Para mí, esto empezó
con la música góspel.
Un grupo de mujeres
afroamericanas estaba cantando
por sus niños, que sufrían de asma,
y por unos vecinos que tenían cáncer.
Era una imagen extraña: unas mujeres
paradas frente a estas enormes chimeneas
que emitían gas venenoso.
Era engañoso porque la fina
línea de humo parecía inofensiva,
pero por la noche,
al amparo de la oscuridad,
dejaban salir realmente todo,
y era negro y espeso.
Estas mujeres hicieron
algo interesante,
interesante para mí
como ambientalista:
lanzaron esta campaña de
conservación a través de su iglesia.
Usaron tradiciones que conocían:
música góspel, Dios y pasión,
y se lanzaron contra esta
refinería en Lousiana del Sur
que no monitoreaba
las chimeneas, y ganaron.
Las emisiones de las chimeneas
fueron finalmente reguladas.
Esta idea de utilizar
la religión para la conservación
no se me había ocurrido antes.
Había estado trabajando por la conservación
durante un buen número de años
y esta era una idea nueva.
Seis años después
de que esto ocurrió,
iba para Lousiana de nuevo
y había sacerdotes que
repartían vales para comida
y que supervisaban a unos observadores
de conductas suicidas
que trabajaban con familias
de pescadores que habían sido
arrasadas por la explosión
del Deepwater Horizon.
La explosión realmente impactó su industria
y estas familias estaban desesperadas.
Lo que ellos hicieron en
ese momento de crisis,
fue que volvieron a
sus tradiciones, a su fe
y a sus líderes religiosos.
Ahora, la conservación
no puede lograrse
mediante dispositivos de seguimiento
o clasificaciones únicamente
no puede hacerse con
encuestas o conjuntos de datos.
Si la conservación ha de ser exitosa,
debe haber una comunidad
que esté viviendo en y alrededor
del hábitat, la especie, el problema,
que tenga a la vida silvestre
como un valor sagrado.
Entonces, se me ocurrió que
necesitaba ir con los líderes religiosos
y empezar a hablar con ellos,
y fue entonces cuando me encontré con
los muchos Dioses del planeta Tierra.
Fui a Mongolia en 2002 como parte
de un equipo que iba a trabajar
en un proyecto de conservación
de una especie de pez.
Era un área en la frontera con Siberia
que estaba habitada por gente nómada
que vivía en los bancos del rio Ural.
El rio Ural era también hogar de los taimen,
que es un pez que llega a pesar casi
82 kilos y a medir casi 2 metros.
lo que los convierte en un botín
para los pescadores de mosca
que llegan hasta allí
para atraparlos y liberarlos.
Varias presiones se cernían sobre
aquellos peces en ese entonces
y estuvimos tentados a realizar una suerte de
campaña de proyección total a la comunidad.
Tuvimos biólogos pesqueros allí,
que marcaban a los peces y
monitoreaban sus movimientos.
Pero la primera cosa que
quise hacer con este equipo,
fue ir y visitar familias,
y escuchar sus historias:
¿qué sucedía en esta
comunidad, qué respetaban?
¿Qué valoraban?
Aprendí unas cuantas cosas.
Primero: los mongoles vienen de
un vieja cruza entre un lobo y un corzo.
Segundo: en este valle, un chamán malvado
hace mucho tiempo aterrorizó la gente,
pero más tarde se convirtió al budismo, como
también lo hicieron los habitantes del valle.
Y tercero: la muerte de un taimen equivale
al sufrimiento de las almas de 999 personas.
Así que fue alrededor de esto
que montamos la campaña.
Fue en realidad un circuito:
reconstruimos un monasterio budista
que se convirtió en un sitio para el diálogo
entre el budismo y la conservación,
abrimos un campo de verano
para los niños —gratis—
donde aprenderían acerca
de temas conservacionistas,
aprenderían sobre políticas
conservacionistas, naturaleza,
y también aprenderían sobre
calidad del agua y pesca.
Estuvimos allí y pudimos --perdón--
pudimos crear estos festivales
que incorporaban tradiciones
locales y demás.
Y quiero decir que justo ahora,
la población de taimenes
es estable en esta área
en la que nosotros empezamos
el proyecto en el 2004
y este es uno de los pocos lugares en
el mundo del que se puede decir esto.
Cuando empecé a fijarme en
las religiones y las culturas
descubrí que toda fe, toda cultura
tiene mensajes sobre la ecología
y la naturaleza, y su importancia
Por ejemplo, en el Bhagavad Gita,
que es un texto sagrado del hinduismo,
hay una cita que dice,
"Es apreciado todo aquel que practica la
no violencia contra todos los seres vivos".
Y en una nota
más bien de condena,
en Revelaciones, en
la biblia cristiana, dice,
"Dios destruye a aquel
que destruye el mundo".
Entonces, pensé que esto
era realmente interesante
y que le añadía otra
dimensión al trabajo,
y fue también una maravillosa
experiencia nueva para mí
el estar trabajando
con líderes religiosos.
Entonces, comencé la organización de
"El Fondo Tributario" (The Tributary Fund)
y juntos fuimos a
desenterrar tradiciones,
o, mejor dicho, descubrimos tradiciones,
alentamos las tradiciones
que valoraban la vida silvestre
y tratamos de recuperar
estas tradiciones,
o de hacerlas parte de las prácticas de
la comunidad y replicarlas o lo que quisieran.
Y quiero dar un ejemplo de una de las cosas
que hacemos, que es el paso siguiente:
encontramos estas tradiciones, el budismo
es un buen ejemplo de gente que cree
que todas las seres sensibles
necesitan ser protegidos.
Entonces trajimos un grupo de
monjes budistas a los Estados Unidos,
y lo hemos hecho
los últimos cuatro años,
y fueron y se entrevistaron con un investigador
que estaba trabajando con manuls.
los manuls son gatos nativos de Mongolia.
En el trabajo que estaban haciendo en aquel
momento, estaban tranquilizando al gato,
clasificándolo y extrayendo sus óvulos.
Después que los monjes vieron esto,
hubo muchísima discusión
—esto obviamente había tocado su fibra—
y ellos voltearon y dijeron,
"Nosotros entendemos que se le está
haciendo daño a estos seres, ¿correcto?
Entendemos que la cosecha
de óvulos en particular,
puede no ser muy agradable".
Y los científicos les dijeron que esos óvulos
eran básicamente una póliza de seguro,
"Si estos animales se extinguen, nosotros
tenemos este material genético," y ellos dijeron,
"Creemos que esta investigación está bien
porque no hay nada más profano
que la idea de la extinción".
Ahora, esto es algo que
en verdad nos impulsa,
estas creencias, estas tradiciones,
las estamos encontrando más
y más en Bhután, Mongolia,
y estamos trabajando en los Estados Unidos
con una gran variedad de diferentes religiones.
La ciencia es importante para el entendimiento
de los límites de la conservación,
pero las creencias y la narraciones son importantes para el compromiso de las comunidades locales.
Ambas son esenciales para
la protección de la Tierra.
Afortunadamente, tenemos
muchos dioses de nuestro lado.
Gracias.