¡Dios mío! Me gustaría felicitaros a todos. ¿Saben por qué? Porque pertenecen a una especie fascinante: el Homo sapiens. ¿Eso qué significa? Hombre sabio. Vamos, mírense los unos a los otros. ¿No es maravilloso? (Risas) Somos la mayor, la más inteligente, la más poderosa y la más peligrosa de las especies del planeta y posiblemente del universo. No lo sabemos. Y aun así, somos un invento moderno en el estudio de la evolución. No llevamos mucho tiempo aquí, pero sin embargo, en un periodo de tiempo increíblemente reducido, hemos pasado de ser simios primitivos que usaban hachas a ser, siento decir esto, seres humanos sofisticados como Uds. Todos tenemos móviles. ¿Y no somos listos? Es increíble. (Risas) Pero, ¿cómo lo hemos hecho? ¿Y cómo lo hemos hecho tan rápido? Muy simple: lo hemos hecho gracias a la educación. La educación, trasmitir ideas entre personas, desarrollarlas... Eso es lo que nos ha dado la gran ventaja de civilizarnos. La educación nos ha servido de mucho en el pasado, pero, y digo PERO, ¿nos está resultando tan útil en la actualidad y lo será en el futuro? Verdaderamente no, en nuestra opinión, porque nos falta un ingrediente importante: sabiduría. Lo "sabio" del Homo sapiens. Comencemos ahora a desarrollar un poco más esta idea. Parémonos a pensar: llevamos aproximadamente 200 000 años en este planeta; un periodo más bien corto en el estudio de la evolución. Éramos simios débiles, pequeños y desnudos, completamente a merced de la naturaleza. Casi nos extinguimos hace 70 000 años, pero no ocurrió. Tuvimos suerte. Teníamos una mente brillante. Éramos muy inteligentes. Y gracias a eso, fuimos adquiriendo control sobre nuestro entorno natural. Hace 10 000 años inventamos la agricultura. Súbitamente, teníamos comida en exceso. Nos aseguramos el alimento. Por este motivo, pudimos empezar a reproducirnos. Aumentar en número la población, como Uds. ahora. Pudimos estratificar nuestra comunidad. Piensen en ello: nuestras primeras comunidades, por ejemplo, este gran grupo en el público, se convirtió en siervos, trabajadores, obreros, esclavos. Uds. lograron los beneficios, hicieron... lo siento, todo el trabajo. Este otro pequeño grupo aquí, eran la clase media. Se convirtieron en profesores, mercaderes, pensadores. Y Uds. cuatro de allí, ¿saben quiénes eran? Sí, Uds. Uds. eran la élite, los príncipes, los sacerdotes, los altos cargos que vivían a costa de lo que daba la tierra. O sea que la estratificación de la sociedad fue algo bueno. A pesar de las desigualdades, nos enseñó a crear civilizaciones, y lo hicimos. Civilizaciones maravillosas. Empezamos a vivir más felices y durante más tiempo. Poco a poco construimos grandes monumentos y grandes ciudades. Miren detalladamente esta ciudad. Está llena de pequeños simios desnudos, como Uds., y como Uds., ahora van vestidos. Eso es lo que somos: pequeños simios desnudos. ¿Lo puedo dar por zanjado? Gracias. (Risas) Ahora bien, esto nos costó un precio muy caro. Como se darán cuenta, vivimos por encima de nuestras posibilidades. La Tierra no puede soportarlo y lo sabemos. Necesitamos cambiar nuestro estilo de vida y lo sabemos. Pero no lo hacemos. ¿Eso es de ser sabio? Permítanme ir más allá. Hemos cometido dos idioteces enormes: Hace 70 años aprendimos a emplear átomos, ¿y qué hicimos? Construimos dos grandes bombas. ¿Y qué hicimos con esas bombas? Las lanzamos en Japón. Nosotros mismos. Lo hicimos y matamos 150 000 personas. Así, tan fácilmente. Espantoso. Abominable. Indignante. ¿Y qué hicimos después? Construimos otras 20 000 bombas aún más grandes. ¡Increíble! Todavía existen 8000. ¿Saben cómo las llamamos? "Balance de terror" "Destrucción mutua asegurada" Siglas en inglés: MAD (LOCO) Y nos consideramos Homo sapiens. Y sabemos que estamos explotando nuestros combustibles fósiles, que estamos contaminando el aire, alterando clima, y somos conscientes. Y sabemos que podríamos hacer algo al respecto, pero ¿lo hacemos? No. Solo peleamos, discutimos, pensamos... ¿Eso es de ser sabio? Bueno, ¿lo he dejado claro? Homo sapiens, ¿somos animales sabios? Pues no, no lo somos. Somos muy listos, dotados genéticamente con mentes maravillosas, pero ¿poseemos sabiduría? No. La sabiduría no está en nuestras mentes, no se trasmite por genética. Nunca hemos tenido la sabiduría para enfrentarnos a este tipo de cosas. La sabiduría se tiene que fomentar Nosotros la fomentamos con la educación. Necesitamos educación para poder enfrentarnos al futuro. Pasemos entonces a hablar de educación. Es increíble que la educación, sobre todo en los últimos 300 años, ha aumentado. Todos Uds. han tenido que ir a la escuela y puede que a la universidad. Han estado encerrados en los colegios como pequeños empollones que consiguen llegar al final. (Risas) Y, con suerte, han aprendido algo. Pero yo les pregunto: ¿han aprendido sabiduría? Les preguntaré. En todos estos años y años, sentados en el colegio y por los pasillos de la universidad, ¿les ha preguntado alguien alguna vez o les han hecho pensar: "cómo será el mundo en 50 años", "cómo te gustaría que fuera el mundo dentro de 50 años", y "qué puedes hacer tú para conseguirlo"? ¿Les han informado a alguno de esto? ¡Vamos, debe haber alguien! ¡Fantástico! Resulta interesante porque eres de los más jóvenes que hay aquí. Y creo que tiene su lógica, porque es posible que ahora, escuelas y profesores estén empezando a inculcar estas ideas dentro de la educación. Estoy muy contento, porque está ocurriendo. Solo que queremos que ocurra más rápido. Si nos fijamos en las universidades está ocurriendo muy lentamente. Es verdad. La mejor forma de describir esto es: el mundo tiene problemas y las universidades, disciplinas. Pero el esquema no encaja. Necesitamos ir más allá de las disciplinas. Para ello, unos compañeros y yo, llevamos ya 10 años pensando que tenemos que cambiar algo. Tenemos que educar de una forma distinta. Tenemos que devolver la sabiduría a los centros educativos. Así es que decidimos hacer dos cosas: primero, que trabajaríamos muy, muy duro para crear programas de estudio, como los que recibís en primaria. Programas específicamente diseñados para potenciar y fomentar la sabiduría. Y en segundo lugar consideramos que es importantísimo que aprendamos a relacionarnos con los demás, y que esto ocurra todo el mundo. Que trabajemos con pequeños grupos como este, con profesores de primaria y con profesores de secundaria. En conjunto, aunque aún no tengamos mucho poder, podemos cambiar las cosas y devolver la sabiduría a los centros educativos. Pasemos a pensar en lo que hemos hecho realmente. Pensemos, cómo se crean nuevos programas de estudio, en los que no se enseña sabiduría porque no se puede, pero en los que se fomente porque esto sí es posible. La sabiduría se fomenta por sí sola en muchos estudiantes encantadores. Primero, tuvimos que definir lo que es la sabiduría. Como he dicho antes, me paseaba por la universidad y preguntaba: "¿Qué es la sabiduría?" Y recuerden que mi lema universitario es: "busca la sabiduría". Si me paseo entre mis alumnos, y me temo que muchos de Uds. han estudiado en mi universidad, pero la mayoría no sabe cuál era mi lema, e incluso si lo saben, "¡fantástico, lo saben!", igualmente pregunto. Por favor, ¿sabrían decirme qué es la sabiduría? Ahora se callan. ¿Qué es la sabiduría? Piensen. Pues no lo sé, pero podemos intentar buscar juntos una definición. Esto implica poner en conjunto conocimiento y saber-hacer, pero también valores. Valores humanos. Y también debe implicar acción. Conocimiento y valores sin acción no producen sabiduría. Bueno, pues ya habíamos empezado a definir lo que es la sabiduría. Y entonces dijimos: "Ahora creemos un programa educativo en el que se fomente la sabiduría". ¿Cómo lo hacemos? Lo más importante, con toda seguridad, es el bienestar del ser humano. ¿No es maravilloso? ¡Por supuesto! Todos estamos de acuerdo en eso. El Homo sapiens alucinaría si creamos un programa educativo en el que nos preocupemos por el bienestar del ser humano. Y también nos dimos cuenta, y todos Uds. también, de que el bienestar del ser humano depende de su entorno. Son una pareja. Al poner estos dos elementos juntos, empezamos a encaminarnos de verdad. Así pues, tenemos esto: hemos desarrollado un programa que favorece el bienestar y la sostenibilidad, pero sobre todo, les hemos hecho pensar en el ser humano y en el futuro del mundo. Hemos tenido que incitarles a pensar y a comprometerse con el futuro. Así que encargarnos de ellos era lo primero. Fue genial, pero les diré algo: algunos de mis compañeros más duros de roer pensaban: "Es una locura. Hacen aseveraciones como si fueran sus madres y eso no se hace en las universidades". Nuestra respuesta es: "bueno, en un principio tienen razón. "Madres: ellas te dan la vida, ellas son las que dan a luz. Las madres aman a sus hijos y cuidan de ellos. Se dedican en cuerpo y alma a sus hijos. Así que si quieren compararnos con ellas, estamos orgullosos de nuestro parecido". ¡Por supuesto! ¿Y qué hay respecto el cambio académico? Seguimos pensando que no es fácil tratar esas ideas. Es muy, muy difícil. Para lograr el bienestar se debe entender de: filosofía, psicología, sociología, ciencia, economía... Debemos poner todas estas ciencias en conjunto, entremezclarlas, para entender de verdad qué es el bienestar humano. No es una tarea fácil, sino todo un reto, pero muy gratificante. Pero sobre todo debemos ser conscientes, cuando impartimos este tipo de cursos, de que debemos transmitir esperanza y entusiasmo. Normalmente, analizamos los problemas que hay en el mundo y nos hundimos. Debemos sobrepasar esto. Así pues, hemos diseñado cursos que están funcionando bien. No quiero presentarles los cursos, sino a alguien que está aquí hoy: Michael Graffen, quien intervino en el discurso del año pasado. Se dedica a poner a la gente a trabajar, poner a los profesores a trabajar juntos, a través de Internet desde todas partes. Me parece totalmente admirable. Tal y como él dijo, "no estamos aquí para aprender los unos de los otros, estamos aquí para aprender junto a los otros". En eso en lo que consiste. Abajo, a la izquierda de la pantalla aparece mi compañera Angela Janz. Es profesora de cursos de post-graduado, si les interesa, por adquirir sabiduría, que están totalmente disponibles en Internet en todas partes del mundo. A la derecha de la pantalla aparecen mis alumnos de primer año. Están estudiando una asignatura llamada: "La humanidad del siglo XXI y la acción del ser humano para el mundo futuro". Son un grupo maravilloso para trabajar con ellos. Saben de qué se habla, y cuando se me quedan mirando así, les digo: "por favor, hagan como si estuvieran disfrutando el curso". De algún modo consiguen hacerlo. Y entonces les pido algo mucho más difícil: "Hagan como si fueran gente sabia". (Risas) Esta noche en casa, mírense en el espejo e inténtenlo. No es nada fácil. Sin embargo, sabemos que estos cursos funcionan. Sabemos que son adecuados, que a los alumnos les gustan y pensamos que estamos fomentando su sabiduría. Pero tenemos un problema. Como cualquiera que se dedique a esto en cualquier otra parte, nos encontramos en la periferia. En cierto modo se nos admite, pero nada más. Queremos pensar que la sabiduría es algo normal en las universidades y en los colegios, y por ello necesitamos su ayuda. Necesitamos que Uds., los estudiantes, se lo pidan a sus profesores. Los necesitamos a todos los presentes y a quienes están viendo esto. Miren esta imagen: es un grupo de personas andando. La hicimos hace un mes. ¡Maravilloso! Una multitud de personas sabias que trabajan juntas por el futuro. Imaginen que pudiéramos darle empleo a todo el mundo como Uds., y darles una pancarta que diga: "¡Queremos sabiduría y la queremos ahora!" Vayan a las universidades y manifiesten. Exijan a los políticos. Devuelvan la sabiduría a las aulas, ayúdennos a hacerlo por favor. Ahora, imaginen que ya están haciendo todo eso, y quiero que empleen toda su imaginación. Tienen una pantalla en blanco: pongan en ella a todos los políticos que más les gustan y los que menos, a los líderes religiosos que más les gustan y los que menos, a los directores ejecutivos que más les gustan y los que menos, a sus jefes y a Uds. mismos. Ahora piensen: si todos tuvieran la ventaja de recibir una educación para el mundo futuro, entonces podríamos considerarnos verdaderos Homo sapiens. Y con nuestra sabiduría y nuestras acciones, ¡qué maravilloso sería el mundo! Gracias. (Aplausos)