¿Por qué los gatos hacen eso? Son lindos, son amables; según las 26 000 millones de vistas de más de 2 millones de videos de YouTube donde saltan, rebotan, trepan, se agazapan, acechan, arañan, corretean y ronronean, una cosa es cierta: Los gatos son muy entretenidos. Estos comportamientos felinos un tanto extraños, divertidos y desconcertantes, nos plantean la pregunta: "¿Por qué los gatos hacen eso?" Los gatos eran depredadores solitarios de animales más pequeños y eran presa de carnívoros más grandes. Para el depredador y la presa, la supervivencia de su especie dependía de comportamientos instintivos cruciales que aún hoy vemos en los gatos silvestres y domésticos. Mientras las acciones del gato doméstico Grizmo pueden parecer desconcertantes, en la naturaleza, estos mismos comportamientos que los gatos desarrollaron naturalmente durante millones de años, harían de Grizmo un súper gato. La singular estructura muscular y el agudo equilibrio del gato le permiten subir a miradores altos para estudiar su territorio y divisar sus presas en la naturaleza. Hoy en día Grizmo no necesita estas habilidades para cazar y llevar la cena a su plato de comida, pero instintivamente, evolucionó para ver la sala de estar desde arriba de la estantería. Como depredadores, los gatos son oportunistas y cazan si hay presas. Como la mayoría de sus presas son pequeñas, los gatos silvestres tenían que comer muchas veces al día, y acechar, abalanzarse, atacar y matar para alimentarse. Por eso, Grizmo prefiere perseguir y saltar sobre los juguetes pequeños y comer pequeñas comidas durante el día y por la noche. Las pequeñas presas suelen ocultarse en espacios diminutos en la naturaleza y por eso Grizmo tiene tendencia a meterse en recipientes y aberturas porque se siente atraído por la misma curiosidad que le ayudó a asegurar la continuación de su especie durante millones de años. En la naturaleza necesitan garras afiladas para escalar, cazar y defenderse. Afilar sus garras en superficies cercanas las mantiene acondicionadas y listas, le ayuda a estirar los músculos de la espalda y de las piernas y a aliviar algo de estrés, también. Por eso no es que Grizmo odie el sofá, la silla, la otomana, las almohadas, las cortinas y todo lo demás de su entorno. El gato rasga esas cosas en pedazos para mantener sus garras en plena forma porque es exactamente lo que hacían sus antepasados para sobrevivir. Como animales que fueron depredados, evolucionaron para no ser atrapados y, en la naturaleza, prosperaron los gatos que mejor evitaron a sus depredadores. Así que hoy en tu casa, Grizmo es experto en apretujarse en espacios pequeños y esconderse en lugares no convencionales. También explica por qué prefiere una caja de arena limpia y libre de olores. Pues es menos probable que delate su ubicación a cualquier depredador que pueda husmear en las inmediaciones. Teniendo en cuenta todo lo que sabemos de los gatos, parece que uno de sus comportamientos predominantes es aún uno de los más misteriosos. Los gatos pueden ronronear por varias razones: por felicidad, por estrés y por hambre. Pero, curiosamente, la frecuencia de sus ronroneos, entre 25 y 150 Hertz, está en un rango que puede promover la regeneración de tejidos. Si bien el ronroneo de Grizmo es un excelente compañero de siesta, es posible que el ronroneo cure sus músculos y huesos, y quizá incluso los tuyos también. Lo desarrollaron con el tiempo como depredadores solitarios que cazaban y mataban para comer mientras la presa sigilosa se ocultaba y escapaba para sobrevivir. Los gatos conservan muchos de estos instintos hoy que les permitieron prosperar en la naturaleza durante millones de años. Esto explica parte de sus comportamientos aparentemente extraños. Para ellos, nuestras casas son sus selvas. Pero si este es el caso, ante los ojos del gato, ¿quiénes somos nosotros? ¿Gatos grandes, mudos, sin pelo que compiten con ellos por los recursos? ¿Predadores muy tontos a los que pueden burlar todos los días? O quizá piensan que somos la presa.