Típicamente, el cáncer
comienza como un tumor solitario
en un área específica del cuerpo.
Si no se elimina el tumor,
el cáncer puede extenderse
a órganos cercanos,
así como a lugares
más distantes, como el cerebro.
¿Cómo se extiende
el cáncer a nuevas zonas
y por qué algunos órganos son más
vulnerables a ser infectados que otros?
La diseminación del cáncer
por todo el cuerpo
se conoce como metástasis.
Comienza cuando las células
cancerosas del tumor primario
invaden tejidos cercanos sanos.
A medida que las células se multiplican,
se propagan por una
de las tres rutas metastásicas:
transcelómica,
linfática o hematógena.
En la propagación transcelómica,
las células malignas penetran
las superficies que cubren
las cavidades de nuestro cuerpo.
Estas superficies se conocen
como peritoneo
y sirven como paredes
para segmentar la cavidad corporal.
Por ejemplo, las células
malignas del cáncer de ovario
se propagan a través del peritoneo
que conecta el ovario con el hígado,
lo que resulta en metástasis
sobre la superficie del hígado.
En la metástasis hematógena,
las células cancerígenas
invaden los vasos sanguíneos.
Como hay vasos sanguíneos
en casi todo el cuerpo,
las células malignas los usan para llegar
a sitios más alejados del cuerpo.
Finalmente, la metástasis linfática ocurre
cuando el cáncer invade
los nódulos linfáticos
y viaja a otras partes del cuerpo
a través del sistema linfático.
Como este sistema drena
muchas partes del cuerpo
proporciona también
una gran red para el cáncer.
Además,
los vasos linfáticos drenan
en el torrente sanguíneo
permiten a las células malignas
propagarse por vía hematógena.
Una vez que llegan a otro sitio,
las células se multiplican nuevamente
y forman pequeños tumores
conocidos como micrometástasis.
Estos tumores pequeños crecen
hasta convertirse en tumores completos
y completan el proceso metastásico.
Cada tipo diferente de cáncer
tiene un sitio específico
para hacer metástasis.
Por ejemplo, el cáncer de próstata,
por lo general, hace
metástasis a los huesos,
mientras que el cáncer de colón
hace metástasis al hígado.
Se han propuesto varias teorías
para explicar los patrones de migración
de las células malignas.
De particular interés
hay dos teorías opuestas.
Stephen Paget, un cirujano inglés,
propuso la teoría de la metástasis
de la semilla y el suelo.
Esta teoría afirma que las células
cancerígenas mueren fácilmente
en el entorno equivocado
y que por eso solo hacen metástasis
a sitios con características similares.
Sin embargo, James Ewing,
el primer profesor de patología
de la Universidad Cornell,
puso en duda la teoría
del suelo y la semilla
y argumentó que el área de metástasis
estaba determinada por la ubicación
de los canales vasculares y linfáticos
que drenan el tumor primario.
Los pacientes con tumores primarios
drenados por vasos
que llegan al pulmón,
finalmente desarrollarán
metástasis pulmonar.
Hoy día sabemos que en ambas
teorías hay verdades valiosas.
Pero la explicación completa
de las metástasis es mucho más complicada
que lo propuesto en ambas teorías.
Factores como las propiedades
de las células cancerígenas
y la efectividad del sistema
inmunológico en eliminarlas
también juegan un papel definitivo
en el éxito de la metástasis.
Desafortunadamente,
muchas preguntas sobre la metástasis
siguen aún sin respuesta hoy en día.
Entender el mecanismo exacto
representa una clave importante
en encontrar una cura
para los estados avanzados de cáncer.
Al estudiar tanto la genética
como los factores ambientales
que contribuyen al éxito de la metástasis,
podemos señalar lo que
puede detener el proceso.
La guerra contra el cáncer
es una lucha constante
y los científicos están trabajando duro
para desarrollar nuevos
métodos contra la metástasis.
De reciente interés es la inmunoterapia,
un método que busca reforzar
el sistema inmunológico
para destruir a las células migrantes.
Esto puede hacerse de diferentes maneras
como acostumbrar a las células inmunes
a reconocer el tumor
a través de vacunas.
El aumento y la actividad
de las células inmunológicas
también pueden estimularse
mediante inyecciones
de interleucinas artificiales,
químicos normalmente secretados
por las células inmunológicas del cuerpo.
Estos dos tratamientos
son apenas la punta del iceberg.
A través de los esfuerzos
de investigación conjuntos
de los gobiernos, compañías
y la comunidad científica,
quizás se logren detener
de una vez por todas
los procesos metastásicos.