Estoy aquí, sé que la Sangha está ahí. Sonrío a mi sangha. La sangha está ahí, sonreír a la sangha. Buenos días, queridos amigos. Hoy es el 21 de marzo de 2013 y estamos en la sala de meditación Luna Llena en New Hamlet, Plum Village. Acabamos de oír cantar el sutra "El corazón de la prajnaparamita." Trata de la comprensión perfecta. ¿Qué es la comprensión perfecta? La palabra sánscrita es prajna, prajnaparamita. Es decir, un tipo de comprensión, de visión profunda, un tipo de sabiduría que puede llevarnos a la otra orilla, la orilla del no miedo, de la no ira, de la no desesperación, de la liberación. La otra orilla. Se habla de la visión profunda. Esa visión profunda se obtiene por la mirada profunda. Cuando estás en plena consciencia, estás realmente aquí y ahora. Si miras profundamente, podrás tocar la verdadera naturaleza de lo que está ahí. Nuestro cuerpo, nuestra mente, el mundo, una nube, un guijarro. Todo puede ser el sujeto, todo puede ser el objeto de nuestra meditación. Si miras profundamente en la naturaleza de un guijarro, puedes tocar su propia naturaleza. Puedes tocar, puedes tener esta comprensión perfecta, esa visión profunda. Hay tres clases de energía que pueden darnos esa visión profunda. La primera es la plena consciencia, smrti. Es la energía que nos permite estar ahí aquí y ahora. Es una energía que nos ayuda a traer el cuerpo a la mente, la mente al cuerpo, para poder estar realmente ahí. Es la energía que nos permite estar al corriente de los hechos. Al corriente de todo lo que pasa en el momento presente en nuestro cuerpo, en nuestros pensamientos, en nuestras sensaciones, etc. Es la energía de la plena consciencia. Como practicantes, sabemos que la práctica es para generar esa energía de plena consciencia. Si vives en plena consciencia, vives en profundidad cada momento de la vida. No desperdiciamos nuestra vida. Vivimos en profundidad, tocamos en profundidad las maravillas de la vida para nutrirse, sanar. Cuando caminamos, comemos o trabajamos estamos habitados por la energía de la plena consciencia. El buen practicante es aquél o aquella que puede generar esa energía de plena consciencia. La segunda energía es la energía de la concentración. Samadhi. Cuando llevas tu atención a algo como tu respiración o una flor, tienes energía de plena consciencia. Si esa plena consciencia es mantenida, eso hace nacer la concentración. Estás concentrado en eso. En la respiración, en la flor, en tu cuerpo, en cualquier cosa que sea objeto de tu plena consciencia. Cuando caminas, la plena consciencia está en tus pasos. Cuando respiras, el objeto de tu meditación es la respiración. Cuando bebes té en plena consciencia, el objeto de tu meditación es el té. La plena consciencia es siempre plena consciencia de algo. Con una buena concentración, una concentración fuerte, podremos perforar el objeto de nuestra meditación. Que sea un guijarro, una nube, o una flor, perforaremos para poder tocar su naturaleza verdadera, llamada naturaleza del interser o talidad. Esa comprensión, esa visión profunda, podrá liberarnos. La plena consciencia, primera energía, la concentración, segunda energía, la tercera es la visión profunda. También es una energía. Esa energía, esa visión profunda, está ahí, como fruto de nuestra práctica. Porque nuestra plena consciencia es fuerte, y nuestra concentración es bastante fuerte. Con la plena consciencia y la concentración podemos perforar la naturaleza de las cosas. Y al adquirir ese conocimiento, esa sabiduría, esa visión profunda, esa visión correcta, nos liberamos. En budismo se llega a la salvación a través del conocimiento, no por la gracia. Ese conocimiento es la visión profunda, la comprensión perfecta. Se puede muy bien interpretar esa visión profunda como una gracia, es un tipo de gracia. Es la mayor de las gracias. Existe la orilla del sufrimiento y la orilla de la liberación. Estamos en pie, sentados, sobre esta orilla del sufrimiento, de la ilusión, del miedo, del sufrimiento. ¿Qué podemos hacer para abandonar esa orilla, para poder llegar a la otra orilla? Es la comprensión perfecta. La visión profunda a adquirir por la meditación. Y eso se hace cada día con la práctica. Los 5 entrenamientos a la plena consciencia son instrumentos, utensilios, muy preciosos, muy importantes que podemos emplear para adquirir esa comprensión perfecta. Porque esos cinco entrenamientos a la plena consciencia se basan en una visión profunda. Es una ética global basada no en una creencia, sino en una visión profunda. La visión del interser. Ya hemos aprendido las cuatro nobles verdades del budismo. Es el momento de mirar, de examinar esas cuatro verdades a la luz del interser. Sabemos que la primera verdad es la existencia del sufrimiento. El budismo es muy práctico. No son especulaciones filosóficas, metafísicas, sobre el ser, sino métodos apropiados, concretos, para poder transformar el sufrimiento en otra cosa. Si piensas que hay sufrimiento en el mundo, estás de acuerdo con Buda. Hay sufrimiento, y se puede hacer algo para transformarlo. Así que la primera verdad es aceptar que en el mundo hay sufrimiento. La primera verdad es: la presencia del malestar. Existe malestar en el cuerpo, en las sensaciones, en las percepciones, en los estados mentales y en nuestra consciencia conocimiento. Existe la consciencia colectiva y la consciencia individual. La consciencia colectiva está hecha por las consciencias individuales. Y la consciencia individual está hecha por la consciencia colectiva. Es como izquierda y derecha. Llevamos en nuestra consciencia la consciencia colectiva de nuestra sociedad. Llevamos en nuestro sufrimiento también el sufrimiento de nuestra sociedad. El sufrimiento colectivo. Si podemos transformar el sufrimiento interior, ayudamos al mundo, a la sociedad, al mismo tiempo. Lo que puedas hacer por ti, lo haces por nosotros. Si puedes respirar y te sientes mejor, lo haces no solo por ti, sino por nosotros también. La enseñanza de Buda es bastante simple. Pero los sabios la han transformado en algo muy complicado, difícil. Aquí, en Plum Village, intentamos simplificar pero siempre conservamos la profundidad de la enseñanza. Simple pero profunda. Así que existe el malestar. Y cuando miramos en el malestar con plena consciencia, con concentración, podremos descubrir la segunda noble verdad: las raíces del malestar. Las causas del malestar. Los fundamentos del malestar. Hemos vivido de manera tal que el malestar se ha hecho real. Miramos para ver cómo se ha instalado el malestar. Es meditación. Miramos en el malestar y vemos las causas, los elementos que se han reunido para establecer ese malestar. Así que la segunda la segunda noble verdad es la base del malestar. O bien, el camino que lleva al malestar. Esta clase de vida, esta manera de vivir, que nos lleva al malestar. Así, la segunda noble verdad puede ser descrita como un camino. Pero en vez de llevarnos a la felicidad, a la libertad, nos lleva al malestar. El camino que lleva que conduce, al malestar. Buda lo ha dicho de una manera muy simple: "Lo que acaba de instalarse" es decir tu malestar, tu dolor, el sufrimiento, el sufrimiento se ha instalado, como una depresión, desesperación, malestar. Es lo que acaba de instalarse. Lo que acaba de instalarse, si puedes mirar en profundidad en su verdadera naturaleza, y si puedes identificar las raíces, las fuentes de alimento que has usado para alimentarlo, ya estás sobre el camino de la liberación. Así que mirar en el malestar para ver cómo hemos vivido, cómo hemos actuado, cómo hemos hablado, cómo hemos pensado, para que ese malestar esté ahí. Esa es la raíz. La segunda verdad es la raíz del malestar. El venerable Shariputra, uno de los más inteligentes discípulos de Buda, Shariputra, describió el malestar, la causa del malestar, en tanto que alimento. En términos de nutrición. El alimento que trae el malestar. Porque Buda dijo muchas veces que nada puede sobrevivir sin alimento. Lo repitió muchas veces. Nada puede sobrevivir sin alimento. Tampoco tu amor. Si no alimentas tu amor, morirá. Si no sabes cómo alimentar tu amor, morirá. Has de saber cómo alimentar tu amor. Es un arte, es una práctica. Tu depresión es igual. Si tu depresión aún existe, es porque sigues alimentándola. Tu ira, tu desesperación también. Si sigue ahí, es porque la alimentas día a día. Hay que mirar, identificar esa clase de alimento e interrumpirlo. Cortarlo. Si cortas la fuente de alimento del malestar, el malestar morirá. Tu depresión, tu desesperación, morirán. El monje, el venerable Shariputra nos ha ayudado mucho al describir la segunda verdad en términos de alimento. Buda habló de cuatro tipos de alimentos. El alimento comestible, las impresiones sensoriales, lo que vemos, oímos, lo que sentimos, pensamos, es alimento. Nuestras ideas, pensamientos, pueden ser nocivos, envenenados. Son un tipo de alimento. Nos alimentamos con los ojos, los oídos, la nariz, con la lengua, con el cuerpo y con los pensamientos. Hemos de ser muy atentos. No debemos alimentarnos de cosas venenosas. Lo que ves en la televisión. Lo que lees en las revistas. Las conversaciones que escuchas pueden contener en sí mismas toxinas, veneno. Entonces, lo consumimos. Si tenemos una depresión, es porque hemos consumido de manera tal que la depresión se ha hecho real. Así que hemos de identificar las fuentes de alimento. Hay que estar muy atento cuando ves televisión, cuando lees artículos de prensa, cuando escuchas una conversación, porque esas cosas pueden encerrar mucho veneno. Debes preservarte, protegerte. Los cinco entrenamientos, sobre todo el quinto, son una disciplina, una práctica, para protegernos, proteger a nuestros hijos y a la sociedad. Es el budismo comprometido. Buda dijo esto: nada puede sobrevivir sin alimento. Lo que acaba de instalarse, si puedes mirar en profundidad en esa cosa e identificar la fuente de alimento que te la ha traído, ya estás en el camino de la transformación y la sanación. La segunda verdad trae ya la liberación. Ya es una visión profunda. La visión profunda de la segunda verdad, la causa del malestar. Luego, la tercera verdad es una nota alegre de la música de la práctica. Es decir, la transformación es posible. La sanación es posible. La paz es posible. Se ha utilizado la expresión "el fin del malestar". El fin del malestar. ¿Qué significa? Significa el comienzo del bienestar. Es lo mismo. Cuando decimos "ausencia de tinieblas", ¿qué queremos decir? La presencia de la luz. Debemos leer los sutras de esta forma. La ausencia de malestar, es decir, la presencia del bienestar. La alegría, la felicidad, es posible. Es la tercera verdad. Es una nota positiva, feliz, en la música de la práctica. Y ¿cómo? ¿Cómo llegar al fin del malestar? Hay un camino que lleva, que conduce al bienestar. Que destruye el malestar. El camino que lleva al bienestar. Es decir, a la destrucción del malestar. Al cese del malestar. De hecho, la tercera verdad se llama "cese". La verdad del cese. Nirodha. ¿Cese de qué? Cese del malestar. Se dice que esto es el nirvana. Nirvana. El nirvana es la ausencia de fiebre. La ausencia de las llamas que nos queman. Las llamas de la aflicción. Existe el miedo, el deseo, existe la desesperación, la ira, son llamas. El fuego que nos quema en la vida diaria. Nirvana es la extinción de las llamas. La extinción de las llamas. La extinción de las llamas significa la presencia del frescor. Puedes decir que el nirvana es el frescor. Es la primavera. ¿Pero dónde podemos encontrar la primavera, la felicidad, el nirvana? Buda dijo: aquí y ahora. Está siempre disponible al instante si sabes cómo. La otra orilla. Quizá si sabes inspirar una vez en plena consciencia, si puedes soltar, te bastará para llegar a la otra orilla. Una práctica tan simple como inspirar puede llevarte al instante a la otra orilla. Hay frescor, no miedo, no ira, al instante, gracias a la comprensión perfecta. Supongamos que sientes ira hacia esa persona. Piensas que esa persona es la causa de tu desgracia. Estás abrumado, estás atrapado por esa idea, por esa percepción. Quieres hacer algo para hacer sufrir a la otra persona para sentirte mejor. Si ella sufre, me sentiré mejor. Es una locura, pero muchos pensamos así y actuamos así. Si miramos, vemos que ha dicho algo, ha hecho algo, ¿por qué lo ha dicho?, ¿por qué lo ha hecho? Es porque hay mucho sufrimiento en ella. Es una persona incapaz de gestionar su sufrimiento. Es víctima de su propio sufrimiento y hace sufrir a los demás. Esa visión profunda disuelve al instante la ira. Y te motiva el deseo de ayudar a esa persona a sufrir menos. Puede llevar algunos segundos el tener esa visión. Tú puedes hacerlo. Todos podemos hacerlo. Con la mirada profunda. Si puedes reconocer, identificar el sufrimiento en esa persona, y ver que es víctima de su propio sufrimiento, la ira en ti desaparecerá. Estás en el nirvana. Te has nirvanizado al instante. Así que el nirvana no es un lugar, no es un local, el nirvana es la liberación y es posible alcanzarlo en cada momento de nuestra vida diaria. ¿Con qué? Con la práctica, para alcanzar esa visión profunda. Si tememos la muerte es porque no hemos tenido esa visión profunda. Cuando miramos las cosas, vemos que su naturaleza es la de no nacimiento, no muerte. Sabes que Se dice: nada... Lavoisier, Lavoisier es el padre de la química moderna, ¿verdad? Es un francés, ¿no? Lavoisier dijo: nada se pierde, nada se crea, nada se pierde. Dijo exactamente lo que dice el sutra de la comprensión perfecta. No hay nacimiento, no hay muerte. Y todos sabemos que según la primera ley de la termodinámica no se puede crear, no se puede crear materia. No se puede destruir la materia. No se puede crear energía. No se puede destruir la energía. Todo se transforma: la materia en materia, la materia en energía, la energía en energía, la energía en materia. Pero no podemos crear o destruir materia o energía. La ley de la conservación de la energía. Así que la ciencia ya ha tocado eso. Esa naturaleza de no nacimiento, no muerte. Y si los científicos pueden aplicar eso en la vida diaria, no tendrán más miedo, no tendrán más sufrimiento. Desde el punto de vista de la forma hay cuatro verdades. La primera no es la segunda, la segunda no es la tercera, la tercera no es la cuarta. Pero a la luz del interser lo vemos de otra manera. Por eso, en el sutra de la comprensión perfecta se dice: no hay sufrimiento. No hay cese del sufrimiento. No hay camino. Ni sufrimiento, ni camino, ni causa, ni camino. ¿Por qué? Porque al mirar a la luz del interser, vemos que todo inter-es. Por ejemplo, la tercera verdad, que es el cese del malestar, que es la felicidad. Tiene estrecha relación con la primera, el sufrimiento. Cuando miramos en la felicidad con la energía de la plena consciencia, con concentración, descubriremos que la felicidad está hecha con elementos no felicidad. La felicidad es una cosa, igual que una flor. Cuando miramos en la flor con plena consciencia y concentración, descubriremos que la flor está hecha únicamente de elementos no flor. El sol, la lluvia, la tierra, el tiempo, el jardinero, cosas así, una multitud de causas llamadas no flor. Y esos elementos no flor se reúnen para ayudar a que la flor se manifieste como una maravilla de la vida. Ahora, si reenviamos la luz al sol, la lluvia a la nube, no queda nada, la flor ya no existe. Así que la flor está hecha únicamente de elementos no flor. La flor está vacía de una existencia separada. La flor está llena de cosmos. Todo el cosmos está en la flor, la flor está llena. Pero en cuanto a una existencia separada, un yo separado, ella no la tiene. Si miramos en profundidad, vemos que la flor no tiene un yo separado, una existencia separada. Se dice: la flor no puede ser por sí misma. La flor debe interser con todo. Ser es interser. Pero por desgracia la palabra no está aún en el diccionario. Interser es posible. Ser no es posible. No puedes ser por ti mismo. Si no estás ahí, no puedo estar aquí al mismo tiempo. Así que a la luz del interser, la felicidad es un tipo de flor. Cuando miras en la felicidad ves elementos no felicidad que se han reunido para hacer surgir la felicidad. En esos elementos no felicidad está el elemento sufrimiento. Cuando tienes hambre, quieres algo que comer. Si tienes la alegría de comer, es porque hay hambre. Si no tienes hambre, no hay alegría al comer. Si has vivido una guerra, podrás apreciar mejor la paz. El sufrimiento sirve de segundo plano para que podamos identificar la felicidad. La mayor parte del tiempo tienes felicidad pero no la identificas. La felicidad está siempre ahí. Pero como no estamos atentos pensamos que la felicidad no está ahí. Con la plena consciencia estamos realmente ahí y podemos identificar las condiciones para la felicidad que están presentes. Y la felicidad está ahí. El nirvana está ahí, al instante. Se dice que estar atento, la plena consciencia, es fuente de felicidad. Es practicante aquel o aquella que puede generar cada día, varias veces, energía de plena consciencia para poder identificar las condiciones de felicidad que están aquí y ahora. No debemos correr hacia el futuro para encontrar condiciones de felicidad. Tenemos más que suficientes ya aquí. A qué esperamos para ser felices. Es una canción francesa. El sufrimiento y la felicidad interson. Se puede hablar del beneficio del sufrimiento. Si has sufrido, está bien. Porque sobre el segundo plano del sufrimiento, podrás identificar mejor las condiciones de felicidad que ya están ahí. Más de las que necesitas. Por ejemplo, cuando recuerdas que tienes ojos aún en buen estado. Entonces los ojos son una condición para la felicidad. Un paraíso de formas y colores está disponible. Y como tengo ojos aún en buen estado, el paraíso de formas y colores existe para mí. Estoy en el paraíso. Estoy en la otra orilla. Tienes muchas condiciones como esta en ti y en torno a ti. Tienes pulmones. Puedes disfrutar de inspirar y espirar y una inspiración puede ya dar mucha felicidad. Con la plena consciencia sabes que el aire aquí es puro. Hay sol, hay muchas condiciones de felicidad. La felicidad es posible. No debes ir a buscar el nirvana en otro sitio. En Plum Village nos gusta decir que el nirvana es ahora o nunca. Como el reino de Dios. El reino de Dios es ahora o nunca. La energía que nos ayuda a identificar, a reconocer el reino de Dios, es la plena consciencia. Y la plena consciencia la puede tener todo el mundo. Una inspiración, una espiración, un paso en plena consciencia, eso crea, puede crear, energía de plena consciencia con la que podemos identificar las condiciones para la felicidad disponibles. Les pido que observen esto: no hay camino que lleve a la felicidad. Voy a negar la cuarta verdad. A la luz del interser, se puede negar cada verdad. Como en el sutra cantado esta mañana. No hay malestar, no hay camino que lleva al malestar, no hay cese del malestar, no hay camino que lleva al cese del malestar. No hay camino que lleve a la felicidad. La felicidad es el camino. Cada paso, cada respiración, cada gesto, cada pensamiento, puede traer la felicidad. Se piensa que la tercera y la cuarta son cosas diferentes. He aquí el camino que lleva a la felicidad. Y he aquí la felicidad. Así que hay una distinción entre felicidad y camino que lleva a la felicidad. Es una una visión dualística que no es la verdad. No se puede arrancar el camino que lleva al nirvana del nirvana. Así que cada paso dado sobre este camino nos revela el nirvana. El nirvana en cada paso. El nirvana a cada respiración, el nirvana a cada paso. El nirvana en cada instante de la vida diaria. El nirvana está disponible aquí y ahora, como el reino de Dios. No es una esperanza. Es una realización posible aquí y ahora. Si puedes dejar la carga, tienes libertad. Y estás en el nirvana, en el reino de Dios. ¿Cómo dejar la carga? Hay que darse cuenta de que la carga es la causa de tu desgracia. De tu sufrimiento. ¿Por qué seguir acarreando la carga? ¿Merece la pena seguir así? En el momento en que puedas dejar la carga serás libre. El nirvana es tuyo, el reino de Dios es tuyo. He dicho a los amigos cristianos que no se debe morir para poder entrar en el reino de Dios. Será demasiado tarde. Demasiado tarde. El reino, el evangelio dice que el reino viene, el reino ha venido, ya está aquí. De hecho hay que estar muy vivo para poder entrar en el reino. ¿Y cómo hacerse vivo? Una inspiración en plena consciencia trae la mente al cuerpo, y cuando la mente está con el cuerpo estás instalado en el momento presente. Estás plenamente presente. Estás plenamente vivo. Con un solo paso entras en el reino de Dios, en el nirvana. Y es posible hoy mismo. Luego las dos verdades, la primera y la cuarta, interson. No se puede arrancar una de la otra. Al mirar profundamente en la felicidad, se ve el sufrimiento. Al mirar en el sufrimiento se puede ver la felicidad. Como el lodo y el loto. Sin lodo no hay loto. Con el sufrimiento y con la comprensión perfecta se puede hacer buen uso del malestar. Les pido que observen que no hay nirvana fuera del camino. El camino es el nirvana. El camino es la felicidad. Se recorre el camino en felicidad. Cada momento del ser, cada momento a vivir, encierra felicidad, bienestar. Sabemos cómo gestionar un sufrimiento, sabemos cómo crear una felicidad. Todos nosotros, en tanto que practicantes, podemos actuar como magos. Es decir, podemos crear un momentos de felicidad, felicidad al instante, cuando queramos. ¿Con qué? Con plena consciencia. Con la plena consciencia podemos identificar rápidamente una condición para la felicidad. Por ejemplo, alrededor de la mesa, antes de cenar, miras a los tuyos con amor y dices: es un momento de felicidad. Creas un momento de felicidad. Eres un mago. Tienes el poder de crear felicidad para ti y los demás en cualquier momento. Se puede practicar para tener paz y compasión suficientes para crear esos momentos de felicidad en la vida diaria. Concluyo que al mirar en una de las cuatro verdades se pueden ver las otras tres. Las cuatro nobles verdades interson. No hay verdad separada, no hay un yo separado. Una verdad está hecha de elementos de las otras verdades. Así se estudia el budismo a la luz del interser. Buda es un ser vivo, no hay Buda fuera de los seres vivos. Si se quiere buscar a Buda, se debe buscar en los seres vivos. Porque un Buda es una persona, un ser vivo. Y cada ser vivo posee la naturaleza de Buda. El lugar más seguro para buscar a Buda es en nosotros mismos. El camino que lleva a la felicidad que describió Buda, comienza con la visión correcta. Esa visión justa es la base de toda práctica. También es el resultado de la práctica. Nos basamos en la visión correcta para practicar y la práctica nos aporta visión correcta. A veces se la llama visión profunda, comprensión perfecta, prajnaparamita. La comprensión que lleva a la otra orilla. La visión correcta está en la base de toda práctica. Con una visión justa podemos practicar el pensamiento correcto. El pensamiento correcto no es algo nocivo, venenoso. Hay pensamientos nocivos, envenenados. No es buen alimento. El pensamiento correcto carece de toda discriminación. Pero un pensamiento correcto solo es posible cuando ya tenemos una visión correcta. ¿Cómo hacer para tener visión correcta? Debemos mirar en profundidad las cosas. Por eso, lo que nos trae visión correcta es la concentración, concentración correcta. En la práctica de la meditación se te enseña a concentrarte para poder tocar la visión correcta. Por ejemplo, cuando miras una nube, se te aconseja cómo mirar una nube para poder tocar su naturaleza de no nacimiento, no muerte. Samadhi. Sama, samadhi. Concentración correcta. Y para tener concentración correcta se debe practicar la plena consciencia correcta. Plena consciencia. Estar atento en la vida diaria. Con energía de plena consciencia abundante, vigorosa, con una concentración vigorosa, podemos perforar la realidad para adquirir visión correcta. La visión correcta es una visión libre de toda discriminación. Una vez, un monje llamado Katyayana, su nombre en pali es Kaccayana, preguntó a Buda: querido maestro, has hablado muchas veces de la visión correcta. ¿Qué es verdaderamente la visión correcta? Esa vez, Buda dijo: la visión correcta es una visión que trasciende las nociones de ser y no ser. Hay muchas maneras de hablar, de describir la visión correcta, pero esa vez Buda hizo una declaración bastante precisa, bastante breve. Buda dijo que la mayoría de la gente está atrapada por la noción de ser y no ser. Sobre esa base de discriminación no pueden ver la verdad. Todo miedo, malestar, complejo, desesperación, nace sobre esa visión falsa que es el ser como opuesto al no ser. La verdad, la verdad absoluta, la verdad última, trasciende la noción de ser y no ser. Es algo a meditar. No es especulación metafísica. Supongamos, hacemos juntos una breve meditación, Supongamos que trazo el curso del tiempo. De izquierda a derecha. El tiempo transcurre. El tiempo pasa. Es la dirección del pasado. Y esta es la dirección del futuro. En un punto determinado, nace alguien. En el curso del tiempo. Hay aquí un punto que podemos llamar N. Nacimiento. El nacimiento. ¿Qué pensamos del nacimiento? Generalmente, se dice que nacer es pasar de no ser a ser, ¿verdad? Porque yo no existía antes del punto N. Por eso, el segmento que termina en N se llama el segmento no ser. Antes de nacer, yo no existía. Pertenecía al no ser. Y a partir de ese momento, pertenezco al ser. Es nuestra forma de ver las cosas, de pensar. Buda dijo que pensar así no es pensamiento correcto. Porque no es una visión correcta. La mayoría de nosotros piensa que nacer es de no ser, pasar a ser. De nadie nos hacemos alguien. Antes de hacernos alguien no éramos nadie. Del no ser pasamos al ser. Es la forma de pensar. Si el nacimiento está ahí, otra cosa debe estar ahí a la vez. Es la muerte. Y fijamos el día de la muerte cien años después más o menos. M. El segmento NM se llama vida. Una vida. Cuando ando, camino sobre el segmento NM, tengo miedo. Porque pienso que debo llegar en algún momento a M. Y me preparo para pasar de ser a no ser. Hay pares de opuestos en cuanto a categorías mentales que poseemos. Hay muchos pares de opuestos. El primero es ser y no ser. Como existe el ser, existe el no ser. Si confirmas el ser, debes confirmar el no ser. Hay teólogos que piensan en Dios en términos de ser y no ser. Dicen que Dios es la base del ser, el fundamento del ser. Si es así, ¿quién va a jugar el papel de fundamento del no ser? Si Dios es la base del ser, ¿quién será la base del no ser? ¿Satán? Así que hay un Dios enemigo. Dios está en el campo del ser y Satán está en el campo del no ser. Hay una batalla. Ser y no ser según Buda, no son más que ideas. No son más que conceptos, nociones, que no se aplican a la realidad. Como estamos atrapados en este par de opuestos, estamos también atrapados por otro par de opuestos, la noción de nacimiento y muerte. Porque pensamos que nacer es pasar de no ser a ser. Pensamos que morir es pasar de ser a no ser. La idea de nacimiento y muerte no es posible sin la idea de ser y no ser. Y el miedo a la muerte se basa en la idea del no ser. Si podemos quitar la idea de ser y no ser, quitamos también la idea de nacimiento y muerte, y somos libres. Es el no ser. Cuando miramos una nube, descubriremos que es imposible. Intentemos mirar una nube. Una nube está hecha de elementos no nube. De calor, de agua del océano, del lago, de nuestra respiración. Cuando miramos en la nube, vemos elementos no nube. Una nube es impermanente, cambia constantemente. Su naturaleza es la naturaleza de la impermanencia. Una nube cambia más rápido que una persona. En una persona hay cambios en todo momento, células que nacen y mueren, pero al mirar pensamos que la persona es la misma. Pero en una nube es más fácil ver la impermanencia. Su forma cambia muy rápido. Vemos que la nube una nube no muere jamás. ¿Puede una nube pasar a no ser? Decimos que la nube es, y que un día ya no será más. De ser, la nube pasará a no ser. Pero es imposible que una nube pase a no ser. Una nube no puede volverse nada. Una nube puede volverse granizo, lluvia, nieve. Bruma. Un río. Pero una nube no puede morir. Y eso concuerda muy bien con Lavoisier: nada se pierde. Es imposible que la nube se pierda. Nunca podrá volverse nada. Solo puede convertirse en otra cosa. Con una apariencia muy diferente, pero la nube aún perdura. Lo mismo ha de ser verdad para el ser humano y los demás seres. No podemos morir, continuamos bajo otras formas, más o menos bellas, pero continuamos siempre. Existe un medio de adquirir... La nube aún está ahí. Es posible asegurarse una continuación bella. Para una nube y para nosotros también. Porque continuamos siempre. ¿Cómo? En budismo se habla de la acción. Continuamos por nuestras acciones. Creo que Jean Paul Sartre dijo algo así. El hombre es la suma de sus actos. El hombre no es más que sus actos. El valor de un ser humano se ve en sus acciones. Es muy cercano a Buda. Con una visión correcta libre de todas estas nociones, puedes producir pensamientos correctos. Un pensamiento correcto es aquel libre de toda discriminación. Un pensamiento que tiene comprensión y amor. Un pensamiento que puede nutrirnos, que puede sanarnos y nutrir y sanar el mundo. Es algo posible para cada practicante producir un pensamiento correcto, un pensamiento amoroso, un pensamiento de comprensión, si tenemos esta base de conocimiento, la visión correcta. No hay un yo separado. Tú eres, luego yo soy. Yo estoy hecho de elementos no yo, y tú estás hecho de elementos no tú. Yo estoy en ti y tú estás en mí. Como novicio, aprendí a hacer una reverencia a Buda con un gatha. Mi maestro me dijo: antes de tocar la tierra ante Buda, debes respirar y debes leer un pequeño poema para prepararte para poder tener una relación una comunión real con Buda. Ese gatha es así: El que se inclina y el que está ahí, que recibe la inclinación, ambos tienen una naturaleza vacía. Yo estoy hecho de elementos no yo y tú, Buda, también estás hecho de elementos no Buda. Yo estoy también en ti y tú estás también en mí. Entonces ves el interser entre tú y Buda. Debes ver que Buda está hecho de elementos no Buda y que está vacío de un yo separado. Tú eres el practicante, sabes que estás hecho de elementos no tú y entre esos elementos no tú está el elemento Buda en ti. Tienes una semilla de comprensión, una semilla de amor, de atención, una semilla del despertar en ti. Buda en ti y tú en Buda. Solo después de ver eso puedes hacer una reverencia. Entonces la comunicación será perfecta. Es la visión profunda. Cuando bebes tu té, puedes hacer lo mismo. Tú estás en el té y el té está en ti. Estás en la nube y la nube está en ti. Cuando tienes la taza de té en la mano, puedes practicar puedes disfrutar, puedes mirar y ver que la nube de la que hemos hablado está en tu taza. Y puedes sonreír a la nube en el té. Así, ya tienes visión profunda. La nube es ahora el té. Y ahora beberás tu nube. Es poesía pero también es meditación. Así, hay una comunión profunda entre tú y el mundo. Puedes vivir cada instante así. El pensamiento correcto es un pensamiento que posee esa visión de no yo. Esta visión de interser. Si la visión de interser y no yo está ahí, no hay más discriminación, no hay más ira. Por eso, un pensamiento correcto me cura, me alimenta, y cura y alimenta el mundo. Como practicante, debes, puedes, producir pensamientos así durante el día. Es bueno para nuestra salud, es bueno para la salud del mundo. Se precisa visión correcta para producir un pensamiento así. Muy sano. Muy nutritivo. Muy sanador. Con la visión correcta, puedes también producir la palabra correcta. Una palabra correcta es una palabra basada en la visión del interser, del no yo. Cariño, sé que sabes que estás en mí, y yo estoy en ti. Intersomos. Nuestro sufrimiento no es una cuestión individual, nuestra felicidad tampoco es algo individual. Cuando dices algo así, tu sufrimiento es mi sufrimiento, mi felicidad es tu felicidad, si lo ves así, puedes decir algo así. En una palabra correcta hay compasión, amor, comprensión. Y eso sana. Eso alimenta. Cuando escribes una carta con palabra amorosa, el proceso de curación ocurre al instante. Aún no has enviado la carta pero la curación ya ha empezado. Escribir una carta, enviar un correo electrónico, es práctica. Es preciso que lo que digas, lo que escribas, lleve en sí compasión, no discriminación, comprensión. Eso te curará a ti y a la otra persona. Como practicante, puedes hacerlo varias veces al día. Gracias a esa visión correcta, a esa comprensión profunda. Lo que haces, la acción, se basa también en la visión correcta. No hay discriminación, hay compasión. Hay comprensión. Lo que haces puede proteger, sostener, ayudar, nutrir. Con tu cuerpo puedes proteger la vida, puedes ayudar a los demás. Puedes ayudar a sanar, a transformar. Es la acción correcta. La acción correcta también se basa en la visión correcta. En budismo hablamos de la continuación en el futuro en términos de acción. Acción. Es decir, el karma, Karma significa acción. Acción triple. El pensamiento es ya acción. Porque el pensamiento puede cambiar el mundo. O puede destruir el mundo. La palabra también. Puede cambiar el mundo o empujar a alguien a matarse. Así que la palabra es muy importante. La palabra es acción. Con tu cuerpo puedes proteger, puedes sostener y ayudar. Así que cada día producimos pensamiento, producimos palabra y acción. Es como un naranjo. El naranjo del patio produce bellas hojas, bellas flores, bellas naranjas. Nosotros, los seres vivos, producimos pensamientos, palabras, acciones. Es nuestra continuación. Porque nada se pierde. Somos nuestras acciones. Y eso perdura siempre. Nada se pierde. Así que no hay muerte, no hay más que transformación, continuación bajo otra forma. Y muy bien podemos asegurarnos una continuación bella por pensamiento, palabra y acción correctas. También podemos tener, practicar, medios de vida correctos. La profesión, el medio de vida correcto. Que no daña a nadie, que no daña el medio ambiente. Es algo basado también en la visión correcta de nuestro planeta, de nuestra sociedad. También hay esa práctica llamada diligencia, diligencia correcta. Es decir, la diligencia correcta es nuestra forma de consumir, nuestra forma de gestionar el sufrimiento, nuestra manera de crear pequeñas alegrías. La Sangha nos apoya para hacerlo cada día. Seguimos siempre, es la diligencia correcta. Es fácil de hacer con una Sangha a nuestro alrededor. Así que el camino descrito por Buda como la vía, se compone de ocho elementos: visión correcta, pensamiento correcto, palabra correcta, acción correcta, medio de vida correcto, diligencia correcta, plena consciencia correcta, concentración correcta. Y cada elemento del camino nos da felicidad durante la práctica. La buena práctica es la que nos hace bien al instante. No hemos de esperar. Si sabemos cómo hacer una inspiración, podemos relajarnos, podemos entrar en contacto con las maravillas de la vida, podemos alimentarnos al instante. La práctica debe ser agradable. La práctica debe aportar felicidad, frescor, nirvana, la extinción de las llamas al instante. Es la hora de caminar.