Estoy aquí hoy
porque le hice una promesa
a un niño de 12 años de Afganistán.
Su nombre es Hamid
y esta es su foto.
Hamid huyó solo
de Kandahar, en Afganistán.
Dejó atrás a sus cino hermanos, sus padres
y el terror impuesto por los talibanes.
Consideraron que Hamid era el que tenía
mayor potencial de todos los hermanos.
Era el mejor alumno.
Quería tener la oportunidad
de llevar una vida normal.
Quería dejar de luchar
a diario para sobrevivir.
Quería dejar de tener miedo.
Esto fue lo que me dijo:
"He llegado caminando hasta Turquía,
atravesando las montañas, los valles
y los desiertos de tres países.
Cuatro meses después, llegué a la costa.
Nunca antes había visto tanta agua.
El pequeño barco que nos llevaba
a Grecia estaba lleno de gente.
Las mujeres y los bebés lloraban.
Llegamos vivos, gracias a Dios.
Pero nos detuvo la policía.
Acabé en la cárcel.
Me resulta difícil cuando pienso
cuántos días estuve allí.
¿Qué error cometí?".
Hamid fue detenido con otros 40 menores
en Amigdaleza, un centro de detención
para refugiados en Grecia.
Tras ser liberado, se pasó cinco meses
viviendo en la calle en Pedion tou Areos,
uno de los parques públicos
más grande de Atenas.
"Otra vez estaba solo.
Cada noche se me acercaban hombres.
Bebían cerveza y consumían drogas.
Una noche, un hombre mayor se acercó
y me ofreció 20 euros
para ir con él a su casa.
Empecé a huir.
Tenía miedo de la policía
porque no tenía papeles.
No sabía qué hacer ni adónde ir.
No hablaba ni inglés ni griego,
así que no podía pedir ayuda.
Alguien me llevó a un centro para
personas sin hogar en la plaza Omonoia.
Empecé a dormir
en una de las esquinas de la plaza.
El día de Navidad conocí a Amadou,
que me llevó al albergue
del Proyecto "Home".
Todo ha cambiado desde entonces
y ahora puedo contarte mi historia".
Hamid fue uno de los niños
refugiados que tuvo suerte.
Acabó en uno de nuestros albergues.
Desgraciadamente, no es el caso
de la mayoría de los niños.
Hamid es uno de los miles
de niños que viajan solos
durante el mayor cambio demográfico
desde la Segunda Guerra Mundial.
En términos oficiales, se los conoce
como "menores no acompañados".
Las razones por las que
viajan solos varían.
Muchos han perdido
a sus padres en el camino.
Otros son obligados a escapar
de la guerra, la pobreza o la persecución.
Todos buscan un futuro mejor.
Al viajar solos y desprotegidos,
están expuestos a todo tipo de peligros,
desde el abuso infantil al tráfico
de órganos o a la explotación sexual.
En este preciso momento,
hay niños en el centro
de Atenas, muy cerca de aquí,
que se venden por sexo
para poder sobrevivir.
Lo que espera a los niños refugiados
al otro lado de su viaje épico
son fronteras cerradas en Grecia,
donde hay una escasez crónica
de instalaciones y servicios
de bienestar social para alojarlos
y darles la red de seguridad
y protección que necesitan.
Más de 1,5 millones de personas
han llegado a Grecia
desde comienzos de 2015.
Se han perdido más de 9000 vidas
en el cruce del Mediterráneo.
Muchos eran niños
y muchos viajaban solos.
Los términos "migrante"
o "crisis de refugiados"
no son suficientes para explicar
la complejidad de este fenómeno.
El 40 % de los refugiados
que llegan son niños.
De estos niños, no sabemos exactamente
cuántos, y ese es parte del problema,
miles viajan y llegan a Europa solos.
Según las estimaciones oficiales,
100 000 menores no acompañados
buscaron asilo en
la Unión Europea en 2015.
El 13 % son niños menores de 14 años.
Hamid es uno de los 6512
menores no acompañados
registrados oficialmente en Grecia.
Esta es una cifra cuatro veces mayor
respecto al mismo periodo el año anterior.
Y quédense con esto:
tras el tratado entre Turquía y la UE,
a pesar del descenso general
del número de llegadas,
la cantidad de niños refugiados que vienen
solos aumenta a ritmo constante.
Lo que ha pasado
es que con el cierre de fronteras
estos niños están atrapados en Grecia,
y los refugios principales están llenos.
Como resultado, hoy, más de 1000 niños
no tienen hogar y necesitan
apoyo y protección de manera urgente.
Están distribuidos por todo el país,
viviendo en las calles, en campamentos,
en centros de detención y comisarías.
Están sujetos a todo tipo de violencia
física, emocional, psicológica y sexual.
Estos niños son las víctimas
de un ciclo de violencia.
Empiezan huyendo de la violencia,
pero luego vuelven a sufrirla
cuando llegan a las fronteras europeas.
A menudo sufren
del "síndrome del héroe herido".
Llegan a una supuesta tierra prometida,
donde pensaban que
se acabarían todos sus problemas,
pero experimentan más violencia,
más inseguridad y más abuso.
Los niños que llegan a nuestros refugios
a menudo están más traumatizados
por lo que han vivido
tras su llegada a Grecia, en Europa,
que por lo que han sufrido durante
sus arriesgados viajes o en la casa.
Sé que los he bombardeado
con muchos números
y mucha información fuerte.
Hagamos una pausa durante
unos segundos y preguntémonos:
¿qué es un niño refugiado?
Es un niño que necesita
urgentemente refugio.
Es un niño que necesita
urgentemente un hogar.
En el Proyecto Home,
no trabajamos con migrantes,
no trabajamos con refugiados;
trabajamos con niños.
Niños que han sido marginados
hasta el punto de la invisibilidad.
El espíritu del Proyecto Home
se resume en "ayuda", "superación",
"motivación" y "empoderamiento",
que es lo que hacemos
con quienes trabajamos.
Nuestra misión es apoyar, proteger,
educar y promover la integración social
de los niños que viajan y llegan
a Grecia, a Europa, solos.
En este momento apoyamos
el funcionamiento de cinco albergues.
Cuatro de ellos son para chicos
y uno para chicas y para
madres menores con bebés.
También tenemos otros
cinco refugios en construcción
que darán apoyo a un total de 200 niños
y crearán más de 110 puestos de trabajo.
Estamos agradecidos
a nuestro patrocinador fundador,
Libra Group,
que nos ha permitido,
en menos de cuatro meses,
pasar de los primeros pasos
a la puesta en marcha,
y de allí al funcionamiento operativo,
lo cual demuestra
que, con nuestras acciones,
las soluciones sí existen,
las soluciones son posibles.
El modelo del Proyecto Home
para refugiados se basa en tres pilares.
Primero, a través de nuestros
compañeros en el terreno,
brindamos una red holística
de servicios a los niños
y cubrimos sus necesidades básicas,
como comida, vivienda, por supuesto,
provisiones materiales,
apoyo médico y farmacéutico,
pero también todo lo relacionado
al apoyo legal, psicológico y social.
Todos nuestros niños obtienen
acceso inmediato a la educación
y van al colegio en Grecia.
Lo segundo es que creamos empleos.
Creamos empleos para los griegos
y también para los refugiados.
Para integrarse en una sociedad,
la gente necesita un hogar,
pero también un trabajo.
El 50 % del personal de nuestro albergue
proviene de la comunidad de refugiados,
y son el modelo a seguir
para los niños de nuestros albergues.
Lo tercero es que añadimos
valor a la economía local.
Todos sabemos lo que ha sufrido Grecia
tras nueve años de crisis económica,
así que buscamos edificios abandonados
y sin alquilar por todo el país,
los renovamos,
los convertimos en albergues
y pagamos el alquiler
y el impuesto de bienes inmuebles,
el infame ENFIA para los griegos,
a los dueños.
Lo que hacemos es crear
una situación que beneficia a todos:
a los griegos, a los refugiados,
pero también a los más
vulnerables: los niños.
Creamos ambientes de recuperación,
plataformas de inclusión.
Implementamos una forma de integración
social ascendente y más orgánica
que los lleva a involucrarse
en la comunidad.
Es la única manera
de luchar contra la xenofobia, el racismo
y las reacciones locales violentas.
Hay tres elementos clave
en nuestro trabajo.
El primero es la empatía.
Estamos en contacto constante
con los niños y los adultos
con los que trabajamos
y con los compañeros que tenemos
al frente en la crisis de los refugiados.
Debemos estar cerca de ellos
para poder entender las necesidades
que evolucionan constantemente
y afrontarlas de la forma más eficiente.
El segundo elemento es la creación
de una comunidad de apoyo
para ayudar a estos niños,
que es lo que estamos intentando
hacer aquí esta noche.
Forjamos y coordinamos
colaboraciones efectivas
entre todos los interesados relevantes:
ONG, corporaciones, donantes privados,
los medios, autoridades públicas,
organizaciones y fundaciones
nacionales e internacionales.
Actuamos como una plataforma de soluciones
y como un canal
a través del cual se pueden afrontar
las necesidades más urgentes de los niños.
Lo tercero es la eficiencia
y la rapidez de las operaciones.
Cada minuto, 12 niños refugiados
se desplazan en el mundo.
Cada minuto que pasamos
dándole la espalda al problema,
muchas vidas humanas se pierden.
Estamos lidiando con
una población muy vulnerable,
que vive literalmente en el abismo.
A través del Proyecto Home,
no solo brindamos un hogar seguro,
damos voz a los niños, los hacemos
sentirse visibles y reconocidos.
Hemos conseguido asegurar
apoyo para 200 niños,
pero todavía hay 1000
que necesitan nuestra ayuda urgente.
¿Qué harían si tuvieran
que proteger la vida de sus hijos
y todos los días cayeran
bombas al lado de sus casas,
o si el ISIS quisiera militarizar
a su hijo de diez años,
o si los talibanes quisieran
casarse con su hija de ocho años?
¿Qué harían?
No estoy aquí hoy
para intentar conmocionarlos,
o incomodarlos,
o entristecerlos.
Solo quiero pedirles
que no miren hacia otro lado.
No miren hacia otro lado
ni se mantengan pasivos frente
a la violencia que sucede a nuestro lado.
Estos niños podrían ser nuestros hijos.
Estos niños son el futuro.
Si les damos la espalda,
es como si renunciáramos a la esperanza,
como si renunciáramos al amor,
como si renunciáramos a un mundo mejor.
¿En qué clase de mundo queremos vivir?
¿En qué clase de mundo queremos
que vivan nuestros hijos?
No hay más tiempo que perder.
Estamos de verdad en el abismo.
Apoyar y empoderar a estos niños
es la resistencia diaria a la violencia.
Esa es la promesa que le hicimos a Hamid.
Es la promesa que le hacemos cada día
a Omar, Taha, Osman, Ali,
Amadou, Mamadou, Diyar
y a todos los niños
que viven en nuestros albergues.
Ahora todos Uds. pueden hacer algo
para ayudar a que
estos niños sean visibles
y se conviertan en lo que son:
niños... otra vez.
Gracias.
(Aplausos)