustraciones
más sorprendentes de todo el viaje.
Es increíble el poder de observación
de los chicos de la selva
y cómo pudieron dibujar
su entorno, tal cual es.
Cada detalle, cada pájaro y cada árbol.
Me pasó algo parecido en una escuela
donde había chicos ciegos,
con síndrome de Down,
parálisis cerebral.
Y una de las cosas
que hacemos en los talleres
es autorretratos.
Yo no pensé en ningún momento
en subestimarlos.
Hicimos lo de siempre.
Y si alguien podía dudar
de su capacidad de expresión,
miren estos dibujos
increíbles que hicieron.
Y así como yo siento que puedo
enseñarles cosas a los chicos,
también aprendo de ellos.
También aprendo de ellos.
Y hace poco, en Tailandia,
estaba caminando por la calle,
y me encontré con algunos chicos,
nos pusimos a dibujar,
y con una de la nenas
pegué onda, así, especial,
y por un rato fuimos inseparables.
Veo el dibujo y veo a dos personas.
Le pregunté quiénes eran
y se señaló a ella misma y a mí.
A mí, un tipo que no había visto
en su vida, que conoció hace un rato
y seguramente no vuelva a ver.
Es impresionante cómo los chicos
se pueden abrir tanto.
Y entonces es muy grande
nuestra responsabilidad como adultos.
Una palabra puede abrirlos un montón
o puede cerrarlos un montón.
Si les decimos que el sol sí o sí
tiene que ser amarillo,
que el pasto sí o sí tiene que ser verde,
que los personajes tienen
que estar apoyados,
porque si no, parece que están volando;
en lugar de ayudarlos a ser creativos
estamos limitando
todo el tiempo su imaginación.
En Asia, más allá de contar a veces
con la ayuda de algún intérprete,
ya no podemos charlar
como en Latinoamérica.
Y entonces recurrimos a juegos,
canciones, videos, y obvio, dibujos.
Creo que es clave, a la hora de estar
frente a un grupo de chicos
poder reinventarse,
ser creativos, ser permeables
ante lo que les pasa.
No todos los chicos son iguales,
entre hermanos incluso.
Entonces, es el adulto
el que debería adaptarse,
en lugar de tener una fórmula
y pretender siempre el mismo resultado.
Hace más de un año,
que me despedí de mi perro, Tai,
y me fui de casa.
Y ya recorrí Latinoamérica
y gran parte de Asia,
de hecho acabo de llegar de la India
y pasado mañana me vuelvo para allá.
Y aún falta un montón por delante.
Pronto estaremos con los chicos
en la franja de Gaza, en Palestina.
Con chicos refugiados,
con chicos de África.
La ONU y UNICEF
nos invitan a dar talleres,
cosa que no me hubiera imaginado jamás.
Al cabo de estos dos años,
habré dibujado con chicos de 40 países,
más de 10 000 chicos de los 40 países.
Y aún falta un montón por delante.
Pero vamos a volver,
y vamos a hacer esto mismo, acá,
en Argentina, de Ushuaia a La Quiaca,
de punta a punta.
Y vamos a ser exposiciones itinerantes
con los dibujos de los chicos.
Y un libro, lleno de fotos, relatos,
y obvio, dibujos de los chicos.
Y estamos haciendo una película,
un documental para poder compartir
esto con mucha más gente.
Todo esto que se llama,
"Pequeños Grandes Mundos",
que empezó siendo el viaje de mi vida,
y ya se transformó
en el proyecto de mi vida.
Pero empezó siendo un sueño.
Y hablando de sueños,
les quiero presentar a Elizabeth.
(video) (Elizabeth)
[Cuando estaba pequeñita, pequeñita,
yo decía que iba a ser cantante,
que iba a recoger la basura,
que iba a trabajar con mi papá,
pero mi papá decía que no,
que yo no servía para clavar clavos.
Mi papá es ingeniero.
Me decía que no,
que yo no sé, que yo no sé.
Así que yo seguía, y seguía...
El consejo que les doy
a todos los niños del mundo
es que sigan su sueño.
Y que no dejen que nadie
se interponga en su camino.
Si sus papás no los apoyan,
ustedes mismos
¡luchen por sus sueños!
Lo que más me atrae ahora,
es ser ginecóloga.
Para ayudar a todas
las mujeres a tener hijos.
Pero a veces siento
que ese no es mi sueño,
que tengo otro.
Y no sé cuál es.
Así que debo esperar a buscarlo,
que él venga a mí, o yo voy a él.]
(En coro) [¡Pequeños grandes mundos!]
[¡Argentina!]
[¡Bolivia!]
[¡Perú!]
[¡Ecuador!]
[¡Colombia!]
[¡Guatemala!]
[¡México!]
[¡Cuba!]
[¡Japón!]
[¡China!]
[¡Vietnam!]
[¡Laos!]
[¡Tailandia!]
[¡Birmania!]
[¡Camboya!]
[¡Indonesia!]
[¡Nepal!]
[¡India!]
[Pequeños Grandes Mundos
pequeniosgrandesmundos.org]
(Aplausos)
Cada día agradezco haberme animado
a hacer "Pequeños grandes mundos"
y poder pintar con chicos de tantos lados.
El otro día, un chico en una aldea,
en medio de una montaña en Nepal
lo dijo perfecto.
Dibujo un mundo y escribió:
"Yo también vivo en este planeta".
Muchas gracias.
(Aplausos)